martes, 12 de julio de 2016

La fuerza del magisterio mexicano

Por un lado, represión y asesinatos, y por el otro, diálogo. Son las formas en las que el gobierno mexicano ha intentado resolver los conflictos sociales desde que inició su período. Represión brutal contra la disidencia y diálogo hipócrita.

Emilio Téllez Contrerasde la Coordinadora Socialista Revolucionaria (México). Para InfoGAIA internacionalista y anticapitalista.
Nota: Tras el artículo: infos. relacionadas.


¿Qué tipo de estrategia es esta? ¿Qué tipo de legitimidad intenta generar el gobierno? Si bien la anterior administración panista aplicó la violencia al movimiento social con el trasfondo, efectivo ideológicamente, de la guerra contra el narco, ahora que la lucha de clases se muestra más descarnada parece que se le ha acabado la imaginación a la clase gobernante y sus estrategas se atreven a jugar con fuego apostando sin reservas a la guerra sucia y la masacre.

Y la respuesta no se hizo esperar, la represión en Nochixtlan, así como la desaparición de los 43 estudiantes en 2014, despertaron nuevamente en México la indignación generalizada en un contexto de lucha similar: la defensa de la educación pública. A esta indignación se suman hoy las familias que tienen a sus hijos en escuelas públicas y observan de cerca el peligro de la autofinanciación de las escuelas que propone la reforma como estrategia de privatización. También se suman las comunidades y alcaldes en el sur-suroeste ligadas al movimiento rebelde de los profesores, sobre todo en Oaxaca y Chiapas. Otro actor relevante lo tuvo el ámbito de la salud, donde enfermeras, trabajadores de limpieza y médicos salieron masivamente a marchar contra la anunciada reforma a este sector, recogiendo sin titubeos las demandas del magisterio. Este conjunto es el que ha logrado detener la represión del Estado que alcanzaba niveles criminales.

Las marchas, inusuales en el norte del país, se masificaron a nivel nacional mostrando que la confianza de lucha volvía a los profesores. Pero el notable salto en la movilización y organización que se dio en la capital del país, donde se encuentra la mayor concentración de profesores, fue la que ha generado una nueva situación y una relación de fuerzas mucho más favorable. Es destacable que los profesores de la capital habían tenido en esta lucha un retraso inmenso en relación no sólo con la movilización del sur y suroeste, sino con regiones más conservadoras al norte del país. Pero en los días recientes, con centenas de escuelas en paro y bloqueos en cerca de 50 puntos de la ciudad, el magisterio mostró su fuerza en la ciudad ante la cuale el gobierno reaccionó de inmediato pactando con la cúpula del sindicato charro (burocrático) el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y retomando algunas de las demandas de los profesores democráticos.

Hoy los profesores organizados sobre todo en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han generado las condiciones para avanzar de manera más firme contra una de las reformas neoliberales más duras de este régimen. Sin embargo, esto no quiere decir que la victoria está asegurada, de hecho podemos decir que la lucha se desarrollará en un tiempo prolongado y será la paciencia, la capacidad de resistencia y de una coherente autoorganización de los nuevos sectores de profesores que se arrojan a la lucha, lo que decidirá el resultado.

Los profesores lo saben bien, la implementación de la reforma pasa por la destrucción de su capacidad de organización en los centros de trabajo y por tanto, de sus derechos laborales. Si los profesores resisten colectivamente no habrá nada que pueda permitir que la reforma entre a las escuelas.

La lucha contra esta reforma no ha empezado ahora, desde 2014 tras el desalojo violento del plantón que tenían los profesores en el Zócalo de la Ciudad de México, la tensión ha ido creciendo hasta llegar a los acontecimientos de Nochixtlan. Por ello en este lapso de resistencia, el significado del triunfo de esta lucha, por más gremial que parezca a algunos, sería enorme para las millones de conciencias que ven a un régimen putrefacto, asesino y cínico como invencible, un régimen que aparentemente ni las elecciones, ni los Ayotzinapa, ni los 132 han podido hacer ceder. Mostraría la posibilidad de avanzar, la confianza en la fuerza de la organización desde abajo y en la lucha decidida contra la violencia de la clase dominante.

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