jueves, 7 de agosto de 2014

¿Qué está ocurriendo en Palestina?

LAS COLINAS DE SDEROT Y LAS PALABRAS DE PAJA

Desde que el pasado 8 de julio Israel comenzó la llamada operación “Margen Protector” sobre la Franja de Gaza, se acentúan aún más las habituales dudas sobre “qué ocurre en Palestina”. Ante la falta de información objetiva en los medios, es fácil caer en el recurrido “vete a saber quién tiene razón”. Las siguientes líneas son un modesto análisis de lo que está ocurriendo estos días en Gaza.


Marta Haserrea (del Grupo Internacional de Izquierda Anticapitalista-Madrid)


Todo tiene un comienzo

Aunque se relaciona el inicio del “conflicto palestino” con la herencia dejada por la Segunda Guerra mundial, lo cierto es que el sionismo es anterior al “Holocausto nazi”. En 1896 Theodorol Herzl presentó el libro titulado “Der Judenstaat” en el que propuso un plan político para la creación de un país para el pueblo judío. En 1917 el Secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Arthur James Balfour escribió una carta a un líder de la comunidad judía apoyando la creación de un hogar judío en el Mandato británico de Palestina. La “Declaración Balfour” es una de las diversas promesas hechas por intereses bélicos en la Primera Guerra Mundial. Ninguno de los acuerdos tenía valor legal ya que Inglaterra no tenía derecho a hacer planes sobre una tierra que no le correspondía.

El sionismo defiende el derecho del pueblo judío a habitar con exclusividad la Palestina histórica reclamándose descendiente de la tribu de Israel, una de las tribus que pueblan la tierra de Canaán de 1150 a 900 AC. No obstante, tras ellos, muchos otros imperios habitaron en Canaan: asirios (900-609 AC), neobabilonios (612-539 AC), persas (539-332 AC), macedonios (330-67 AC), romanos (67 AC-330 DC), bizantinos (285-634), árabes (634-750), turcos selyúcidas (1037-1157), mongoles (s. XIII), mamelucos (1250-1517) y otomanos (1299-1922).

Además, la mayoría de los judíos hoy en día proviene de movimientos migratorios múltiples por todo el planeta, en los que se han mezclado con otros pueblos y culturas, muchos han abandonado el judaísmo y otros muchos se han convertido a él desde otros credos. Esto quiere decir que poco o nada tienen que ver los miembros de la actual comunidad judía internacional con los descendientes de la ancestral tribu de Israel.

El origen geográfico de los judíos de Israel es diverso. En estos últimos años la mayoría de los nuevos israelíes proviene de América Latina, Rusia y África reclamando su derecho a emigrar a Israel (aliyah) no sólo por ser su “Tierra Santa” sino por proclamarse víctimas del “Holocausto judío”, cuando lo cierto es que los nuevos pobladores no han sufrido la persecución nazi ni lejanamente pero están rentabilizando en su provecho el sufrimiento de todos los que realmente sufrieron esa barbarie.

Los sionistas se defienden de las críticas a la política israelí diciendo que se trata de antisemitismo, en recuerdo victimista al sentimiento antijudío de mediados del siglo XX. Realmente los pueblos semitas son todos los que proceden originariamente de la zona comprendida entre Siria, Egipto, Iraq y la península arábiga. Como hemos visto, la mayoría de los judíos no son semitas (sólo un 10% de ellos lo son) mientras que la mayoría de los árabes sí lo son. En la práctica, “antisemita” sería también “antipalestino”.

El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas selló con su resolución 181 (no vinculante) la sucesión de agravios que se habían cometido sobre el territorio palestino y resolvió la partición de la Palestina histórica: Las Naciones Unidas crearon el monstruo. El 14 de mayo de 1948, David Ben Gurion, el primer Primer Ministro de su historia, lo bautizó Israel.

La limpieza étnica

Al finalizar la guerra árabe-israelí que sucedió a la proclamación del nuevo artificial estado, Israel ya se había hecho con el 78% de Palestina. En 1967, tras la Guerra de los 6 días, Israel termina de ocupar el 22% restante de Palestina anexionándose Jerusalén Este y ocupando militarmente Gaza y Cisjordania.

