lunes, 28 de abril de 2014

China: La mayor huelga de la historia del país. Historia de una huelga para “celebrar” el Primero de Mayo

Los trabajadores de la fábrica de Yue Yen están en huelga desde el 5 de abril. Casi toda la mano de obra de la fábrica está en huelga, lo que demuestra su indignación con el gobierno y la empresa. La disputa se originó al conocerse la confabulación del gobierno local y la empresa: esta no ha pagado en su totalidad las cotizaciones sociales de los trabajadores y los funcionarios del gobierno local han hecho la vista gorda ante esta práctica ilegal. Además, los trabajadores han descubierto que sus contratos de trabajo no se ajustan a la legalidad. La empresa Yue Yen produce calzado para marcas occidentales como Nike, Adidas, Reebok, Asics, New Balance, Puma, Converse, Salomon y Timberland. Una serie de organizaciones y sindicatos de Asia han escrito una carta a estas empresas occidentales exigiendo que intervengan para que el fabricante chino asegure el pago de las cotizaciones sociales, establezca contratos acordes con la legalidad y reclame la puesta en libertad de los detenidos.

Revolution News!Traducción: VIENTO SUR

La huelga más amplia de la historia de China cumple ya seis días, desafiando los intentos del Estado de reprimir a los trabajadores que luchan contra la injusticia social y económica. La Policía ha detenido a varios líderes de la huelga en la fábrica Yue Yuen, que produce zapatillas para Nike y Adidas, entre otras marcas. A medida que se deteriora la situación, los miles de trabajadores están cada vez más indignados por el hecho de que la dirección de la empresa niegue tajantemente haber incumplido el pago de sus cotizaciones sociales. Trabajadores de Dongguan, donde existe un movimiento amplio por los derechos laborales, se han solidarizado con los huelguistas de Yue Yuen. Un gran número de trabajadores de Dongguan –al parecer se cuentan por miles– salieron a la calle para protestar contra la injusticia salarial y la opresión gubernamental que sufren los trabajadores migrantes, y para reclamar que la empresa pague la seguridad social que adeuda al personal.

Los trabajadores de Dongguan avisaron a los huelguistas de Yue Yuen de que el gobierno y la empresa iban a utilizar la fuerza contra ellos. La producción de la fábrica está casi paralizada, mientras que la dirección local del partido ha lanzado una odiosa campaña tildando a los trabajadores de “traidores”. La policía ha detenido a varios líderes, y los huelguistas se han enfrentado a los antidisturbios, lanzándoles botellas de agua, cuando estos les han atacado brutalmente y han detenido a varios de ellos. Cuando la mujer de uno de los detenidos se enteró de la detención de su marido en la quinta noche de huelga, miles de personas se concentraron ante el edificio administrativo exigiendo la liberación inmediata del detenido.

Según el Observatorio de Conflictos Laborales de Shenzhen Chunfeng, el 17 de abril la policía detuvo en sus casas a los huelguistas más jóvenes y los llevó a un lugar desconocido. Al día siguiente, miles de trabajadores salieron en manifestación para reclamar su puesta en libertad, pero la policía les cerró el paso y disolvió la manifestación. Al parecer, algunos participantes fueron detenidos por el mero hecho de tomar fotos con sus teléfonos móviles. En la manifestación se infiltraron numerosos policías de paisano –por lo visto eran centenares– para robar los móviles e impedir que los manifestantes tomaran fotos.

El número de trabajadores que se reúnen ante las puertas de la fábrica y se niegan a entrar supera los 20.000. La empresa y el gobierno han formulado un tercer conjunto de propuestas, esperando convencer a los huelguistas de que vuelvan al trabajo. Al parecer, el Estado y las empresas han admitido que adeudan las cotizaciones sociales no pagadas a los trabajadores y han prometido dotar el fondo para la vivienda, pero los trabajadores no han cedido y la huelga se mantiene. Según el citado Observatorio de Conflictos Laborales, los trabajadores no aceptan las propuestas del gobierno. Lo que parece que les ha enfurecido sobre todo es el hecho de que la dirección de la fábrica haya negado haber incumplido el pago de las cotizaciones al seguro de pensiones y otros regímenes de la seguridad social de los trabajadores.

