miércoles, 6 de abril de 2016

Marruecos: los muy plateados rayos del “Rey sol”

CÓMO MOHAMMED VI SE ENRIQUECE

Los “Papeles de Panamá” han revelado que el secretario particular del rey de Marruecos poseía dos sociedades offshore que le permitían gestionar un palacete particular en París y un suntuoso yate. Ya en noviembre de 2015 la revista americana Forbes estimaba en 5.000 millones de dólares la fortuna del rey Mohammed VI, el doble de lo que era en 2011, al comienzo de la primavera árabe. 

Omar Brousky *, en Orient XXITraducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

En noviembre de 2015 la revista americana Forbes estimaba en 5 000 millones de dólares la fortuna del rey Mohammed VI, el doble de lo que era en 2011, al comienzo de la primavera árabe. Para los responsables de la Sociedad Nacional de Inversiones (SNI), un mastodonte financiero controlado por la familia real, el sector de las energías renovables es el nuevo tesoro de guerra sobre el que el “Rey sol” pretende proyectar sus muy plateados rayos.

El pasado 6 de febrero de 2016, Mohammed VI inauguraba con gran boato el proyecto Noor 1, una de las mayores centrales solares del mundo bajo el sol radiante de la ciudad de Ouarzazate, al sur del reino. Gracias a sus paisajes desérticos sembrados de oasis, con un fondo de cimas nevadas, esta ciudad bereber sigue siendo un destino muy apreciado de los realizadores de películas históricas de gran presupuesto /1. El sol está presente casi todo el año. Entre los invitados de honor, la ministra francesa de ecología, Ségolène Royal, para quien el proyecto es “una formidable esperanza para todos los países que tienen mucho sol y tierras desérticas”. De una potencia de 160 megawatios, esta central es la primera de un amplio parque solar que debería producir de aquí a 2018 más de 500 megawatios de energía fotovoltaica.

La prensa es casi unánime: el acontecimiento es saludado tanto por los medios marroquís -no es de extrañar- como extranjeros, en particular los franceses. Bajo un mismo título, “El Rey sol”, la revista marroquí TelQel y el diario francés Libération indican que el reino se convierte así en un “líder mundial” y que tales proyectos reforzarán la autonomía del reino respecto a las energías fósiles.

En efecto, desde hace diez años Marruecos se ha lanzado a un importante proceso que intenta alcanzar ese objetivo, movilizando fondos considerables para la puesta en pie de las infraestructuras apropiadas. Pero la amplitud de los gastos implicados y la importancia de estos proyectos suscitan interrogantes sobre la forma en que están realizados a lo largo de todo el proceso, y en particular sobre el papel que juega la monarquía como operador financiero privado.

Tesoro de guerra

El 7 de marzo de 2016, un concurso público para la construcción de cinco parques eólicos de un montante de 12 000 millones de dirhams (1.100 millones de euros) ha sido ganado por un consorcio compuesto de Nareva Holding, Enel y Siemens. Tendrá la tarea de “desarrollar, concebir, financiar, construir, explotar y asegurar el mantenimiento” de estos parques eólicos situados en cinco regiones del reino: Midelt (150 MW), Tiskrad (300 MW), Tánger (100 MW), Jbel Lahdid (200 MW) y Boujdour (100 MW).

Filial de la Sociedad Nacional de Inversiones (SNI), el grupo financiero controlado por el rey Mohammed VI, Nareva Holding fue creado en 2006. Se define hoy como líder en el sector de las energías renovables. El que Nareva haya ganado el concurso público del 7 de marzo de 2016 no sorprende ya a ningún observador económico: no es la primera vez que esta empresa real gana un megaconcurso público en el terreno de las energías renovables. Desde su creación, Nareva Holding ha logrado la casi totalidad de los concursos convocados por el Departamento Nacional de Electricidad (ONEE). Esta información ha pasado por tanto sin mayores estridencias cuando las dimensiones financieras de tales proyectos, los actores a los que son confiados y las condiciones de su realización escapan a todas las instituciones que encarnan la soberanía popular y la representación nacional, en particular el Parlamento y el Gobierno.

El primer concurso público conseguido por el grupo real data de octubre de 2010: entre otros catorce (desafortunados) candidatos, Nareva ha podido adjudicarse un gran proyecto de parque eólico en Tarfaya, en el sur, por un montante de 450 millones de euros. Desde esa fecha, lo esencial de los concursos públicos ligados al sector de las energías renovables ha sido conseguido por Nareva Holding, siendo el último el que mencionábamos al comienzo del artículo.

Hay que decir que desde la creación de Nareva en 2006, la conquista del mercado interno de las energías renovables es un objetivo a la vez constante y prioritario para los dirigentes de la SNI: “Nuestro tesoro de guerra será consagrado a nuestras sociedades en desarrollo en las telecomunicaciones y las energías nuevas”, había pronosticado Hassan Bouhemou, el antiguo presidente de la SNI /2. Presidida por Ahmed Nakkouch (antiguo presidente de la ONEE), Nareva -hay que recordar- participa también en la futura enorme central de carbón de Safi, en el suroeste del reino.