La ocupación en Oriente Medio es el conflicto de la historia moderna que más refugiados y desplazados ha generado (5,7 millones según la UNRWA, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos).

Son recomendables los documentales sobre Al-Nakba (el desastre palestino):

-> Al Nakba, el documental (1): Producido por Al-Jazeera en el 60 aniversario de la catástrofe palestina: www.youtube.com/watch?v=2MTdXChyTlY
-> Al Nakba, el documental (2)https://www.youtube.com/watch?v=ZyqWNr-INvI&list=PL8172D4BD9E45C579

Según el Tribunal Internacional de Justicia, el Estado de Israel, como potencia ocupante, es el responsable de la situación de los derechos humanos en Palestina. No obstante, el Estado de Israel se niega a reconocer esta obligación y la ONU y diversos organismos no gubernamentales están asumiendo los costes de la crisis humanitaria derivada de la ocupación.

El Estado de Israel se autodeclara desde su fundación como un Estado Judío. Por este motivo se niega a conceder ciudadanía a los palestinos de Gaza y Cisjordania. Los palestinos que pudieron permanecer en Israel en el 48 accedieron a ciudadanía israelí en 1952 pero en condición de apartheid y denominados árabes de Israel. Bajo este régimen racista, Israel aplica leyes como la Ley del Retorno por la que se concede ciudadanía a todos los judíos de mundo que la soliciten, la Ley de Entrada en Israel por la que los y las jóvenes de Gaza y Cisjordania no pueden residir en Israel aunque se casen con un israelí, además de otras leyes mediantes las cuales el Fondo Nacional Judío se ha ido adueñando de las viviendas palestinas e impide a la población palestina la compra de propiedad.

La ONU ha exigido en numerosas ocasiones a Israel el desmantelamiento del Muro y la retirada de las colonias (resoluciones 242 y 446, entre otras). También son contrarias al derecho internacional las detenciones administrativas indefinidas, aplicadas incluso sobre menores. Israel no ha firmado la ley internacional de protección del menor.

El bloqueo y los bombardeos sobre 1,7 millones de personas en Gaza son un castigo colectivo, práctica prohibida por el derecho humanitario según señala el artículo 33 del Cuarto Convenio de Ginebra. Si esto no es una limpieza étnica, se le parece mucho.

La mentalidad sionista y las colinas de Sderot

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Pero, ¿cómo puede la población israelí permitir que su gobierno mantenga esta política? No sólo lo permite sino que el sionismo ha conseguido que la población israelí sea parte activa de esta política colonizadora y exterminadora. Los jóvenes comienzan el servicio militar obligatorio a los 18 años. Durante 3 años ellos y algo menos de 2 años ellas, participan de todos los métodos de acoso y castigo a la población palestina. Los israelíes son educados en la teoría de “El Pueblo Elegido”, del derecho a ocupar y matar en nombre del judaísmo. Israel es una sociedad militarizada hasta su médula. Con la excusa de su protección, ataca sistemáticamente al pueblo ocupado ante el silencio de las organizaciones internacionales supranacionales. Ellas parieron al monstruo y ahora deciden no detenerlo debido a sus jugosos negocios con esta potencia económica y lo rentable que resulta nutrir al 4º ejército más poderoso del mundo.

Por impactante que parezca, los niños en Israel son llevados por sus progenitores a escribir mensajes de odio a los niños palestinos que luego son introducidos en los misiles lanzados desde los drones (aviones tripulados por control remoto). Yo he visitado varias veces Palestina y jamás he visto que ningún niño palestino sea incentivado por sus padres a escribir mensajes intimidantes (ni en respuesta a los recibidos) a los israelíes. Tampoco he escuchado nunca que ningún palestino presuma orgulloso de asesinar niños israelíes ni se jacten del sufrimiento de los niños como hemos visto con horror en los mensajes en las redes sociales de los soldados que atacan estos días Gaza y en los cantos en las manifestaciones nacionalistas en Tel Aviv.

También se ha convertido en una moda acudir a contemplar el espectáculo de los ataques aéreos sobre Gaza desde las colinas de Sderot, pequeña cima desde la que pueden verse las bombas caer sobre la población civil en Gaza.

