Marchas en más de 80 ciudades europeas contra las políticas capitalistas impuestas por la Troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional).
Tras la información: 'Unidos contra la Troika' (Esther Vivas)
Tras la información: 'Unidos contra la Troika' (Esther Vivas)
Unas 20.000 personas se reunieron en Frankfurt, capital financiera de Alemania y sede del Banco Central Europeo (BCE), en una manifestación que fue el cierre de tres jornadas consecutivas de lucha contra las recetas neoliberales.
La protesta, convocada por el movimiento indignado Blockupy –similar al estadounidense Occupy Wall Street- concluyó con represión de manifestantes por parte de la policía.
“La estrategia de la policía es evidente, querían que la situación de tensión escalara” afirmó Roland Sues, portavoz de Blockupy, tras denunciar que la policía utilizó gas pimienta contra los manifestantes cuando un grupo se negó a ser requisado en un cordón policial.
Los manifestantes celebraron el éxito de la protesta después de haber logrado cerrar el centro de Frankfurt, no sólo bloqueando la sede del BCE, sino de “cientos de instituciones financieras, empresas y corporaciones que han sacado provecho de la crisis europea durante años”.
“Dejamos claro que no aceptamos su autoritarismo”, remarcaron en un comunicado.
“Vamos a construir una Europa desde abajo, una Europa que no tiene por qué arrodillarse ante los principios del neoliberalismo bajo presión de los mercados financieros y las grandes multinacionales”, proclamaron al leer el manifiesto con el que se clausuró la protesta.
“Hoy manifestamos en solidaridad con los movimientos emancipadores alrededor de Europa que estamos todos en la misma lucha. Luchamos contra una economía organizada en función de beneficios en vez de al servicio de las necesidades del pueblo”, añadieron.
La protesta alemana coincidió y estuvo coordinada con la convocatoria “Pueblos unidos contra la Troika”, una movilización internacional que fue liderada por Portugal y España y tuvo réplicas en países como Francia, Bélgica, Grecia, Irlanda, Reino Unido y Croacia.
La plataforma portuguesa “Que se lixe a troika” (Que se joda la troika), consiguió movilizar a miles de personas en Lisboa y otras ciudades del país.
Allí se vieron pancartas contra el primer ministro Pedro Passos Coelho, el FMI y el BCE, mientras los manifestantes alertaban de las consecuencias de las políticas capitalistas que han dejado al país con un 18 por ciento de desempleo y tres años consecutivos de recesión.
De la misma manera, en España, donde estas medidas han llevado a una tasa de desempleo del 27 por ciento de la población, 6,2 millones de personas, la plataforma Marea Ciudadana movilizó a miles de personas en ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza, Bilbao, Santander y Vigo.
En Madrid, la marcha recorrió desde la histórica fuente de Neptuno hasta la sede de la Comisión Europea, donde los manifestantes se congregaron para gritar “Troika fuera, Troika fuera”.
“No debemos, no pagamos”, fue otro de los lemas más escuchados durante la jornada.
En la manifestación participaron movimientos sociales, trabajadores de la educación y la salud y partidos políticos de izquierda.
Al concluir se leyó un comunicado que denunció que las brutales e inhumanas políticas capitalistas impuestas por la Troika con ayuda de los gobiernos cómplices están causando en Europa la mayor crisis de la democracia de las últimas décadas.
En Barcelona, la marcha partió de plaza Universitat y finalizó en la sede de la Comisión Europea. Se escucharon consignas como “No es una crisis, es capitalismo”, “Abajo la Troika” o “Ni Euro, Ni OTAN, ni FMI”.
Esther Vivas
¿Quién es la Troika? Un año atrás muy pocos sabían dar respuesta a esta pregunta. La conocíamos de referencias, por cierto nada buenas, de su estancia en Grecia. La Troika era sinónimo de austeridad, ajustes y recortes o lo que es lo mismo penuria, hambre y paro. Pero no fue hasta la llegada del tan negado rescate, en junio del 2012, que los “hombres de negro” y “la Troika” se convirtieron en habituales de la familia. Hoy, un año después, la gente, harta, sale a la calle para decir claro y fuerte: “Troika, go home!”.
¿Quién es la Troika? Un año atrás muy pocos sabían dar respuesta a esta pregunta. La conocíamos de referencias, por cierto nada buenas, de su estancia en Grecia. La Troika era sinónimo de austeridad, ajustes y recortes o lo que es lo mismo penuria, hambre y paro. Pero no fue hasta la llegada del tan negado rescate, en junio del 2012, que los “hombres de negro” y “la Troika” se convirtieron en habituales de la familia. Hoy, un año después, la gente, harta, sale a la calle para decir claro y fuerte: “Troika, go home!”.
La historia se repite. Y del mismo modo que en muchos países del Sur en los años 90 y 2000 vimos manifestaciones masivas contra el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, a quienes el pueblo acusaba de condenarles a la miseria. Ahora la gente, aquí, se manifiesta contra la Troika. O lo que es lo mismo: el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Hemos cambiado un banco, por otro de la misma especie. La lógica, pero, es la de siempre.
Las relaciones centro-periferia que antes se daban a nivel global, actualmente se repiten en la Unión Europea. Y los países de la periferia del continente, nos hemos convertido en las nuevas colonias, o fuentes de negocio, del capital financiero. Si antaño, en el Sur, se aplicaban los llamados Planes de Ajuste Estructural que decían querer hacer más sostenible la deuda, como si la miseria y la pobreza a la que les sometían pudiese ser sostenible; ahora nos hablan de “ayudas” y “rescates” que… nos hunden en la miseria.
La deuda continua siendo el yugo que se impone a los pobres. Un mecanismo de control y supeditación de los pueblos. Un instrumento infalible de transferencia de recursos, o para ser más precisos de expolio, del Sur al Norte, ya sea a escala global o europea. Y un argumento para reducir los derechos de la mayoría y generar más beneficios al capital, recortando servicios públicos y privatizándolos de forma encubierta. El pago de la deuda que nos imponen, que, por cierto, no es nuestra, es la excusa perfecta para aplicar un plan largamente planificado. De este modo, a la estafa se la llama crisis y al robo deuda.
A marchas forzadas, hemos aprendido el significado de la Troika, pero, también, el de otros conceptos como indignación, rebeldía y desobediencia. Y nos levantamos hoy, en más de 100 ciudades de toda Europa, como “Pueblos unidos contra la Troika”. Porque sí se puede.
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