sábado, 8 de noviembre de 2014

República Centroafricana: La oculta responsabilidad de Francia

Los acontecimientos ocurridos en la República Centroafricana (RCA) interpelan por su grado de violencia y de odio compartidos por una gran parte de la población. En unos meses el país se ha hundido en una espiral de autodestrucción. 

Paul Martial, en Afriques en Lutte. 07/10/2014. Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

El abanico de lectura es presentado muy frecuentemente, por los medios occidentales, como resultado de un conflicto confesional, cuadra mal con la idea extendida de que cristianos y musulmanes vivían en perfecta armonía desde hace muchísimo tiempo. Entonces ¿cómo explicar esta crisis? La historia de Centroáfrica nos permite comprender mejor este complejo conflicto en el que entran en juego múltiples parámetros, en particular un hecho que nos parece determinante pero que es a menudo ocultado, la responsabilidad de la política neocolonial de Francia en RCA.

Durante mucho tiempo este país ha sido estratégico. Situado en el corazón del continente, se convertía en una plataforma militar avanzada de Francia; la comparación con un portaaviones fue evocada a menudo y daba una ventaja decisiva a París en los diferentes conflictos militares que han sacudido la región.

Esta responsabilidad de Francia debe ser vista de forma global en su gestión postcolonial de los países africanos francófonos pues, en efecto, la RCA se suma al triste palmarés de la política africana de Francia: masacre de 1947 en Madagascar, guerra de Biafra contra Nigeria provocando un millón de muertos, ataques con napalm contra los guerrilleros nacionalistas de la UPC camerunés, apoyo a la guerra civil de Congo Brazzaville, complicidad en el genocidio en Rwanda y la lista desgraciadamente está lejos de ser exhaustiva.

La historia de la RCA está marcada por el dolor y la violencia que fueron infligidos por el esclavismo y el colonialismo y no pueden caer en el olvido pues continúan marcando a las poblaciones, resurgiendo con ocasión de la crisis más grave que vive RCA desde su independencia.

Un país marcado por la violencia esclavista...

Durante muchos siglos, las poblaciones centroafricanas fueron víctimas de las razzias organizadas por los esclavistas árabes. En particular las operaciones realizadas por Zubeir Pacha viniendo de Sur de Sudán y luego por uno de sus sucesores, Rabih, que se instaló cerca del lago Tchad. A partir del siglo XVIII el comercio esclavista va a alimentar la trata atlántica de los occidentales con la colaboración de los piragüistas Bobangui. Las consecuencias fueron dramáticas. Estas repetidas razzias devastaron una gran parte del Africa Central, incluyendo la RCA, con una caída severa de la demografía impidiendo a esta región prosperar y hundiendo a las poblaciones en una inseguridad permanente.

Este esclavismo se detuvo cuando vino la colonización, que no pondrá sin embargo fin al calvario sufrido por las poblaciones. Un observador hizo subrayar que el camino tomado cuando se produjo la toma del poder por la Seleka era justamente el mismo que el de los esclavistas /1. Igual que el resentimiento difuso alimentado contra las gentes del río /2. Si el tiempo ha pasado, la memoria colectiva permanece viva, los rencores también. Es un primer elemento que explica las disensiones de Centroáfrica.

Tanto más en la medida que ese crimen contra la Humanidad no ha sido jamás formalmente reconocido y sigue sin formar parte de la historia oficial del país. Ninguna fecha, ningún monumento, ninguna celebración es organizada. La memoria de estos hechos no ocupa ningún lugar en el proceso de construcción de la Nación y del estado centroafricano.

... y colonialista

Esta violencia continuó con la presencia colonial francesa. Es difícil hacer comparaciones, pero parece que las condiciones de supervivencia de las poblaciones negras en el África francófona eran mucho más difíciles en Africa Central que en Africa del Oeste. En efecto, París había decidido confiar la explotación del país a las “grandes concesiones coloniales” que, de una cierta forma, representan el capitalismo en su estado puro: “Se trataba, de hecho, de una verdadera dimisión del estado: renunciando a hacer él mismo las inversiones necesarias, esperaba que la iniciativa privada, bajo el aguijón de los beneficios, pondría por si misma el país en valor /3.

Las masas africanas eran abandonadas a la voluntad de los responsables de dichas concesiones. La administración presente en el medio colonialista pasaba la mayor parte de su tiempo absolviendo los peores crímenes de los colonos. Mucho más aislada de la metrópoli que el África del Oeste, la violencia y la arbitrariedad prosperaban ante un estado impotente para frenar los abusos de sus propias criaturas. “Las reformas no consiguieron su objetivo porque el estado no disponía ya del poder de imponerlas. Incluso advertido de esos abusos, incluso decidido a reprimirlos, se veía confinado a la impotencia /4.

En aquella época, los propios partidarios del colonialismo, entre ellos Gide, tienen un juicio severo: “¿Qué han hecho esas Grandes Compañías, a cambio, por el país? Nada. Las concesiones fueron concedidas con la esperanza de que las compañías ’darían valor’ al país. Lo han explotado, lo que no es lo mismo; sangrado, exprimido como una naranja de la que pronto se tira la piel vacía /5.

La administración colonial va a imponer el porteo y el trabajo forzosos, incluso a las mujeres con niños. Así, la construcción del ferrocarril “Congo Océano” provocará más de una veintena de miles de muertes. Sus consecuencias serán dramáticas: “la mitad de la población centroafricana pereció como consecuencia del choque microbiano y de la violencia del encuentro colonial, pero también del desarrollo económico de la región /6.
El país será destruido, las actividades económicas anuladas por una población que huía del trabajo forzado, el porteo, las exacciones y demás castigos que permanecen como el símbolo de la aportación de la civilización europea a África. “Los grupos se dislocan unos detrás de otros sin que sea posible hacer nada para detener estas migraciones que han hecho un verdadero desierto de un país en otro tiempo rico en culturas y en el que estaba instalada una numerosa población /7.

En 1928 estalló una revuelta que nació alrededor de la ciudad de Bouar dirigida por Kamou, un curandero que, alrededor del rito del Kongo-Warra, arrastraría a miles de africanos en una lucha contra los colonos que se prolongará durante cuatro años y será ferozmente reprimida.

Es en este contexto de debilitamiento y de desolación en el que Centroáfrica va a acceder a la independencia en agosto de 1960.

