En pocos días se realizan las elecciones presidenciales en Venezuela. El presidente Chávez va por una tercera reelección y enfrenta a Capriles Radonski el candidato único de la oposición articulada en la MUD, Mesa de Unidad Democrática, que participó en persona del golpe de abril de 2002. Todas las encuestas dan ganador a Chávez, sin embargo en los últimos días empiezan a señalar que las distancias se acortan significativamente. Luego de un inicio triunfalista, los dirigentes del PSUV llaman a la población a ampliar la diferencia de una, según dicen, segura victoria de Chávez.
El reimpulso de las Misiones Sociales
La campaña de Chávez está asentada en tres medidas fundamentales tomadas el último año y medio. El lanzamiento de dos grandes Misiones Sociales y la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, promesa pendiente desde la asunción del gobierno bolivariano hace 14 años.
La Gran Misión Vivienda, lanzada hace año y medio lleva ya construidas y entregadas más de doscientas mil viviendas dignas en todo el país de un plan anunciado de dos millones para el próximo período de gobierno. Y la Misión Amor Mayor que ha jubilado a casi un millón de personas que no tenían ninguna seguridad social. En tercer lugar en abril último se sancionó la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo que ha incorporado algunas medidas de avanzada en el terreno laboral como por ejemplo la inamovilidad laboral por ley orgánica, seis meses de período post natal para la madre y dos para el padre y el fin de la tercerización laboral, reduciendo el período de prueba para los nuevos trabajadores de tres meses a un mes, entre otras medidas vistas como progresivas por la mayoría de los trabajadores.
En este marco la campaña de la oposición se basa en un discurso que sostiene mantener las conquistas sociales del chavismo y apunta fundamentalmente al talón de Aquiles del gobierno: el maltrato, la ineficiencia y el abandono que sufre la población.
La burocracia estatal el cáncer del proceso revolucionario
La burocracia estatal el cáncer del proceso revolucionario
En estos catorce años de gobierno chavista se han visto importantes avances en el nivel de vida del pueblo montados en precios excepcionales del barril de petróleo. Sin embargos estos avances resultan insuficientes. Al no romper con la lógica del capital, los principales beneficiarios de la renta petrolera han sido la burguesía local y sectores de las multinacionales. Esta burguesía, sumada a un nuevo sector empresarial contratista del Estado conocido en el país como boliburguesía, ha trabajado en conjunto con la burocracia del gobierno. Ministros, funcionarios, dirigentes del PSUV, funcionan como la cara estatal de la lógica del capital con un modelo de economía mixta, disfrutando de enormes y obscenos privilegios. Mientras tanto quedan pendientes deudas importantes con los trabajadores por ejemplo: siete años tiene demorada la discusión del contrato colectivo de los trabajadores públicos, igual periodo el de los trabajadores de la Salud.
A los privilegios se suma el maltrato hacia el pueblo bolivariano. Persecución de dirigentes sindicales y sindicatos. Impunidad para casos de sicariato. Discriminación hacia los beneficiarios de las Misiones. Promesas incumplidas en relación a mejoras laborales. Y entre muchas otras una ineficiencia que oculta procedimientos corruptos en el manejo de las empresas públicas y que las coloca en crisis o al borde de la parálisis.
Esta es la base del cansancio, la desilusión y la crítica dura en un sector de la población que es uno de los motores del proceso revolucionario y base social del chavismo. El amor por Chávez que expresa el pueblo bolivariano está hoy empañado por los manejos de la burocracia protegida por el propio presidente.
Un fenómeno nuevo está tomando cuerpo
El proceso social más dinámico en el país es la ruptura que entre sectores de la vanguardia de la clase obrera y el movimiento popular se está desarrollando con la burocracia. Sin dejar de defender a Chávez, es un hecho que han crecido las críticas al PSUV y que este ha dejado de ser el partido de los luchadores del proceso.
Asociado íntimamente a la burocracia estatal, sus principales dirigentes son al mismo tiempo, gobernadores, alcaldes o diputados, el partido ha perdido el impulso original y se ha vaciado de militancia de base.
Simultáneamente a este proceso se está dando entre los luchadores chavistas, el inició de un fenómeno de renovación sindical y de dirigentes medios del movimiento popular y comunitario. Crece la critica a los métodos antidemocráticos de la dirigencia sindical tradicional del chavismo y toman fuerza las prácticas democráticas en la base obrera y popular y se enfrenta directamente a la burocracia. La conquista de la mayoría del sindicato de Sidor por Alianza Sindical, lo mismo que la conquista del sindicato de Chrysler, por la plancha encabezada por Marea Socialista, hechos ocurridos en los últimos meses, muestran una disposición de cambio que va tomando fuerza. Estos dirigentes son capaces de emplazar al propio Chávez como se vio en el acto electoral en la tierra de Sidor donde José Meléndez, dirigente de Alianza Sindical y de Marea Socialista reclamó al presidente por cadena nacional de radio y televisión por el cumplimiento de antiguos compromisos (ver recuadro).
La campaña de Marea Socialista
Marea Socialista como corriente crítica del PSUV está realizando, desde hace meses, una importante campaña electoral de contenido diferente de la oficial que orientan el gobierno, el partido y el Gran Polo Patriótico. Apoyada centralmente en la crítica a la burocracia del Estado. Movilizando trabajadores, jóvenes y miembros de las comunidades, ha instalado en las calles la consigna: 7-O Chávez Presidente, 8-O A limpiar de Burócratas la Revolución.
Distribuyendo centenares de miles de volantes y pegando decenas de miles de afiches, la campaña ha encontrado eco entre sectores críticos al PSUV y al propio gobierno. Eso se puede medir en el importante crecimiento en militancia de la corriente.
Trabajadores de distintos sectores, comunidades, integrantes de las Misiones Sociales, y jóvenes estudiantes, se han sumado acompañando la denuncia de la burocracia del partido y el estado. Son muchos los problemas que el pueblo bolivariano enfrenta y aunque no quiere volver al pasado que representa Capriles Radonski, y por eso votarán nuevamente por Chávez, rechaza abiertamente la desidia, el maltrato y los privilegios obscenos de la burocracia del partido y el estado. Pasadas las elecciones y con un triunfo de Chávez, se abrirá de par en par la pelea contra la burocracia que se convertirá en un exigencia del pueblo bolivariano a su presidente. La necesidad de la construcción de una alternativa democrática y consecuentemente revolucionaria recorre las calles del país.
En un acto de Campaña, realizado el mes de agosto y que fue transmitido por cadena nacional, en el que se anunciaba la completa eliminación de la tercerización laboral en las industrias básicas, los trabajadores sidoristas emplazaron al presidente Chávez a hacer cumplir la discusión del Contrato Colectivo y otros acuerdos que las gerencias de la empresa postergaban desde hace dos años. Lo mismo que el traspaso de la fábrica de Tubos TAVSA de PDVSA a SIDOR entre otros reclamos.
José Meléndez, dirigente de Alianza Sindical y de la Coordinación Nacional de Marea Socialista con todo el respeto y el cariño que tiene por el presidente, con el que tiene trato directo desde la nacionalización de la acería, lo conminó a hacer que se cumplieran aquellos compromisos. La oposición intenta poner este acto como ejemplo de un proceso de ruptura de los trabajadores con Chávez. En realidad se trata de la maduración de un sector de la dirigencia sindical políticamente chavista pero pegada a las bases obreras, que al calor de luchas importantes contra la burocracia estatal y el propio gobierno, está adquiriendo el método de la democracia y la lucha consecuente para defender los derechos de los trabajadores.
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