El credo de la mayor parte de los medios en Francia consiste en decir que Francia ha obtenido un éxito en Malí pero se encuentra con dificultades en la República Centroafricana. La realidad es muy diferente y está más cerca de un verdadero fracaso en Malí y una catástrofe en la República Centroafricana.
Paul Martial, en NPA. Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Las felicitaciones de la Casa Blanca a Hollande, durante su visita a Washington, por su enésima aventura militar no pueden ocultar la situación sobre el terreno. En efecto, en el norte de Malí, la seguridad se degrada: últimamente una treintena de tuaregs han perdido la vida en los enfrentamientos, los yihadistas del Mujao acaban de reivindicar el secuestro de cinco trabajadores humanitarios que circulaban a bordo de un todoterreno de la Cruz Roja internacional.
Negociaciones en dificultades
El reciente informe de Ban Ki Moon /1 indica que “ la prestación de los servicios sociales básicos permanece limitada en el norte, donde solo unos pocos funcionarios han vuelto al trabajo” y toma como ejemplo la educación: “ la inseguridad y la falta de enseñantes siguen impidiendo la apertura del 22% de las escuelas de la región de Tombuctú y del 32% de las escuelas de la región de Gao, mientras solo funcionan 3 escuelas en la región de Kidal que acogen a 279 alumnos, contra 57 escuelas para 7.938 alumnos antes de la crisis ”.
A nivel político, las negociaciones entre el gobierno maliense y los grupos armados tuaregs tienen dificultades para reanudarse y los numerosos mediadores: Burkina Faso, Argelia, Marruecos y Suiza, pueden complicar las discusiones, que permanecen a nivel de los dirigentes, sin ningún tipo de participación de las poblaciones. Este método compromete la reconciliación entre las comunidades y permite de nuevo las derivas de corrupción y de tráficos de todo tipo en la región.
Al mismo tiempo, Francia intenta imponer a los malienses un acuerdo de cooperación de defensa que debería ser firmado el 20 de enero, pero que ha sido retrasado debido al sobresalto suscitado en la sociedad civil. En efecto, este acuerdo no es sino la perpetuación de la presencia de un millar de soldados franceses de la operación Serval.
Limpieza étnica
En la República Centroafricana, Francia solo se ha centrado en la Seleka, cuando al mismo tiempo las milicias anti-Balaka, a menudo manipuladas por partidarios del antiguo dictador Bozizé, realizaban ofensivas contra los barrios musulmanes. Así las dos principales fuerzas militares que se suponía iban a asegurar la paz han tenido un papel partidario: los tchadianos apoyando la Seleka, los franceses dejando actuar a los anti-Balaka. El resultado es que los milicianos de Seleka vuelven hacia su base en el norte del país sembrando la muerte a su paso, y los anti-Balaka se ceban en las poblaciones musulmanas del país, hasta tal punto que las organizaciones humanitarias hablan de “limpieza étnica”. En la gestión de la crisis, Tchad y Francia no han evitado de forma alguna el caos en el que se hunde el país tras decenios de mandato de dictadores sostenidos por París que, esperando una intervención de la ONU, se ve obligado a aumentar su contingente en 400 soldados.
Además, se perfila una crisis alimentaria, reforzada por las destrucciones en los circuitos comerciales. De la cuarentena de comerciantes de alimentos al por mayor, musulmanes en su mayoría, no queda apenas más que una decena ,y los precios de los productos de primera necesidad aumentan hasta el punto de que la mayor parte de la población no puede ya adquirirlos.
¿Partición del país?
La huida de los musulmanes hacia el norte del país vuelve a poner sobre la mesa la cuestión de la partición del país que había sido planteada en la época de Djotodia por su consejero personal, Abakar Sabone, que posteriormente se había retractado.
A pesar de todo lo anterior, el Elíseo continúa apoyando a los dictadores africanos, y se niega a regular un mínimo las actuaciones de las multinacionales francesas, como se ha visto en el debate parlamentario sobre la ayuda al desarrollo: la enmienda sobre la responsabilidad social de las empresas ha sido rechazada por el ministro ecologista Pascal Canfin. Más grave aún, el almirante Guillaud, que era hasta el 15 de febrero el Jefe de Estado Mayor de los ejércitos, se ha pronunciado por una nueva intervención militar en el sur de Libia para erradicar el “nuevo centro de gravedad del terrorismo”.
Con el gobierno Hollande, el Medef [la patronal francesa. NdT] se ocupa de la economía, Areva [conglomerado empresarial francés líder mundial en el sector de la energía nuclear. NdT] de la ecología, la iglesia de los temas de sociedad y el ejército de los asuntos exteriores...
Notas
1/ Informe del Secretario General sobre la situación en Malí /Consejo de seguridad de las Naciones Unidas -S/2014/1
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