Cuando Francia creó Centroáfrica

El nacimiento de Centroáfrica, como país independiente, se hizo de mala gana y se confunde con la personalidad de Barthélémy Boganda, considerado como el padre de la nación centroafricana. Fue un nacionalista moderado, aunque diera pruebas de valentía en su denuncia de las condiciones de vida de las poblaciones de Oubangui-Chari; su madre fue asesinada por los milicianos de las grandes concesiones por insuficiente producción de caucho. Al final de su vida hará una alianza con los colonos, ciertamente por fidelidad a la religión cristiana y debido a un anticomunismo exacerbado que, en la época de la guerra fría, le colocaba en el campo occidental y le impedía poner en cuestión radicalmente el sistema colonialista. Estaba a favor de la creación, a partir del Africa Ecuatorial Francesa (AEF), de un gran y único país, etapa cuyo objetivo final sería la creación de los Estados Unidos del África latina que permitiría ser una muralla eficaz contra el peligro comunista, pero también musulmán.

Francia decidirá diferente puesto que la ley marco de la autonomía administrativa de 1956 consagrará la separación en cuatro entidades, premisa de los cuatro países en que se convertirán Gabon, la República del Congo (Congo Brazzaville), Tchad y Centroáfrica. Fue pues sin entusiasmo como Boganda proclamó la independencia de Centroáfrica, que será más el fruto de su fracaso que una voluntad popular de tener un país tal cual es.

En otros términos Centroáfrica no es más que la prolongación de la estructura colonial del Africa Ecuatorial Francesa impuesta por París. Construcción contra la que los nacionalistas combatieron, pero que fue aceptada por los primeros dirigentes (a menudo nombrados equivocadamente padres de la independencia) como el gabonés Léon Mba, el congoleño sacerdote Filbert Youlou o el tchadiano François Tombalbaye que verán en esta configuración un medio inesperado para reforzar su poder con la ayuda de Francia.

Un país tutelado

En este país, más que a un intervencionismo de Francia, nos encontramos ante una cogestión del país asegurada por la presencia de agentes de Francia con estatus oficiales como embajadores, consejeros franceses, militares a menudo ligados al servicio secreto. Pero también consejeros ocultos, sin responsabilidad formal en la administración francesa. Además los primeros dirigentes centroafricanos, sobre todo los militares, son formados en las escuelas francesas y algunos participarán incluso en las guerras coloniales en Indochina. Bokassa, por ejemplo, tendrá la doble nacionalidad francesa y centroafricana. Esta dependencia tiene también su vertiente financiera; Francia por medio de ayudas y préstamos contribuye al presupuesto del país. En fin, y es quizá el elemento crucial, Francia sigue siendo el garante de la seguridad del poder contra los golpes de estado ayudados o no por otros países, pero también contra las revueltas de las poblaciones.

Con este sistema, París mantiene un total control de la gestión del país en los terrenos esenciales como la diplomacia y las alianzas militares. Una rápida ojeada de los poderes de los diferentes jefes de estado es edificante: todos están endeudados con el hexágono.

Dacko y sus tontons (1960-1966)

Un año después de la creación de la RCA, Barthelemy Boganda encontrará la muerte en un accidente de avión inexplicado. Su sucesión estará en el corazón de una lucha importante entre las dos alas del partido político fundado por Boganda: el MESAN (Movimento de Evolución Social del Africa Negra). Para descartar a Abel Gomba, sin embargo heredero legítimo de Boganda puesto que fue su compañero de lucha y su primer ministro, la administración francesa va a buscar a Dacko, sobrino de Boganda, mucho más manejable y francófilo y le ayudará a tomar el poder contra un Gomba juzgado demasiado panafricanista, demasiado socialista y por decirlo todo, demasiado independiente a ojos de París. Tras algunos años de poder será víctima de un golpe de estado dirigido por Bokassa con el trasfondo de un profundo descontento popular.

El primo Bokassa (1966-1976)

Bokassa es un puro producto del ejército francés como muchos otros. Será guiado por un agente de los servicios especiales franceses: “(...) el coronel Mehay, consejero militar de la embajada y miembro por tanto de los servicios de inteligencia franceses, se convierte en el analista de terreno más escuchado. Este oficial goza de un peso tanto más importante en la medida que es el interlocutor francés preferido de Bokassa, a costa del nuevo embajador Jean Français /8.

Para el gobierno francés de entonces dirigido por Giscard d´Estaing, que Bokassa llamaría su primo, Centroáfrica va a convertirse en un asunto importante pues jugará el papel de una base estratégica en la guerra del Tchad contra los libios. El gobierno francés cierra los ojos sobre las infamias de Bokassa y llega incluso a organizar y financiar completamente la consagración imperial de Bokassa, Pero el abandono del tirano no proviene de sus extravagancias, sino más bien de su cambio de aliado. Por razones financieras, Bokassa va a dar el falso paso que le será fatal intentando llegar a un acuerdo con Gadafi al que propone la base militar de Bouar /9. Inaceptable para Francia, para quien Libia sigue siendo una amenaza. Bokassa será inmediatamente depuesto en la operación Caban (Ca por la RCA y Ban por Bangui).

Dacko, la vuelta (1979-1981)

En la operación de Caban, los paracaidistas, en su Transall y entre dos cajas de municiones van a llevar a Dacko, que permanecerá solo dos años en el poder y será de nuevo víctima de un golpe de estado, que algunos dicen apañado, de Kolingba, su jefe de estado mayor, con la bendición de las autoridades francesas.

Kolingba y el mentor en short (1985-1993)

Kolingba también es un veterano del ejército francés, formado en la escuela de oficiales de Frejus. Jugará, como los demás su papel de apoyo fiel de Francia en sus aventuras neocoloniales, en particular contra los libios en un Tchad considerado por el gobierno socialista francés como un asunto estratégico. Kolingba va a ir desapareciendo cada vez más dejando el poder efectivo a su consejero Jean-Claude Mantion. Esto es lo que dice el dictador del Congo Brazzaville, Sassou N’guesso sin embargo uno de los pilares más sólidos de la françafrique cuando habla de Kolingba: “No hacia ni el paripé de gobernar. Cuando nosotros, jefes de estados vecinos, llegábamos al aeropuerto, era un cierto comandante francés, Mansion, quien se presentaba en pantalón corto y camiseta, para recibirnos” /10.

