Tiene algo de paradójica esta admisión de Palestina en una suerte de asiento supletorio similar al que ocupa el Vaticano. "¿Cuántas divisiones tiene?", se decía a propósito del microestado pontificio, conocido sobre todo por los coleccionistas de sellos y los numismáticos encaprichados de euros exóticos.
Esta admisión, ganada de antemano, en la Asamblea General (al contrario de lo ocurrido en el Consejo de Seguridad, bajo la vigilancia de Estados Unidos) tiene como primer efecto sacar al "presidente" de la Autoridad Palestina del agujero negro en que le había sumido la resistencia en Gaza. Recordemos que Mahmud Abbás usurpa desde hace más de tres años el cargo de presidente, pues su mandato acabó y no se ha organizado ninguna elección presidencial.
La admisión de Palestina no cambiará nada la situación de los palestinos.
Si el bloqueo de Gaza se suaviza en los próximos días, se deberá más a la resistencia de los gazauis y a los cohetes lanzados sobre Tel Aviv y Jerusalén que a las contorsiones diplomáticas de Abu Mazen.