Hoy, al sur de nuestra culebra marítima, distintas comunidades se levantan exigiendo dignidad, tienen la fuerza de la lluvia que riega y suaviza el archipiélago, y el canto del viento surweste que levanta marejadas y susurra el canto de La Pincoya. Esta dignidad, en su más amplio sentido, brota en cada barricada, en cada canto y olla común que se puede ver como una gran minga por un Chiloé que “está privao”.
Pero, suponer que las causas de este levantamiento de dignidad chilota es solo producto de la extensa marea roja que se ha desarrollado o por el vertimiento de miles de toneladas de salmones muertos en el Océano Pacífico, es también negar la historia reciente de un Chiloé que ha sido saqueado sistemáticamente, al igual como todo el resto del país, transformándose en un laboratorio más del modelo de desarrollo productivo, en donde las ganancias y utilidades van para las empresas y el “chorreo” es lo que esperan los miles de trabajadores de sus industrias.... Aldo Torres Baeza y Rodrigo Díaz Plá
ARTÍCULOS EN ESTE DOSSIER:
- Chiloé en pie de lucha
- Chiloé no quiere explotación minera en el territorio
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Chiloé en pie de lucha
Chiloé sufre uno de los desastres ambientales y sociales más graves de su historia. Varazones de millones de moluscos y crustáceos, aves y mamíferos marinos se han producido durante más de un mes en sus costas. Se trata de un fenómeno que va mucho más allá de la cíclica “marea roja”.
Danilo Gómez Velásquez, vocero de la comunidad de Quemchi. Rubén Andino Maldonado, en Punto Final, nº 852, 27 de mayo-2016.
Desde siempre la mar ha sido la principal fuente de sustento de los habitantes del archipiélago. Ellos han organizado la vida y cultura chilotas a través de una relación amigable con el océano y su fauna. Hoy esta relación se ve amenazada por la codicia de las empresas salmoneras y la lenidad de las autoridades.
En el curso de la lucha que se prolongó por casi veinte días, y que paralizó Chiloé (ver PF 851), surgieron nuevos liderazgos y formas de organización en las tomas de caminos, ollas comunes, marchas y protestas.
Danilo Gómez Velásquez (27), por ejemplo, fue designado como vocero de la mesa comunal de Quemchi, la tierra natal de una gloria de Chiloé y del país: el escritor Francisco Coloane. Gómez, socialista, tiene condiciones de liderazgo. Como estudiante secundario protagonizó en 2006 la toma del liceo de Quemchi en el marco de la “revolución pingüina”. Hoy reclama por la indolencia del gobierno ante la crítica situación que afecta a Chiloé. Como militante del PS, participó en la campaña que llevó a Michelle Bachelet a un segundo mandato presidencial. Pero está desilusionado: “Veo un gobierno desorganizado y le digo a la presidenta que Santiago no es Chile. Ella debe entender que en Chiloé tenemos un gran problema: estamos viviendo las consecuencias de una ilegítima Ley de Pesca que se hizo usando del cohecho, las coimas y presiones a parlamentarios para favorecer a las grandes empresas pesqueras en perjuicio de los pescadores artesanales”.
Frente al pueblo de Quemchi hay varias islas pequeñas, en cuyos canales se emplazan las jaulas e instalaciones de las empresas salmoneras; muchas lucen como lugares fantasmas a consecuencia de los efectos mortales para los peces de las prácticas de producción depredadoras y la agresión al medioambiente.
QUEMCHI: COMUNA MOVILIZADA
Durante el reciente conflicto, en la comuna de Quemchi participaron diariamente alrededor de 250 personas. Sin embargo, casi toda la población se movilizó en marchas y cortes de caminos. En lanchas y botes llegaron refuerzos: manifestantes de las islas del archipiélago de las Butachauques. Los manifestantes se fueron rotando en los piquetes, sumándose a los habitantes de la Isla Grande. “En las tomas (cortes de caminos) no nos faltó comida; la gente del campo nos vino a dejar alimentos, mostrando así su respaldo a las demandas de los pescadores”, dice Gómez.
