La primera consigna fue adoptada por la multitud que protestaba el 9 de agosto de 2014 inmediatamente después del asesinato de Michael Brown, un afroamericano de 18 años, por la policía de Ferguson, en los suburbios de San Luis, en Missouri.
Brown había levantado sus manos como signo de rendición y gritado "¡No disparéis"! pero un policía blanco disparó seis veces contra el joven, que no estaba armado.
Su cadáver fue abandonado en la calzada durante cuatro horas antes de que la policía se encargara de él. Esta indiferencia ha contribuido a la cólera de la comunidad negra que constituye alrededor del 70% de la población de esa pequeña ciudad.
A continuación tuvieron lugar manifestaciones reclamando justicia para Brown, que se enfrentaron a la policía militarizada que cargó contra los manifestantes.
En una foto se ve a centenares de estudiantes de la Universidad Howard, en Washington DC, históricamente negro, con las manos levantadas.
Las manifestaciones que han tenido lugar por todo el país tenían otra particularidad, la de la difusión de mensajes en Twitter con el hashtag #IfTheyGunnedMeDown (si me dispararan). Esos mensajes cuentan experiencias personales de jóvenes negros que han sido detenidos por la policía. El 13 de agosto ese hashtag había sido utilizado ya en 168.000 ocasiones. Y continúa.
Jon Belmar, el jefe de la policía del condado de Saint-Louis, ha denunciado la utilización de las redes sociales por la gente que protesta. Se ha quejado de que "(los jóvenes negros) tienen la posibilidad de saber dónde se van a concentrar y pueden planificar donde quieren ir luego".
La segunda consigna, "¡Si no hay justicia no hay paz!" fue lanzada en Ferguson cuando la policía militarizada con ropas de combate, acompañada por vehículos blindados y usando gases lacrimógenos, granadas ensordecedoras y fusiles de asalto, atacó a manifestantes pacíficos.
Fotógrafos de prensa han tomado una foto sintomática de un equipo de policías con vestimenta militar cuyos miembros apuntan sus fusiles de asalto contra un joven negro con las manos levantadas.
Durante el día, las manifestaciones son pacíficas, pero por la noche la policía sale para romper las manifestaciones y exigir que se dispersen.
Ello ha contribuido a galvanizar aún más las protestas. Como ha explicado Patricia Bynes, una afroamericana miembro de un comité local: "Quienes protestan y los residentes de la ciudad que apoyan esta causa no van a aceptar quedarse en casa, quieren mostrar que todo esto es verdaderamente injusto".
La televisión mostraba escenas que evocaban El Cairo bajo la dictadura de Sissi. Centenares de manifestantes han sido detenidos, golpeados, gaseados y se les ha disparado con balas de goma.
Entre quienes han sido heridos por balas de goma hay una mujer blanca, pastora de la iglesia local, que se había unido a las protestas. Su herida muestra que esos proyectiles no provocan solo lesiones menores.
Una serie de imágenes impactantes han sido publicadas en Twitter durante la noche del 18 de agosto. Un militante de los derechos humanos de Amnistía Internacional ha tomado una foto de un vehículo blindado de la policía cargando contra una multitud de manifestantes. Su pie era "Locura del momento en que un coche blindado carga contra una manifestación y la atraviesa".
Un reportero del Wall Street Journal ha publicado una foto con el siguiente pie: "Acabo de ver un fusil del tipo AR montado en un trípode en un vehículo blindado".
Un periodista de NSNBC ha escrito: "Los policías antidisturbios apuntan con sus fusiles a periodistas que están en el suelo con las manos en alto".
Los periodistas han estado particularmente en el punto de mira. Algunos han recibido la orden de parar de grabar. Entre los 11 periodistas detenidos estaban los del Washington Post, de The Intercept y de Getty Images.
Periodistas de Al Jazeera América han sido atacados con gases lacrimógenos y balas de goma. Una periodista de la CNN ha filmado a un oficial que gritaba contra un grupo de manifestantes: ¡"Provocad, putos animales, venga!".
Frente a los ataques masivos destinados a que la gente desaparezca de las calles, algunos jóvenes han respondido con lo que tenían a mano: botellas, piedras, algunos cócteles Molotov. Esto contra fuerzas muy superiores de la policía militarizada.
Hubo algunos robos, que han sido abultados desmesuradamente por los medios y por la policía así como por desconocidos, incluyendo posibles provocadores.
En una escena que he visto en la televisión, jóvenes manifestantes, hombres y mujeres, con bandas rojas para simbolizar la sangre de Brown, se han alineado para proteger un almacén contra unos ladrones. Más tarde, un testigo ha contado ¡que la policía ha atacado con gases lacrimógenos a quienes defendían la tienda!.
Otro factor que ha atizado la cólera de la comunidad es que la policía y las autoridades municipales han retenido informaciones mientras preparaban su defensa del asesino a puerta cerrada. Han sido precisas reivindicaciones masivas para que los policías divulgaran, al cabo de una semana, el nombre del asesino, Darren Wilson. Han puesto en línea simultáneamente un video que supuestamente mostraba a Michael Brown robando una caja de cigarrillos en una tienda.
Estos procedimientos han escandalizado a la comunidad, que ha considerado con razón que se trataba de una argucia para desviar la atención del asesinato y difamar a la víctima describiéndole como un verdadero criminal. Los manifestantes piden ahora que Wilson sea detenido e inculpado de asesinato.
