“OTOÑO EN RESISTENCIA”, del 8 al 15 de octubre.
“En defensa de los derechos humanos y la soberanía popular”
Comunicado de Anticapitalistas
+ Info: http://www.noalttip.org/ y http://tratadoseuropeos.eu/
Desde el año 2013, las élites neoliberales de tres de las mayores regiones económicas del mundo, Unión Europea, EEUU y Canadá, vienen negociando, bajo prácticas oscurantistas y antidemocráticas, dos de los tratados más dañinos en la historia del libre comercio: el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) y el Tratado de libre comercio con Canadá (CETA). Si bien las negociaciones del primero de ellos han entrado en un impasse, aparentemente por intereses electoralistas de países como Francia y Alemania, no es sino una cortina de humo para terminar de ratificar la inminente firma del segundo.
Los efectos e impactos en el corto y largo plazo de estos tratados son demoledores. Lejos de crear empleo, argumento principal de quienes los defienden, nos encontraríamos ante una situación en la que nuestros ya de por sí mermados derechos laborales se verían aún más vulnerados por el práctico desmantelamiento de la normativa de protección laboral; asistiríamos a mayores recortes y privatizaciones de los servicios públicos; a una dramática conversión de nuestro actual sector agrícola y ganadero o a una desprotección de las y los consumidores, así como del medioambiente, por la desregulación de las actuales normas sanitarias en materia de alimentación o en materia de tratamiento de residuos.
Además, la implantación de estos tratados supondría situar toda acción de los poderes públicos (leyes, reglamentos, normas y hasta los propios tratados constitucionales) al servicio de los intereses de empresas extranjeras y de la protección de las inversiones, ya que los gobiernos tendrían que garantizar los principios de “igualdad en el tratamiento”, haciendo imposible la preferencia por empresas locales que defienden el empleo; de “seguridad de la inversión”, sin que se puedan cambiar las condiciones de explotación ni expropiar sin compensación; y de “libertad de la empresa” a transferir su capital a otro lugar cuando así lo decidan. Principios que, de no respetarse, serían dirimidos en tribunales de arbitraje privados, quienes actuarían por encima de las instituciones de justicia de los estados miembros y de la propia UE, en clara oposición a los intereses de las mayorías sociales.
Los acuerdos TTIP y CETA no son sólo acuerdos comerciales que busquen ampliar el mercado y eliminar restricciones para favorecer a las economías nacionales. Estos acuerdos tienen objetivos claramente políticos pues representan un ataque contra los derechos sociales, económicos y medioambientales, y contra la soberanía de los pueblos, ya que eluden cualquier sometimiento a un examen democrático e instalan a la empresa como centro de las relaciones sociales. Por eso, el análisis de la génesis y el funcionamiento del neoliberalismo y su lógica normativa global que orienta la práctica efectiva de gobiernos y empresas, así como la conducta de millones de personas que no son necesariamente conscientes de ello, es condición imprescindible para una resistencia eficaz.
Una resistencia que se expresa en las múltiples movilizaciones, acciones de formación e información, así como en valientes filtraciones de documentos, que se están llevando a cabo en muchas ciudades europeas desde movimientos sociales, sindicales, políticos, e incluso desde la acción institucional por parte de más de un millar de ayuntamientos que ya han adoptado resoluciones contra estos tratados.
Sólo la ciudadanía y su organizaciones pueden frenar estos tratados y deconstruir las narrativas hegemónicas que tratan de convencernos de la necesidad de inversión y estabilidad económica en tiempos de crisis. Por eso, desde Anticapitalistas hacemos un llamamiento a participar de esta resistencia, en defensa de los derechos de todas y todos, por la soberanía de los pueblos y en contra de los intereses de las élites capitalistas.
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