Quemchi se unió, agrega. “Nunca antes había existido una mesa que agrupara a todos los pescadores de la comuna, incluyendo a los que trabajan en la extracción de pescados y mariscos en las islas más distantes. Todos tuvieron a sus dirigentes en la mesa, pudieron expresar sus opiniones y las decisiones las tomamos en conjunto. Esta experiencia ha sido para nosotros un gran aprendizaje de las ventajas que tiene trabajar unidos”, señala con evidente satisfacción.
Quemchi es una de las comunas de Chiloé más afectadas por la crisis desatada a partir de la marea roja y de la inédita mortandad de peces, mariscos, mamíferos marinos y aves que impidió a cerca de 1.200 pescadores y buzos mariscadores de orilla de esa comuna llevar el sustento a sus familias.
SALMONERAS RESPONSABLES
La gota que rebalsó la paciencia de los habitantes de Chiloé fue el vertimiento de miles de toneladas de salmones envenenados y podridos en el Oceáno Pacífico a menos de cien millas de la costa. Este hecho coincidió con un brote de marea roja; fenómeno consistente en la proliferación de microalgas en el ecosistema marino. Esta proliferación procrea una alta concentración de microorganismos planctónicos, algunos de los cuales producen toxinas nocivas para el ser humano a través del consumo de moluscos microfiltradores, como los choros, navajuelas o almejas.
En Chile existe abundante investigación científica para el desarrollo de la industria salmonera, como la que realiza la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conycit). Pero los estudios relacionados con los ecosistemas marinos y los efectos de la salmonicultura son muy escasos. Con la información científica existente no es posible determinar la relación de causalidad entre el vertimiento de salmones envenenados en el mar, el brote de marea roja y la muerte de otros seres vivos que constituyen recursos extractivos de la pesca artesanal.
La industria salmonera era hasta hace poco la tercera fuente de exportaciones del país, pero su competitividad es hoy dudosa. Su principal debilidad radica en que los salmones tienen como hábitat natural el hemisferio norte y su implantación en Chile produce un grave daño ambiental en el ecosistema marítimo. Cada salmón que escapa de una jaula se convierte en un depredador voraz, letal para las especies de peces nativos.
Los pobladores de Chiloé exigen que el gobierno asuma esta catástrofe ambiental, que venía desarrollándose desde hace varias décadas con la complicidad de las autoridades del sector pesquero. Lo sucedido a partir del vertimiento de los salmones descompuestos a las aguas del Pacífico y el episodio de la marea roja constituyen la culminación de un proceso de deterioro de la calidad de vida de los chilotes a partir de la imposición de las políticas neoliberales en el archipiélago. Danilo Gómez afirma que más allá de los bonos otorgados por el gobierno, la comunidad chilota quiere que se esclarezcan las responsabilidades en el vertimiento de los desechos que las salmoneras lanzaron al mar con visto bueno de las autoridades civiles y de la Armada.
La comunidad movilizada exige que las empresas salmoneras que han sobreexplotado los recursos marinos del archipiélago de Chiloé indemnicen a sus habitantes por el daño ambiental irreversible que han producido. Esto debe considerar una reconversión laboral público-privada masiva para las personas que han perdido sus fuentes de trabajo. Exigen además la instalación de mesas técnicas y la realización de consultas vinculantes con las comunidades afectadas por la crisis pesquera. Plantean la derogación de la Ley de Pesca y su reemplazo por otra, que garantice el medioambiente sustentable que proteja los recursos que ofrece el mar.
RECONVERSION LABORAL
Agrega Danilo Gómez: “Nuestro gran problema es la falta de oportunidades laborales. El 60% de la fuerza de trabajo de Quemchi está cesante. Hace 20 años nuestra gente podía vivir cómodamente de la extracción y elaboración de productos del mar en la bahía de Quemchi. Pero ahora sólo salen mariscos podridos y conchas vacías. Nosotros somos en parte responsables de esta situación; porque no hemos sido capaces de denunciar con fuerza los catastróficos efectos de las salmoneras en nuestro mar. Si alguien levantaba la voz para denunciar esta situación, los vecinos nos decían: ‘Recuerda que tu hermano u otro de tu familia está trabajando en las salmoneras’”.
