Eric Toussaint, en CATDMTraducido x Griselda Piñero y Raúl Quiroz
El
acuerdo de Londres de 1953 sobre la deuda alemana
El radical alivio de la deuda de la República Federal Alemana
(RFA) y su rápida reconstrucción después de la segunda guerra mundial fueron
posibles gracias a la voluntad política de sus acreedores, es decir, Estados
Unidos y sus principales aliados occidentales (Reino Unido y Francia) dentro
del marco de la guerra fría. En octubre de 1950, estos tres aliados formularon
un proyecto en el que el gobierno federal alemán reconocía la existencia de
deudas de los períodos anterior y posterior a la guerra. Además agregaban una
declaración que estipulaba que «los tres países están de acuerdo en que el plan
prevea una liquidación adecuada para Alemania de las exigencias, cuyo efecto
final no debe desequilibrar la situación financiera de la economía alemana por
repercusiones indeseables ni afectar excesivamente las reservas potenciales de
divisas. Los tres países están convencidos de que el gobierno federal alemán
comparte su posición y que la restauración de la solvencia alemana irá
acompañada de un reembolso adecuado de la deuda alemana que asegure a todos los
participantes una negociación justa que tenga en cuenta los problemas
económicos de Alemania». |1|
La deuda reclamada a Alemania correspondiente al período anterior
a la guerra se elevaba a 22.600 millones de marcos incluidos los intereses. La
deuda de la posguerra se estimaba en 16.200 millones de marcos. Por un acuerdo
alcanzado en Londres el 27 de febrero de 1953 |2|,
estos montos se redujeron a 7.500 millones y 7.000 millones de marcos,
respectivamente |3|. Lo que
representó una reducción del 62,6 %.
Para
garantizar que la economía de Alemania occidental realmente se relanzara y
constituyera un elemento estable y central en el bloque atlántico frente al
bloque del Este, los aliados acreedores hicieron grandes concesiones a las
autoridades y empresas alemanas, que fueron mucho más allá de la reducción de
la deuda. Se partía del principio de que Alemania debía estar en condiciones de
reembolsar la deuda manteniendo un alto nivel de crecimiento y una mejora de
las condiciones de vida de la población. Pagar sin empobrecerse. Con este fin,
los acreedores acordaron:
1.- que
Alemania reembolsara en su moneda nacional, el deutsche mark, lo esencial de la
parte que se le reclamada. En forma marginal, reembolsara en divisas fuertes
(dólares, francos suizos, libras esterlinas…).
2.- que
al comienzo de los años cincuenta, mientras el país todavía tenía una balanza
comercial negativa (el valor de las importaciones es mayor que el de las
exportaciones), las potencias acreedoras aceptaban que Alemania redujera sus
importaciones puesto que podía producir muchos bienes que antes importaba. Al
permitir que Alemania sustituyera importaciones por bienes de producción
propia, los acreedores aceptaban reducir sus exportaciones hacia este país. En
el período 1950-1951, el 41 % de las importaciones alemanas provenían del Reino
Unido, de Francia y de Estados Unidos. Si se suma a esta cifra la parte de las
importaciones provenientes de otros países acreedores participantes de la
conferencia (Bélgica, Países Bajos, Suecia y Suiza), la suma total llegaba
hasta el 66 %.
3.-que
los acreedores autorizaban que Alemania vendiera sus productos en el
extranjero, estimulando incluso sus exportaciones, con el fin de conseguir una
balanza comercial positiva. Estos diferentes elementos estaban consignados en
la declaración antes mencionada. «La capacidad de pago de Alemania, a sus
deudores privados y públicos, no significa sólo la capacidad de efectuar los
pagos regularmente en marcos alemanes sin consecuencias inflacionarias, sino
también que la economía del país pueda cubrir sus deudas teniendo en cuenta su
balanza de pagos actual.
