Entrevista a Alberto Acosta (candidato presidencial por la Unidad Plurinacional) por el analista político Decio Machado
Decio Machado, en Revista Rupturas. Recogido de su blog
DM: Estamos a unos días de que comience oficialmente la campaña electoral. ¿Qué hace un activista social de reconocido prestigio intelectual como candidato presidencial por la Unidad Plurinacional de las Izquierdas?
AA: Debo reconocer que los procesos electorales no son mi espacio natural aunque tampoco es algo nuevo para mí. Durante años he militado en los movimientos sociales del Ecuador y he intentado aportar desde la investigación, la elaboración teórica y el activismo a los grandes retos existentes en las izquierdas ecuatorianas y latinoamericanas en general. Sin embargo, la unidad de las izquierdas ha sido un anhelo histórico de todas y todos los que militamos en las causas sociales y políticas, y en ese sentido, considero que mi actuación en estos momentos es un acto de coherencia política con mi trayectoria personal, intelectual y social durante las últimas décadas.
DM: ¿Consideras que las izquierdas en el Ecuador tienen el grado de madurez necesaria para llevar a buen fin este proceso de unidad una vez pasado el período electoral?
AA: Las organizaciones políticas progresistas ecuatorianas, al igual que cualquiera de nosotros, han cometido muchos errores. Los que no se equivocan son los que ven la vida pasar sin actuar e incidir sobre la realidad que nos rodea. Ese no es el papel de los activistas sociales ni de las organizaciones políticas de las izquierdas, las cuales por esencia pretenden transformar el mundo en un lugar al menos algo mejor. En todo caso, lo importante es la capacidad de autocrítica y en ese sentido considero que los debates existentes al interior de la Unidad Plurinacional reflejan ese grado de madurez política. Esto es lo que nos ha llevado, desde un inicio, a entender que por sí solas las organizaciones políticas que pretenden un cambio para mejorar nuestro Ecuador, tanto para nosotros como para nuestros hijos y nietos, poco o nada pueden hacer. Dicha reflexión ha permitido que organizaciones y líderes sociales y políticos que antaño tenían posiciones irreconciliables, hoy trabajen juntas, debatan juntas y todos juntos luchemos por un Ecuador más justo y equitativo. Sin duda esto refleja una madurez política que debe mantenerse más allá de este período electoral. El proceso electoral no es más que un accidente en el camino de la unidad de las izquierdas, y no es la unidad el fruto del proceso electoral en ciernes.
DM: ¿Cómo se explica que ante un gobierno que se autodefine como socialista y revolucionario se conforme un bloque progresista de carácter crítico tan amplio?
AA: Voy a empezar por invertirte la pregunta. ¿Cómo se explica que en un gobierno que se autodefine socialista y revolucionario, la banca privada y los grandes grupos económicos hayan ganado el 50% más en utilidades que en los seis años anteriores a la llegada del presidente Correa mientras persiste la pobreza? He dicho en varias ocasiones que el gobierno del presidente Correa tiene semejanza con esos malos conductores que ponen los direccionales a la izquierda mientras giran a la derecha. La revolución ciudadana perdió su rumbo, se hace sin ciudadanos, mientras se persigue a los activistas sociales que defienden los derechos tanto de las poblaciones como de la naturaleza. Nunca los que más tienen estuvieron mejor, y en todo caso, los que menos tienen nunca estuvieron menos mal.
DM: ¿Qué pasó entonces con la Constitución más avanzada, progresista y ecologista del planeta?
