Hace más de una semana
que las calles búlgaras están en ebullición.
Por Thomas Cluzel. En A l'Encontre. Tomado de Punto de Vista Internacional. Traducido por José Gallego, militante de Izquierda Anticapitalista
Cada tarde, después de las
18.30 h., a la salida del trabajo, hombres y mujeres, padres,
profesores, periodistas, ingenieros, estudiantes, salen a la calle en
Sofía, pero también en otras ciudades: las caras sonrientes y una cólera
tranquila. No se trata de “revolucionarios profesionales”, mucho menos
de hooligans. Tienen un trabajo y pagan las facturas de la electricidad y
de la calefacción. En otras palabras, para que estos hombres y mujeres
salgan así de sus casas, han tenido que ser profundamente ofendidos.
La razón de su cólera
viene en realidad del nombramiento, la semana pasada, de un diputado sin
experiencia (Delyan Peesvski, de 32 años de edad), a la cabeza de la
Agencia de Seguridad Nacional. Magnate de los medios de comunicación,
ligado a un poderoso banco, este hombre disfruta de una reputación
controvertida a causa, especialmente, de su riqueza inexplicable y de su
influencia en los medios controlados por su familia. Así, bajo la
presión popular, el Parlamente ha retrocedido y, el miércoles 12 de
junio, anuló este nombramiento [1].
De ahí la inquietud transmitida por el semanario
búlgaro Kapital: “¿Nos dejaremos estafar por una oligarquía de la peor
clase que nos transporta al pasado y nos priva de nuestros últimos
logros democráticos? Porque por primera vez desde el comienzo de la
"transición democrática", está claro que ahora estamos de vuelta a la
situación anterior a 1989”.
En este sentido, podemos leer en las columnas de
Temps, a partir del retrato de un hombre, Stéphane Stoyanov, hijo de un
poeta perseguido por el anterior “régimen comunista”. Los dos hombres
(Stéphane y su padre, el poeta perseguido por el anterior “régimen
comunista”) tienen en común una cosa: la rebelión contra el sistema.
Sus padres eran disidentes, y ahora Stéphane ahora lucha contra la
mafia en la Bulgaria actual. Pero lo más cruel, dice, es que sus
perseguidores son más o menos los mismos, los antiguos burócratas y
agentes del servicio secreto, convertidos sin escrúpulos del magisterio
"marxista" al crimen organizado más depravado, de la "dictadura del
proletariado" a una democracia sin control. Y además, Stéphane conoce
bien a estos acaparadores que están expoliando a la mayoría de los
búlgaros. Hace 23 años que el “régimen comunista” cayó, y estos
cambiaron su discurso, sus vestidos, sus coches, sus mujeres, pero no
sus métodos. Son constantes en su brutalidad. Stéphane también muestra
una fotografía de una época en la que se le ve entre dos amigos, dos
amigos de los que más tarde descubrió, gracias a los archivos
desclasificados de la comisión, que pertenecían al servicio secreto de
seguridad.
Como la mayoría de los búlgaros, Stéphane Soyanov no
puede manifestar y gritar su cólera contra la “mafia” y la
“oligarquía”. Menos de un mes después de su nombramiento (el 29 de mayo
de 2013), el nuevo “gobierno socialista” ya se vio por superados por los
escándalos. Pero es que el gobierno anterior, de centro-derecha, había
caído por las mismas razones.
Los murales de las paredes olvidados y el estilo
colectivista te devuelven al ideal neuroasténico de los años '60. Y así,
aquí y allá, un cartel moderno o un ordenador llevan al visitante al
siglo XXI. Como todos los búlgaros que rechazan la especulación,
Stéphane se arrastra entre chapuces y el desempleo, entre salarios
indecentes y una necesaria mirada irónica sobre la política. Debido a
que este gobierno, como el anterior, aun no ha comprendido que la crisis
económica no es más que la parte visible de otra crisis, una crisis
bien profunda: una crisis de sentido y de futuro.