El establecimiento de la capacidad de pago de Alemania requería
hacer frente a ciertos problemas que eran:
1) la futura capacidad productiva
con una consideración particular sobre la capacidad productiva de bienes
exportables y la capacidad para la sustitución de importaciones; 2) la
posibilidad de vender mercaderías alemanas en el exterior; 3) las probables
condiciones de comercio en el futuro; 4) las medidas fiscales y económicas
internas necesarias para asegurar un superávit para exportar.» |5|
Además,
en caso de litigio con los acreedores, en general, los tribunales alemanes eran
competentes. Se dice, explícitamente, que, en ciertos casos, «los tribunales
alemanes podrán rechazar la ejecución […] la decisión de un tribunal extranjero
o de una instancia arbitral.» Es el caso, cuando «la ejecución de la decisión
sería contraria al orden público» (p.12 del Acuerdo de Londres).
Otro
elemento muy importante: el servicio de la deuda se fijaba en función de la
capacidad de pago de la economía alemana, teniendo en cuenta los adelantos en
la reconstrucción del país y los ingresos por exportación. Así, la relación
entre servicio de la deuda e ingresos por exportación no debía superar el 5 %.
Esto quiere decir que Alemania occidental no debía dedicar más de una vigésima
parte de sus ingresos por exportación al pago de su deuda. En la práctica,
Alemania no destinó jamás más del 4,2 % de estos ingresos al pago de la deuda
(cifra alcanzada en 1959).
Y otra medida excepcional fue la aplicación de una reducción
drástica del tipo de interés,
que osciló entre 0 % y 5 %.
Las
potencias occidentales le brindaron a Alemania del Oeste una ofrenda de un
enorme valor económico: el artículo 5 del acuerdo firmado en Londres postergaba
el pago de las reparaciones y de las deudas de guerra —tanto de la primera como
de la segunda guerra mundial— que la República Federal Alemana debía a los
países ocupados, anexados o agredidos, así como a sus poblaciones.
Finalmente,
hay que tener en cuenta las donaciones en dólares de Estados Unidos a Alemania
occidental: 1.173,7 millones de dólares en el marco del Plan Marshall, entre
el 3 de abril de 1948 y el 30 de junio de 1952 (o sea, cerca de 11.500 millones
de dólares actuales). A los cuales se agregaban, por lo menos, 200 millones de
dólares (cerca de 2.000 millones de dólares actuales), entre 1954 y 1961,
principalmente a través de la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados
Unidos (USAID).
Gracias
a esas condiciones excepcionales, Alemania occidental se recuperó
económicamente en forma muy rápida y terminó por absorber a Alemania del Este a
comienzos de 1990. Y ahora, es por lejos, la economía más fuerte de Europa.
Algunos
elementos para comparar
El
resultado de una primera comparación entre la Alemania occidental de la
postguerra y los PED de ahora es esclarecedora. Alemania, aunque devastada por
la guerra, era económicamente más fuerte que la mayoría de los PED actuales.
Pero en 1953 le concedieron lo que se niega a los PED.
Cuota de los ingresos por exportación dedicados al reembolso de la
deuda.
Alemania
fue autorizada a no dedicar al pago de la deuda más del 5 % de sus ingresos por
exportación.
En el
2004, los países en desarrollo tuvieron que destinar al pago de la deuda, en
promedio, el 10 % de sus ingresos por exportación en 2012. Este porcentaje era
incluso superior al 20 % a finales de los años 90, inicio de los 2000.
Tipo de interés de la deuda externa.
En el
caso del acuerdo de 1953 concerniente a Alemania, el tipo de interés osciló
entre 0 % y 5 %.
En
cambio, en el caso de los PED, el tipo de interés ha sido mucho más alto. Una
gran mayoría de los contratos prevé tipos variables, al alza.
Entre
1980 y 2000, para el conjunto de los PED, el tipo de interés medio osciló entre
4,8 % y 9,1 % (entre 5,7 % y 11,4 % en el caso de Latinoamérica y el Caribe,
llegando a oscilar en el caso de Brasil entre el 6,6 % y el 11,9 % entre 1980 y
2004).
Moneda en que se reembolsó la deuda externa.
Alemania
fue autorizada a reembolsar en moneda nacional.
Ningún
país del Tercer Mundo está autorizado a hacer los mismo, salvo excepción y por
una suma irrisoria. Todos los grandes países endeudados deben efectuar la
totalidad de sus reembolsos en divisas fuertes (dólares, euros, yenes, francos
suizos, libras esterlinas).
Cláusula de revisión del contrato.