AA: El pueblo ecuatoriano aprobó mayoritariamente nuestra Constitución el 28 de septiembre de 2008, sin embargo dicha Constitución hoy se ha convertido en un obstáculo para las políticas públicas que elabora el gobierno nacional. El propio presidente Correa la ha calificada como hipergarantista, se han reformado algunos de sus artículos tras la consulta popular de mayo del año pasado, se violenta de manera sistemática el espíritu que emana del texto constitucional, y se ha manifestado públicamente la voluntad presidencial de seguir reformando sus artículos, como es el caso de los que hacen referencia a la prohibición de cultivo de transgénicos y algunas otras cuestiones. Si la Constitución se cumpliese, ya se habría realizado la reforma agraria, se hubiese democratizado el acceso a los medios de producción y el acceso al agua, y estaría garantizada la soberanía alimentaria y el buen vivir, por poner tan solo algunos ejemplos. En resumen, si la Constitución estuviese plenamente en vigor, las políticas gubernamentales inevitablemente deberían ser otras.
DM: El presidente Correa dice que para superar la pobreza hay que crecer económicamente. En ese sentido, descalifica a las izquierdas definiéndolas como “infantiles” por cuestionar la megaminería y por su defensa del medio ambiente. ¿Qué opinión te merece eso?
AA: Esto mismo lo han sostenido todos los pasados gobiernos, neoliberales o no, al defender el crecimiento económico como una meta en sí misma, postulando una y otra vez que ello generaría empleos estables, elevados ingresos permanentes y una equilibrada distribución de los ingresos. Esto no ha sucedido. Este tipo de crecimiento, por lo demás, prácticamente no crea empleo. No se ha logrado un sostenido “derrame” o un “chorreo” hacia el resto de la sociedad. En el mejor de los casos, cuando ha habido elevadas tasas de crecimiento, la gran mayoría de la población apenas ha sentido una leve y temporal garúa, lo que se desvaneció en poco tiempo en mayores niveles de pobreza.
A través de lógicas neodesarrollistas y la creciente explotación de la Naturaleza se pretende captar mayores divisas y tributos para alimentar políticas clientelares y de cooptación política, a las que ahora se les denomina engañosamente como programas de compensación social. En lugar de iniciar procesos verdaderamente redistributivos -agua, tierra, créditos, activos- mediante una profunda reestructuración de la economía, se nos alimenta con diversas dádivas. Este camino nos lleva a la letanía de que el crecimiento económico se convierta en un fin en sí mismo. No todas las formas de crecimiento económico están asociadas a la justicia social y ambiental.
DM: ¿La Unidad Plurinacional es una nueva forma de entender la izquierda política en el Ecuador?
AA: Digamos que se camina hacia eso. Para empezar hablamos de las izquierdas, lo que significa un reconocimiento de que la izquierda no es una, sino varias, entre las que se encuentran el feminismo, el ecologismo, la lucha de los trabajadores, el movimiento indígena, el movimiento estudiantil, el respeto hacia las otras étnicas y sobre todo el reconocimiento de que no se construye socialismo sin democracia. A más socialismo más democracia. Es por ello que abogamos por la libertad de expresión, por la libertad de orientación sexual, por la libertad de opinión, y por el conjunto de libertades y derechos para la ciudadanía en general. No habrá socialismo sin libertad. En este sentido cito a la revolucionaria alemana asesinada a principios de 1919, Rosa Luxemburgo, cuando decía que “la libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de otro modo”.
DM: No está mal oír eso en un país donde asistimos a procesos tan vergonzosos como el de los 10 de Luluncoto o donde dos centenares de activistas sociales tienen causas por sabotaje y terrorismo…
AA: Luchar contra los abusos del poder es para mí una condición de vida, forma parte de mi compromiso militante y de mi coherencia política. La lucha contra la injusticia no tiene fin y se convierte en una forma vivir para los que sentimos como nuestro el dolor ajeno.
DM: Entre las mayores preocupaciones del pueblo ecuatoriano está el permanente incremento de la inseguridad ciudadana. Este asunto siempre ha sido un problema difícil de resolver para las izquierdas, pues la tendencia populista habla siempre de mayor control social, mayores penas, más cuerpos represivos en las calles… ¿Qué plantea la Unidad Plurinacional?