Gómez dice que los habitantes de Quemchi no son escuchados por las autoridades. Acusa al gobierno de estar ausente de los problemas que afectan al archipiélago. Señala que el gobernador de Chiloé “pesa menos que un paquete de maní”. Observa que en las negociaciones que aplacaron momentáneamente el conflicto, el intendente regional y los asesores del ministro de Economía centraron sus ofrecimiento en los bonos. “Pero la comunidad necesita mucho más que eso. Queremos que los problemas de contaminación medioambiental se resuelvan. La solución no es fácil porque si las salmoneras se van, ¿de qué vivimos? No hay otras fuentes laborales”.
Afirma Danilo Gómez: “Todos podríamos trabajar con buenos salarios si la industria salmonera se volviera sustentable y su comportamiento bien fiscalizado por el Servicio Nacional de Pesca. No podemos permitir que las empresas sigan llenando de productos químicos, antibióticos, heces y otros desechos el fondo del mar. Las empresas son muy poderosas y se sienten con derecho a contaminar el mar y dejarnos sin recursos (…) En toda la historia de Chiloé nunca se había registrado la alta toxicidad que hoy existe en nuestro mar. Nuestra sospecha es que el salmón descompuesto, los químicos asociados a la producción salmonera y la mayor temperatura del agua que trae la Corriente del Niño, hicieron que las algas aumentaran la producción de toxinas”.
PEOR QUE UN TERREMOTO
Gómez pide a los chilenos que sigan apoyando la causa de Chiloé “porque estamos sufriendo un fenómeno que es peor que un terremoto. Dos semanas después de un movimiento telúrico se puede seguir trabajando, la vida se reanuda, pero nosotros no sabemos cuánto durará esta catástrofe, se puede extender por varios años. Nada nos asegura que podamos volver a trabajar en el mar. Chiloé es una de las provincias más abandonadas del país. Si este suceso hubiera ocurrido en Santiago, las soluciones habrían surgido hace tiempo. Eso nos da mucha pena y aumenta nuestra rabia”.
Agrega que el puente sobre el canal de Chacao, para unir Chiloé al continente, no es una necesidad vital para los habitantes de la Isla Grande y que los recursos a emplear en este proyecto podrían usarse para financiar un plan de desarrollo sustentable para toda la provincia. “El puente sólo serviría a grandes empresas que necesitan esa ruta para disminuir sus costos de producción. No queremos un puente que cuesta entre 700 y 900 millones de dólares, una suma que usada de otra manera permitiría resolver la reconversión laboral y dotar de infraestructura para mejorar las condiciones de vida en Chiloé”.
Concluye Gómez: “Necesitamos un hospital base con todas las especialidades médicas para no vernos forzados a viajar a Puerto Montt. También requerimos mejor conectividad al interior de la isla y en todo el archipiélago. Hay una isla al sur de Quellón cuyos habitantes demoran dos o tres días en llegar a Puerto Montt a buscar atención médica. También pedimos una universidad pública, porque las familias chilotas gastan mucho para que sus hijos reciban educación superior. Hay además varios proyectos aprobados para Quemchi que no han sido ejecutados por falta de recursos. Por ejemplo, el tramo Linao-Quemchi en el camino que da acceso a nuestra comuna al canal de Chacao; el estadio municipal o el alcantarillado en el sector urbano de Quemchi”.
En Chiloé ya se han entregado 310 concesiones mineras, 209 de exploración y 101 de explotación, las cuales podrían generar gravísimos impactos a nivel ambiental, social y económico debido a la destrucción territorial.
En el curso de la lucha que se prolongó por casi veinte días, y que paralizó Chiloé (ver PF 851), surgieron nuevos liderazgos y formas de organización en las tomas de caminos, ollas comunes, marchas y protestas.
