El día 11 de octubre de
1492 los pueblos originarios, de lo que hoy
muchos llamamos América Latina y otros con vocación más imperial llaman
Hispanoamérica, vivían sus propios procesos históricos que se desarrollaban a
partir de dos grandes Civilizaciones Originarias: La Civilización Mesoamericana
y la Civilización Andina, dos grandes civilizaciones avanzadas y vivas que
junto con las del Indo, del río
Amarillo, Mesopotamia y Egipto formaron parte del elenco de civilizaciones
originarias que alumbraron a la humanidad.
Esteban Galera, autor e historiador
Para los pueblos
amerindios el día siguiente, 12 de octubre,
supuso la quiebra de su propia historia que fue aniquilada con la
violencia más descomunal que hasta ese momento había conocido la humanidad. A
ese fatídico hecho los españoles y occidente lo denominaron “el descubrimiento”
y “la conquista”. Simplemente fue una
invasión.
Invasión ha sido el
término empleado aquí para denominar la penetración del Imperio Romano, la de
los Árabes o mucho más tarde la de los franceses en el siglo XIX, y más
recientemente la agresión fascista durante la segunda guerra mundial. Porqué
entonces el cínico lenguaje de conceptuar la invasión de América como “el
descubrimiento”. No cabe duda que esta perversión conceptual esconde una vil
coartada para justificar la aberrante apropiación, depredación y exterminio
genocida que los europeos hispanos aplicaron en América desde el primer momento
que Colón puso sus pies en esas tierras.
Se puede descubrir la
penicilina, pero no se puede descubrir lo que ya existe y en América ya
existían, además de ríos, costas y cordilleras que recorrían los pueblos que
allí habitaban, civilizaciones con más de 3000 años de antigüedad y que poseían
unos conocimientos avanzados en grado incluso superior a algunos de los que se
tenían en occidente.
Lo que sucedió es que
los invasores aplicaron un taimado concepto: aquel era un “continente vacío”.
Era un mundo salvaje y sin valores por lo que había que “llenarlo” con los
valores cristianos de los invasores y no dudaron en hacerlo con sangre y fuego.
Sin embargo aquel continente si estaba lleno de oro, plata y grandes riquezas
naturales y de esas riquezas habría que vaciarlo.
En cuanto a aquellos
misioneros que se compadecieron de los abusos y matanzas de indígenas, como
pudo ser el caso significativo de Bartolomé de las Casas, no defendieron a los
indios en tanto que personas humanas. Aplicaron el concepto teológico del
bautismo y todo aquel que fuese bautizado al convertirse en hijo del dios único
de los cristianos merecería la categoría
de ser humano y podría ser considerado
igual a cualquier otro súbdito de la corona. Aunque tampoco esto sirvió
de muchos a los indígenas bautizados que se pudieron salvar de las hogueras, ya
que fueron tratados como bestias en su condición de esclavos de los
encomenderos.
El exterminio de los
indígenas fue implacable a través de muchos métodos y causas: enfermedades
desconocidas (algunas de ellas fueron introducidas con prácticas de guerra
química), muertes por causa de las condiciones infrahumanas de trabajo esclavo,
represión por motivos de creencias religiosas, represión a las continuas e innumerables rebeliones que se
dieron a lo largo de los más de 300 años de colonialismo español, la práctica
del aborto e incluso del suicidio como reacción a los devastadores procesos de
aculturación. La supuesta conquista supuso el genocidio más grade de la
historia de la humanidad. A la llegada de los españoles la población indígena,
según fuentes de las organizaciones internacionales más proindigenistas se
cifra en unos 80 millones de habitantes y según otras fuentes supuestamente
objetivas era de unos 60 millones. Siglo y medio después de la invasión
colombina quedaban solo 6 millones de indígenas en todo la parte americana de
dominio español. Se estima que con motivo de la extracción de plata en las
minas de Cerro Rico en Potosí (Bolivia) murieron 6 millones de indígenas. Estos
datos están hoy en día al alcance de cualquier interesado gracias a una
abundantísima bibliografía nada difícil de encontrar en nuestras universidades
y librerías especializadas y bibliotecas.
Después de la llegada de los anglosajones a
las costas orientales del norte, hubo nuevas
masacres contra la población indígena. La expansión del imperialismo y
de colonos que conformó la nueva nación de los EE.UU aplicó con notable
eficacia un exterminio casi total de los pueblos autóctonos, mientras que los
supervivientes fueron encerrados en campos de concentración que eufemísticamente
denominaron “reservas”. Menos mal que lo hicieron después de consagrar la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Quien ha podido matar tanto en la historia
hasta nuestros días?
Cuando estos temas se conversan
con personas que quieren ignorar estos fenómenos o con otras que lo ignoran de
verdad y les sale la vena patria dicen.-vale muy bien pero nosotros fomentamos
el mestizaje y no fuimos tan racistas. El tan cacareado mestizaje es otra
mentira más, fue el resultado de las violaciones de las mujeres indígenas en la
inmensa mayoría de los casos.
