sábado, 22 de marzo de 2014

La vuelta con gran fanfarria de Marruecos a África

Durante el mes de marzo, Mohammed VI ya ha ido a Malí, Costa de Marfil, Guinea y Gabón. Desde 2013, se ha aprovechado de la ocasión ofrecida por la ausencia de Argel en la escena africana para multiplicar sus viajes, acuerdos, ayudas e invitaciones. El rey ha jugado alternativamente las bazas económicas del reino, su proximidad geográfica y los lazos con las grandes cofradías religiosas. Hay que preguntarse si este come-back exitoso sirve únicamente para terminar con el conflicto del Sahara occidental, a la vez que refuerza la influencia marroquí en África, o también para hacerse el peón de los intereses occidentales (y en particular los franceses) en África.


Zakya Daoud. En Orient XXITraducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR. Foto: El rey Mohamed VI en visita a Abidjan (Costa de Marfil)


Hassan II decía que Marruecos era un árbol cuyas raíces estaban en África y las ramas en Europa. Había establecido lazos poderosos con ciertos países africanos como Senegal o Gabón. Sin embargo, exasperado por la admisión en la Organización de la Unidad Africana (OUA) de la República Árabe Saharaui Democrática (RASP), abandonó en 1984 la organización que había contribuido a fundar veintiún años antes.

Su sucesor, Mohammed VI parece tener mayores afinidades africanas que su padre y numerosos amigos, en particular en Senegal y Gabón. Así pues, ha tejido lazos más estrechos gracias a viajes (seis desplazamientos a Gabón desde su llegada al poder, por ejemplo), múltiples acuerdos bilaterales, la implantación de sociedades marroquíes en una veintena de países africanos, así como la concesión de becas a estudiantes africanos en las escuelas y universidades marroquíes. Tres bancos marroquíes, unabusiness school como el Instituto Superior de Comercio y de Administración de Empresas (Iscae, del Estado), grandes empresas como la Royal Air Maroc, la Caisse de Dépôts et de Gestion y un cierto número de sociedades privadas de gran envergadura se han instalado al menos desde 2003 en varios países africanos. Se han firmado partenariados, no sin problemas, y a pesar de numerosas dificultades que han llevado a algunos cierres, las inversiones marroquíes habrían aumentado un 200% entre 2000 y 2013, hasta el punto que el 85% de las inversiones extranjeras de Marruecos se posicionan en África subsahariana. Pero esto sigue siendo aún embrionario debido al subdesarrollo de las infraestructuras y de la industria africana: África solo representa todavía el 2,5% de los intercambios comerciales de Marruecos.

Contratos como si cayeran del cielo

El continente goza ya de una imagen diferente. Se le presenta como el nuevo Eldorado mundial, susceptible de emerger rápidamente, gracias a sus riquezas en materias primas y a su barata mano de obra. Ahora ya, los inversores internacionales se precipitan en el continente para hacer la competencia a sus equivalentes asiáticos. Marruecos quiere, pues, utilizar sus relaciones anteriores para dinamizar su política africana en el sentido de un partenariado sur-sur equilibrado que apunte a desarrollar África más que a explotarla. El discurso gusta. Habla de resolución pacífica de los conflictos, de buena gobernanza, de derecho, de justicia social, invitando por ejemplo a los africanos a inspirarse en la “Iniciativa nacional para el desarrollo humano” (INDH -http://www.hcp.ma/faq/Que-signifie-l-INDH_fq6756.html) tan querida por Mohammed VI, de creatividad, de ayuda a la transferencia de tecnología, de confianza. Rabat no pasa por colonialista; por eso no se habla de un programa de asistencia sino de partenariado estratégico, de complementariedad, de fraternidad. La proximidad juega su papel.

Mohammed VI ha efectuado varios viajes a África en 2013, uno de ellos a Malí. Ha hecho allí dos giras a comienzos de 2014, entre ellas las que acaba de terminar en marzo a Malí, Costa de Marfil, Guinea y Gabón. A diferencia de las visitas relámpago de los presidentes franceses, se ha tomado su tiempo para permanecer allí algunos días. Ha recibido una acogida triunfal, ampliamente reflejada en la prensa marroquí. Su empatía hacia las poblaciones de esos países ha jugado su papel a tope. Y sobre todo, acompañado de una muy fuerte delegación de hombres de negocios y de responsables políticos, ha firmado en cada uno de los países una veintena de acuerdos y de contratos en todos los terrenos. Igualmente ha multiplicado los proyectos (cementera a construir en Gabón, fábricas de piensos...), las promesas de reuniones y futuros foros. Su oferta política iba en tres direcciones: economía, seguridad y religión.

