Declaración de Pueblo en Marcha. Tomado de Democracia Socialista
La agenda del macrismo, por más que se disfrace con discursos de armonización republicana, tecnocracia neutra y globos de colores, es la de una ofensiva de la clase dominante en toda la línea. Se vienen años de ajuste fiscal, devaluación monetaria que nos bajará el salario a todxs, una alineación más fuerte y repudiable con la embajada norteamericana y con el eje del Pacífico y una concentración en las fuerzas de seguridad que tendrá graves consecuencias para los sectores populares.
Por primera vez en la historia argentina, logra imponerse un partido autónomo de la derecha, con la agenda de los sectores más concentrados del capital. Se trata de un fenómeno novedoso, que se viene dando a nivel continental. La derecha no tiene condiciones, al menos hoy en día, para imponer su agenda mediante un golpe militar o proscribiendo a fuerzas populares. Con recursos e inteligencia, fue construyendo una agenda que destaca racionalidad administrativa, la paz social y la gestión institucional, aunque eso venga acompañado de represión y de ajuste. Esta nueva derecha dio muestras de haber aprendido la lección. Gobierna hace 8 años la Ciudad de Buenos Aires y lo hará por un nuevo período con un alto índice de aprobación. No se debe subestimar al macrismo, que ha negociado con los punteros del más rancio peronismo, ha intentado dividir conflictos y empleado por la vía de la negociación pero también de la represión abierta y de la deslegitimación de la lucha como nuevas formas, muchas veces exitosas, de enfrentar el conflicto social.
La victoria de la derecha tuvo mucho que ver con las acciones del kirchnerismo. La canalización de la protesta social tomando algunas demandas muy sentidas pero sin fomentar la radicalidad expresada en las calles; la apuesta por un proyecto extractivista; la idea de un estado de compromiso y de conciliación de clases, asentada en el relato de la existencia de una burguesía nacional amiga de lxs trabajadores y el pueblo, son parte del escenario que ha configuro que el proyecto de “capitalismo serio” con inclusión haya sido derrotado en las urnas. Los límites de una experiencia “progresista” como proyecto político de algunos gobiernos de la región, como Brasil o Uruguay, ponen de manifiesto la quimera de la profundización del modelo. El capitalismo argentino demanda un ajuste de los salarios para seguir funcionando y relanzar la exportación de granos y la acumulación en conjunto exige que se devalúe la moneda, se achique el gasto público y se castigue a los más pobres.
Los sectores populares organizados y la izquierda habíamos perdido antes de llegar al balotaje con dos candidatos conservadores que, con diferencias, expresaban un giro a la derecha. De ambos escenarios, resultó el que consideramos peor para las condiciones de vida de las y los de abajo. Se vendrán cuatro años de esta nueva derecha regional, que nos tiene que hacer reflexionar y tomar nota de nuestros desafíos de cara al período que se abre.
En el período anterior varias organizaciones pusieron todo su esfuerzo en la estatalidad, en los cambios que se dan “por arriba”, en que las transformaciones o avances se dieran en el marco del Estado y en la profundización de un modelo dentro del capitalismo. Aunque de importancia capital, esto no frenó un giro conservador. Por ello entendemos que, aunque la disputa institucional es un plano importante de la lucha política, las conquistas del pueblo trabajador y el avance en las reivindicaciones populares sólo pueden lograrse y sostenerse con protagonismo popular, la organización autónoma y la lucha de las y los de abajo. No hay proyecto de emancipación popular dentro de los límites del capitalismo. A la construcción de este proyecto emancipador es que llamamos a quienes pusieron genuinamente sus esperanzas de transformación y avance del pueblo durante estos 12 años de gobierno del kirchnerismo y que hoy vieron frustrados sus esfuerzos y expectativas.
De igual manera, quienes reivindicamos la rebelión popular de 2001, lo sucedido también nos deja reflexiones por delante. La resistencia, las luchas contra el neoliberalismo, importantes y combativas construcciones en el plano sindical, territorial, estudiantil no supieron hacer frente al kirchnerismo. Por eso decimos que necesitamos ponernos al hombro todas las luchas que se vienen, pero además construir una fuerza capaz de ofrecer a nuestro pueblo una alternativa política, que dispute en todos los planos, que construya poder popular, que se haga fuerte en la disputa parlamentaria, que proponga salidas colectivas a los problemas cotidianos y acciones concretas que vayan construyendo la ruta de salida al sistema capitalista desde las iniciativas propias que exprese una pluralidad de identidades desde una clara orientación anticapitalista, feminista, latinoamericana y antiimperialista
Necesitamos apostar y consolidar una nueva alternativa política de izquierda, que no repita los errores del pasado, que no se sienta cómoda en los modestos logros alcanzados, pero tampoco se integre a las variantes del sistema para ganar popularidad. Por eso llamamos a construir la unidad y la resistencia popular en todos los planos, ya que sabemos que el gobierno que asume pronto comenzará a atacar a los sectores populares en varios flancos. Pero llamamos, también, a seguir en el camino de crear una alternativa política de lxs de abajo, que muestre que la democracia es algo distinto a elegir el color de nuestros verdugos, que tenga al pueblo como protagonista para decidir y forjar su propio destino, para ir más allá del capitalismo y transformar de raíz la Argentina que vivimos.
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