Mario Tronti, en The New Left Review
Mientras que la mayoría de las formas y tradiciones políticas de la izquierda europea se polinizaron unas a otras libremente más allá de las fronteras nacionales, el operaismo italiano de la década de 1960 fue en gran medida una experiencia sui generis en su tiempo. Merecedora de un considerable impacto intelectual en su país –la transformación de la sociología italiana mediante su proyecto de investigación obrera, y la producción de una tanda embriagadora aunque evanescente de revistas teóricas: Quaderni rossi; Classe operaia; Angelus novus; Contropiano– tuvo menos repercusión inmediata en el extranjero que la corriente más amplia en torno a Il Manifesto, cuya amplitud cultural y consistencia política eran de tipo diferente. Una condición para la existencia del operaismo fue la drástica expansión industrial de la década de 1950, dentro de una cultura ya profundamente teñida por dos partidos de masas dotados de su propia y animada vida cultural.
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