Danilo Gómez Velásquez (27), por ejemplo, fue designado como vocero de la mesa comunal de Quemchi, la tierra natal de una gloria de Chiloé y del país: el escritor Francisco Coloane. Gómez, socialista, tiene condiciones de liderazgo. Como estudiante secundario protagonizó en 2006 la toma del liceo de Quemchi en el marco de la “revolución pingüina”. Hoy reclama por la indolencia del gobierno ante la crítica situación que afecta a Chiloé. Como militante del PS, participó en la campaña que llevó a Michelle Bachelet a un segundo mandato presidencial. Pero está desilusionado: “Veo un gobierno desorganizado y le digo a la presidenta que Santiago no es Chile. Ella debe entender que en Chiloé tenemos un gran problema: estamos viviendo las consecuencias de una ilegítima Ley de Pesca que se hizo usando del cohecho, las coimas y presiones a parlamentarios para favorecer a las grandes empresas pesqueras en perjuicio de los pescadores artesanales”.
Frente al pueblo de Quemchi hay varias islas pequeñas, en cuyos canales se emplazan las jaulas e instalaciones de las empresas salmoneras; muchas lucen como lugares fantasmas a consecuencia de los efectos mortales para los peces de las prácticas de producción depredadoras y la agresión al medioambiente.
QUEMCHI: COMUNA MOVILIZADA
Durante el reciente conflicto, en la comuna de Quemchi participaron diariamente alrededor de 250 personas. Sin embargo, casi toda la población se movilizó en marchas y cortes de caminos. En lanchas y botes llegaron refuerzos: manifestantes de las islas del archipiélago de las Butachauques. Los manifestantes se fueron rotando en los piquetes, sumándose a los habitantes de la Isla Grande. “En las tomas (cortes de caminos) no nos faltó comida; la gente del campo nos vino a dejar alimentos, mostrando así su respaldo a las demandas de los pescadores”, dice Gómez.
Quemchi se unió, agrega. “Nunca antes había existido una mesa que agrupara a todos los pescadores de la comuna, incluyendo a los que trabajan en la extracción de pescados y mariscos en las islas más distantes. Todos tuvieron a sus dirigentes en la mesa, pudieron expresar sus opiniones y las decisiones las tomamos en conjunto. Esta experiencia ha sido para nosotros un gran aprendizaje de las ventajas que tiene trabajar unidos”, señala con evidente satisfacción.
Quemchi es una de las comunas de Chiloé más afectadas por la crisis desatada a partir de la marea roja y de la inédita mortandad de peces, mariscos, mamíferos marinos y aves que impidió a cerca de 1.200 pescadores y buzos mariscadores de orilla de esa comuna llevar el sustento a sus familias.
SALMONERAS RESPONSABLES
La gota que rebalsó la paciencia de los habitantes de Chiloé fue el vertimiento de miles de toneladas de salmones envenenados y podridos en el Oceáno Pacífico a menos de cien millas de la costa. Este hecho coincidió con un brote de marea roja; fenómeno consistente en la proliferación de microalgas en el ecosistema marino. Esta proliferación procrea una alta concentración de microorganismos planctónicos, algunos de los cuales producen toxinas nocivas para el ser humano a través del consumo de moluscos microfiltradores, como los choros, navajuelas o almejas.
En Chile existe abundante investigación científica para el desarrollo de la industria salmonera, como la que realiza la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conycit). Pero los estudios relacionados con los ecosistemas marinos y los efectos de la salmonicultura son muy escasos. Con la información científica existente no es posible determinar la relación de causalidad entre el vertimiento de salmones envenenados en el mar, el brote de marea roja y la muerte de otros seres vivos que constituyen recursos extractivos de la pesca artesanal.