AA: Este es uno de los ámbitos en los que la política gubernamental ha fracasado de manera contundente. Para nosotros, la seguridad ciudadana está asociada a la justicia social; a que se erradique el hambre, el desempleo y la miseria; a la recuperación del barrio como eje de la gestión de políticas públicas; a que la Policía Nacional recupere su dignidad y se fomenten medidas para que se inserte en la dinámica barrial y el servicio social; a que exista una coordinación real entre Policía y Fuerzas Armadas; a que haya programas y políticas adecuadas para la rehabilitación social e inserción de las personas privadas de libertad; así como un adecuado reconocimiento a la justicia ancestral e indígena, en el marco del respeto a los Derechos Humanos. Necesitamos profesionalizar a los cuerpos de seguridad, desarrollar la policía científica y combatir el crimen organizado desde su raíz. Si no convertimos en prósperas las zonas rurales y garantizamos la soberanía alimentaria y el futuro de los pequeños productos, los jóvenes seguirán migrando a la ciudad y si esta no le ofrece el trabajo que necesitan, seguirá incrementándose la inseguridad en las grandes urges. Nada de esto se logrará sin un gran acuerdo nacional. Se necesita convertir a la seguridad ciudadana en una política de Estado con base en la seguridad humana.
DM: Conociendo como funciona este gobierno y su aparato de propaganda, te pregunto: ¿Vale la pena ponerse en primera línea de fuego siendo consciente de que te harán una campaña sucia de desprestigio y sabiendo que con el oficialismo el debate de ideas brilla por su ausencia?
AA: Que el gobierno no entre a un debate de ideas es un problema del gobierno. Nosotros estamos proponiendo todos los días un debate de ideas con la ciudadanía del Ecuador. Presentamos propuestas, las debatimos con la gente, recogemos sus opiniones y hacemos una campaña electoral limpia, sin descalificaciones ni insultos. La Unidad Plurinacional no hace campaña sucia. Es otra forma de entender y hacer política. Por otro lado, debo indicarte que nadie que intenta incidir sobre la realidad para transformarla está exento de riesgo, debemos asumirlo y seguir para adelante… dicen que David mató de una pedrada a Goliat.
DM: Y después de ver lo de Pedro Delgado y las innumerables denuncias de corrupción que corren por todo el país, qué…
AA: Vamos a luchar sin darnos respiro contra la corrupción, factor causante entre otras cuestiones de la descomposición social existente. Para ello hacen falta acciones de transparencia gubernamental, fortalecimiento de las veedurías ciudadanas, saneamiento de las funciones del Estado y depuración de mafias y grupos de presión actualmente existentes, fiscalización desde todos los ámbitos, construcción de una sociedad ética basada en el poder ciudadano, garantizar el pleno control social y la autonomía de este tipo de instituciones, el respeto a la independencia de poderes del Estado y el fortalecimiento de la institucionalidad democrática.
En el gobierno de la Unidad Plurinacional fiscalizaremos la contratación pública que hagamos y también la realizada por el gobierno anterior. La ciudadanía debe conocer todas las cláusulas contractuales y saber quiénes se benefician de estos.
DM: La Unidad Plurinacional contigo al frente es David en esta pelea. Goliat estaría representado por el oficialismo que usa sin pudor el aparato del Estado y el erario público para beneficio del partido de gobierno, así como Goliat es también lo que se representa en las chequeras interminables de las que disponen candidatos como Guillermo Lasso. ¿De verdad le vas a dar una pedrada a Goliat?
AA: Será el pueblo ecuatoriano quien decidirá el 17 de febrero quien figurativamente recibe una pedrada. En todo caso debo decirte que hay que remontarse muy atrás para ver a la izquierda ecuatoriana con las intenciones de voto que tiene la Unidad Plurinacional. Nuestra pelea es de largo alcance, no se termina en esta disputa electoral, queremos transformar el Ecuador y también el mundo. No nos gusta el mundo en el que vivimos y esta lucha no va a terminar el próximo 17 de febrero.
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