domingo, 17 de junio de 2012

Panamá: La gran estafa del Fondo soberano, mal llamado ‘ahorro’

Movimiento Democrático Popular, en  Buscando Camino

Tal como era de esperarse, el gobierno nacional ha impuesto la creación del mal llamado Fondo de Ahorro, y con ello la derogación del previamente existente Fondo Fiduciario, pese a la opinión contraria de todos los partidos políticos de oposición, la disconformidad de la Cámara de Comercio, y la airada protesta de los gremios, sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil. Este asalto al patrimonio nacional se ha materializado mediante la convocatoria a sesiones extraordinarias de la Asamblea Nacional, apoyándose para ello en la mayoría espuria obtenida mediante el chantaje judicial y la compra de conciencias de los diputados de ese desprestigiado órgano del Estado.
Los verdaderos propósitos que se persiguen con el Fondo de Ahorro
El Fondo de Ahorro arranca apropiándose de los 1,300 millones depositados en el ahora desaparecido Fondo Fiduciario, que se alimento y se alimenta de los dineros provenientes de las privatizaciones de las empresas y bienes  estatales. Y sus objetivos proclamados son los de engrosar dicho fondo, a partir de 2015, con todos los dineros provenientes de los excedente del Canal ampliado que superen el 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB), para así poder responder a posibles situaciones provocadas por catástrofes naturales, o también a futuras e inciertas recesiones económicas que afectarían la economía nacional.
Si esos fuesen realmente los propósitos del Fondo de Ahorro, hubiese bastado con reformar la ley del Fondo Fiduciario, en el sentido de incluir los objetivos ahora proclamados, incorporando además sus ingresos con los excedentes del Canal ampliado que superasen el 3.5% del PIB. ¿Por qué el gobierno no ha procedido de esa manera? Por la sencilla razón de que al derogar la ley del Fondo Fiduciario se elimina la obligación de seguir alimentándolo con los dineros provenientes de las futuras privatizaciones, lo que deja abierta la posibilidad de que la inminente venta de las acciones que posee el Estado en Cable&Wireless, las empresas eléctricas privatizadas y los terrenos de la Zona Libre de Colón, ingresen directamente al Tesoro Nacional para su libre y arbitraria disposición por el actual gobierno. Esto significará que el gobierno podrá disponer de más de 1.500 millones, adicionales a los presupuestos, que serán “invertidos” en la danza de millones necesaria para intentar mantenerse en el poder en el 2014, procurando torcer con ello la voluntad popular tal cual ya ensayaron en las fraudulentas elecciones de El Bebedero.

 No conformes con lo anterior, introdujeron en la nueva ley una modificación del límite permitido de déficit fiscal, es decir la limitación al gasto más allá de lo que realmente ingresa el gobierno, lo que les permitirá endeudarse en los cinco años de gobierno en una suma mayor a los cinco mil millones de dólares, superando así el monto de la deuda contraída por los gobiernos de Endara, Pérez Balladares, Mireya Moscoso y Martín Torrijos.
Dicho de otra manera, el Fondo de Ahorro tiene por objetivo el disponer de gigantescas sumas de dinero provenientes de la venta de las acciones que detenta el Estado en las empresas privatizadas, con la pretensión de mantenerse en el poder a toda costa. Y, por otra parte, continuar con el enloquecido endeudamiento adquirido con los denominados “proyectos llave en mano”, muchos de ellos innecesarios o en absoluto prioritarios, dadas las urgentes necesidades sociales de todo tipo existentes e insatisfechas por el actual gobierno. Dicho endeudamiento, que comenzará a pagarse a partir del 2015, se acerca ya a la friolera cifra de 4.000 mil millones de balboas.
Se desprende de lo anterior la posibilidad, para nada descartable, de que afrontar tan gigantesca deuda pueda imposibilitar la estimulante inversión estatal en obras públicas, provocándose entonces la recesión económica que ellos mismos están vislumbrando. ¿Qué hacer si tal situación se materializa? Pues, muy simple, echar mano de los excedentes del Canal ampliado, tal cual está previendo la nueva ley del Fondo de Ahorro. Como se ve, todo muy bien pensando en beneficio de las multinacionales que ven así garantizado sus cobros y los pagos a los beneficiarios de los “sobre costos”, y en perjuicio criminal para los intereses del pueblo panameño.
¿Tenemos que ahorrar?
La otra falacia del Fondo de Ahorro nos la da su propio nombre. Las enormes e históricas carencias sociales que tiene el pueblo panameño no pueden seguir esperando por su atención. Más un millón de panameños no reciben agua potable, o no la reciben de manera continua. La infraestructura del sistema educativo es un desastre y está colapsando, tal como demuestran los continuos cierres de calles por mejores salones, equipos y laboratorios, servicios sanitarios y desbordes de aguas negras, por sólo señalar las cuestiones más urgentes. Los salarios que ganan nuestros maestros son inferiores a los devengados por los operarios conductores del Metro Bus y cualquier capataz de una obra pública o privada supera en ingresos a los de nuestros profesores. La Caja de Seguro Social es incapaz de proveer de las medicinas más necesarias a sus asegurados, y las jubilaciones que se otorgan ven disminuida cada año su capacidad de compra en el mismo porcentaje del incremento del coste de la vida por inflación. El Metro Bus ha resultado un gran negociado para sus propietarios colombianos y sus “socios” panameños, pero un verdadero desastre para la masa popular. La producción agropecuaria, abandonada a su propia suerte por el gobierno, se hace insostenible. ¿Y aún así se nos dice que los excedentes del Canal ampliado superiores al 3.5% del PIB deben ser ahorrados, y no invertidos en satisfacer tan urgentes y enormes carencias sociales? Si de verdad quieren ahorrar, que detengan de inmediato el enloquecido endeudamiento al que están llevando al país.
Como se ve, se trata de una burla inaceptable. Más que una burla es un crimen social por el que deberán responder todos y cada uno de los responsables de este gobierno, que tienen una deuda solidaria con el conjunto de la ciudadanía. Y con ellos todos los gobiernos anteriores, responsables de la enorme frustración que llevó a Martinelli a la presidencia de la república, gracias a la falsa promesa de “un cambio verdadero”.
La necesaria Asamblea Constituyente
La gran estafa del Fondo de Ahorro es una prueba más de que el país no puede seguir siendo gobernado mediante cambios cosméticos, declaraciones de buena voluntad, promesas demagógicas, o reformas parciales de la Constitución. Se requiere de un vuelco total, de un cambio de régimen político que democratice el país, ampliando, extendiendo y profundizando las libertades políticas, sociales y económicas, acabando con la impunidad, la corrupción y la inequidad social. Para ello requerimos de una Constituyente Democrática que presupone un Código Electoral verdaderamente democrático que abra las puertas a la participación política de las grandes mayorías ciudadanas. Y ello sólo lo conseguiremos luchando para derrotar a los viejos y nuevos Mesías, fortaleciendo a las fuerzas emancipatorias. Todos juntos podemos.

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