En el
caso de Alemania, el acuerdo establecía la posibilidad de suspender los pagos y
renegociar las condiciones si se presentaba un cambio substancial que limitara
la disponibilidad de recursos.
En el
caso de los contratos de préstamos con los PED, los acreedores consiguen que no
haya cláusulas de este tipo.
Política de sustitución de importaciones.
En el
acuerdo sobre la deuda alemana, se había previsto explícitamente que el país
podía producir localmente lo que hasta entonces importaba.
Por el contrario, el Banco Mundial y
el FMI imponen a los PED la renuncia a producir en el país lo que podrían
importar.
Donaciones en divisas (en efectivo).
Alemania,
aunque responsable en gran parte de la segunda guerra mundial, fue gratificada
con donaciones importantes en divisas, en el marco del Plan Marshall, y más
aún.
Los PED, en conjunto, a los cuales los países ricos han prometido
asistencia y cooperación, reciben una limosna en forma de donaciones en
divisas. Mientras que, colectivamente, desembolsan unos 300.000 millones de
dólares por año |6|,
reciben en efectivo unos 30.000 millones de dólares |7|. Los países más grandes del Tercer Mundo endeudados no reciben, estrictamente,
ninguna ayuda en forma de donaciones en divisas.
Incontestablemente, la negativa a conceder a los PED endeudados el
mismo tipo de concesiones que a Alemania indica que, en realidad, los
acreedores no quieren que estos países se desendeuden. Los acreedores
consideran que lo que les interesa es mantenerlos en el endeudamiento permanente,
para obtener de este modo un beneficio máximo
bajo la forma del pago de la deuda, y para imponerles unas políticas acordes a
sus intereses de acreedores y asegurarse su lealtad en el seno de las instituciones
internacionales.
Alemania
1953/Grecia 2010-2012
Si nos
arriesgamos a hacer una comparación entre el tratamiento al que es sometida
Grecia y el que se le reservó a Alemania después de la segunda guerra mundial,
las diferencias y la injusticia son asombrosas. Presentamos aquí una lista no
exhaustiva en 11 puntos:
1.-
Proporcionalmente, la reducción de la deuda concedida a Grecia en marzo de 2012
es infinitamente menor que la otorgada a Alemania.
2.- Las
condiciones sociales y económicas que se incluyen en este plan (y en los
precedentes) no favorecen en absoluto el relanzamiento de la economía griega
mientras que los concedidos a Alemania contribuyeron ampliamente en el
relanzamiento de su economía.
3.- A
Grecia se le imponen privatizaciones a favor de los inversores extranjeros,
principalmente, mientras que a Alemania se la alentaba a reforzar su control
sobre los sectores económicos estratégicos, con un sector público en pleno
crecimiento.
4. Las
deudas bilaterales de Grecia (respecto a los países que participaron en el plan
de la Troica) no se han reducido (solamente fueron las deudas con respecto a
los bancos privados) mientras que las deudas bilaterales de Alemania se
redujeron en un 60 % o más.
5. Grecia
debe reembolsar en euros a pesar de que está en déficit comercial —y por lo
tanto con una penuria de euros— con sus socios europeos (especialmente Alemania
y Francia), mientras que Alemania reembolsaría lo esencial de sus deudas en su
propia moneda fuertemente devaluada.
6.-El Banco Central griego
no puede prestar dinero al gobierno griego mientras que el Banco central de
la RFA prestaba a las autoridades alemanas y hacía funcionar (por cierto, con
moderación) la máquina de fabricar billetes.
7.-Alemania
estaba autorizada a no disponer más del 5 % de sus ingresos por exportación al
pago de la deuda mientras que ningún límite se le ha fijado a Grecia.
8.-Los
nuevos títulos de la deuda griega, que reemplazan a los antiguos debidos a los
bancos, no responden más a la competencia de los tribunales griegos, sino que
son competencia de las jurisdicciones de Luxemburgo y del Reino Unido —y bien
sabemos cómo son favorables a los acreedores privados—, mientras que los
tribunales de Alemania (la antigua potencia agresora) tenían esa competencia.
