domingo, 11 de mayo de 2014

Agujeros de libertad en los países árabes

El escritor en mi país / habla todas las lenguas del mundo / menos la árabe: / tenemos una lengua temerosa / en la que se han taponado todos los agujeros de la libertad
El lenguaje imposible, de Nizar Qabbani
Omnia Nur, en La Marea
Esta semana ha sido condenado a diez años de cárcel el saudí Raif Badawi. Además, el castigo incluye mil latigazos y una multa de más de 250.000 dólares. Este joven no ha enviado dinero a paraísos fiscales, ni es el responsable de que las mujeres no puedan conducir, viajar solas o acceder a determinados puestos de trabajo, ni es el culpable del asesinato de inmigrantes que intentaban pasar la frontera buscando pan y cobijo.
Su delito fue, ni más ni menos, “insultar el islam y apostasía haciendo propaganda del pensamiento liberal” a través de una página web que creó llamada Red Liberal Saudí. Entre sus objetivos, se encontraba reivindicar la libertad religiosa y de expresión, los derechos de las mujeres saudíes, así como fomentar el diálogo entre los jóvenes, abogando por una mayor tolerancia en el país.
La brillante escritora feminista egipcia Nawal Saadawi respondió así una vez que le preguntaron sobre el poder de las redes sociales para derrocar a un régimen, al calor de la Primavera Árabe: “¡La gente! ¡Son millones! Hoy, gracias a tecnología como Facebook y Twitter, con eso se puede llegar. Y organizarse. Así es como la gente se ha rebelado”.
Los jóvenes saudíes no son los únicos que se refugian en el mundo virtual para tratar temas que aún siguen siendo tabú en las sociedades árabes. En las redes, al fin y al cabo, puedes respirar tranquilo sin temor a las etiquetas y posibles represalias moviéndote en el anonimato. Para muchos, ante las dificultades para salir de su país, la única vía que tienen para combatir las estrategias propagandísticas de cara al exterior es dar a conocer sus luchas mediante Internet. De este modo, se logra, poco a poco, arrancar la venda de los ojos europeos, de la gente de a pie, cegados por los prejuicios que fomentan sus propios medios de comunicación, que presentan a los hombres árabes como machistas y a las mujeres como sumisas, sin dejarlos ver más allá.
En cuanto a las instituciones y los gobernantes de los países occidentales, se caracterizan por su silencio -que no ceguera-, convirtiéndose en cómplices absolutos de los crímenes que se producen de forma sistemática dentro de las dictaduras amigas. El petróleo, el fosfato y otros recursos valen más para ellos que la libertad y la integridad física de la población. Desde la experiencia de Irak, ha ganado fuerza un sentimiento en los países árabes de rechazo a ser colonia de potencias occidentales y sus élites económicas. Pocos ilusos esperan ya que vengan de fuera a salvar y a traer la democracia.
Según Amnistía Internacional, Badawi fue víctima de una campaña del gobierno de Arabia Saudí con el objetivo de silenciar a los activistas del país. Se tomó la decisión de aplastar la voz, mediante severos castigos, de todos aquellos jóvenes que ejerzan su libertad de expresión. La página web del bloguero criticaba a figuras religiosas de alto nivel. Y eso no se perdona.
Por otro lado, Arabia Saudí criticó el mes pasado a Noruega por no declarar ilegal las críticas al Islam en el país, según recogía el diario The Independent. Y es que Arabia Saudí quiere aplicar leyes severas incluso fuera de su país. El ministro de exteriores noruego respondió que era una paradoja que los países que no cumplen con una mínima base los derechos humanos tengan un gran impacto en el Consejo de la ONU. El último informe de Human Rights Watch refleja que Arabia Saudita en 2012 intensificó las detenciones y los juicios contra disidentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario