domingo, 15 de septiembre de 2013

Cinco años después, la banca sigue en crisis, pero un puñetazo es el único castigo para el presidente de Lehman Brothers

- Después de un lustro, la banca estadounidense está concentrada en pocas entidades y sigue entrañando riesgos mientras el 23% de las regulaciones al sector no están propuestas ni finalizadas.
- Sólo un 40% de las normas de la ley Dodd-Frank han sido implementadas- JPMorgan incurrió en unas pérdidas de más de 6.000 millones de dólares.

Teresa de Miguel. Efe/Nueva York. Tomado de Publico.es

Cinco años después del colapso de Lehman Brothers, la banca estadounidense está más concentrada en unas pocas entidades y sigue entrañando riesgos mientras las regulaciones al sector que se iniciaron tras la crisis permanecen incompletas en este país.

El 15 de septiembre de 2008, el que fuera uno de los principales bancos de inversión de Estados Unidos se veía forzado a declararse en bancarrota después de que la Casa Blanca y la Reserva Federal decidieran no acudir a su rescate y que las mayores entidades del país rechazaran hacerse con él.

El colapso de Lehman Brothers provocaba un efecto dominó en el sector financiero que finalmente llevó al Gobierno estadounidense a intervenir con unos masivos programas de rescate y que desencadenaría en la crisis más profunda y prolongada desde la Gran Depresión de los años 30.
Un lustro después, la banca estadounidense está más concentrada en unos pocos colosos, puesto que los activos de las seis mayores entidades financieras de este país son ahora un 28 % superiores a los niveles de 2007, pero se han dado pasos para reforzar su estabilidad.


Y es que, en julio de 2010, se adoptó la ley "Dodd-Frank", una ambiciosa legislación de 3.200 páginas gracias a la cual los mayores bancos de Estados Unidos han tenido que crear una suerte de "testamentos vivientes", unas hojas de ruta para ser liquidados en el caso de nuevas crisis.
Estos "testamentos" permitirían que, en el caso de que vuelvan a encontrarse en una situación como la que atravesó Lehman Brothers, se evitase el frenético fin de semana en el que las autoridades reguladoras no alcanzaron a entender la verdadera dimensión de los activos del banco.
Además, la legislación ha conseguido someter a unas "pruebas de estrés" anuales a las 18 mayores entidades financieras del país que en marzo pasado tan solo suspendió Ally Financial, ya que las demás lograban superar el 5 % en la ratio de capital de mayor calidad que establece como mínimo la Reserva Federal.
El año que viene, doce nuevos bancos tendrán que pasar por esas pruebas y se ha incluido a dos compañías, la aseguradora American International Group (AIG, que tuvo que ser rescatada en la crisis) y el brazo financiero de General Electric, a ser sujetas a una supervisión similar.
Sin embargo, solamente un 40 % de las normas de la ley "Dodd-Frank" han sido implementadas, según estima la firma de abogados Davis-Polk, al tiempo que un 23 % no han sido ni propuestas ni finalizadas, entre ellas la controvertida "Volcker Rule".
Esa norma, bautizada en honor al que fuera presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, busca prohibir a los bancos hacer inversiones especulativas en beneficio propio y no en el de sus clientes, lo que se ha encontrado con la oposición frontal de los pesos pesados de Wall Street.
En mayo del año pasado se reabría el debate sobre la necesidad de poner finalmente en marcha esa normativa después de que se descubriera que JPMorgan Chase incurrió en unas pérdidas de más de 6.000 millones de dólares debido a unas arriesgadas operaciones en derivados en su oficina de Londres.
De hecho, el secretario del Tesoro estadounidense, Jacob Lew, reconoció este verano al canal financiero CNBC que quiere que la mayor parte de la ley "Dodd-Frank" se implemente para finales de año para poder decir que se ha puesto fin al concepto de los "demasiado grandes para caer".
Si bien una gran mayoría del sector financiero estadounidense achaca la escasez de circulación del crédito a las nuevas normas que sí entraron en vigor tras la crisis, algunos importantes directivos como el consejero delegado de Pimco, Mohamed El-Erian, creen que no se ha hecho lo suficiente.
"Dada la importancia sistémica (de los bancos occidentales), muchos de ellos fueron rescatados y, con apoyo institucional, volvieron a los beneficios bastante rápido", recordaba El-Erian en un ensayo publicado el mes pasado, titulado "El mórbido legado de Lehman".
"Sin embargo, no han sido sujetos a impuestos sobre los beneficios extraordinarios y los políticos no han hecho lo suficiente para alterar los incentivos estructurales que animan al riesgo excesivo", concluyó el directivo.
- Richard Fuld, presidente del banco en 2008, fue agredido por un hombre indignado con su gestión; ataque que supone hasta ahora la única sanción para el hombre que precipitó la bancarrota.- Paulson accedió al rescate de la aseguradora AIG horas después de dejar caer a Lehman Brothers- "Occidente está acabado, y lo hemos fastidiado nosotros"

Daniel Fernández. En Público. Foto: Un empleado de Lehman Brothers abandona la entidad con sus bártulos (AFP). 