El gobierno no puede controlar el desplazamiento de los trabajadores migrantes. Los trabajos más penosos y peor pagados se encargan a los 300 millones de trabajadores migrantes que hay en el país, personas que se han visto forzadas a trasladarse a la ciudad y trabajar en la industria para ganarse el sustento para ellas y sus familias. El Estado y la clase dominante explotan brutalmente a estos proletarios. Mientras que los trabajadores de cuello blanco urbanos poseen incluso 2 o 3 casas, el sistema hukou de registro de hogares ha estado dividiendo a la clase obrera en dos categorías distintas: urbana y rural. Este sistema deniega al acceso de los trabajadores migrantes a los servicios básicos de sanidad y educación de los que sí gozan los residentes en las ciudades. También sufren discriminación en la cuantía del salario y las condiciones laborales. Los trabajadores migrantes están expuestos al peor trato en el lugar de trabajo, con peligro para sus vidas; algunos se han quemado vivos mientras confeccionaban calzado para empresas occidentales.

En muchos casos se ven forzados a trabajar sin cobrar. El comportamiento criminal de los jefes es causa de frecuentes disturbios; en ocasiones, trabajadores que han osado reivindicar sus derechos lo han pagado con la vida. En China, la cadena de intermediarios y subcontratistas es tan larga que los trabajadores siempre son los últimos en cobrar. Si es que cobran. El mes de enero suele ser el de las huelgas, pues es cuando los trabajadores migrantes dejan de trabajar para obligar a las empresas a pagarles los salarios que les adeudan y de este modo poder enviar el dinero a la familia antes del Año Nuevo chino. En la primera semana de enero de este año hubo más de 70 huelgas en el cinturón industrial del sudeste. Desde entonces, las luchas se han intensificado, produciéndose cientos de huelgas de más de 10.000 trabajadores.

Una huelga para “celebrar” el Primero de Mayo


Desde hace 12 días, trabajadoras y trabajadores del grupo empresarial chino Yue Yen están en huelga, concretamente en dos de sus principales fábricas ubicadas en China. El 25 de abril de 2014 participaban nada menos que 40.000 personas en esta acción, de acuerdo con diversos recuentos fidedignos.

 Charles-André Udry, en A l'EncontreTraducción: VIENTO SUR

El grupo Yue Yen se formó originalmente en Taiwán, donde lo fundó en 1969 la familia Tsai. Desde el principio se centró básicamente en la fabricación de zapatillas deportivas. A partir de la década de 1970, se especializa en zapatillas de atletismo, y en 1988 la familia Tsai se implanta en Hong Kong y abre sus primeras fábricas en la República Popular China (RPC), concretamente en Zhu Hai y Zhong Shan, en la provincia de Guangdong. Es la época de las reformas de Deng Xiaoping y de las negociaciones con Margaret Thatcher con vistas a la retrocesión de Hong Kong por parte del Reino Unido. Desde entonces, el grupo cotiza en la bolsa de Hong Kong. Al mismo tiempo, la familia Tsai dispone de una participación significativa en la Pou Chen Corporation, empresa de distribución de calzado deportivo y productos similares. Ésta, a su vez, cotiza en la bolsa de Taipei. En la década de 2000, Yue Yen toma el pleno control de Pou Chen. Después compra Pro Kingtex, que tiene fábricas en China y en México, y Eagle Nice en 2005. Su expansión mediante adquisiciones y reorganizaciones de la producción no ha cesado.

Actualmente es el grupo más grande del mundo en los diversos segmentos del calzado deportivo. Según la memoria anual de 2013, publicada el 26 de marzo de 2014 por la sociedad de cartera con sede en Hong Kong, Yue Yen cuenta con un total de 423.000 asalariados en todo el mundo. Se autocalifica de “fabricante para el mercado mundial” y posee fábricas y “centros de investigación” en China (cinco en total), Camboya, Vietnam, Hong Kong, Bangladesh, Indonesia, México y Estados Unidos. Además de ello, Yue Yen produce diversos tipos de zapatillas “deportivas” para grandes marcas como Nike, Adidas, Reebok, ASCIS, New Balance, Puma, Under Amour, Salomon y Timberland. A través de Pou Chen, también es una gran distribuidora de sus productos y de los de otras marcas (Limited Nike, Adidas y Converse), de cuya fabricación también se encarga, al menos en parte.