¿Quiere decir esto que los países del antiguo
“bloque comunista”, de los que algunos, hace ya diez años, se unieron a
la UE, están condenados hoy a estas prácticas dudosas? Este es el
análisis que defiende el diario de Ámsterdam Volkskrant, que recuerda
que el pasado lunes el Primer Ministro checo (Petr Necas) ha terminado
por dimitir después de la revelación del mayor escándalo de corrupción
de la historia reciente del país. Una semana antes, el Primer Ministro
esloveno (Janez Jansa) fue condenado a dos años de prisión. Y no muy
lejos, en Croacia, que en diez días se convertirá en miembro de la UE,
su anterior Primer Ministro (Ivo Sanader) está encarcelado a la espera
de juicio. No pasa ni un día en que un escándalo se convierta en titular
de las noticias [2].
Actualmente, a los búlgaros, que a principios de
años salieron a la callen en importantes manifestaciones contra la
corrupción hasta conseguir la caída del gobierno, no les queda otra que
volver a empezar de nuevo.
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Notas:
[1] La Agencia Nacional de Seguridad es una agencia
de contra-espionaje a la que se le han atribuido recientemente poderes
muy importantes en el cuadro de una “lucha con mayor determinación”
contra “la criminalidad”. El Gobierno búlgaro, “social-demócrata” -
formado por antiguos miembros del Partido Comunista y por un Primer
Ministro “independiente, Plamen Orecharski – necesita el apoyo del MDL
(minoría turca-musulmana) para disponer de un mayoría suficiente. El
anterior Primer Ministro, el conservador Boïko Borisova, había rehusado a
formar una coalición, aun teniendo el mejor resultado después de las
elecciones. Orecharski, economista de formación, es apoyado por la
coalición del ex-PC más el MDL. Esto, con el apoyo explícito de los
ultranacionalistas de Ataka (Unión Nacional Ataque), del ultraderechista
Volen Siderov. Después de 2006, Ataka mantuvo relaciones con el Front
National de Le Pen y otras formaciones. Sin oponerse abiertamente a la
adhesión de Bulgaria a la UE, Ataka es fuertemente xenófobo, antisemita y
ataca abiertamente a los gitanos. El oficialismo posee solo la mitad de
los escaños, así que el acuerdo tácito entre estos y Ataka es
importante para mantener al Gobierno.
Según la AFP, el 15 de junio de 2013, la madre de
Delyan Peevski dijo: “Irena Krasteva posee seis periódicos, una
televisión y numerosos sitios en internet, así como la mayor sociedad de
distribución de prensa. Las ONGs sospechan de la participación de
capital no declarado de este grupo en otros medios y denuncian la
concentración mediática ilegal”. Delyan Peevski fue juez de instrucción
de 2005 a 2007, pero dimitió a causa de un asunto de corrupción. ¡El
Primer Ministro juzgó esta dimisión como la expresión de una “gran
madurez política”!
Después del sábado 8 de junio, las primeras
manifestaciones se llevaron a cabo las primeras manifestaciones bajo el
lema “Lucha contra la manfia”, contra la corrupción. Este movimiento se
realizó en la mayor confusión política. Esto es propio de este tipo de
esquemas de “transición”, donde las oligarquías son directamente
visibles y perpetúan los patrones de dominación en la que la peor mezcla
combinada del pasado pasan a ser, modernizadas, mafias globalizadas.
(Editores La Encontre).
[2] Hay que añadir a estos affaires otros
numerosos casos que dominan “la vida (muerte) política” en España,
Francia y otros lugares para evitar tocar a las oligarquías. Bajos
diversas formas esta “gobernanza” ha puesto de relieve la expresión del
mundo “de los negocios” - durante el periodo de una crisis
socio-económica prologanda – en la esfera política, intercambios
múltiples de todo tipo y especulación (Redacción de A l’Encontre).
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