lunes, 8 de febrero de 2016

Haití: La lucha de clases y la historia detrás de la crisis electoral de 2016

Extrapolando una observación formulada por su primer maestro, Hegel, Karl Marx dijo algo que se hizo famoso: «la historia se repite, la primera vez como tragedia, la segunda como farsa». Esta máxima me viene a la cabeza cuando examino la dinámica de clases que rodean los últimos días del régimen de Michel Martelly en Haití estos días. 


Kim Ives, editor de Haïti Liberté.Tomado de Kaosenlared/RL

Esta máxima me viene a la cabeza cuando examino la dinámica de clases que rodean los últimos días del régimen de Michel Martelly en Haití estos días. Se parecen a los que sucedieron hace 30 años cuando la dictadura de Jean-Claude «Baby Doc» Duvalier estaba cayendo.

Para comparar el Haití de 1986 con el de 2016 uno debe conocer el sustrato de clases del país.

UNA BREVE HISTORIA

Después del nacimiento de Haití en 1804 emergieron dos clases dominantes. La primera era una burguesía compradora cuyo capital estaba invertido y se reproducía en la importación de manufacturas extranjeras y la exportación de los productos agrícolas de Haití, principalmente azúcar, café y cacao. El otro grupo dominante eran los grandes terratenientes o grandons que poseían, arrendaban o controlaban la tierra agrícola de Haití.

En un acuerdo semi-feudal los productores conocidos como dè mwatye (dos mitades) entregaban una gran proporción de sus cosechas para la venta a los grandons.

La historia de Haití, llena de golpes de estado, refleja la lucha entre estas dos clases dominantes rivales por el poder del estado, y en consecuencia, ventajas económicas.

En 1915 los marines de EEUU comenzaron una ocupación que duró dos décadas; hasta 1934. Durante la misma favorecieron, tanto por razones racistas cuanto económicas la de color de piel más claro (aunque no totalmente blanca) burguesía compradora.

La reacción contra este régimen sangriento, racista y brutal impuesto por EEUU fue la emergencia en 1946 de un régimen que favorecía a los grandon dirigido por el presidente Dumarsais Estimé, a quien el general Paul Magliore, en representación de la burguesía haitiana destituyó mediante un golpe de estado en 1950.

El régimen corrupto de Magloire dio lugar a la elección, en 1957 del Dr. Fançois «Papa Doc» Duvalier. Éste había sido ministro de Salud y de Trabajo de Magloire y era un dirigente de los grandons.

Para resistir el contra ataque de la burguesía y la presión política de Washington (que toleraba pero no se sentía cómodo con este régimen) Duvalier formó un cuerpo paramilitar infamemente represivo y arbitrario conocido como Voluntarios para la Seguridad Nacional; informalmente los Tonton Macoutes (Tío Sack).

Esta organización viciosa mató decenas de miles de haitianos, frecuentemente bajo el pretexto de «luchar contra el comunismo» y su difusión desde la vecina Cuba.

Papa Doc murió en 1971, traspasando su titulo de «presidente vitalicio» a su hijo Jean Claude. Pero Baby Doc había asistido a escuelas de élite junto a los hijos de la burguesía haitiana, por lo cual su régimen se tornó algo así como un híbrido. La mitad de él estaba dominada por generales y hombres fuertes del grupo de Papa Doc conocidos como los «dinosaurios» mientras la otra mitad estaba integrada por «tecnócratas» burgueses, algunos amigos de la escuela y otros reformadores sugeridos por Washington. Los «tecnócratas» favorecieron la invesrión extranjera y el desarrollo capitalista que se profundizó más en Haití después de la muerte de Papa Doc. En 1980 Jean Claude se casó con una princesa burguesa, Michele Bennett, que devino un símblo de la infulencia burguesa, mientras su madre y viuda de Papa Doc, Simone Ovide Duvalier representaba al sector Macoute.

El régimen corrupto, represivo y bipolar de Baby Doc cayó finalmente en 1986 debido tanto a un levantamiento popular cuanto a un cambio en la política de EE.UU. de comenzar a reemplazar sus dictaduras militares, que provocaban revoluciones, con políticos «tecnócratas» y pro neoliberales elegidos con el apoyo financiero y político de Washington.

EL NEO DUVALIERISMO RETORNA CON MARTELLY

25 años después, en 2011, Washington impone en el poder al presidente Michel Martelly en forma ilegal mediante el doblegamiento del soberano Consejo Provisional Electoral de Haití utilizando la presión de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton.

Durante 20 años la escena policia de Haití había sido dominada por dos presidentes alternantes : el cura y ex-teólogo de la liberación Jean-Bertrand Aristide y su viejo aliado, el burgués ilustrado, agrónomo y panadero René Prèval. Sus gobiernos fueron socavados, entorpecidos y doblegados por dos golpes de estado respaldados por EEUU en 1991 y 2004, sucedidos ambos por sendas ocupaciones militares.