Pero lo cierto es que
si hay quien puede celebrar toda esta iniquidad histórica. Todos los
beneficiados por el desarrollo del capitalismo occidental tienen que estar de
enhorabuena porque sus riquezas proceden de los huesos indígenas de las minas
de Potosí o Guanajuato y Zacatecas, de las plantaciones regadas con la sangre
de los esclavos indios y después de los esclavos africanos, del comercio del
esclavismo, de la depredación de las riquezas minerales del suelo y del
subsuelo. Robando todo en la tierra de los amerindios Europa se alza como
campeona en las relaciones comerciales del mundo durante los siglos XVI y XVII.
Nunca tanta plata había circulado por las manos de tantos. El resultado es el
hundimiento del valor de la plata China y de los mercados orientales. El oro
termina con los mercados africanos dominados por el Imperio Ashanti en Ghana.
Las especies y otros bienes robados y producidos por esclavos en América rematan
la faena y Occidente se impone en el mundo que va quedando a su merced. Lo
demás es la historia hasta nuestros días. ¡¡Como no lo van a celebrar con el
mejor champán!! ¡¡Viva el 12 de octubre y el hermoso descubrimiento!!
Los que no lo celebran
naturalmente son los masacrados, los arruinados hasta el hambre y la miseria,
los explotados; los indígenas latinoamericanos. Ellos vieron la destrucción de
su cosmos, de su mundo, de unas civilizaciones maravillosas que fueron y son su
patrimonio y de toda la humanidad que se precie de tal.
Luego llegó la
independencia de los países latinoamericanos durante la primera mitad del siglo
XIX y la burguesía criolla, descendientes de los españoles, siguieron
explotando a los indígenas que continuaron sin poseer su tierra y ocupando el
lugar más bajo y mísero en la escala social. Los criollos ricos ocuparon el
poder y extendieron la corrupción heredada de la colonia, vendieron sus países
a nuevas potencias occidentales, llegaron los gringos y el dominio del patio
trasero, las dictaduras y las injusticias, represiones y matanzas se
prolongaron hasta nuestros días y los pueblos indígenas continuaron padeciendo.
El imperialismo continuó sangrando todo un continente hasta límites
insoportables.
América fue colonizada
pero los pueblos originarios jamás fueron conquistados. Los españoles destruyeron sus templos,
convirtieron en lingotes sus trabajos en oro y plata, saquearon sus tierras y
bienes, reprimieron sus creencias y persiguieron su cultura, pero a pesar de
todo esto nunca lograron conquistarlos. Lo demuestra la titánica y constante
lucha que los pueblos indígenas mantuvieron contra el invasor no tan solo para
enfrentarlos sino para mantener vivos dentro de lo posible sus lazos de
identidad. Se habla mucho de que hubo sincretismo pero la verdad depara que el
sincretismo afectó más a muchos colonos que mezclaron sus creencias con las de
los indígenas. Los pueblos amerindios lo que sí hicieron fue disfrazar a sus
dioses, las ceremonias religiosa, las fiestas tradicionales y un sinfín de
elementos de sus propias culturas con la simbología cristiana para de esta
manera poder sobrevivir a las persecuciones. No fue posible para el invasor
terminar con identidades arraigadas en
sólidas civilizaciones que hundían sus raíces originarias en más de 3500 años de historia antes de la llegada de
los europeos.
Gracias a este desigual
y titánico combate, gracias a la encarnación de muchos Tupac Amaru y muchos
Emiliano Zapata, las luchas de los indígenas por el reconocimiento de sus
identidades y derechos han llegado vivos hasta nuestros días. La eterna
búsqueda de la identidad de “Las Américas" se resolverá con la presencia
de los pueblos originarios o no se resolverá. El pensamiento indígena continúa
aportando muchos elementos imprescindibles que son comunes a toda la humanidad
en el camino por un mundo justo e igualitario donde no sea posible más
genocidios.
Cuando caminamos por
nuestras calles, mercados, metros y autobuses y miramos esos rostros de bronce, esos ojos negros que
reflejan la nostalgia de los Andes o de las selvas americanas, recordemos que
están aquí con nosotros porque nuestros países occidentales han saqueado
durante más de 500 años sus riquezas y han venido a por lo que es suyo,
trabajando y aportando como uno más para conseguir ese bienestar que ahora
estamos perdiendo. Y recordemos también que ese bienestar que disfrutamos en
una gran parte se debió a la riqueza que a ellos les usurparon.
La gran vergüenza y la
verdad del 12 de octubre, ese siniestro día que lo llaman el “día de la
hispanidad”, no es otra cosa que la celebración de lo que ha sido el genocidio
más grande de la historia.
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