Los policías han retrasado la divulgación de los resultados de la autopsia de Brown. La familia Brown ha contratado a un experto para que practicara una autopsia independiente. Ésta ha revelado que el joven había sido alcanzado por seis balas, que no fueron disparadas de cerca, un hecho que los policías han intentado disimular. La autopsia oficial confirma que MIchael Brown fue alcanzado por seis balas.
Todos los testigos de los disparos contra Brown están de acuerdo en que él y un amigo iban por medio de una calle cuando un coche patrulla de la policía se detuvo. Un policía, que sabemos ahora que era Wilson, gritó que debían "subir a la jodida acera".
Tras un barullo, Brown y su amigo han salido corriendo. No está claro exactamente en qué momento Wilson ha comenzado a disparar, pero Brown se encontraba a algo más de 10 metros cuando se ha vuelto con las manos levantadas y los tiros fatales han sido disparados. Los informes policiales iniciales daban a entender que Wilson había actuado en legitima defensa, pues "temía por su vida".
La reacción "¡Tenemos las manos en alto, no disparéis!" entre los jóvenes negros en todo el país refleja la realidad que viven cuando entran en contacto con la policía. Hay un temor de que cualquier falso movimiento podría provocar su muerte.
Hacer perfiles raciales es normal en las ciudades grandes y pequeñas, por el contrario la policía no es hecha responsable de la violencia que ejerce.
La cultura popular propaga entre los blancos el temor hacia los jóvenes afroamericanos. Desde el asesinato, los blancos se arman, haciendo subir las ventas de armas en la región de San Luis.
La deshumanización y la falta de respeto que la sociedad muestra respecto a los negros reflejan una cultura en la que el racismo institucionalizado está muy extendido. No es una casualidad si los policías blancos se sienten amenazados por un joven negro, un sentimiento construido y cultivado que encuentra siempre una "confirmación" en un incidente.
Los blancos, incluyendo a los policías blancos, están saturados por el mensaje de que los jóvenes negros son un peligro.
La fuerza de la policía de Ferguson dispone de más de 50 personas, de las que solo tres no son blancas. Como en muchas fuerzas de policía del país, son muchos los policías de Ferguson que no viven en la ciudad. Parece que Wilson conduce todos los días casi 40 km para acudir de su domicilio al trabajo.
Pero existe un problema más grave que el de la composición racial de las fuerzas de policía: es su formación y su educación política. Se enseña a todos los policías la determinación del perfil racial y el poner en el punto de mira a las minorías -blanca, negra, latino, asiática-, hombres y mujeres.
La ciudad de Nueva York, por ejemplo, dispone de una policía mayoritariamente negra, latina y asiática, pero es conocida por su política de "stop and frisk" (detener y cachear") hacia las minorías raciales así como por sus propios asesinatos de jóvenes negros o latinos (dominicanos, entre otros).
Hace unas pocas semanas, un negro ha sido asfixiado hasta la muerte por la policía de Nueva York. El asesinato ha quedado grabado en un video y se ha dado a conocer. La persona que ha grabado el vídeo ha sido detenida, mientras que los policías implicados han sido disculpados.
Las escenas de Ferguson evocan una zona de guerra contemporánea, pero me hacen pensar también en las rebeliones negras de los años 1950 y 1960, que eran aplastadas por la violencia policial y armada (tengo la suficiente edad como para conservar recuerdos estremecedores de ello).
Tras dichas rebeliones, se constituyó una comisión presidencial especial. Una de las conclusiones a las que llegó era la siguiente: "Nuestra nación está dividiéndose en dos sociedades -una blanca y una negra- separadas y desiguales".
A pesar de la gran victoria de entonces del movimiento negro por los derechos civiles y de liberación para romper la segregación legal y obtener otras conquistas, los acontecimientos de Ferguson demuestran que la conclusión de la comisión de entonces sigue siendo válida hoy.
Las comunidades negras no sufren solo la violencia policial. La mayor parte de los negros de la clase trabajadora sufren una segregación racial persistente en lo que se refiere a la vivienda. La segregación escolar es peor que en 1970. La tasa de paro de los negros es el doble de la de los blancos. Y todas las estadísticas sociales confirman esta segregación.
Estos hechos, agravados por la gran recesión (la que empezó en 2007) y sus repercusiones, están detrás también de la cólera de Ferguson y en las demás comunidades negras en todo el país.
Los acontecimientos de Ferguson han atraído también la atención nacional sobre la militarización de las fuerzas de policía, incluso en ciudades pequeñas como Ferguson. Se trata de una tendencia creciente desde Reagan.
Esta tendencia ha aumentado desde las guerras de Afganistán e Irak, pues los militares estadounidenses proporcionan gratuitamente los excedentes militares dejados por esas guerras a los departamentos de policía -desde uniformes de camuflaje pasando por armas de combate con sus municiones, chalecos antibala, vehículos blindados, hasta helicópteros.
El dinero proporcionado por el departamento de seguridad interior ha servido para comprar el camión blindado Bearcat que patrulla actualmente Ferguson. Ha pagado también dos helicópteros, otros vehículos, balas de goma, chalecos antibala y equipos de visión nocturna utilizados contra los manifestantes.
Y todo esto solo para una ciudad pequeña. Multiplicadlo por centenares de departamentos de policía en todo el país.
* Barry Sheppard fue militante del movimiento de derechos civiles en los años 1960 en los Estados Unidos. Participó igualmente en el movimiento contra la guerra imperialista en Vietnam. En 1964 fue responsable de la redacción de The Militant, órgano del SWP (Socialist Workers Party).
No hay comentarios:
Publicar un comentario