Lehman Brothers era el cuarto mayor banco de inversión de Estados Unidos, formaba parte de la 'aristocracia' de Wall Street y las agencias de calificación le dedicaban las mejores valoraciones. Sin embargo, en cuestión de días sobrevino la que muchos consideran "la mayor bancarrota de la historia". La quiebra se concretó el 15 de septiembre de 2008 y supuso el inicio de la crisis en la que sucumbe Occidente.
A pesar la gravedad del suceso, su presidente y consejero delegado durante catorce años, Richard Fuld, se encuentra hoy disfrutando tranquilamente de su retiro profesional. La única sanción que se conoce fue el puñetazo que le propinó un hombre indignado con su gestión en el gimnasio de la entidad. Aquella agresión, cinco años más tarde, ejerce de forma simbólica como la mínima  rendición de cuentas posible de un banquero que precipitó la crisis desde su alta posición.
Fuld, que había entrado en la entidad como trabajador en prácticas en 1969 para escalar progresivamente hasta la cumbre, fue uno de los mayores tiburones de Wall Street; tanto, que lo apodaban ‘el Gorila'. El seis de octubre de 2008, apenas un mes después de la debacle,  testificó junto a otros 11 ejecutivos de Lehman ante el Congreso como parte de la investigación emprendida para esclarecer la bancarrota. Sólo unas semanas más tarde estaría transfiriendo su mansión de Florida, adquirida por casi 14 millones de dólares, a su esposa Kahtleen para evitar perderla fruto de dicha indagación.

¿Qué hay de otros responsables?


En la era del capitalismo global y la desregulación económica sería impensable atribuir la responsabilidad de tamaño despropósito a un solo hombre.
Henry Paulson, secretario del Tesoro (el equivalente del ministro de Finanzas en Europa) con George W. Bush desde 2006, fue uno de los hombres en los que Fuld trató de apoyarse para evitar el colapso. Sin embargo, Paulson, que sí accedería al rescate de la aseguradora AIG apenas unas horas después de la caída de Lehman, se negó a salvar al banco con las consecuencias conocidas. El también ex presidente ejecutivo de Goldman Sachs es hoy profesor en el Harris School of Public Policy, de la Universidad de Chicago (cuna del neoliberalismo).
Ben Bernanke fue el otro gran agarradero que buscó Fuld. Como Presidente de la Reserva Federal desde febrero de 2006, cuando sustituyó a un histórico como Alan Greenspan, Bernanke tuvo una importancia capital en el devenir económico de Estados Unidos y en el desenlace de Lehman Brothers, dado que no se vislumbró voluntad política alguna de rescatar al banco, a pesar de que previamente sí se había procedido al de Merrill Lynch. Tiempo después presionaría al Congreso, junto a Paulson, para aprobar una partida de medio billón de euros con los que salvar a Goldman Sachs y Morgan Stanley. En la actualidad, Bernanke, miembro del Partido Republicano, mantiene su puesto en la Reserva Federal después de que la Administración Obama le consagrara en el mismo.
John Thain, antiguo consejero delegado de la Bolsa de Nueva York, fue el último presidente de Merrill Lynch antes de su fusión obligada -para evitar su desaparición- con el Bank of America. Poco después fue despedido por su homólogo de esta última entidad: Ken Lewis. A pesar de todo, Thain ha recuperado el cargo de consejero delegado, esta vez en el CIT Group, un holding bancario estadounidense que supo salir de una situación económica crítica.

Lehman Brothers, sacrificio ejemplar


La prolongada irresponsabilidad de la cúpula directiva de Lehman Brothers, encabezada por Richard Fuld, dilapidaba los 158 años de historia de un banco que había sobrevivido hasta entonces a las mayores crisis que experimentó el capitalismo en la era moderna.
Sin embargo, como dice el personaje que encarna a Henry Paulson en la recreación televisiva Los últimos días de Lehman Brothers: "Occidente está acabado, y lo hemos fastidiado nosotros". El agujero en esta ocasión era demasiado profundo y Lehman se vio obligado a acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras estadounidense.
"Alguien tenía que fracasar, y Lehman Brothers ha fracasado", agrega el actor James Cromwell dando vida al antiguo secretario del Tesoro. Antes de la caída del gigante bancario, su consejero delegado, Richard Fuld, había negociado con Paulson y con el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, tratando de conseguir a la desesperada la intervención milagrosa del Estado que se produjo en otras ocasiones.
No obstante, el Gobierno, que en aquel momento lideraba George W. Bush, se negó a actuar y castigó los desmanes financieros de Fuld al tiempo que enviaba un mensaje al resto de entidades: la Administración no acudirá siempre al rescate.

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