En un golpe de estado fracasado, Patassé se refugió en la embajada de Francia. Esto es lo que cuenta el periódico Libération: “Sigue entonces una escena espeluznante: frente a frente, alrededor de una mesa en la que solo hay blancos, el embajador de Francia negocia con el ’procónsul’ francés de Centroafrica, el coronel Jean-Claude Mantion, un salvoconducto al exilio para Ange-Félix Patassé. En definitiva, Francia negocia con Francia la solución de un problema centroafricano” /11.

Convertido en fuente de inestabilidad, abandonado por el ejército francés, se deja persuadir por el Quai d´Orsay (ministerio de asuntos exteriores) para que organice elecciones libres que perderá en beneficio de Patassé. Lo que no le impedirá, unos años más tarde, en 2001, intentar un golpe de estado que será “aplastado en la sangre”.

Patassé, la democracia traicionada (1993-2003)

Patassé es el único dirigente centroafricano llegado al poder democráticamente. Su barniz antifrancés puede seducir, pero la verdad es muy diferente, muy ligado a la red de la françafrique de Pasqua y Marchiani /12, no dudará en llamar a Francia para defender su poder. Así, Francia intervendrá en dos ocasiones (operación Almandin 1 y 2). Gozará de la ayuda del embajador de Francia de entonces, M. Simion, para trucar las elecciones de 1999. Y es el general francés, Thorette, quien negociará el alto el fuego con los rebeldes. Patassé decide nombrar a Bozizé, jefe de estado mayor del ejército centroafricano, que logrará regularmente, aplastar con la ayuda del ejército francés, los motines y golpes de estado. El ejército francés interviene en tres ocasiones en 1996 a través de Bozizé para restablecer el orden y sacarle las castañas del fuego, incluso tras su segunda elección trucada. Además Patassé gozará de los servicios del capitán Barril para asegurar su seguridad. Finalmente, según una tradición establecida, será su jefe de estado mayor quien le derrocará.

Bozizé, el dictador huérfano (2003-2013)

Bozizé, a pesar de su curriculum y sus numerosas tentativas de golpe de estado, no tiene el mejor perfil para restablecer el estado de derecho y la democracia. En el memorándum de justificación de su golpe de estado asegura que el “respeto de los derechos humanos, el saneamiento de las finanzas públicas, el relanzamiento de los sectores económicos y la recuperación y la creación de los sectores sociales y la ayuda de urgencia serán las cuatro prioridades del nuevo gobierno”, que concede, “corre el riesgo de dar la impresión a los socios y amigos de la república centroafricana de un abandono del proceso democrático inaugurado en 1993 /13. Pero poco importa, va a gozar de la ayuda y del apoyo de Francia, que delegará sus expertos: “El general francés Jean Pierre Pérez ha sido nombrado consejero en materia de defensa del presidente centroafricano François Bozizé, ha anunciado el miércoles en Bangui la radio nacional centroafricana. El general Pérez ha sido presentado el martes al general Bozizé por el embajador de Francia en Centroáfrica, Jean Pierre Destouesse. El general Pérez es un conocedor de Centroáfrica por haber mandado allí a finales de los años 1990 los elementos Franceses de Asistencia Operativa (EFAO), un contingente militar francés de 1.200 hombres presente en el país de 1981 a 1998” /14.

Estará rodeado también de consejeros no oficiales, como un cierto Dulas que trabaja para Secopex, una sociedad francesa de seguridad (militar y económica) fundada en 2003 que es una concurrente de Geos y tiene en cartera, entre otras cosas, un contrato con el gobierno somalí. Colabora igualmente con Charles Millon, el antiguo ministro francés de Defensa, activo en el Sahel en el terreno de las bioenergías /15 sin hablar de algunos estafadores, soldados perdidos de las aventuras coloniales de Francia /16.

Para salvar su poder, el ejército francés intervendrá en varias ocasiones, incluso con sus Mirages F1, y bombardeará ciudades como Birao en manos de los rebeldes en el norte del país. Mientras que el poder de Bozizé no tiene ni un gramo de legitimidad democrática.

Dictadura y etnicismo bajo la mirada benevolente francesa

Así pues, tanto los gobiernos franceses de derechas como de izquierdas han instalado, acompañado y dimitido a los dirigentes centroafricanos. Tras el apoyo a los hombres está naturalmente el apoyo a su política que ha destruido progresivamente Centroáfrica, su aparato de estado y las infraestructuras, lo que ha conducido al caos generalizado. La República Centroafricana se muere, en primer lugar por una ausencia de democracia en la que solo las armas permiten el acceso al poder, pero también por una política etnicista que destruye el tejido social haciendo de cada centroafricano el enemigo potencial del otro.

Desde el comienzo, David Dacko entonces rodeado de consejeros franceses entre ellos en particular Clément Hassen, va a instalar progresivamente la dictadura, aniquilar todas las oposiciones, promulgando en el parlamento leyes liberticidas que él mismo calificará de más duras que las de los colonialistas. El principal opositor será exiliado y su organización política, el Movimiento para la Evolución del África Central (MEDAC), prohibido. Dacko llevará a cabo una política en beneficio de los propietarios franceses. Como muchos de sus pares, va a utilizar el pretexto de la lucha contra las divisiones étnicas en el país para imponer su partido único como garantía de la unidad del RCA. Lo que no le impedirá sin embargo, en noviembre de 1960 en la votación de las leyes en la Asamblea Nacional que ponen fuera de la ley al MEDAC, llamar a los partidarios de su etnia para rechazar las manifestaciones de protesta /17.

Pero cuando su régimen se ahogue, carente de fuerzas, intentará acercarse a China. Esto no le será perdonado, sobre todo en una época de guerra fría y Foccart, visceralmente anticomunista, le abandonará permitiendo a Bokassa dar su golpe de estado.

Bokassa va a mantener la dictadura y las violaciones de los derechos humanos, pero va a inaugurar una política nepotista poniendo a numerosos miembros de su familia en puestos codiciados. Abandonando el ejército, va a constituir, a partir de los miembros de su pueblo, una milicia, nombrada “las abejas”, que se comportará como guardia pretoriana y asegurará la seguridad de su régimen suprimiendo físicamente a los opositores.

Una vez depuesto por Francia y viendo la incapacidad de Dacko para ejercer el poder, el golpe de estado de Kolingba va a convenir a Francia. Si el poder de Kolingba asegura una continuidad en la gestión antidemocrática del poder, va a marcar una ruptura llevando a cabo una política abierta y profundamente etnicista. En efecto UNHCR indica que la etnia de Kolinba, que representa el 5% de la población, estará sobrerepresentada en el ejército y en los puestos de responsablidad del gobierno /18. El think-tank International Crisis Group hablará incluso, con razón, de “Tribalización bajo tutela francesa” /19.

