Los partidos cristiano-conservadores CDU/CSU y la canciller Angela Merkel son los ganadores de las elecciones federales en Alemania con el 41,5% de los votos. Han obtenido 7,7 puntos más que en las elecciones federales de 2009.
Alrededor del 15% de los votos ha ido a partidos que no han podido superar la barrera del 5%: el FDP fracasa con el 4,8% de los votos al igual que el joven AfD que propone la salida del euro con el 4,7%. El resto de los partidos que se han presentado totalizan poco más del 5%.
¿Cómo se explica esto? En Alemania, la política de Merkel no es percibida como conflictiva. Se habla incluso de una “socialdemocratización” de los cristiano-conservadores con Merkel. Por ejemplo, la “salida de lo nuclear” tras Fukushima, la derogación del servicio militar obligatorio, la mejora del estatuto de las parejas de mismo género y la apertura relativa a los temas de la justicia social se han añadido a la impresión de poder escapar de las consecuencias de la crisis europea junto a los más fuertes, a la vez que se acepta la línea dura contra las poblaciones del sur de Europa.
Se añade a esto la debilidad de la alternativa propuesta por el SPD representada por Peer Steinbrück, candidato del SPD a la cancillería. Tecnócrata frío, partidario confeso de la agenda 2010 y símbolo de la aspiración a la vida acomodada de los políticos en buenas relaciones con el mundo de los grandes negocios, este candidato no era capaz de transmitir de forma creíble los mensajes del SPD en su intento por reconstruir un perfil de campeón de la justicia social. Aún así, el SPD gana 2,7 puntos para llegar al 25,7%.
De los 61,8 millones de alemanes que tenían derecho a voto, ha votado el 71,5%. En 2009, fue el 70,8%. Aún cuando la candidatura de las nuevas fuerzas ha podido relativizar el peso de los que están cabreados con las urnas, la abstención electoral sigue siendo impresionante y es muestra del grado de erosión de la credibilidad del sistema político en vigor.
El fracaso del FDP es espectacular. Se ha hundido con un 4,8%, perdiendo un 9,8% en comparación con 2009. Ha sido la bien merecida imagen de partido clientelista la que le ha llevado a la catástrofe. Pero con 400.000 votos su pérdida benefician mayoritariamente al AfD... mientras que Die Linke pierde también más de 300.000 votos, el CDU/CSU un poco menos... La cuestión es que el hecho de que el AfD haya ocultado bastante hábilmente su proyecto chauvinista afirmando que la salida del euro sería también en interés de los países europeos económicamente perdedores, debería platearle a Die Linke si ha desarrollado suficientemente su oposición a la política de la UE y a la Troika...
Otro hecho espectacular de estas elecciones es el 8,4% de los Verdes, perdiendo un 2,3% respecto al 2009. Esto es aún más sorprendente si se tiene en cuenta que tras Fukushima y las impresionantes movilizaciones del movimiento antinuclear habían subido a cerca del 20%.
Esto nos lleva al partido de izquierdas Die Linke, que se convierte en la tercera fuerza en el Bundestag con el 8,5%. Puesto que en 2009 Die Linke obtuvo un 11,9% de votos, la pérdida del 3,3% podría llevarnos a hablar de derrota, pero, de hecho, Die Linke sale bien parado de las elecciones, dado que en la primavera de 2012 había caído por debajo del 6% y desde esa fecha había perdido espectacularmente todas las elecciones en los Länder del oeste de Alemania. En las elecciones en el Land de Hesse se mantiene pasando la barrera del 5% por tercera vez, y en los Länder del oeste, donde es bastante más débil que en los del este, supera el 5%. Por tanto, Die Linke se consolida y remonta electoralmente en base a reivindicaciones sociales, democráticas y antimilitaristas, si bien no formula claramente una alternativa de conjunto al poder del capital.
Y ahora, ¿qué van a hacer los estrategas (o mejor, tácticos) de los partidos elegidos? Tanto a nivel federal como en Hesse hay una mayoría del SPD, Verdes y Die Linke. Pero el SPD y los Verdes dicen claramente que no quieren coalición con el partido de izquierda (Die Linke). Éste realiza esfuerzos para ello, pero subrayando las profundas divergencias. Sobre todo a nivel federal, donde Die Linke debería aceptar la participación de la Bundeswehr (el ejército alemán) en intervenciones militares globales. Algo que, por el momento, no es imaginable. La hipótesis más realista parece ser que se de una “gran coalición” entre el CDU/CSU y el SPD.
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