Comunicado de Izquierda Anticapitalista
Palestina arde. Desde que en el pasado mes de abril se gestó un gobierno de unidad nacional entre Fatah y Hamás, la concatenación de sucesos está llevando a día de hoy a una situación que requiere una urgente solidaridad con el pueblo palestino. El anuncio del acuerdo por parte de las organizaciones palestinas encontró un rechazo frontal del gobierno israelí, que puso desde el primer momento todo su potencial propagandistico en repetir el mantra de que la ANP estaba aliándose con terroristas. Israel ponía así todo su empeño en romper ese acuerdo, incrementando la estrategia de la tensión con la construcción de más colonias y el aumento de ataques sobre la franja de Gaza. Se rubricaba por tanto el final de unas «negociaciones de paz» que desde el principio representaban una farsa, reconocidas como tal por la mayoría de la población palestina e israelí y por el propio John Kerry en unas declaraciones que nuevamente el gobierno israelí volvió a censurar.
El pasado 12 de abril la desaparición de tres colonos menores de edad en las cercanías de Hebrón y su posterior hallazgo tres semanas después con evidencias de haber sido asesinados en circunstancias no esclarecidas aún, dieron el pistoletazo de salida a una operación militar en todos los territorios ocupados palestinos y en la franja de Gaza.
Y de nuevo, Occidente se muestra cómplice al presentar de un modo cercano los nombres y las familias de los colonos israelíes e ignorando o relativizando los asesinatos y agresiones contra la población originaria, también menores de edad en muchos casos. Nuevamente, los medios de información occidentales presentan de manera sesgada la secuencia de hechos que ha desembocado en una situación de castigo colectivo a millones de personas, la enésima en 66 años de colonización y ocupación militar, que responde a una lógica de venganza instigada desde el gobierno de Israel. Occidente, equidistante, parcial y cómplice de la impunidad criminal del estado de Israel.
La situación se volvió límite durante la noche del 2 de julio, cuando se descubrió el cadáver carbonizado de Muhammad Husein Abu Khedir, joven de 16 años residente en Shuafat, barrio de Jerusalén Este. El joven fue al parecer secuestrado, torturado y asesinado por colonos extremistas, según la policía israelí, y su cuerpo se halló en un bosque cercano. El pueblo palestino se ha echado a la calle. Las escenas de resistencia en cada ciudad, pueblo, checkpoint, son, por repetidas, la expresión de la dignidad de este pueblo ante una maquinaria de deshumanización permanente.
Israel representa en el siglo XXI la anacronía de un estado colonial, sustentado en un régimen de supremacía étnica, opresión y apartheid ante la tolerancia de la comunidad internacional, a la que señalamos como cómplice directa de esta situación de impunidad en la que Israel se ha instalado con el consentimiento general de todas las instituciones que dicen velar por los derechos humanos fundamentales.
El próximo día 9 de julio se cumplirán diez años del dictamen emitido por el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya (TIJ) en referencia al Muro del Apartheid y al incumplimiento por parte de Israel de la IV Convención de Ginebra (GCIV), tratado que define la protección humanitaria para los civiles en una zona de guerra y que prohíbe, entre varias disposiciones, el castigo colectivo de la población ocupada y obliga a que “una fuerza ocupante no pueda deportar o transferir partes de su propia población civil al territorio ocupado”.
Israel culpa a la organización política islamista Hamas del asesinato de los tres colonos y a la Autoridad Palestina que gobierna en Cisjordania de no proteger a la población colona en los territorios ocupados, ignorando que no sólo la AP no tiene esta obligación sino que es Israel la responsable de la muerte de los tres colonos al utilizarlos como elemento de ocupación y de anexión territorial. Pero el TIJ también apuntó en su sentencia a la comunidad internacional exigiendo que “no reconociera ni prestara ayuda o asistencia a la construcción y mantenimiento del Muro y las colonias”.
Son ya diez años de impunidad e incumplimiento ante un dictamen que ordenaba desmantelar el muro y restituir las tierras que con su construcción se había anexionado el régimen sionista. Desde Izquierda Anticapitalista queremos, ante todo, solidarizarnos con el pueblo palestino y su resistencia ante el régimen de apartheid y ocupación israelí.
Emplazamos a nuestras instituciones locales, estatales y europeas a cumplir la legalidad y, no sólo a condenar este castigo colectivo que padece el pueblo palestino, sino a denunciar los acuerdos de cooperación entre la UE e Israel y a romper cualquier vínculo, ya sea comercial, institucional, académico o de otra índole con el estado de Israel mientras éste no acate el derecho internacional. Apelamos también, a organizaciones políticas, sindicatos, organizaciones sociales y movimientos populares en general a adherirse y sumarse activamente, como muestra de solidaridad con el pueblo palestino, a la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) a Israel que está en marcha desde el año 2005 respondiendo a la llamada de más de 170 organizaciones de la sociedad civil palestina.
Su intifada entre chekpoints esta en la calle, la nuestra a través del Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS).
¡Viva la lucha del pueblo palestino! Palestina hoy somos todas.
3 de julio de 2014
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