martes, 19 de julio de 2016

Yeniyol: Contra el golpe militar y el de Erdogán, organicemos un frente democrático y construyamos una política de clase


La noche del pasado 15 de Julio fuimos testigos, segundo a segundo, de un proceso golpista con todas sus incertezas, dudas, crueldades y contramovimientos de los bandos opuestos. 

Sosyalist Demokrasi için Yeniyol – Sección turca de la IV Internacional. 17 de julio. Tomado de Anticapitalistas

Esta noche sangrienta, que será recordada por los choques entre soldados y policía, ocupaciones de los medios de comunicación, imágenes de civiles masacrados y soldados linchados y el bombardeo de la Asamblea Nacional como momento culminante, aparece como una de las escenas finales de una lucha por el poder entre viejos socios en el Estado y el AKP y la congregación de Gülen construida en cooperación.

Basado en el hecho de que el régimen de Erdoğan no duda en recurrir al caos y al ambiente de guerra civil con el fin de mantener su hegemonía desde las elecciones del 7 de junio de 2015, siguiendo la derrota del intento de golpe en un breve lapso de tiempo y la reaparición de los miembros del gobierno en los medios de comunicación con imágenes renovadas, muchas evaluaciones conspirativas de que esta intentona fue diseñada para actualizar las ambiciones dictatoriales de Erdoğan han tenido gran repercusión. Dadas las circunstancias en las que el régimen se consolidó con prácticamente el 50% de los votos en las últimas elecciones, una interpretación más razonable es que los seguidores de Gülen, quienes se enfrentaron a una enorme operación de despidos de sus cargos, y algunos sectores del ejército con los que cooperan trazaron un apresurado plan golpista.

Si bien será necesario esperar con el fin de lograr una información detallada acerca de las motivaciones, agentes del movimiento y el nivel de información en poder de los servicios de inteligencia, es obvio que el resultado objetivo que traerá el proceso es la consolidación del carácter islámico-autocrático del régimen de Erdoğan.

Las primeras señales del hecho de que habrá una purga nueva y quizás final del aparato de Estado son los millares de expulsiones entre los jueces y fiscales y las detenciones entre los cuerpos judiciales superiores la mañana del 16 de julio, justo el día después de que los seguidores del régimen salavaran la democracia con eslóganes como “Allahu Ekber” (Allah es grande), “Recep Tayyip Erdoğan” y “Queremos la pena de muerte”. El hecho de que los llamamientos de las instituciones estatales y todas las mezquitas a que el pueblo tomara las calles para defender el régimen contra el golpe degenerara en ataques contra población siria y en tensiones en el barrio de Alevi muestra bien a las claras cómo la polarización multidimensional que atraviesa la sociedad turca se está llevando a niveles extraordinariamente peligrosos. Y no albergamos duda alguna de que el Palacio de Erdoğan y el gobierno, que declaró que académicos, periodistas, empleados públicos, activistas kurdos y socialistas eran partidarios del golpe y ordenó su arresto asociando cualquier declaración contra el régimen con el terrorismo, utilizará el intento de golpe de Estado del 15 de julio como justificación para un ataque más severo contra todo tipo de oposición. Y, a medio plazo, podemos estar seguros de que la intentona del 15 de julio será el primero de los mitos fundadores del régimen de Erdoğan, no como un golpe fallido sin base, personal y apoyo externo, sino como un golpe que el pueblo resistió y detuvo subiéndose a los tanques.
Todas las organizaciones de la izquierda radical y todos los partidos representados en el Parlamento declararon que estaban contra el golpe. Es una tarea de principio para nosotros también posicionarnos contra el golpe sin olvidar, para empezar, que los trabajadores y los oprimidos nunca pueden lograr nada con intervenciones militares que suspenden los derechos y las libertades democráticas. Es más, declaramos que estamos y seguiremos en contra de los golpes de Palacio, Palacio que repudió los resultados electorales para mantener su hegemonía, destruyó el Kurdistán para mantener el voto de los nacionalistas, prohibió las huelgas de masas al declararlas una “amenaza nacional”, que se esfuerza por abolir el derecho del pueblo kurdo a la representación. Una posición antigolpe que no logre desembarazarse del dilema “golpe o Erdoğan” en el que el AKP ha empantanado la política será instrumentalizada por un régimen que suprimirá de un modo sangriento, no solo los intentos de golpe, sino a todo sector de la oposición en nombre de la “voluntad nacional” y no dudará en recurrir a las fuerzas islamo-fascistizantes que vimos en acción el 15 de julio.

El modo de levantar una barricada contra los ataques de un régimen dictatorial, que busca un poder absoluto en las esferas política, legal, militar y económica mediante la auto-victimización debida al golpe, contra trabajadores, minorías étnico-religiosas, mujeres, personas LGBTI y elementos de la oposición es construir un frente unificado de las fuerzas democráticas y pacifistas existentes. El modo de arrojar duraderamente tanto al bloque de poder islamo-capitalista como a una dictadura militar sangrienta al basurero de la Historia es la vía ignorada hasta el momento: la construcción paciente de la oposición social desde abajo con la clase obrera en el centro.

El camino es oscuro; ¡hagamos que la esperanza y la resistencia lo alumbren!

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