9.-En
materia de reembolsos de la deuda exterior, los tribunales alemanes podían
rechazar la ejecución de las sentencias de los tribunales extranjeros o de los
tribunales arbitrales en el caso en que su aplicación amenazara el orden
público. En Grecia, la Troika rechazó, por supuesto, que los tribunales griegos
pudieran invocar razones de orden público para suspender el reembolso de la
deuda. Ahora bien las enormes protestas sociales y el surgimiento pujante de
las fuerzas neo-nazis son directa consecuencia de las medidas dictadas por la
Troica y por el pago de la deuda. De hecho, las autoridades griegas podrían
perfectamente invocar el estado de necesidad y razones de orden público para
suspender el pago de la deuda y abrogar las medidas antisociales impuestas por
la Troica, a pesar de las protestas de Bruselas, del FMI y de los «mercados
financieros» que dichos actos provocarían.
10.- En
el caso de Alemania, el acuerdo establecía la posibilidad de suspender los
pagos para poder renegociar las condiciones si se producía un cambio
substancial que limitase la disponibilidad de recursos. Nada de eso está
previsto para Grecia.
11.- En
el acuerdo sobre la deuda alemana, está explícitamente previsto que el país
pudiera producir en su territorio lo que antes importaba con el fin de alcanzar
un superávit comercial y de reforzar así a sus productores locales. En cambio,
la filosofía de los acuerdos impuestos a Grecia y las reglas de la Unión
Europea prohíben a las autoridades griegas ayudar, subvencionar y proteger a
sus productores locales, ya sea en agricultura, industria, o servicios frente a
la competencia de los otros países de la UE (que son los principales socios
comerciales de Grecia).
Se
podría agregar que Alemania, después de la segunda guerra mundial, recibió
donaciones en una cantidad considerable, especialmente, como ya vimos, en el
marco del Plan Marshall.
Se puede
comprender por qué el líder de Syriza, Alexis Tsipras, hace referencia al
acuerdo de Londres de 1953 cuando se dirige a la opinión pública europea. La
injusticia con la que es tratado el pueblo griego (así como los otros pueblos
cuyas autoridades siguen las recomendaciones de la Troica) debe despertar la
conciencia de una parte de la opinión pública. Pero no alberguemos ilusiones,
las razones que empujaron a las potencias occidentales a tratar Alemania del
Oeste de la manera que lo hicieron después de la segunda guerra mundial no son
de recibo en el caso griego.
Para conseguir
una verdadera solución al drama de la deuda y de la austeridad, serán
necesarias más y más potentes movilizaciones sociales en Grecia y en el resto
de la Unión Europea así como el ascenso al poder de un gobierno popular en
Atenas. Las autoridades griegas (apoyadas por el pueblo) deberán realizar un
acto unilateral de desobediencia como es la suspensión del reembolso de la
deuda y abrogación de las medidas antisociales. Esto forzaría a los acreedores
a hacer concesiones de envergadura y finalmente se podría imponer la anulación
de la deuda ilegítima. La realización, a escala popular, de una auditoría
ciudadana de la deuda griega debe servir a preparar el terreno.
Notas
|1| «Deutsche Auslandsschulden», 1951, pp. 7 y sig., in Philipp Hersel, El acuerdo de Londres de 1953 (III), http://www.lainsignia.org/2003/enero/econ_005.htm
|2| Véase el texto completo en francés del Acuerdo de Londres 27 de febrero de 1953: http://www.admin.ch/ch/f/rs/i9/0.946.291.364.fr.pdf
|3| El dólar US valía en esa época 4,2 DM. La deuda de Alemania occidental después de la reducción (o sea, 14.500 millones de DM) equivalía a 3.450 millones de dólares.
|4| Los acreedores se negaron siempre a incluir cláusulas de este tipo en los contratos con países en desarrollo o países como Grecia, Portugal, Irlanda, y los de Europe centrale y oriental.
|5| «Deutsche Auslandsschulden», 1951, pp. 64 y sig., in Philipp Hersel, El acuerdo de Londres de 1953 (IV), 8 de enero de 2003, http://www.lainsignia.org/2003/enero/econ_010.htm
|6| En el 2000, los PED desembolsaron 325.000 millones de dólares en pagos de deuda externa (publica y privada), en 2005, 400.000 millones de dólares y en 2012, 660.000 millones de dólares
|7| La mayor parte de la Ayuda Oficial al Desarrollo se queda en los países del Norte.
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