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El conflicto que vive la región y que se inicio hace casi un siglo, continua desarrollándose de forma significativa en su zona más occidental, en aquella enclavada dentro de lo que es hoy la Turquía más oriental.
No obstante, existen otros “Kurdistanes” cuyos territorios forman parte de los actuales Estados de Iraq (norte de Iraq), Irán (oeste de Irán), Armenia y Siria (nordeste). En los dos primeros se han dado graves disputas y tensiones que aún hoy emergen periódicamente mientras que en Siria, los kurdos han disfrutado de una relativa calma aunque sus derechos hayan sido siempre puestos en duda o recluidos a un segundo plano. Hoy en día la actividad militar y de guerrilla continua en el Kurdistan turco en el marco de un clima constante de mutua desconfianza.
El conflicto del Kurdistan turco es el resultado de las ambiciones nacionales de los nuevos Estados nación de la región cuyas fronteras se fueron componiendo poco a poco en virtud de pactos secretos, alianzas de conveniencia tras la caída del Imperio Otomano y la toma de control de la zona por el Imperio Británico. En tales ambiciones jugaron un papel central los intereses geopolíticos imperialistas de las naciones europeas, ansiosas por controlar esta encrucijada vital.
El Kurdistan debería de haber accedido a la independencia en virtud del Tratado de Sevres (10 de agosto de 1920) firmado entre Turquía, Francia y Gran Bretaña.
Tras el fin de la Primera Guerra Mundial y la firma del armisticio, Turquía debería haber cedido grandes partes de Anatolia Oriental, sin embargo a pesar de que el Tratado de Sevres había sido aceptado por el último Sultán otomano y por el gobierno turco, un grupo de nacionalistas liderados por Mustafa Kemal Ataturk, tomaron el poder y se negaron a ratificar el Tratado originando el conflicto que después se extendería a las nuevas naciones de Siria, Irán e Iraq. Los “kemalistas” combatieron victoriosamente contra griegos y armenios consiguiendo mantener toda Anatolia y parte de Tracia Oriental bajo su dominio. Al mismo tiempo consiguieron expulsar también a franceses e italianos de la ocupación resultante a la derrota en la Primera Guerra Mundial.
Estos acontecimientos provocaron un giro brusco en la política territorial pactada en Sevres en favor de una reordenación que ignoró por completo las aspiraciones kurdas, debido principalmente a la preferencia de europeos y estadounidenses por el joven pero militarmente fuerte Estado turco, como factor de “estabilizacion” de la zona, lo que permitiría evitar futuras guerras entre el nuevo Estado y sus vecinos, asegurando con ello un fácil acceso al petróleo de toda la región incluidos los propios yacimiento kurdos, recientemente descubiertos.
Por consiguiente, se celebró la Conferencia de Lausana de 1923, que no hizo sino ratificar “oficialmente” los pactos secretos que ya se habían firmado, condenando las aspiraciones kurdas fijadas en Sevres y abriendo el camino a un nuevo conflicto de “baja intensidad” de la primera nueva era postcolonial.
Los firmantes del nuevo tratado fueron en esta ocasión fueron Turquía, Inglaterra, Francia, Japón, Italia, Yugoslavia y Rumanía. El territorio finalmente se dividía entre la propia Turquía, Siria,e Iraq e Irán.
Iraq, al igual que Siria, aún no había accedido a la independencia prometida a causa de otra traición británico–francesa de altos vuelos rubricada en un nuevo pacto secreto que se conoció como acuerdos Sykes-Picot. Este tratado, fijaba la repartición de las regiones árabes que pertenecieron en su día al ya extinto imperio turco entre británicos y franceses e Iraq era una de las regiones que pasó a depender del mandato que la nueva ONU “encomendó” al Reino Unido para que este se encargara del proceso que culminara en la independencia y creación del nuevo Estado. La zona más septentrional de Iraq, pertenecía al que debería haber sido el nuevo Estado del Kurdistan y contenía las grandes reservas de petróleo que probablemente fueron la causa de las reordenaciones político–territoriales de los tratados de Lausana y Sikkes–Pickot.
No pasó mucho tiempo hasta que se produjeron los primeros levantamientos (rebelión de Shaykh entre 1920-1925 y rebelión de Ararat entre 1927 y 1930) en los territorios kurdos contra el nuevo dominio. En la parte iraní, en los años 20 y en Turquía en 1925 y 1930, los levantamiento serían aplastados. Posteriormente, los pueblos kurdos, ahora divididos en nuevas fronteras, se organizaron en guerrillas que luchaban con altibajos dentro de los nuevos Estados en que quedaron encuadrados. Desde entonces, las diferentes comunidades kurdas han vivido bajo una continua amenaza dentro de una zona militar cerrada que estuvo vedada a los extranjeros entre 1925 y 1965.
