Esta vil barbarie cometida en el corazón de París responde a la violencia también ciega y aún más asesina de los bombardeos perpetrados en Siria por la aviación francesa, como consecuencia de las decisiones de François Hollande y de su gabinete.
Se supone que esos bombardeos tienen como fin combatir al Estado Islámico y a los terroristas yihadistas, pero de hecho, con la intervención y los bombardeos rusos, protegen el régimen de quien es el principal responsable del martirio al pueblo sirio, el dictador Bachar el Assad.
También allí son las poblaciones civiles sus primeras víctimas, condenadas a vivir bajo el terror o a huir, arriesgando seriamente sus vidas.
La barbarie imperialista y la barbarie islamista se retroalimentan mutuamente. Y todo por el control de las fuentes de petróleo.
En una intervención patética, Hollande se ha venido abajo en directo y ha balbuceado algunas palabras sobre la República. Justamente él, a quien tanto le gusta jugar a la guerra y cuya responsabilidad es inmensa en este nuevo drama, reclama “confianza”. Ha decretado el estado de emergencia en todo el país, estimando que la mejor respuesta era pisotear las libertades fundamentales. Hollande ha sido inmediatamente apoyado por Sarkozy. De este modo, a partir de ahora las autoridades políticas pueden prohibir las reuniones públicas y controlar la prensa.
Una vez más, los principales responsables de esta avalancha de violencia bárbara llaman a la unión nacional. Intentan sacar partido de la dramática situación para sofocar la indignación y la rabia. Para eso tienen a un chivo expiatorio ideal, los musulmanes.
Nosotros rechazamos toda unión nacional con los responsables de las guerras, con la burguesía, con Hollande, Sarkozy y Le Pen. Denunciamos el racismo que destila el Estado en nombre de los supuestos “valores de la república”, al mismo tiempo que so pretexto de la lucha contra el terrorismo, los derechos democráticos están seriamente amenazados. Exigimos el levantamiento del estado de emergencia.
La única respuesta a las guerras y al terrorismo es la unidad de los trabajadores y de los pueblos, más allá de sus orígenes, del color de su piel, de sus religiones, de las fronteras, para luchar juntos contra aquellos que les quieren acallar y someter, para acabar con este sistema capitalista que engendra la barbarie.
Para acabar con el terrorismo, hay que acabar con las guerras imperialistas cuyo único fin es la perpetuación del saqueo de la riqueza de los pueblos dominados por las multinacionales y hay que exigir la retirada de las tropas francesas de todos los países donde están presentes, en particular en Siria, en Irak y en África.
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