Lo mismo ocurrirá con Félix Ange Patassé, antiguo primer ministro de Bokassa que, si bien fue elegido una primera vez de forma regular, se hundirá también rápidamente en una dictadura: “El poder tiende ya a concentrarse en un círculo clánico y familiar cada vez más restringido, parecido al modo del akazu ruandés de la época de antes del genocidio /20.

Bozizé, jefe de estado mayor de Patassé, va a apoderarse del poder con la misma retórica de siempre: restablecer el estado de derecho, la seguridad y la buena gobernanza. Este gran demócrata será puesto en pie por Francia con la ayuda de las tropas tchadianas. Se había dado a conocer por los centroafricanos siendo, bajo el gobierno de Bokassa, el principal responsable de la represión contra las manifestaciones de los estudiantes de universidad y de bachiller, represión que utilizó Francia como pretexto para deponer a Bokassa. Bajo el gobierno Dacko 2, puesto en pie por París, será ministro de defensa. Intentará con Patassé un golpe de estado contra Kolingba y se convertirá en un pilar de su gobierno antes de derrocarlo.

La consecuencia: un estado fallido

Patrimonialización de los dirigentes

La política de Francia en RCA va a contribuir a construir un... estado fallido. Los consejeros franceses van a cerrar los ojos ante los tráficos de madera, de oro y por supuesto de diamantes, cuando no van ellos mismos a aprovecharse de ellos /21 y los robos de las riquezas del país van a desarrollarse.

Ninguna institución estatal funcionará, provocando la pérdida de credibilidad, a ojos de los centroafricanos, de una noción de estado percibida como una simple estructura que facilita “la cosecha” de los dirigentes, es decir el desvío de fondos. Así, la recaudación de impuestos decae, la economía del país está en manos de aventureros cuya principal actividad es el tráfico y el saqueo que, por supuesto, no reportan un céntimo a la colectividad.

Las expoliaciones se hacen sobre el conjunto de la cadena estatal. El periódico Le Monde revelaba en 2010 un desvío masivo de la ayuda para los enfermos de SIDA con la consecuencia de la imposibilidad de compra de los tratamientos, y miles de muertos /22.
El presupuesto de RDC en 2013 era de 395 millones de euros, de los cuales 210 venían de los ingresos del país. Lo que da una indicación de la debilidad de los márgenes de maniobra de RCA y de la relación entre la explotación de las riquezas del país, diamantes y madera en particular, y los ingresos que producen para el país.

RCA va a encontrarse exhausta, incapaz de hacer frente a los gastos corrientes del país, alimentando una corrupción a todas las escalas del poder, incluso las mínimas. Llevar uniforme permite así obtener unos ingresos a base de extorsionar a una población privada de todo.

Los conflictos interétnicos

Las diferentes políticas etnicistas de los dirigentes van a lograr provocar divisiones importantes en el campo de la sociedad que dará un reflejo reforzado por ausencia de un estado digno de ese nombre. La facilidad del enfrentamiento entre las milicias de la Seleka y de los Anti Balaka se explica por esa herencia de división que no ha hecho más que empeorarse. El sentimiento difuso, pero real, de que los musulmanes no son verdaderos centroafricanos no data de la crisis y de la toma del poder por la Seleka. El hecho de que el comercio al por mayor y los circuitos de distribución estén controlados, en gran parte, por los musulmanes aumenta este ostracismo.

Cuando la toma del poder por Bozizé, con la ayuda de soldados tchadianos, estos últimos saquearon Bangui y se hicieron culpables de exacciones contra la población civil, exacciones que en gran parte no se dieron contra las poblaciones musulmanas. Lo que ocurrió en 2003 se reprodujo con más violencia en 2013 con la toma del poder por la Seleka. Es así como durante ese decenio: “(...) unos incidentes desembocaron en enfrentamientos sangrientos de intensidad creciente en el curso de los cuales la centroafricanidad de los musulmanes fue cada vez más sistemáticamente puesta en cuestión” /23. Al mismo tiempo, las políticas de terror de los ejércitos de Bozizé alimentaron un fuerte resentimiento de las poblaciones del norte contra Bangui que asociaban esas políticas de terror a los habitantes de la ciudad. El resorte es siempre el mismo, hacer responsable a la población de los actos de sus dirigentes que actúan en general en su nombre. Cuando la llegada de la Seleka, Bozizé intentó con fuerza movilizar a la población destilando una retórica religiosa antiislám, tanto más en la medida en que es el jefe de una secta cristiana, la “Iglesia del Cristianismo Celeste-Nueva Jerusalén”. No dudó en distribuir armas blancas a jóvenes desclasados contra las milicias de Seleka que formarán las milicias COAC y COCORA.

Cuando se habla de divisiones étnicas en Centroáfrica se piensa a menudo en las gentes del río: los Banziri, los Bouraka, los Sango y los Ykoma y los de la sabana: Gbaya, Sara Banda, Nzakara y los bantús que engloban a los Ngbaka, Lissongo, Pande, Mbimou... Pero las etnias no deben ser comprendidas como grupos fijados, sino más bien como grupos de fronteras flexibles que evolucionan e interactúan conjuntamente tejiendo alianzas, a veces efímeras, según las experiencias y avatares de la historia.

Las políticas étnicas se concretan en un favoritismo para conseguir contratos, gozar de exoneraciones fiscales, acceder a un empleo en la función pública, ganar en un concurso público. A menudo la región del presidente estará mejor dotada en equipamientos. Al mismo tiempo, los dirigentes de la RCA van a abandonar al ejército para favorecer milicias salidas de su propia etnia: “En RCA, las diferenciaciones étnicas son en efecto particularmente intensas en el cuerpo militar, dividido entre un ejército desestructurado y abandonado (Fuerzas Armadas Centroafricanas (FACA)) y milicias valorizadas y etnicizadas. Bajo Bokassa, las “abejas”, la milica de estado del presidente-emperador, tenían el monopolio de la violencia (...). Bajo Kolingba, “las Abejas” fueron reemplazadas por los Elementos Blindados Autónomos (EBA), enteramente yakoma. (...) Patassé ponía en pie una guardia fiel compuesta por miembros de su etnia de origen (Berman)” /24.

