Baudoin Loos, en A l'encontre. Traducción para VIENTO SUR: Faustino Eguberri
El punto culminante de ese movimiento de masas contra la hogra (el desprecio, el abuso de poder, la injusticia) y la marginación de la región debía haber tenido lugar el pasado 20 de julio en una manifestación anunciada como histórica. Desgraciadamente para los organizadores, el poder central marroquí reaccionó con una represión general, acentuando la que ya había soportado el movimiento desde su inicio.
Desde entonces, las reivindicaciones se han vuelto más concretas y se refieren a la liberación de los centenares de detenidos, condenados o a la espera de juicio, ligados a este movimiento de protesta.
Este 3 de octubre, en Casablanca, lejos el Rif, una veintena de detenidos comparecían ante sus jueces. Decenas de otros han sido ya condenados a diferentes penas, con un funesto récord para el joven (18 años) Jamal Ouled Abdennabi, condenado a 20 años de prisión en primera instancia. Y las detenciones continúan, diariamente. "Las asociaciones locales cuentan entre tres y diez nuevas detenciones al día", señala la ONG EuroMedDroits al final de un comunicado destinado a dar a conocer "el deterioro de las condiciones de detención de los presos políticos del Hirak".
El número exacto de personas presas es difícil de establecer. Las fuentes van de 200 a 500. Lo que es seguro es que decenas de ellas observan una huelga de hambre desde hace varias semanas para denunciar su detención, que estiman arbitraria, así como las condiciones de su detención. Algunos huelguistas de hambre estarían en un estado crítico, incapaces ya de moverse. Casos de tortura han sido denunciados por Amnistía Internacional y por Human Rights Watch mientras que los abogados denuncian acoso de las autoridades.
Sobre el terreno, como dice Labib Fahmy, periodista belga de origen rifeño, "un toque de queda no declarado ha sido puesto en pie, la región está como en un estado de sitio mantenido por una presencia masiva de militares".
A las autoridades no le gustan los testigos. Cuatro periodistas extranjeros han sido expulsados en 2017, dos españoles, un argelino y un irano-británico. Este último ha sido devuelto a Londres la semana pasada alegando que no había recibido la autorización para ir al Rif. Siete periodistas rifeños están encarcelados, según Labib Fahmy.
En el plano político no se puede hablar de avances. El rey Mohammed VI, del que se dice que está inquieto, ha recibido el lunes un informe de auditoría sobre el proyecto de desarrollo de Alhucemas, el epicenro de la protesta en el Rif, que había sido lanzado en octubre de 2015. Los inspectores han señalado "el retraso" o "la no ejecución" de varios puntos, pero han excluido "todo acto de malversación o de fraude". Este programa, bautizado "Alhucemas faro del Mediterráneo 2015-2019" (Al Hoceïma Manarat Al Moutawassit), había sido dotado de un presupuesto de 600 millones de euros.
Pero esta iniciativa tiene dificultades para convencer. "Francamente, no son serios, nos dice Said el-Amrani, otro periodista belga de origen marroquí y rifeño, hace años que se habla de este programa, pero no hemos visto nada a pesar de los hermosos discursos. Tras la detención de más de 420 activistas pacifistas, la gente ya no cree en sus promesas".
¿El soberano se dispone a dar un gran golpe comunicativo? El rumor y ciertos medios locales dicen en cualquier caso que debería ir sin avisar y aparecer en el aeropuerto de Alhucemas. Constataría sin duda que el movimiento de reivindicación regional no tiene ninguna vinculación con veleidades secesionistas, como dicen los enemigos del hirak para desacreditarlo a escala nacional.
Es por otra parte lo que subraya el viejo militante de los derechos humanos, Mohamed Neshnash, en las columnas de la revista TelQuel este 2 de octubre de 2017, a la vez que expresa su pesar a propósito del trato que el poder ha dado al Hirak:
"¿Por qué se detiene a personas simplemente por llevar la bandera rifeña y tener reivindicaciones económicas y sociales legítimas? De un lado, Marruecos es generoso y dice que perdona a todos los saharauis que han tomado las armas contra el reino. De otro, encarcela a manifestantes que no son siquiera separatistas. No es coherente". Y deja una reflexión amarga en alusión al reino del difunto Hassan II: "Habíamos creído que los años de plomo habían terminado, pero hoy vemos que se repite el mismo fenómeno". (artículo publicado en el diario belga Le Soir, el 4/10/2017).
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