El movimiento de masas que llevó al poder por primera vez a Aristide en las elecciones de 1990 tuvo un programa democrático, anti duvalierista y anti imperialista. El ascenso de Martelly con el apoyo de Washington fue el retorno a un régimen neo duvalierista con un ala «Macoute» y un ala burguesa y que estuvo, después del terremoto, dirigido a eliminar el debilitado pero aún existente movimiento popular.

Durante las últimas 3 décadas la economía de Haití que era semi feudal y dirigida a la exportación había sido mayormente destruida. Aunque aún importaba automóviles, refrigeradores computadoras y perfumes, la burguesía compradora de Haití se había dirigido mayormente a construir, poseer y administrar fábricas armadoras de artículos electrónicos y vestimenta dirigidas a mercado de EEUU.

La agricultura dè mwatye que había una vez mantenido a los grandons había sido aplastada en gran parte por la inundación neo liberal de productos importados, en especial arroz, de EEUU y la vecina República Dominicana. La cambiante clase grandon, con su reciente pasado macoute se dedicó en forma cada vez más completa a negocios ilícitos como el tráfico de drogas, el secuestro, el robo de tierras y el mercado negro. Se dedicó también a hacer carrera en la policía y el ejército que resurgió bajo Martelly. Éste último había sido desmovilizado por Aristide en 1994.

Durante Martelly la burguesía ha estado representada por su primer ministro y socio de negocios Laurent Lamothe que se educó en escuelas de negocios de la Florida y se volvió un rico y exitoso magnate de las telecomunicaciones.

El ala duvalierista ha estado representada, a su vez, por la esposa de Martelly Sophia St. Rémy cuyo padre y hermano fueron traficantes de drogas, acompañada por los hijos de muchos oficiales relevantes de la era duvalierista como Constantin Mayard-Paul, Claude Raymond, la Sra. Max Adolphe y Adrien Raymond. Incluso el hijo de Baby Doc, Nicolás, tuvo un empleo en el gobierno de Martelly, junto a algunos de sus ex embajadores como Daniel Supplice y el Dr. Pierre Pompée.

También el notorio magnate Stanley Lucas, hijo de una familia grandon masacradora de campesinos que como agente del Instituto Republicano Internacional (IRI) de Washington tuvo un papel prominente en el golpe de 2004 contra Aristide, integró durante algún tiempo el gobierno Martelly.

Por su integración y programa el gobierno Martelly-Lamothe fue una fotocopia virtual del régimen de Jean-Claude que utilizó los mismos fundamentos económicos del turismo y las maquilas. Llegó hasta reflotar el mismo eslogan que había inventado los jean claudistas : « Haití abierto para los negocios ».

Pero, también como el régimen de Baby Doc, el de Martelly estuvo marcado por los excesos absurdos, las luchas intestinas, las disfunciones, la corrupción y la represión que lo llevaron al borde de perder el poder a fines de 2014. Para salvar su presidencia Martelly sacrificó a su primer ministro, Lamothe, que hubiera sido en primera instancia candidato de su partido, el Partido de los Pelados Haitianos (PHTK) en 2015. De acuerdo a la constitución los presidentes de Haití están limitados a dos períodos no consecutivos.

Para elegir a su sucesor Martelly recurrió a un hombre de negocios desconocido: Jovenel «Neg Bananan» Moïse que había creado, con un subsidio de 6 millones de dólares del gobierno, una agro-industria libre de impuestos («Agritrans») para exportar bananas principalmente a Europa.

Con su agronegocio dirigido a la exportación, basado en la desposesión de pequeños campesinos, Jovenel Moïse representa lo que los haitianos llaman la alianza «burguesía macoute» que caracterizó a los regímenes de Martelly y Baby Doc.

Muchos especulan que las tierras estatales que han sido arrendadas a Agritrans serían eventualmente otorgadas a intereses mineros extranjeros para continuar la explotación de oro en las montañas del norte de Haití. Esta operación destructora del ambiente ha sido frenada por ahora.

Los hijos de la burguesía compradora de Haití y de los grandons, así como otras capas pequeño burguesas van habitualmente a colegios extranjeros en Europa, los EEUU o Canadá. Allí devienen frecuentemente médicos, abogados, ingenieros u otros profesionales pasando a formar la « classe moyenne » o clase media de Haití.

Con la degeneración de la economía haitiana docenas de integrantes de la « classe moyenne » se han volcado a la política con el fin de obtener un pedazo del estado, que se ha vuelto la « industria » más viable en los últimos años.