La represión alcanzó todas las formas posibles e imaginables en la zona turca. Se prohibió la lengua kurda y esta desapareció de prácticamente cualquier ámbito mientras los libros de historia. Se empezaron a referir a los kurdos como “turcos de montaña”.
En la zona oriental del Kurdistan, el Imperio Británico situó al rey Faisal I en el trono de Iraq en 1921 quedando el país bajo soberanía británica. Dos años después de Lausana, se fijaron las fronteras entre Turquía e Iraq y en 1931, un nuevo líder de un respetado clan kurdo, Mustafá Barzani, inició un breve levantamiento que sería sofocado un año después. Barzani había combatido contra los británicos junto al jeque kurdo Mahmud Barzanyi que se proclamó dirigente de todos los kurdos.
Durante la década de los 30, Barzani reconoció la autoridad de Faisal I pero a principios de los años 40 se sucedieron nuevas rebeliones que exigían la autonomía. Dichas rebeliones cristalizaron en la república de Mahabad.
La república de Mahabad fue oficialmente conocida como República del Kurdistán y se estableció en la zona del Kurdistán Iraní. Adquirió rango de Estado cuando en agosto de 1941, un levantamiento expulso a las autoridades iraníes en favor de la mayoría kurda. No obstante, la república de Mahabad no fue oficialmente declarada hasta diciembre de 1945 y el 22 de enero de 1946, Qazi Muhammad anunció la formación de la República de Mahabad mientras Barzani casi paralelamente fundaba el Partido democrático kurdo. En el gobierno se instalaron numerosos kurdos iraquíes como el propio Barzani que llegaría a convertirse en el Comandante del Ejército de la nueva república.
El nuevo ejército sería equipado y uniformado con suministros soviéticos y la bandera del país sería la tricolor del partido comunista kurdo con la incorporación de un sol de oro en el centro.
Sería una república efímera pues al no contar ni con el apoyo de la URSS ni el de EEUU, las autoridades iranies no tardarían en recuperar de nuevo el territorio. Diversos movimientos militares iraníes sobre el Azerbaiyán iraní, dejaron a la república de Mahabad practicamente aislada y los lideres kurdos fueron perdiendo el apoyo de la población.
Muchas tribus kurdas comenzaron a emigrar mientras que otras permanecieron decidas a resistir.
El 15 de diciembre de 1947, tropas iraníes reconquistan Mahabad e inician una sistemática campaña de prohibición de la prensa kurda, exclusión de la enseñanza de la lengua, quema de libros kurdos, etc. El líder de la república de Mahabad, Qazi Muhammad, sería ahorcado el 31 de marzo de 1947, dándose inicio a una intermitente guerra de guerrillas liderada en gran medida por la la tribu Barzani.
En Iraq en 1958, tras el golpe de estado del coronel Abdelkarim Qassem, el gobierno ofreció a Barzani regresar e integrarse en un proyecto de un Iraq de corte mixto árabe-kurdo, incluyéndose muchos altos cargos kurdos en el gobierno central. Se ofrecía una considerable libertad de prensa, enseñanza de la lengua en colegios y fomento de la literatura kurda. Barzani como aliado de Qassem participaría en diversas campañas para aplastar diversas rebeliones contra Qassem lo que terminaría por llevarle a enfrentarse a conflictos internos que desembocarían en 1961 en el establecimiento de una nueva guerra de guerrillas dirigida por el PdK. Esta situación se mantuvo durante un década.
El control de la mayor parte del Kurdistán iraquí por el PdK generó desavenencias entre los propios kurdos. Muchos se mantuvieron leales al gobierno de Bagdad mientras que otros eran favorables a la independencia. Las diferencias entre ambos se fueron haciendo más patentes. Barzani se apoyaba en las tradicionales estructuras tribales mientras que el joven abogado Yalal Talabani, comenzó a representar a los kurdos urbanos con formación intelectual e ideología próxima a la izquierda.
El por entonces régimen del general Qassen es derrocado en 1963 por una sublevación panárabe liderada por el general Aref que también será derrocado en 1968 por un golpe de inspiración baasista. El general Ahmed Hassan al-Bakr y Saddam Hussein, ambos nacidos en Tikrit, se instalan en el poder y se hacen fuertes.