La industria salmonera era hasta hace poco la tercera fuente de exportaciones del país, pero su competitividad es hoy dudosa. Su principal debilidad radica en que los salmones tienen como hábitat natural el hemisferio norte y su implantación en Chile produce un grave daño ambiental en el ecosistema marítimo. Cada salmón que escapa de una jaula se convierte en un depredador voraz, letal para las especies de peces nativos.
Los pobladores de Chiloé exigen que el gobierno asuma esta catástrofe ambiental, que venía desarrollándose desde hace varias décadas con la complicidad de las autoridades del sector pesquero. Lo sucedido a partir del vertimiento de los salmones descompuestos a las aguas del Pacífico y el episodio de la marea roja constituyen la culminación de un proceso de deterioro de la calidad de vida de los chilotes a partir de la imposición de las políticas neoliberales en el archipiélago. Danilo Gómez afirma que más allá de los bonos otorgados por el gobierno, la comunidad chilota quiere que se esclarezcan las responsabilidades en el vertimiento de los desechos que las salmoneras lanzaron al mar con visto bueno de las autoridades civiles y de la Armada.
La comunidad movilizada exige que las empresas salmoneras que han sobreexplotado los recursos marinos del archipiélago de Chiloé indemnicen a sus habitantes por el daño ambiental irreversible que han producido. Esto debe considerar una reconversión laboral público-privada masiva para las personas que han perdido sus fuentes de trabajo. Exigen además la instalación de mesas técnicas y la realización de consultas vinculantes con las comunidades afectadas por la crisis pesquera. Plantean la derogación de la Ley de Pesca y su reemplazo por otra, que garantice el medioambiente sustentable que proteja los recursos que ofrece el mar.
RECONVERSION LABORAL
Agrega Danilo Gómez: “Nuestro gran problema es la falta de oportunidades laborales. El 60% de la fuerza de trabajo de Quemchi está cesante. Hace 20 años nuestra gente podía vivir cómodamente de la extracción y elaboración de productos del mar en la bahía de Quemchi. Pero ahora sólo salen mariscos podridos y conchas vacías. Nosotros somos en parte responsables de esta situación; porque no hemos sido capaces de denunciar con fuerza los catastróficos efectos de las salmoneras en nuestro mar. Si alguien levantaba la voz para denunciar esta situación, los vecinos nos decían: ‘Recuerda que tu hermano u otro de tu familia está trabajando en las salmoneras’”.
Gómez dice que los habitantes de Quemchi no son escuchados por las autoridades. Acusa al gobierno de estar ausente de los problemas que afectan al archipiélago. Señala que el gobernador de Chiloé “pesa menos que un paquete de maní”. Observa que en las negociaciones que aplacaron momentáneamente el conflicto, el intendente regional y los asesores del ministro de Economía centraron sus ofrecimiento en los bonos. “Pero la comunidad necesita mucho más que eso. Queremos que los problemas de contaminación medioambiental se resuelvan. La solución no es fácil porque si las salmoneras se van, ¿de qué vivimos? No hay otras fuentes laborales”.
Afirma Danilo Gómez: “Todos podríamos trabajar con buenos salarios si la industria salmonera se volviera sustentable y su comportamiento bien fiscalizado por el Servicio Nacional de Pesca. No podemos permitir que las empresas sigan llenando de productos químicos, antibióticos, heces y otros desechos el fondo del mar. Las empresas son muy poderosas y se sienten con derecho a contaminar el mar y dejarnos sin recursos (…) En toda la historia de Chiloé nunca se había registrado la alta toxicidad que hoy existe en nuestro mar. Nuestra sospecha es que el salmón descompuesto, los químicos asociados a la producción salmonera y la mayor temperatura del agua que trae la Corriente del Niño, hicieron que las algas aumentaran la producción de toxinas”.
PEOR QUE UN TERREMOTO
Gómez pide a los chilenos que sigan apoyando la causa de Chiloé “porque estamos sufriendo un fenómeno que es peor que un terremoto. Dos semanas después de un movimiento telúrico se puede seguir trabajando, la vida se reanuda, pero nosotros no sabemos cuánto durará esta catástrofe, se puede extender por varios años. Nada nos asegura que podamos volver a trabajar en el mar. Chiloé es una de las provincias más abandonadas del país. Si este suceso hubiera ocurrido en Santiago, las soluciones habrían surgido hace tiempo. Eso nos da mucha pena y aumenta nuestra rabia”.