LA LUCHA QUE QUEDA POR DELANTE

A través del fraude electoral pergeñado en las elecciones de primera vuelta del 25 de octubre Martelly trató de colocar a Jovenel que debía ir a una segunda vuelta liderando con un 33% de los votos (esto a pesar de que una encuesta brasileña a boca de urna sugería que quedó cuarto con apenas 6% de los votos). La segunda vuelta programada por última vez para el 24 de enero después de dos postergaciones, fue suspendida en forma indefinida el 22 de enero. Cinco de los nueve miembros del CPE, incluyendo su presidente Opont Pierre-Louis han renunciado.

A pesar de que había 54 candidatos presidenciales hay sólo tres pesos pesados en la oposición a Jovenel y Martelly; dos de ellos son “Lavalas”.

El primer candidato Lavalas es el Dr. Maryse Narcisse del antiguo partido “Familia Lavalas” de Aristide que quedó supestamente en el 4o. Lugar con 7% de los votos. Después viene la disidente Plataforma de los Hijos de Dessalines del ex senador Moïse Jean-Charles que quedó supuestamente tercero con el 14% de los votos.

El tercer peso pesado es el que quedó supuestamente en el segundo lugar (con el 25%), Jude Célestin del Partido Haitiano para el Progreso y el Empoderamiento (LAPEH), afiliado, aunque sea informalmente, con las plataformas de Préval: Vérité e Inite. Célestin compitió bajo esas banderas en 2010.

Tanto Washington como Martelly querían marginalizar a los dos candidatos de Lavalas y mantenerlos fuera de cualquier segunda vuelta. A pesar de que sus dirigentes adoptaron posiciones moderadas sus bases populares se mantienen muy movilizadas y son peligrosamente radicales.

Por lo tanto; Washington quiere un sistema monolítico de dos partidos en Haití (parecido al de EEUU), que establecería una alternancia entre jugadores, parámetros de debate y programas políticos «aceptables». El símil republicano sería el PHTK, mientras que el demócrata provendría de la actual constelación de Préval: LAPEH, Verité o Inite.

No sorprende que Lamothe, el cantante Wyclef Jean y grandes sectores de la élite dirigente haitiana apoyen ahora a Célestin, el cual daría a Washington la misma fiel, aunque reticente colaboración. Tal cual Préval lo hacía.

Célestin y otros siete de los candidatos líderes que compitieron (con la excepción del FL) integran el «grupo de los ocho» (G8) cuya unidad es más formal que real. Mientras que las masas en manifestaciones gigantescas demandan la anulación de las elecciones y el arresto de Martelly; el GI y FL no lo hacen.

Insisten, en cambio, en una «comisión de evaluación independiente» que revise los resultados del 25 de octubre. Cada uno de los 3 «pesos pesados» afirman que ganaron la elección en primera vuelta. Cualquiera fuera el resultado de la comisión de revisión seguramente hará volar la frágil unidad de la coalición.

Mientras tanto la masas continúan haciendo públicas su frustración y furia contra Martelly y las fallidas elecciones que permitó después de una demora de 4 años.

El presidente del senado y la asamblea nacional, Jocelerme Privert han propuesto una complicada transición basada en la salida de Martelly el 7 de febrero y la permanencia del parlamento electo. Ello a pesar de que la elección de muchos de los parlamentarios elegidos es fuertemente cuestionada. El G8 propone una transición en la cual los parlamentarios electos en forma fraudulenta serían expulsados selectivamente.

El elemento que falta en este cóctel revolucionario, en este momento, es una vanguardia, partido revolucionario o frente para liderar y elevar las crecientemente radicales exigencias de las masas. Corrientes como la Coordinación Dessalines (KOD) el Movimiento Democrático Popular (MODEP) y otros han mantenido conversaciones pero no han forjado aún una unidad operacional.

Sin embargo, si nos atenemos a la historia, la crisis política de Haití y su potencial revolucionario prometen continuar por, al menos, varios meses. La ventana después de la caída de Baby Doc en 1986 duró cuatro años, hasta que el movimiento popular llevó a cabo una revolución política el 16 de diciembre de 1990 con la primera elección de Aristide.

Muchos veteranos y estudiantes de las luchas de los 80 y los 90 se dan cuenta de que una revolución social más profunda (que cambie las relaciones de propiedad, sobre todo relativas a la tierra) es necesaria para que un gobierno progresista o revolucionario sobreviva.

Más aún, la clase dominante está, o bien dividida, o bien insegura acerca de como avanzar y mantenerse en el poder. Ello ofrece una oportunidad única para un levantamiento en Haití.

Todos estos acontecimientos dan esperanzas de que el movimiento anti imperialista de campesinos, trabajadores y los desocupados urbanos que comenzaron con la expulsión de Duvalier hace 30 años puedan finalmente lograr algún avance después de sus muchas derrotas.

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