Mientras en Irán, en 1967, se funda Komalah, partido kurdo de orientación marxista cuyo objetivo era la autodeterminación en contraposición al gobierno del Shah que sería depuesto 12 años después, en 1979.
En 1973, en la zona turca, se forma el PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán de ideología marxista-leninista) que es ilegalizado casi de inmediato para formarse poco después su brazo militar, denominado Fuerzas de Defensa Populares.
El el 15 de agosto de 1984, el PKK declara oficialmente la lucha armada y es en los años 80 y 90 durante los cuales, las actividades terroristas y de guerrilla cobraron mayor fuerza y estas desembocarían en una feroz y brutal respuesta militar por parte de Turquía, apoyada militar y económicamente desde el comienzo de la Guerra Fría por EEUU. Durante aquel periodo, el flujo de armas estadounidenses hacia Turquía aumento drásticamente. Era un flujo de armas que no tenia nada que ver con el pretexto de la Guerra Fría y la amenaza del “Imperio del Mal”. Turquía, se mantendría tristemente en el primer puesto de país que mas armas recibía de EEUU hasta el año 1999, en que fue sustituida por Colombia.
“Lo que ocurrió entre 1984 y 1999 fué que Turquía lanzó una gran guerra terrorista contra los kurdos en el sudeste de Turquía. Y entonces aumentó la ayuda de EE.UU., la ayuda militar. Y no se trataba de pistolas. Eran reactores, tanques, entrenamiento militar, etc. Y la ayuda militar se mantuvo mientras las atrocidades continuaban incluso en los años 90. El año cumbre fue 1997. En 1997, la ayuda militar de EE.UU. a Turquía fue superior a todo el período entre 1950 y 1983, es decir durante la Guerra Fría, lo que es una referencia de la medida en la que la Guerra Fría ha afectado a la política del país. Y los resultados fueron impresionantes. El conflicto provocó de 2 a 3 millones de refugiados, una de las peores limpiezas étnicas de finales de la década de los 90. Decenas de miles de muertos, 3500 ciudades y aldeas destruidas, mucho más que en Kosovo, a pesar de las bombas de la OTAN. En 1999 porque, una vez más, el terror funcionó, como lo hace usualmente cuando es llevado a cabo por sus principales agentes, sobre todo los poderosos. Así que en 1999, el terror turco, llamado, por supuesto, contra-terror, pero como he dicho eso es universal, funcionó”. [3]
En 1970, Sadam Hussein, ya en el poder, buscar firmar un acuerdo definitivo con Barzani que comprendería el reconocimiento de la lengua kurda como cooficial y autonomía sin las ciudades de Mosul y Kirkuk. Finalmente, las negociaciones fracasan y en 1974, Barzani y Talabani retoman el control de todo el Kurdistán iraquí con un ejército de 50.000 efectivos Peshmergas (en kurdo, “los que hacen frente a la muerte”). Saddam contraataca y obliga a los kurdos a retirarse nuevamente. La situación comienza a cambiar drásticamente y es que las circunstancias obligaran entonces a redefinir las alianzas en virtud de los intereses políticos siempre cambiantes.
Bagdad y Teherán firman un acuerdo en 1975 por el cual Irán pone fin al apoyo que brindaba discretamente a la guerrilla de Barzani, cerrando la frontera a las guerrillas. EEUU (que también había ayudado de forma encubierta a Barzani) prefiere entonces apostar por el nuevo régimen de Saddam Hussein a partir de 1975 tras las medidas que este último toma a lo largo del país para “estabilizarlo” (eliminación de toda influencia en el país de la Unión Soviética, tras un periodo de amistad y cooperación con esta).
El 1 de junio de 1975, Talabani funda un nuevo partido político kurdo, la Unión Patriótica del Kurdistan, que consiguió unir a cinco facciones políticas en un sólo partido.
Durante las sucesivas treguas con Bagdad, ambas facciones políticas kurdas, se aliaban con el gobierno central para combatirse mutuamente. Las guerrillas kurdas empezaron debilitarse y su padrino estadounidense les negó ahora el apoyo. Henry Kissinger manifestó en aquellos días en relación a su anterior apoyo a los kurdos, “No hay que confundir acción encubierta con fervor misionero.” [1]
La derrota finalmente se completa. 200.000 civiles kurdos se refugian en Irán, Barzani muere en el exilio de Estados Unidos y Saddam Hussein inicia una nueva política de asimilación de la población kurda. La lengua kurda comienza a encontrar cada vez más problemas y muchos pueblos y aldeas son evacuados. Sus habitantes serán trasladados a Bagdad mientras otras familias árabes se instalan en los terrenos ahora abandonados.