La alienación de la mentalidad sionista llega estos días al extremo de ofrecernos declaraciones como las de la parlamentaria del knesset Ayelet Shacked del partido Jewish Home que forma parte de la coalición de gobierno de Israel en favor del exterminio de palestinos.

El académico israelí Mordechai Kedar dijo en unas recientes declaraciones que “violar a sus hermanas, madre y esposa era la única manera de detener un ataque suicida”.

Tampoco tiene desperdicio el plan publicado por Moshe Feiglin, el vicepresidente del Parlamento israelí, para “concentrar y exterminar Gaza”.

¿Terrorismo o Resistencia?

Netanyahu ha anunciado que piensa continuar con el ataque sobre Gaza “hasta acabar con todos los túneles de Hamas”. No hace falta ser muy observador para comprobar que Israel lleva masacrando palestinos desde 1948 y que Hamas es un partido político fundado en 1987, ¿cuál era la excusa antes? Hamas es sólo el pretexto actual.

En 2006 Hamas, partido islamista, gana las elecciones democráticas en Gaza. En los años 20 Palestina era un país laico y socialmente avanzado en el mundo árabe. El origen de la aparición de Hamas en la vida política palestina es fruto de la involución social sufrida por décadas de ocupación occidental. Hamas no es el problema, Hamas es una de las consecuencias del problema de Palestina: la ocupación.

En 1987, las Naciones Unidas, escandalizadas por la escalada de violencia a nivel internacional, expidieron la resolución 42/159 (Medidas para prevenir el terrorismo Internacional) en la que se definía qué actos eran terrorismo internacional y cómo luchar contra ellos y qué actos no podían ser considerados terrorismo:

“[…] Reafirmamos el derecho inalienable de todos los pueblos sometidos a regímenes coloniales y racistas y a otras formas de dominación extranjera a la libre determinación y la independencia, y defendiendo la legitimidad de su lucha, especialmente la lucha de los movimientos de liberación nacional, con arreglo a los propósitos y principios de la Carta…[…]

Art. 14- Nada de lo dispuesto en la presente resolución puede redundar en detrimento alguno del derecho a la libre determinación, la libertad y la independencia, consagrado en la Carta de las Naciones Unidas, de los pueblos a los que se ha privado por la fuerza de ese derecho y […] especialmente los pueblos sometidos a regímenes coloniales y racistas y a la ocupación extranjera u otras formas de dominación colonial, ni el derecho de esos pueblos […] a luchar con tal fin y a pedir y recibir apoyo.”

Sin embargo, los palestinos, en lucha contra la ocupación, son “te-rro-ris-tas”. Son calificados así no sólo por el estado sionista sino por los gobiernos internacionales que firmaron esta resolución y sus posteriores ratificaciones. Las diferentes facciones de la resistencia palestina se limitan a “luchar contra un régimen colonial y racista”. Pero los medios de información niegan unilateralmente el derecho a resistir del pueblo palestino y asocian resistencia con terrorismo y además se lo atribuyen en exclusividad al movimiento político “Hamas” eludiendo que hay otras facciones palestinas en resistencia y que su lucha contra la ocupación no puede definirse como terrorismo según el derecho internacional.

Gaza, la lucha por la vida

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En 2007 Israel declara el inicio del bloqueo por tierra, mar y aire sobre Gaza. El bloqueo condiciona todas las facetas de la vida en Gaza. La “buffer zone” declarada por Israel ha expulsado a muchos campesinos de la frontera de la Franja y la pesca es imposible por la limitación a 3 millas marítimas para los barcos (en realidad los pescadores gazaguis son atacados por la marina israelí en la propia playa).

Imaginemos por un momento que alguien entra en nuestra casa y comienza a hostigarnos hasta arrinconarnos en el trastero. Nos encierra y nos pasa un plato de comida cada día por debajo de la puerta. Es posible que pudiéramos seguir “vivos” pero, ¿se puede admitir vivir así?