La formación de la capital Bangui es, desde este punto de vista, instructiva y sigue globalmente la división interior del país: “En su tesis consagrada a Bangui, Villien ha mostrado que los miembros de las etnias Banziri, Sango, Ngbakas y Yakoma se concentraban en vísperas del conflicto en el sur de la ciudad mientras que los Mandjia, Gbaya, Sara y Mboum-Pana estaban implantados más fuertemente en los barrios del norte” /25.

Cuando se produjeron los diferentes golpes de estado se vio que hay una acentuación de la dimensión étnica provocada por dirigentes políticos con el corolario de una agravación de la situación humanitaria: “Durante el período de los motines, se asistió por tanto a una fuerte politización del espacio con una asimilación entre barrio, etnia y tendencia política. Sin embargo, si los combatientes utilizaron las divisiones interétnicas para controlar sus territorios, no hubo exacciones de gran amplitud según criterios étnicos en 1996-1997. Con el golpe de estado de mayo de 2001, Patassé franqueaba un paso suplementario en la violencia practicando una limpieza étnica en los barrios sur, considerándolos de entrada como rebeldes puesto que estaban mayoritariamente habitados por individuos que pertenecían a las etnias del río y de la selva” /26.

Estos conflictos existen también en las regiones del Norte del país. En ausencia de estado, los conflictos entre comunidades se exacerban. Es el caso por ejemplo entre gulas y kara y más en general entre: “las comunidades agrícolas locales y las tribus nómadas de la RCA, del Tchad y de Sudán, como los Peuls, los Bororos, los Mbararas, los Fulatas” /27.

Los conflictos étnicos no son propios de Centroáfrica, ni de África. El racismo que se desarrolla en la mayor parte de los países europeos contra comunidades particulares y los resultados de organizaciones xenófobas y de extrema derecha lo recuerdan. La crisis es un formidable fermento de división de las poblaciones en el que se hunden los políticos podridos.

Es real el peligro de que las milicias Seleka y Anti-Balaka se escindan entre múltiples grupos algunos de ellos con connotación étnica, lo que acentuaría la espiral de la violencia.

La situación actual en la RCA

Para los centroafricanos, el estado no tiene mucha significación. Ya debilitado por las políticas de ajuste estructural que han golpeado al país, las decisiones de orientación presupuestaria de los diferentes dirigentes han acentuado la descredibilización del estado: “Antes de la caída del presidente Bozizé, los efectivos de la función pública estaban evaluados en unas 26.000 agentes públicos. Cerca del 41% de estos eran agentes que dependían de los ministerios de Interior y Defensa Nacional. En cambio, solo el 4,7% de los agentes públicos dependían del sector de Desarrollo rural” /28. Para una población que en su mayoría vive de la agricultura y de la ganadería.

Antes de la guerra civil cerca de los dos tercios de la población vivía con menos de dos dólares por mes y un tercio de las familias estaba en situación de inseguridad alimentaria. Esta extrema miseria coloca al país en el puesto 180 de 187 en el informe sobre el desarrollo establecido por el PNUD.

Violencia endémica

La secuencia de dictaduras producidas por sucesivos golpes de estado va a aniquilar las oposiciones políticas civiles y dejar como única vía creíble para una alternativa la perspectiva de rebeliones y la lucha armada. Esta reducción del espacio político impedirá igualmente la existencia y el funcionamiento de instituciones capaces de jugar su papel de contrapoder y, por lo mismo, ser fuente de mediaciones en los conflictos entre el estado y la población; igualmente en el seno de las poblaciones, en particular para los conflictos entre comunidades de pastores y agricultores. Esta imposibilidad estructural de arreglar pacíficamente los conflictos va a arrastrar al país a una espiral de violencia en la que cada comunidad, para garantizar su seguridad, va a dotarse de grupos armados.

Es así como, en el norte del país, existe una oposición importante entre los pastores, a menudo peuls, que pueden ser centroafricanos o venir del Tchad, y los agricultores. A la búsqueda de pastos para sus rebaños, los pastores se instalan en lugares ocupados por los agricultores, se crean discrepancias sobre los cultivos destruidos por el ganado y la utilización de los puntos de agua. Existen sistemas para la indemnización, pero estas prácticas deben ser encuadradas para evitar todo tipo de derivas y abusos tanto por parte de los pastores como de los agricultores. Estos tipos de estructuras, cuando no existen, y eso ocurre a menudo, desembocan en conflictos que degeneran, pueden ser costosos en vidas humanas y crean un clima de inseguridad para las poblaciones civiles. En 2008, Human Right Watch indicaba: “Desde enero de 2008, los investigadores de Human Rights Watch han documentado al menos cinco diferentes ataques transfronterizos contra pueblos fronterizos centroafricanos, la mayor parte entre Markounda y Maitoukoulou en la parte noroeste del país. Las fuerzas armadas tchadianas parecen actuar apoyando a los pastores tchadianos y centroafricanos conocidos con el nombre de Peuls, en conflicto con los agricultores locales de la RCA que intentan proteger sus cosechas. Las peores violencias se han producido el 29 de febrero, en una oleada que ha destruido seis pueblos en la región de Maitoukoulou/29.

Hay que mencionar también la actividad de los cazadores furtivos. A menudo venidos de Sudán, están muy armados y proporcionan marfil a los traficantes y carne de animales salvajes que puede ser una actividad muy lucrativa. Si sus actividades participan en la extinción de ciertas especies animales, no son una fuente mayor de inseguridad para las poblaciones. Con la salvedad de que la actividad de caza furtiva puede ser abandonada temporal o definitivamente por otras actividades bastante más peligrosas para la población como la de asaltantes de caminos.

Estos asaltantes de caminos, llamados zaraguinas, son bandidos de grandes vías terrestres que roban y secuestran a menudo niños, a veces de forma muy violenta como testimonia un responsable de asociación de educadores: “Voy a daros un ejemplo: de enero al mes de mayo de este año, trescientos niños han sido tomados como rehenes y más de cuatrocientos noventa millones pedidos como rescate” /30.

Estos grupos compuestos por antiguos soldados de las FACA o de grupos armados desmovilizados, utilizan su Kalachnikov como una herramienta para ganarse la vida.