En 1979, muchos grupos kurdos apoyaron la revolución verde contra el sha pero no tardaron mucho en oponerse al al régimen chiíta del ayatolá Jomeini. En agosto de 1979, Jomeini declara la guerra santa a los kurdos independentistas (la mayoría de orientación suní) y la revuelta posterior de estos es aplastada provocando miles de muertos más.
En Iraq, lo peor estaba aún por llegar. La guerra Irán-Iraq y la campaña de Anfal (que significa “botín” de guerra) devastaron la sociedad kurda hasta niveles de genocidio.
La campaña iraquí se llevó a cabo entre 1982 y 1988 en el marco de una guerra total que incluyó grandes despliegues terrestres, bombardeos aéreos, destrucción y deportación de pueblos enteros a campos de concentración, ejecuciones y fusilamientos, torturas etc. Entonces, cuando nada parecía que podría ir peor, aparecieron las armas químicas, desarrolladas y utilizadas con el apoyo encubierto de EEUU, ciertos países europeos así como de India y Singapur.
La prensa occidental se hizo eco el 18 de marzo de 1988 del ataque con armas químicas contra la aldea de Halabja, situada cerca de la frontera iraní. El ataque costó la vida a no menos de 5.000 personas, mujeres, niños y ancianos en su gran mayoría en un sólo día. EEUU, aliado no oficial de Iraq desde 1975, no condenó el ataque y continuó suministrando toda clase de apoyo militar y financiero al régimen iraquí en su guerra contra iraníes y kurdos. En total, Anfal acabó con la vida de más de 182.000 civiles.
La Guerra del Golfo de 1991 fue aprovechada por las diferentes facciones kurdas para iniciar un nuevo levantamiento. Una vez más, los kurdos se vieron obligados a huir hacia Irán y Turquía mientras que el norte de Iraq veía como losprincipales partidos kurdos (el Partido Democrático del Kurdistán de Masud Barzani y la Unión Patriótica del Kurdistán de Jalal Talabani) se enzarzaban en una guerra civil, pues desde 1992 la región kurda septentrional iraquí había quedado fuera del control del gobierno central.
Durante el Newroz (Día Nacional Kurdo) de 1992, Turquía por su parte ejecutó una violenta represión llevada a cabo mediante tanques alemanes que causó la muerte de mas de cien personas. El ministro de Defensa alemán se vio forzado a dimitió, paralizándose la venta de armas a Turquía, ventas que se reanudarían poco tiempo después.
La presión de Turquía sobre el Kurdistan turco continua siendo patente. Sólo en la última década se han dado pequeños gestos como la excarcelación en 2005 de Leila Zana, condenada a 15 años por jurar en kurdo la Constitución tras ser elegida para el cargo de diputada al Parlamento. No obstante, Leila fue condenada nuevamente a 10 años de prisión en diciembre de 2008 por realizar declaraciones en favor de la autonomía del Kurdistan.
Actualmente y según algunas fuentes en la Unión Europea, Turquía ha dado pasos en el reconocimiento de los derechos fundamentales del pueblo kurdo, sin embargo los hechos sobre el terreno continúan entorpeciendo gravemente el camino hacia la paz. Y es que en la región kurda enclavada en Turquía, la única ley que rige es la ley marcial. Esta tomada por alrededor de 200.000 soldados turcos que someten a la región a constantes controles, bloqueos, detenciones de sospechosos de “terrorismo” y operaciones militares esporádicas. Según Esperanza Belmonte de Rueda y Manuel Martorell, “…se vive un auténtico clima de terror agravado por las continuas violaciones de los derechos humanos que llevan a cabo las partes en conflicto: si las autoridades turcas intentan desintegrar la unidad kurda con la creación de los “guardianes de aldeas” -kurdos armados contra la guerrilla-, el PKK tampoco repara en torturar y matar a profesores turcos que enseñan en la zona. Por causa de la política turca de limpieza étnica, cientos de miles de kurdos han huido del Kurdistán turco hacia ciudades del interior o al extranjero”. [2]
Al mismo tiempo, el gobierno turco continua llevando adelante un proceso de asimilación de las comunidades kurdas, mediante la creación de zonas habitadas por árabes o turcos en las fronteras y recurriendo a expulsiones y repoblaciones. Ismail Besikçi, un intelectual kurdo, encarcelado por el gobierno turco, se ha referido a la política de Irak, Turquía e Irán contra los kurdos como: “Divide, vencerás y exterminarás“.