En el plano económico, los terrenos privilegiados son la agricultura, con la producción de piensos -un producto prioritario-, la vivienda, con la construcción de viviendas sociales, las infraestructuras, el agua, la irrigación, la formación profesional, las finanzas, las aduanas, la fiscalidad, las nuevas tecnologías, el transporte y el turismo, la hidráulica, los pantanos, la energía, la agro-industria, las telecomunicaciones, las minas, la pesca, las materias primas a explotar en común. Agencias, grandes grupos como Addoha, número uno del sector inmobiliario marroquí, así como algunos ministerios han firmado acuerdos y convenios /1.

Creación de redes en África subsahariana y central

Marruecos se implanta en todas partes, crea consejos bilaterales de negocios, crea relaciones no solo con las asociaciones sino también las uniones profesionales, instala su radio Medi I en Gabón, se despliega hacia los seis países de la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC, 70 millones de habitantes), los diez países y los 150 millones de habitantes de la Comunidad Económica de Estados de África Central (CEEAC), la Unión Económica y Monetaria Oesteafricana (UEMOA). Rabat tiene el estatus de observador ante la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO) y contempla una zona de libre cambio.

Aparentemente se trata de una política coordinada de gran envergadura, coronada recientemente por la disminución de las vicisitudes de la emigración subsahariana en el reino con la supresión de los visados y la atribución de permisos de estancia de larga duración, medidas que han tenido el efecto psicológico buscado. Igual que el hospital militar prometido a Guinea y el Instituto de Cancerología construido en Gabón en asociación con la fundación de la esposa de Mohammed VI, Lalla Salma, así como la distribución de diversos donativos, en particular alimentarios. A cambio, obtiene el apoyo de los países visitados para su política en el Sahara Occidental y un apoyo más medido a su vuelta al seno de la Unión Africana que ha sucedido a la OUA.

Difundir el islam malekita

En el plano religioso, Marruecos juega la baza de sus lazos históricos en países poblados mayoritariamente por musulmanes como Senegal y Guinea, entre otros, sede de cofradías muy poderosas de origen marroquí, como los Tidjanis. El rey, que ya ha financiado la creación de la mezquita monumental de Dakar, ayuda ahora a la restauración de edificios religiosos como una mezquita en Conakry (5 millones de dirhams). Ha distribuido 10.000 ejemplares del Corán y prometido formar imanes en las instituciones marroquíes. El objetivo es difundir el islam malekita, tolerante y moderado, del que el rey se hace gustosamente portavoz en los países del continente amenazados por el extremismo y el yihadismo. Rabat quiere también luchar contra ellos mediante medidas de seguridad que, naturalmente, no aparecen tan públicamente. Mohammed VI -en particular- y su país, accesoriamente, están conquistando de ese modo una dimensión regional de la que carecían hasta ahora. Esta política ha suscitado la cólera de los argelinos, en particular a propósito de su planteamiento de la cuestión tuareg en malí. La ausencia de Argel y de su presidente Abdelaziz Buteflika debilitado desde hace ya casi diez años es aprovechada por los marroquíes.

Al hacerlo, ¿ Marruecos juega solo por su cuenta, para terminar con el conflicto del Sahara, para su desarrollo económico, su futuro continental y su seguridad, como se dice con ganas en Rabat? ¿O sirve también como peón para Europa y en particular Francia? Ha estado continuamente de acuerdo con París en los temas de Libia, Malí y República Centroafricana. Mohammed VI ha dicho que Marruecos está dispuesto a poner el capital de credibilidad y de confianza del que dispone ante sus socios occidentales al servicio de los países africanos. Es hacer hábilmente alusión a un planteamiento triangular que no parece excluido, queriendo Marruecos ser, según ciertos comentarios, una plataforma de acceso para Europa y América en África.

Notas
1/ Entre 2009 y 2013 las empresas marroquíes habrían invertido 11,25 millardos de dirhams (1€=11,2 Dh) en el sur del Sahara según L´Économmiste du Maroc del 17/03/2014.

* Zakya Daoud es periodista y escritora, redactora jefe de la revista marroquí Lamalifde 1966 a 1988. Ha escrito también para Maghreb-MachrekArabiesPanoramiques yLe Monde diplomatique y es autora de numerosas obras, entre ellas varios ensayos sobre la inmigración. Su último libro es La Diaspora marocaine en Europe, Séguier/La Croisée des chemins, 2010.

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