Agrega que el puente sobre el canal de Chacao, para unir Chiloé al continente, no es una necesidad vital para los habitantes de la Isla Grande y que los recursos a emplear en este proyecto podrían usarse para financiar un plan de desarrollo sustentable para toda la provincia. “El puente sólo serviría a grandes empresas que necesitan esa ruta para disminuir sus costos de producción. No queremos un puente que cuesta entre 700 y 900 millones de dólares, una suma que usada de otra manera permitiría resolver la reconversión laboral y dotar de infraestructura para mejorar las condiciones de vida en Chiloé”.
Concluye Gómez: “Necesitamos un hospital base con todas las especialidades médicas para no vernos forzados a viajar a Puerto Montt. También requerimos mejor conectividad al interior de la isla y en todo el archipiélago. Hay una isla al sur de Quellón cuyos habitantes demoran dos o tres días en llegar a Puerto Montt a buscar atención médica. También pedimos una universidad pública, porque las familias chilotas gastan mucho para que sus hijos reciban educación superior. Hay además varios proyectos aprobados para Quemchi que no han sido ejecutados por falta de recursos. Por ejemplo, el tramo Linao-Quemchi en el camino que da acceso a nuestra comuna al canal de Chacao; el estadio municipal o el alcantarillado en el sector urbano de Quemchi”.
Chiloé no quiere explotación minera en el territorio
En Chiloé ya se han entregado 310 concesiones mineras, 209 de exploración y 101 de explotación, las cuales podrían generar gravísimos impactos a nivel ambiental, social y económico debido a la destrucción territorial.
Mapuexpress, 20 de junio-20165
Es, por tanto, un escenario amenazante que avanza sobre un archipiélago ya sobreexplotado, como ha ocurrido a causa de la pérdida masiva de bosque nativo y la introducción de especies exóticas como pinos y eucaliptus; la devastación causada por la industria salmonera; o la explotación del Pompon, indispensable para los ecosistemas
Ante estas realidades se han realizado importantes encuentros. Uno de ellos es el realizado los días, 2, 3 y 4 de Junio en Castro, con una altísima participación que logró generar las condiciones necesarias para darle continuidad a un trabajo colectivo entre organizaciones y comunidades locales, profundizando procesos de articulación territorial para enfrentar de manera consolidada el modelo extractivista -en general- y la amenaza minera industrial en particular como ocurre con la minería, reafirmando así el derecho soberano a delinear su presente y futuro insular, con experiencias y herramientas teóricas, prácticas y jurídicas
Por su parte, en Cucao, el 19 de junio, se realizó un conversatorio y que involucró una activa participación de comunidades Williche, donde continúa fortaleciéndose el proceso de articulación y defensa territorial, actividades que han sido facilitadas por el Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESH).
Ante estas realidades se han realizado importantes encuentros. Uno de ellos es el realizado los días, 2, 3 y 4 de Junio en Castro, con una altísima participación que logró generar las condiciones necesarias para darle continuidad a un trabajo colectivo entre organizaciones y comunidades locales, profundizando procesos de articulación territorial para enfrentar de manera consolidada el modelo extractivista -en general- y la amenaza minera industrial en particular como ocurre con la minería, reafirmando así el derecho soberano a delinear su presente y futuro insular, con experiencias y herramientas teóricas, prácticas y jurídicas
Por su parte, en Cucao, el 19 de junio, se realizó un conversatorio y que involucró una activa participación de comunidades Williche, donde continúa fortaleciéndose el proceso de articulación y defensa territorial, actividades que han sido facilitadas por el Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESH).
A CONTINUACIÓN, VIDEOS SOBRE LA AMENAZA MINERA EN CHILOÉ E INFORMACIÓN RELACIONADA
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