En 2013, la empresa fabricó 313,4 millones de pares de zapatillas en todo el mundo, alcanzando un volumen de negocio de 5.800 millones de dólares. Estos dos datos permiten calcular el margen obtenido por las grandes marcas y sus distribuidores por cada par vendido, margen que en muchos casos supera los 100 dólares la unidad. Los principales mercados de Yue Yen son: Asia (42,3 %), EE UU (29,3 %), Europa (19,8 %), Sudamérica (4,6 %) y Canadá (1,5%). Los precios que imponen las grandes marcas –ante la huelga, Adidas acaba de cambiar de proveedor en China– comprimen su margen. Yue Yen señala que la respuesta a estas presiones consistió, en 2013, por un lado en la localización de volúmenes de producción en lugares que permitieran aprovechar la depreciación de la moneda, y por otro en un incremento de la productividad (en el sentido de una “racionalización” técnica de la producción) y en la intensificación del trabajo (jornada laboral, aumento de ritmos, con jornadas de trabajo sin “porosidad”, es decir, sin “tiempos muertos”). Además, de 2012 a 2013, el grupo redujo el total de su plantilla de 460.000 a 423.000, mientras que la producción de 2013, contando los doce meses, aumentó ligeramente en comparación con 2012.

La Huelga

La huelga comenzó en Dongguan, una ciudad del sureste de China. Es una huelga protagonizada por el mayor número de trabajadoras y trabajadores en la historia de la RPC. Las reivindicaciones se refieren de entrada a una constatación muy importante para los asalariados que trabajan desde hace años en la misma fábrica: Yue Yen no ha desembolsado sus “cotizaciones” al seguro de pensiones y al fondo de adquisición de viviendas desde hace 10 o 20 años, según el caso. Un gran número de trabajadoras y trabajadores siguen teniendo contratos eventuales (CDD), después de llevar años en la empresa, lo que forma parte de una política de intensificación del trabajo y de un mecanismo probado para no pagar las cargas sociales.

El otro método de “reducción del coste laboral” es el siguiente: para un salario de 480 dólares, Yue Yen desembolsa “sus” cotizaciones tomando como salario de referencia 288 dólares. Todo esto lleva a que las pensiones de jubilación que perciban los trabajadores resulten inferiores al nivel legal, que de por sí es miserable. A estas reivindicaciones se añade una demanda de reajuste salarial vinculado al aumento de precios. Es de 37 dólares. Según un reportaje de NBC News e informaciones de la China Labour Watch, son habituales salarios de 1,70 dólares por hora. Para cobrar los 400 dólares al mes, por tanto, hay que trabajar 60 horas semanales.

El 15 de abril de 2014, la policía intervino ante las puertas de la fábrica de Yue Yen en Dongguan. La huelga había comenzado el 13 y 14 de abril. Para evitar una represión demasiado brutal, los y las trabajadoras fichan por la mañana y después se manifiestan durante un tiempo delante de la fábrica o vuelven a sus casas. Ante la ausencia de un sindicato independiente, las estructuras de ayuda a los trabajadores migrantes cumplen en parte una misión sustitutoria. El 22 de abril, cuando la huelga se extiendió a la segunda fábrica más importante del grupo, la policía detuvo a dos representantes de la organización de apoyo, registró sus locales y confiscó los ordenadores. El 25 de abril, uno de ellos ha sido puesto en libertad, pese a haberse negado a firmar una orden que le conminaba a no acercarse a la fábrica ni prestar apoyo a la huelga. El otro militante sigue detenido en un “lugar desconocido”. Desde esa misma fecha, la policía “visita” las viviendas de los huelguistas para intimidarles. De momento, el método parece poco eficaz.

Los y las huelguistas han rechazado el acuerdo propuesto por la dirección, que se comprometía a pagar las cotizaciones a partir del 1º de mayo de 2014. El rechazo se debe al temor de que nunca lleguen a desembolsarse las cotizaciones no pagadas de años anteriores. En efecto, las cantidades que adeuda Yue Yen ascienden a un importe que oscila entre 3.200 y 4.800 dólares para gran parte del personal, lo que equivale en muchos casos a todo un año de salario. En esta situación, la plantilla ha decidido continuar la huelga hasta el 1º de mayo de 2014. En la RPC, el 1ª de mayo también es una “fiesta del trabajo”. Esta vez parece que se conmemorará de manera radicalmente diferente por parte de los y las trabajadoras de las fábricas de la familia Tsai, en Guandong, y por parte del Partido-Estado del camarada presidente Xi Jinping, que también es secretario general del Comité Central del Partido Comunista Chino y se encuentra, por tanto, a la cabeza de la “fábrica del mundo”.

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