Por otra parte, para intentar asegurar la seguridad en las regiones del noreste, donde actúan laszaraguinas, grupos de jóvenes de ciudades y pueblos se han constituido en milicias de autodefensa; muchos llevan amuletos y talismanes cuya función es protegerles de las balas de los AK (abreviatura de Kalachnikov) de ahí el nombre de los antibalas AK, transformado en anti-Balaka. La constitución de estos grupos es el fruto de la ausencia total de fuerzas de seguridad del estado centroafricano.

El abandono del norte del país

La región del norte ha sido abandonada desde hace mucho. Signo de este desinterés, la extrema debilidad de las infraestructuras, una red de carreteras deteriorada, incluso la que parte de la capital Bangui; la casi ausencia de funcionarios que desertan este territorio, tanto por razones de seguridad como financieras, debido a grandes dificultades para cobrar sus salarios. Las poblaciones, algunas de las cuales son nómadas, han vivido de forma autónoma y han desarrollado lazos económicos con los países ribereños de Tchad y de Sudán.

Al mismo tiempo se han desarrollado milicias armadas. No teniendo ninguna realmente programa político, están muy a menudo ligadas a comunidades, pero pueden también escindirse y degenerar rápidamente, dedicándose al robo y los secuestros.

Para su toma del poder Bozizé utilizará una parte de grupos armados que compondrán, posteriormente, el UFDR, dirigido por Djotodia y luego rápidamente los dejará abandonados. Lo que será vivido como una traición va a desencadenar una guerra abierta con sus antiguos aliados. Así, la UFDR va a abrir conflictos en los que el ejército francés estará directamente implicado. En 2006 los Mirage franceses bombardearán Birao, la gran ciudad del norte para echar de ella a los rebeldes. Durante años esta guerra invisible va a provocar miles de víctimas y devastar toda la región. Las FACA van a entregarse al pillaje, a las violaciones, la tortura y ejecuciones sumarias contra la población civil del norte impulsando una profunda división en el país. A pesar de los acuerdos de paz de Libreville de 2008, no respetados por Bozizé, los conflictos armados van a perdurar así como las exacciones, tanto de los grupos armados como de las FACA.

Santuario para los grupos armados de conflictos regionales

La complejidad de la situación centroafricana proviene también del hecho de que los conflictos del Tchad y de Sudan se han desbordado en gran medida sobre el territorio centroafricano. Pero la responsabilidad de Francia está de nuevo ahí, pues de una cierta forma ha inaugurado este desborde sirviéndose de Centroafrica como de un hub (centro) logístico en la guerra que realizaba en el Tchad contra los libios. En efecto, desde 1968, Francia está implicada en la guerra civil de Tchad que enfrenta a varias facciones entre sí, una de ellas apoyada por los libios. Así, la RCA jugará el papel de base de retaguardia en la operación Manta para enfrentarse a los partidarios prolibios de Gopukouni Oueddei.

Vecinos molestos

La dictadura tchadiana de Déby no ha dejado de llevar a cabo una política de intervención en Centroáfrica de forma directa participando en los golpes de estado, defendiendo las dictaduras, a veces conjuntamente con Francia, o vía las misiones militares de la CEEAC por razones que resume bien el análisis del Colectivo de Solidaridad con las Luchas Sociales y Políticas en Africa: “Varios factores, causas, móviles pueden explicar la injerencia de Idriss Déby en Centroáfrica, llegando a participar en el derrocamiento de Bozizé. Lo más evidente parece ser que Idriss Déby considera que debe controlar en gran parte la RCA para evitar que se cree una rebelión tchadiana. Desde 2003, el dictador tchadiano es un protector que vela también por que Bozizé no se implique con otros socios, como Africa del Sur. Las reservas de petróleo, situadas bajo la frontera con su país, que debían comenzar a ser explotadas en 2013, es algo que le concierne también. Para mantener su influencia, debe considerar las rebeliones y la evolución de la correlación de fuerzas entre Bozizé y sus enemigos, y, más indirectamente, sus circuitos de financiación, incluso vía los diamantes. Como los demás presidentes vecinos, no tiene tampoco interés en que la democracia llegue a Centroáfrica” /31. Así, la emergencia de la SELEKA y su toma del poder está en relación directa con la decisión de Déby como veremos más adelante.

En el caso de Sudán es diferente. No hay voluntad política del gobierno de intervenir en RCA y hacer de ella un país tampón. De hecho el problema está más bien en un desborde del conflicto de Sudán. La dictadura islamista de Béchir realiza agresiones en las regiones alejadas de Jartúm, como en Darfour, por medio de milicias que arma y apoya. Es así como se pueden encontrar responsables de milicia Janjaweed, conocidos por su extrema violencia contra las poblaciones civiles de esta región, en las filas de la Seleka.

Último elemento, fue de Uganda de donde partió una rebelión contra Yoweri Museveni en los años 1980 para proteger a la población Acholi. Esta milicia llamada LRA (según el acrónimo inglés del ejército del señor: Lord´s Resistance Army) degeneró rápidamente en acciones de una increíble crueldad. Esta milicia está ahora presente en el sudeste de la RCA y mantiene relaciones con la Seleka en particular para proporcionar cautivos para trabajar en las minas de oro /32.

La caída de Bozizé

La Seleka o la alianza de los señores de la guerra

La Seleka es un movimiento heteroclito que reagrupa a la Unión de Fuerzas Democráticas por el Reagrupamiento (UFDR) de Michel Djotodia, la Convención de Patriotas para la Justicia y la Paz (CPJP) de Noureddine Adam, el Frente Democrático del Pueblo Centroafricano (FDPC) de Martín Kountamadji, alias Abdoulaye Miskine, la Convención Patriótica para la Salvación de Kodro (CPSK) de Mohamed Moussa Dhaffane y el A2R compuesto de oficiales de las FACA. A esto se añade, y en gran número, mercenarios tchadianos y sudaneses en disponibilidad tras los acuerdos de paz entre Tchad y Sudán y la bajada de tensión en Darfour. Por lo que se refiere a los grupos armados centroafricanos, han reprochado a Bozizé no haber aplicado el acuerdo de paz inclusivo de 2008 de Libreville que preveía el reparto del poder y una real democracia. Otras tantas promesas que Bozizé era claramente incapaz de cumplir, así a lo largo del tiempo lo esencial del poder estaba concentrado en su clan.

La Seleka carece claramente de una orientación política, si no es la de tomar el poder y aún menos orientación religiosa. No hay voluntad de extender el islam en Centroafrica, aunque actualmente algunos sean sospechosos de mantener lazos con ciertas milicias islamistas como Boko Haram.