Un hombre de negocios muy particular

La aplastante dominación de Nareva Holding sobre el mercado de las energía plantea un problema por el simple hecho de que quien la controla, el rey, no es un hombre de negocios ordinario. Su estatuto y sus atribuciones políticas y judiciales no pueden más que hacer pensar a cualquier observador en el conflicto de intereses que tal situación puede engendrar. Es el rey quien nombra al dirigente de la Agencia Marroquí de Energía Solar (Moroccan Agency for Solar Energy, Masen) /3, “habilitada para llevar a cabo todas las operaciones industriales, comerciales, inmobiliarias, mobiliarias y financieras necesarias o útiles para la realización de su objeto”, segúnprecisa en sus estatutos.

Es igualmente el rey quien nombra al director general de la ONEEE, el operador marroquí único de suministro de electricidad y, sobre todo, el convocante exclusivo de los concursos y de las subastas públicas. Este importante poder de nombramiento del que dispone el rey, su estatus religioso que hace de él un personaje casi sagrado y sus atribuciones judiciales (él es quien nombra a los magistrados y las sentencias son pronunciadas en su nombre y preside el consejo superior de la magistratura) ¿son compatibles con la función de hombre de negocios que controla grupos financieros que se postulan en concursos de gran envergadura?

¿Son respetadas las reglas del mercado y de la competencia leal? Estos interrogantes continúan suscitando la controversia en Marruecos a causa de la multiplicidad de cargos del monarca y sus atribuciones. Más en concreto, ¿es posible evitar, siendo el rey quien nombra a los personajes clave de la Masen y de la ONEE, el peligro de conflicto de interés en la concesión de los concursos y de las subastas públicas? Si la mayor parte de los hombres de negocios marroquíes se contentan por el momento con rumiar estos cuestiones en voz baja en sus elegantes salones de Casablanca, parece difícil no obstante, a través de todos estos elementos reunidos, ocultar el conflicto de intereses tal como es comúnmente definido: “un conflicto entre la misión de un agente público y sus intereses privados, conflicto susceptible de influenciar la forma en que ejerce sus funciones”. Esta problemática situación produce todos sus efectos en el sector ligado a las energías renovables que parece, desde hace algunos años, interesar muy en particular a quien es llamado ya el “Rey sol”.

La fortuna y el poder

El pasado 26 de diciembre el palacio decide reforzar más aún su control sobre la Masen apartando definitivamente al gobierno en beneficio del gabinete real. En un comunicado publicado el mismo día por la agencia oficial de prensa Maghreb Arabe Pressse (MAP), se puede leer que se dan “instrucciones reales” para que el gobierno se declare incompetente sobre “el conjunto de las estrategias nacionales relativas a las energías renovables”. ¿Una marginación? ¿Un golpe de estado en el Estado? Esta decisión ha sido tomada tras una reunión de aire kafkiano el 26 de diciembre de 2015 en el interior del palacio en Casablanca, el nervio de la economía marroquí. En ausencia del rey Mohammed VI, el jefe del gobierno, el islamista Abdelilah Benkirane y el ministro de la energía, Abdelkader Amara, son convocados por los consejeros del gabinete real, entre ellos el poderoso Aouad Ali el-Himma. En el curso de una entrevista de algunos minutos, éstos informan al jefe del gobierno que a su equipo ya no le atañe la misión de la Masen y su actividad, a partir de ahora responsabilidad exclusiva del palacio. “Era duro y definitivamente humillante para el gobierno y su jefe. Tras la lectura de las instrucciones reales ante Benkirane, éste no dijo nada”, según confía un diputado islamista.

La no acumulación de la fortuna y del poder formaba parte de las consignas del Movimiento pro reformas del 20 de febrero, nacido al calor de la Primavera árabe en febrero de 2011. Pero desde el fin de las esperanzas que ésta suscitó en Marruecos, la fortuna del rey Mohammed VI se ha duplicado: de 2 000 millones de euros ha pasado a 4500 millones de euros en 2015 según la revista americana Forbes. El presupuesto asignado cada año por la ley de presupuestos a la monarquía es de más de 120 millones de euros. Doce veces más que el de la monarquía española. Y los “Panama papers” han arrojado una nueva luz sobre la fortuna del soberano.

* Omar Brouksy: Periodista y universitario, enseña en la Universidad de Settat en Marruecos. Es el autor de Mohammed VI derrière les masques. Le fils de notre ami, Nouveau Monde édit., septembre 2014.

Notas
1/ Omar Brouksy, “Ouarzazate veut redevenir la Mecque du cinéma”, AFP, 29 mars 2014.
2/ Thierry Fabre, “Le roi du Maroc, Mohammed VI, fait le tri dans ses affaires”, Challenges, 19 octubre 2012.
3/ Mustapha Bakkoury es el actual director de la MASEN. Fue nombrado por el rey en 2009. Considerado como el hombre de mano del palacio, Bakkoury ha sido también secretario general del Partido Autenticidad y Modernidad (de 2012 a 2015), una formación fundada en 2008 por Fouad Ali el-Himma, “el amigo del rey” y uno de los hombres más influyentes del reino.

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