viernes, 20 de abril de 2012

Declaración de IA sobre la nacionalización argentina de YPF

Izquierda Anticapitalista sobre la nacionalización de YPF

20 de abril de 2012

Una de las especificidades del capitalismo español es su carácter particularmente parasitario y rentista, principal explicación de la gravedad de la crisis en curso y de la incapacidad de la burguesía española de proponer otra salida que no pase por una transferencia brutal de renta de los trabajadores a los capitalistas y un empobrecimiento repentino y generalizado de las capas populares. Resulta un verdadero sarcasmo que los representantes más preclaros de estos intereses oligárquicos aleccionen a una juventud “sin futuro” sobre la necesidad de formar “emprendedores”… Las únicas multinacionales españolas relevantes son constructoras (ya sabemos cómo las gastan y quién paga los platos rotos… y que además son el lobby de las infraestructuras faraónicas e inútiles) bancos (BBVA, Santander…) o antiguas empresas públicas privatizadas fraudulentamente a lo largo de los años ochenta y noventa (REPSOL, Telefónica, Iberia, ENDESA…). Es más, el estilo particularmente corruptor del capitalismo hispánico conectó muy bien con las élites latinoamericanas que saquearon las empresas públicas de sus respectivos países para hacer frente a los intereses de su deuda externa. El neoimperialismo español fue esa conjunción de privatización aquí y de saqueo de recursos allí. Las oligarquías latinoamericanas no tuvieron reparo en imponer las políticas de ajuste neoliberal dictadas por el FMI y el Banco Mundial para satisfacer esa brutal transferencia de riqueza a la mafia financiera internacional que supone la deuda externa… Situación que, a la vista de los presupuestos generales del Estado y de los últimos recortes del PP, nos empieza a resultar familiar aquí.

Saqueo neoliberal, desmantelamiento de los servicios públicos, paro y exclusión social, corrupción generalizada… han conducido a revueltas y explosiones sociales, cuando no a situaciones prerevolucionarias o abiertamente revolucionarias en América Latina (Caracazo en 1989, levantamiento indígena ecuatoriano de 1997, levantamientos en Bolivia de 2000 y 2003, Argentinazo en 2001, levantamiento indígena y estudiantil chileno). Si bien se caracterizaron por una dramática debilidad de la izquierda anticapitalista organizada en su seno, estas explosiones al menos han puesto las bases, en algunos países, para nuevos gobiernos nacionalistas de izquierda o de ruptura parcial con el imperialismo y el neoliberalismo, así como para lanzar el debate sobre el socialismo del siglo XXI. Actualmente, en el contexto de la crisis mundial, los ajustes más brutales se están dando en el Sur de la Unión Europea (Grecia, Portugal, Italia, Estado español). Ahora el mecanismo infernal de la deuda externa, contraída fundamentalmente por bancos y empresas privadas y transferida a las cuentas públicas por los respectivos gobiernos por la vía de los rescates y las subvenciones, es el gran pretexto de la oligarquía de aquí para desmantelar la educación y la sanidad, para encarecer los servicios públicos básicos y para privatizar las pocas empresas públicas que quedan (aeropuertos, ferrocarriles, correos…). Quizás los levantamientos populares latinoamericanos de las últimas décadas nos den una idea de la radicalidad y la extensión que deben alcanzar las resistencias en Europa para detener la ofensiva capitalista en curso y alterar duraderamente la correlación de fuerzas sociales.

miércoles, 18 de abril de 2012

En recuerdo de Ahmed Ben Bella, primer presidente de la Argelia Independiente

Muerto el 11 de abril de 2012 a la edad de 96 años, Ahmed Ben Bella pasó 24 años de su vida en cautividad, 6 años en las mazmorras francesas (1956-1962) y 18 años en Argelia después de ser derrocado el 19 de junio de 1965 por un golpe de Estado militar dirigido por el coronel Houari Boumedienne.

Eric Toussaint, en Anticapitalistas.org
Foto: De izquierda a derecha, Zohra, esposa de Ahmed Ben Bella, Eric Toussaint, Victor Nzuzi del CADTM-RDC y Ahmed Ben Bella (por Denise Comanne)

Quisiera en forma muy rápida mencionar algunos recuerdos personales. Varias veces mantuve encuentros con Ahmed Ben Bella entre 1994 y 2005. La primera vez fue en Ginebra en 1994 durante una conferencia pública en la que hablé sobre la cuestión de la deuda del Tercer Mundo. Luego, Ahmed Ben Bella intervino desde la sala, sin ningún tipo de formalidad, centrando su discurso en la necesidad de luchar por la anulación de la deuda de los países del Sur. Nuestro primer contacto personal es del año 2001, creo. Me había invitado a una cena con su esposa Zohra para discutir sobre la acción llevada a cabo por el CADTM. Me dijo que apreciaba mucho las publicaciones de nuestro comité y que quería que se pusieran a disposición de la juventud árabe en África del Norte. También me anunció que trataba de convencer a Hugo Chávez (que presidía Venezuela desde 1999) de retomar el tema de la anulación de la deuda. En enero de 2002 nos reencontramos en Bamako para participar en el Foro Social Africano. Esta foto fue tomada en esa ocasión.
Ahmed Ben Bella se sentía muy involucrado en el combate panafricanista cuyo fin era la realización de un proyecto socialista. Estuvo unido a Modibo Keita, el primer presidente del Malí independiente entre 1960 y 1968 (derrocado por un golpe de Estado y finalmente asesinado en prisión en 1977) y hablamos de todo ello durante nuestra estadía en Bamako.

martes, 3 de abril de 2012

Las revoluciones árabes, un año después

ANIVERSARIO DE LA PRIMAVERA ÁRABE

Presentamos una panorámica de la situación de algunos países cuyos pueblos se levantaron en 2011 pidiendo democracia.

Óscar Chaves y Gladys Martínez (Redacción), en periódico Diagonal nº 171
Foto: Movilización en Pza. Tahrir de El Cairo 

Todo empezó en Túnez

Todo empezó en Túnez el 17 de diciembre de 2010, cuando el joven Mohamed Bouazizi prendía en su cuerpo la que sería la llama de la revolución de los pueblos árabes contra regímenes dictatoriales y corruptos, a menudo apoyados por Occidente en nombre de la estabilidad y la lucha contra el islamismo. 

Comenzó como una revuelta desesperada por el trabajo, contra la corrupción y por un desarrollo económico y social de las regiones más deprimidas, y se trocó en una revolución popular que pedía también democracia, libertad y, con un paso más, el fin del régimen. La caída de Ben Ali, el 14 de enero de 2011, 300 muertos y 1.200 heridos después, marcó un punto de no retorno para los pueblos árabes, y en primer lugar para el tunecino, que inició ese día la larga lucha por una verdadera transición.