La imposibilidad para Djotodia de transformar la Seleka en verdadera organización política no ha permitido encuadrar e impedir a las milicias el pillaje y la violencia contra la población de Bangui. Peor aún, los milicianos obedecían únicamente a sus jefes, la mayor parte de los cuales estaban en el gobierno o alrededor del círculo cercano a Djotodia y actuaban con total impunidad.

Los múltiples lazos existentes entre milicianos, con relaciones en las esferas gubernamentales, soldados tchadianos y operadores económicos, han alimentado un sentimiento muy fuerte de odio de la población contra la comunidad musulmana y dado una base social a los anti-Balaka.

Los anti-Balaka: gansterismo y xenofobia

Es así como las milicias anti-Balaka se han formado para luchar contra la Seleka. Salidos, como hemos visto anteriormente, de milicias locales de autodefensa, algunas se dirigieron hacia la capital. Otras surgieron de Bangui y están encuadradas por antiguos militares de las Fuerzas Armadas de Centroáfrica (las FACA). Su orientación política diverge, algunas quieren la vuelta al orden constitucional, es decir la vuelta de Bozizé al poder, otras quieren la expulsión de RCA de todos los musulmanes considerados como no centroafricanos, otras consideran que su misión está terminada con la salida de Djotodia, pero se mantienen considerando que aún el peligro no está descartado.

Es en este marco en el que Francia ha intervenido, con el primer objetivo de desarmar las milicias de la Seleka, sin ver que el desequilibrio creado iba a beneficiar a los anti-Balaka que han atacado a las poblaciones musulmanas. Tanto más en la medida en que en el momento en que Francia enviaba su contingente, se desarrollaba un ataque coordinado de los anti-Balaka con el objetivo de recuperar el poder. Pero la política francesa de desarme parcial de los beligerantes ha conducido objetivamente a que la otra parte se beneficie de la situación. Durante este período el contingente francés se ha hecho cómplice de una limpieza étnica que va a tener graves consecuencias para el futuro del país.

Solo al cabo de un mes, como consecuencia de las críticas de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, la política de Francia se ha reorientado hacia un desarme del conjunto de las milicias.

La significación de esta limpieza étnica, realizada por los más ultra de los anti-Balaka, es hacer imposible la convivencia entre musulmanes y el resto de la población. El efecto boomerang es que esta política da argumentos a quienes defienden la reivindicación de la partición del país.

El extremismo xenófobo de una parte de los anti-Balaka no hace sino alimentar la reivindicación de la partición del país defendida por los extremistas de la Seleka.

La apropiación de una parte del territorio por las diferentes milicias para enriquecerse no hace más que reforzar la división del país entre el norte y el sur.

Porvenir sombrío para la RCA

Peremnización de los grupos armados

Este enraizamiento de las milicias, sean las de Seleka o anti-Balaka, es uno de los obstáculos mayores para la reconstrucción de Centroáfrica y la seguridad de las poblaciones. Desde este punto de vista es significativo que el Acuerdo de Paz de Brazzaville, que fue por otra parte desacreditado por su método, no hable ni de desarme, ni de desmovilización de las milicias. Rechazado por la Seleka y por una parte de los anti-Balaka este acuerdo de paz está lejos de haber logrado el consenso.

El riesgo potencial para la RCA es que el país permanezca dividido por las rivalidades de los diferentes grupos armados, cualquiera que sea su tendencia. Así cada región se encontraría bajo el dominio de una milicia cuya única legitimidad sería su poder militar.

Vemos dibujarse ya ese proceso en la explotación de las minas de diamantes, pero también en el tráfico de marfil, de la carne de animales salvajes, del contrabando de mercancías o el secuestro de población en las carreteras y las vías fluviales.

Por ejemplo, para el grupo del coronel Rombhot, cada puesto en la carretera supone 200 dólares US por semana /33. El país está sembrado de este tipo de grupos y, en la casi totalidad de los casos, es la población la que paga el tributo más pesado sufriendo el trabajo forzoso en las minas, el secuestro, las dificultades que tiene para cultivar y cuidar su ganado debido a los robos.

La inseguridad es permanente con los combates entre milicias por el acaparamiento de las fuentes de beneficio, incluso en el interior del mismo campo: “Según informaciones de Centrafrique Libre, en Bria, los elementos de Daras han tomado ventaja también sobre quienes están cercanos al estado mayor de Bambari. Una fuente cercana al estado mayor de la coalición Seleka ha confiado a Centrafrique Libre que los centros de explotación de diamantes están controlados por los combatientes de Daras ’hoy, no sabemos lo que realmente ocurre. En todas partes, los elementos de Daras expulsan a los elementos delegados por el estado mayor’” /34.

Este género de procesos, si se generaliza, arrastrará a la RCA hacia una zona de ausencia total de derecho como la que conoció Somalia antes de que pasara al control de los tribunales islámicos, luego al aún más radical de los shebab tras la intervención de los Estados Unidos.

El segundo elemento es que la impunidad continúa siendo la regla. Así, en la sucesión de crisis conocida por el país, los protagonistas implicados son siempre los mismos desde hace más de 20 años. Bozizé, Djotodia, Noureddine Adam y otros son los mismos actores de películas cuyo guión sigue siendo idéntico: la toma del poder para el enriquecimiento del clan. Los papeles secundarios, también, siguen siendo idénticos a pesar de su pesado pasado de violación de los derechos humanos. Es el caso, por ejemplo, de Eugene Barret Ngaikossé, antiguo responsable de la guardia pretoriana en la época de Bozizé, responsable de masacres en pueblos del norte del país en 2007 /35 y que reaparece como uno de los dirigentes de un grupo anti-Balaka /36. Jean Jacques Demafouth dirigente de una milicia armada APRD, culpable de ejecución extrajudicial y de extorsión de fondos, que en 2014 se presenta como candidato a la presidencia provisional/37. La lista es larga. Amnistía Internacional en su informe da una veintena de presuntos autores de graves violaciones de los derechos humanos, miembros de los grupos anti-Balaka o Seleka /38. Las crisis son provocadas siempre por esos personajes y el acceso al poder de uno de ellos anuncia inevitablemente la crisis provocada por los otros. Si la inmunidad parece facilitar el desenlace de las crisis, la ilusión es de corta duración, pues actúa como una bomba de relojería.