El pueblo palestino está al límite de su capacidad de aguante. En concreto el pueblo gazagui ha decidido que no va a continuar viviendo bajo el bloqueo ilegal e inhumano al que lleva años sometido. La resistencia palestina tiene el respaldo de la mayoría social en Gaza cuando se niega a aceptar ninguna propuesta de alto el fuego que no incluya el final innegociable del bloqueo.

Lo que se percibe como un suicidio inentendible desde la manipulación de los medios de comunicación, es en realidad una lucha por la vida ante una situación desesperada en la que ya no queda nada que perder.

Complicidad internacional y palabras de paja

Aunque parece obvio que la propia institución que ratificó el conflicto en Palestina no es de ninguna confianza para poner fin a una situación que ellos mismos generaron, la ONU ha demostrado históricamente su incapacidad absoluta para hacer respetar el derecho internacional.

Ante la escalada de los ataques contra la población civil, el bombardeo de colegios, hospitales, incluso de edificios de la UNRWA, Ban Ki Moon ha condenado los ataques de Israel como crímenes de guerra. Palabras de paja. Todas las declaraciones de “consternación, rechazo y condena” son puras palabras de paja, relleno para tapar la verdadera responsabilidad de cualquier dirigente político: suspender los acuerdos preferenciales con Israel, imponer sanciones inmediatas a Israel, denunciar en la Corte Penal Internacional al gobierno israelí por Crímenes contra la Humanidad, suspender las relaciones diplomáticas con Israel, llamar a consultas a sus embajadores y expulsar con carácter inmediato al embajador israelí de su país.

Por el contrario, el Congreso de EEUU aprobaba justo después de las “palabras de condena de Ban Ki Moon” un nuevo envío de armamento y una nueva partida de 225 millones de dólares para reforzar el escudo antimisiles “Cúpula de Hierro” de Israel.

Y es que los lobbies judíos no sólo tienen gran influencia económica en EEUU sino que son los que acaban decantando el gobierno entre el partido demócrata o el republicano por la fuerte presencia judía en los “swing states”, estados sin un candidato fijo en las encuestas electorales.

En Europa tampoco se ha hecho el menor intento de romper el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea e Israel. Lo mismo aplica a los gobernantes de los países árabes que no han tomado ninguna acción contra Israel, perfecto aliado en la zona para sofocar cualquier intento de revolución social en sus propios países, como la llamada primavera árabe.

Tan sólo algunos gobiernos de América Latina han tomado algunas medidas concretas en su política internacional ante los crímenes contra la humanidad cometidos por Israel.

El gobierno español “ha suspendido cautelarmente la venta de armas a Israel”. Esta noticia da una imagen muy “responsable” del gobierno pero la realidad es que la principal colaboración española en materia militar con Israel es la compra de armamento, formación militar y material represivo. ¿Por qué sólo se suspende cautelarmente la venta de armas? Más palabras de paja.

Escudos humanos

Israel acusa a Hamas de utilizar a la población como escudos humanos. El periodista de la BBC Jeremy Bowen declaró que “no vio ninguna prueba durante su semana en Gaza de que Hamas estuviera utilizando a los palestinos como escudos humanos”.

La reportera de RTVE Yolanda Álvarez ha sido trasladada de Gaza a Jerusalén por petición del portavoz de la embajada israelí en España que se ha atrevido a tacharla de “aliada de Hamas” debido a la objetividad de sus retransmisiones en directo.

De ser cierto que el gobierno de Hamas comete crímenes contra su población, ¿Israel no debería querer que la prensa internacional los confirmara? Pero no, Israel no quiere prensa internacional en Gaza para que no haya testigos de su masacre: El 80% de las víctimas en Gaza son población civil, niños, mujeres y ancianos.

En cambio, Israel lleva años trasladando a su población a los territorios ocupados, hay aproximadamente 450 mil colonos en Cisjordania. Este traspase de población es otra violación del derecho internacional humanitario sobre sus propios ciudadanos, esos ciudadanos a los que la locura sionista convierte en soldados que asesinan a niños jugando en la playa y que disfrutan del espectáculo de un genocidio en las colinas de Sderot.

Es cierto, el “conflicto” palestino es muy complicado, les roban su tierra, los echan de su casa y cuando se quejan (y aunque no lo hagan) los matan. Vete a saber quién tiene razón.

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