En Irán, a partir de 1997 y bajo el gobierno de Mohamed Jatamí, se inició una tímida apertura que desembocó en una serie de políticas favorables a los kurdos. Se comenzó a integrar a estos en un Irán multiétnico que no ha estado exento de tensiones, como las protestas acaecidas en 1999 con motivo del juicio a Abdullah Öcalan. Estas extendieron desde Turquía a Irán provocando graves enfrentamientos con la policía. Más recientemente, en 2005, tras el asesinato de un joven kurdo, se sucedieron diversas revueltas de varias semanas de duración en todo el Kurdistán iraní.
Actualmente, una de las principales fuentes de tensiones entre potencias y etnias, es la lucha por los grandes recursos energéticos de cuyo control se obtienen grandes influencias económicas y políticas. “El subsuelo del Kurdistán está considerado como una de las mayores reservas petrolíferas de Oriente Próximo. Prácticamente todo el crudo extraído por Turquía y Siria surge de los pozos perforados en territorio habitado por los kurdos. En el primer caso, se encuentran los campos de Batman, Diyarbakir, Adiyaman y Bulgardag, mientras que en Siria se hallan en Rumalan, Suadia y Alian, en la Yazira. En la zona de Irak, bajo el subsuelo kurdo se esconde el 40% de las reservas petrolíferas iraquíes y del Kurdistán, concretamente de las explotaciones de Mosul, Kirkuk y Kanaquín, se extrae la cuarta parte del crudo de Irak. Por porcentajes, la explotación de las reservas petrolíferas en las regiones kurdas de Irán es menor. Se considera que un 10% del crudo iraní procede de los pozos de Nafti Shah y Pahla, al oeste y sur deKermanshah, respectivamente. Sin embargo, en esta misma región kurda, ubicada cerca de Tanga Bijar, se ha localizado una de las principales bolsas de gas natural de Irán. La explotación de estas reservas permite alimentar refinerías como las de Batman (Turquía), con una producción de 22.000 barriles diarios; Homs (Siria): 102.000 barriles por día; Kermansha (Irán): 18.000 barriles, y las refinerías iraquíes de Kirkuk (30.000 barriles), Dawrah (80.000), Bayji (10.000) y Mosul (4.000). Recursos acuíferos: tan importantes como los petrolíferos. Los extensos macizos montañosos Taurus y Zagros acumulan unas ingentes y todavía no cuantificadas reservas de agua. Los principales ríos que pueden suministrar agua a Oriente Próximo nacen en estas montañas kurdas: el Ceyhan, el Orontes, Eufrates, con su afluente Jabur; Tigris, con sus afluentes Gran Zab, Pequeño Zab y Diyala, y otros con gran capacidad acuífera como el Murat y Araxes (Turquía) y Sirwan y Seymara (Irán)”. [3]
Las actuales alianzas y acuerdos entre EEUU y los principales partidos kurdos, se forjaron bajo la Administración Bush II siempre con el petróleo y el apoyo militar expreso estadounidense a los kurdos como telón de fondo.
Y es que como decía Kissinger, no hay que confundir las macropolíticas con el fervor misionero.
FUENTES
- [1] Estados Unidos y Oriente Medio. ¿Por qué nos odian?. Stephen R. Shalom
- Conflicto kurdo en Iraq. http://www.mediterraneosur.es/fondo/kurdistan-iraq.html
- Mapas geopolíticos de Oriente Medio. http://www.clas.ufl.edu/users/oren/INR4204Middleeast.html
- [2 ] Kurdistán, historia de un nacionalismo imposible. Esperanza Belmonte de Rueda y Manuel Martorell. 1996
- Viaje al país prohibido. Manuel Martorell
- [3] La nueva guerra contra el terror – Noam Chomsky
- La ‘campaña de Anfal’, el genocidio que costó la vida a 182.000 civiles kurdos. EFE
- Kurdistán, una colonia internacional. Iepala, Madrid, 1992. Besick Ç, Ismail
- Los kurdos. Historia de una resistencia. Madrid, Espasa Calpe, 1991. Manuel Martorel
- Nezan, Kendal. La injusticia con los kurdos. Le Monde Diplomatique, edición española, Marzo 1999.
- Kurdistán: un conflicto pendiente. Papeles de cuestiones internacionales, Nº 67, Junio 1.999, Centro de Investigaciones para la Paz, Madrid. Leila Rojo
- Proceso al pueblo kurdo. Le Monde Diplomatique, edición española, Junio 1999. Michel Verrier
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