Algunas pistas de reflexión

El caos generalizado en el que está hundida la RCA descarta cualquier solución milagrosa. Decenios de dictadura, de injerencias extranjeras, de impunidad, de complicidad de Occidente con los enterradores del país implican que su recuperación será larga.

La presencia militar francesa, africana y luego onusiana logrará quizá pacificar el país, pero hay pocas posibilidades de que le haga viable con un estado de derecho. El objetivo es más una estabilización mínima, como se ha hecho en RDC, que construir una solución duradera y equitativa que permitiría a las poblaciones tomar realmente en sus manos su destino, incluso en la gestión de las riquezas del país.

Se puede así legítimamente interrogarse sobre la coherencia de Francia que proclama su voluntad de hacer de Centroáfrica una democracia precisamente cuando ¡apoya todas las dictaduras que la rodean, tanto en Tchad, como en Camerún, RDC o Congo Brazzaville!

Pero se pueden trazar algunas pistas, siendo la primera, como hemos indicado más arriba, la ruptura con el principio de impunidad. Se trata de juzgar y de condenar a quienes son culpables de violaciones de los derechos humanos de tal forma que no puedan ya jugar ningún papel en la vida pública del país. El saneamiento del país debe hacerse al más alto nivel en las esferas de los dirigentes tanto a nivel gubernamental como de las milicias.
Alcanzar este objetivo permitirá mejorar en gran medida la seguridad en el país y desanimará a los aprendices de brujo.

Comenzar rápidamente a satisfacer las necesidades sociales básicas de las poblaciones que, a fuerza de ser ignoradas, conducen al repliegue sobre sí con lógicas de confrontaciones intercomunitarias que derivan en enfrentamientos violentos. La crisis alimentaria azota a este país y puede amplificarse. Dotar a los campesinos de semillas y de herramientas. Reconstruir las infraestructuras sanitarias y hospitalarias donde han sido destruidas, renovar la red de carreteras, todos esos trabajos permitirían también ofrecer un empleo a una juventud en paro. Así las primeras experiencias que han sido realizadas en Bangui para trabajos de drenaje animan. Como subraya un responsable de las Naciones Unidas: “Está claro que la crisis aquí es en gran medida debida a la falta de trabajo entre los jóvenes. Si hubiera más posibilidades de empleo, habría menos bandas de gánsteres y menos criminalidad en Bangui” /39.

Esto implica dar la prioridad presupuestaria a lo social, a costa de confiar las operaciones de vigilancia y de defensa del territorio a las tropas de las Naciones Unidas ya presentes que deberán responder también ante las instancias elegidas por las poblaciones.

La reconstrucción de un modus vivendi entre las diferentes poblaciones necesita de organismos de mediación que permitan pacificar los conflictos que pueden surgir entre las diferentes comunidades apoyándose en las estructuras existentes y las organizaciones de la sociedad civil que tienen una real actividad y son reconocidas por todos. Hay que apoyarse en una gestón descentralizada del país que respete los modos de vida de las diferentes comunidades y que tendría la ventaja de ofrecerles una mayor facilidad de control de las poblaciones sobre sus representantes.

Estamos pues en el lado opuesto al objetivo proclamado por Francia, y sus aliados en Africa Central, que no es sino volver a poner en el poder a dirigentes de esta clase política que han fracasado totalmente.

Notas
1/ Les racines esclavagistes de l’histoire centrafricaine de Jean-Louis Triaud| in http://rue89.nouvelobs.com/2013/12/...
3/ LE CONGO AU TEMPS DES GRANDES COMPAGNIES CONCESSIONNAIRES 1898-1930. TOME 1| Catherine Coquery-Vidrovitch p.25
4/ Ibidem p.271
5/ André Gide VOYAGE AU CONGO Carnets de route (1927) p73
6/ République Centrafricaine: anatomie d’un État fantôme Rapport Afrique de Crisis Group N°136, 13 décembre 2007 Page 3
7/ “rapport de M. l’Administrateur -adjoint Bobichon– sur la situation politique pour les mois de juillet et d’août 1904” citado por Gide
9/ Pouvoir et obéissance en Centrafrique Didier Bigo KARTHALA Editions, p277
12/ La RCA: Un désastre humanitaire et des droits de l’homme. Rapport de Survie et Waging Peace Novembre 2007
13/ Mémorandum gouvernemental N°117/P/DIR-CAB.-signé de Marcel Djimasse Bangui le 03 juin 2003
14/ BANGUI, 8 oct 2003 (AFP)- 13h38 - http://www.sangonet.com/ActualiteC1...
19/ République Centrafricaine: anatomie d’un État fantôme Rapport Afrique de Crisis Group N°136, 13 décembre 2007 Page 7
20/ Oscar Leaba inPolitique africaine p 172
21/ Cf La république centrafricaine: Un désastre humanitaire et des droits de l’homme Un rapport de Survie et Waging Peace – Novembre 2007
22/ Le monde du samedi 150mai 2010
24/ RIVALITES ETHNIQUES ET GUERRE URBAINE AU CŒUR DE L’AFRIQUE- BANGUI (1996-2001) d’Emmanuel CHAUVIN, doctorant en géographie1 Université Paris 1, UMR PRODIG 8586
25/ ibidem
26/ ibidem
27/ Human Rights Watch État d’anarchie Rébellions et exactions contre la population civile septembre 2007 p42 Volume 19, No. 14/A
28/ La République centrafricaine: le naufrage d’un Etat, l’agonie d’une Nation de Didier Niewiadowski
30/ LA PRISE D’OTAGES AUX CONFINS DU CAMEROUN, DE LA CENTRAFRIQUE ET DU TCHAD: une nouvelle modalité du banditisme transfrontalier Saibou Issa Université de Ngaoundéré.
31/ INFLUENCE ET IMPLICATION D’IDRISS DEBY EN CENTRAFRIQUE DE MI-2012 A JANVIER 2014 par Collectif de Solidarité avec les Luttes Sociales et Politiques en Afrique
33/ Rapport du Groupe d’experts sur la République centrafricaine Nations Unies S/2014/452 p.53
35/ République centrafricaine Etat d’anarchie par Human Right Watch p.42
38/ Central African republic Time for accountability Amnesty International July 2014
39/ Éric Levron, expert en moyens de subsistance auprès du Programme des Nations Unies pour le développement (PNUD) in http://www.afriquesenlutte.org/afri...

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