miércoles, 2 de abril de 2014

Egipto: condena a muerte de 529 personas. Falsos crímenes, verdaderos castigos

Inmediatamente después de que 529 partidarios de los Hermanos Musulmanes fueran condenados a muerte el pasado lunes 24 de marzo, la fiscalía ordenaba el miércoles dos nuevos procesos masivos para 919 miembros de la Hermandad y sus simpatizantes, desdeñando así las críticas, incluso las de ONGs como Amnistía Internacional que acaba de publicar su informe 2013 sobre la pena de muerte. Esta decisión espectacular no es más que la parte visible de una represión violenta que se ha extendido desde los Hermanos Musulmanes a todos los opositores, con detenciones masivas y la práctica generalizada de la tortura.

Warda Mohamed, en Orient XXITraducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR.
Foto:  Preso egipcio, filmado en un vídeo anónimo

El hombre, ante la cámara, cuenta con calma: “Poco importa la inocencia o que haya un error en el juicio, yo ejecuto mi tarea.” Ashmawy, el verdugo de Egipto -ocho a diez años de aprendizaje, dieciséis años de práctica- tiene 624 ahorcamientos en su haber. En el documental La lágrima del verdugo/1, describe como ha desarrollado la mejor técnica para romper las cervicales de un golpe. Los condenados, vestidos de rojo, por su parte, dicen que “mueren cada vez que oyen pasos en el corredor”. Durante su testimonio, Ashmawy, mirada negra, rostro inexpresivo, uniforme tan sombrío como sus ojos, acaba por llorar “a causa de una condena injusta”, pero tras haber precisado claramente: “no critico a la justicia egipcia”.

El lunes, la justicia egipcia ha condenado a 529 personas a la horca, de ellas 350 juzgadas por contumacia en dos audiencias de veinte minutos. Los inculpados estaban acusados de haber atacado una comisaría y matado a un oficial de policía en agosto, en la provincia de Minya, tras las matanzas de Rabea al-adaweya y Al-Nahda. “Jamás en la historia reciente ha habido una condena así y menos como resultado de un proceso expeditivo”, señala Anne Denis, responsable de la comisión Abolición de la Pena de Muerte de Aministía Internacional Francia/2. “Imponer la pena de muerte colectivamente como consecuencia de un proceso trufado de irregularidades constituye una violación de los derechos humanos”, ha comentado el portavoz del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (HCDH) Rupert Colville. Catherine Ashton, jefa de la diplomacia europea ha dicho estar “extremadamente preocupada”.


Reacción similar por parte de los Estados Unidos/3, pero bastante menos firme la de Francia/4, implicada sin embargo en la puesta en pie de una moratoria contra la aplicación de la pena capital. Los dos países han recordado su apoyo al “proceso de transición en curso”.

Los precedentes

El 26 de febrero de 2014, ya fueron condenadas a muerte 26 personas juzgadas por haber “fundado y dirigido un grupo terrorista”/5. El martes 25 de marzo se iba a celebrar un proceso masivo con 683 acusados, partidarios de los Hermanos Musulmanes, entre ellos el Guía Supremo de la Hermandad, Mohamed Badie, detenido el 19 de agosto de 2013. Fue retrasado al 28 de abril. El antiguo presidente Mohamed Morsi también está juzgado junto a otros altos cuadros de los Hermanos Musulmanes/6. Todos corren el riesgo de ser condenados a la horca.

Amnistía Internacional no dispone de cifras exactas referidas a la aplicación de la pena de muerte en 2011 y 2012. Parece que las 91 condenas pronunciadas en 2012 no han conllevado ejecuciones; en 2011, habría habido al menos una de 123 condenas y en 2010 4 de 185 condenas, contra 109 en 2013”, detalla Anne Denis antes de denunciar una “negación de justicia”. “Sin duda, no les matarán/7pero la pena de muerte es utilizada como un instrumento político cuando las violaciones de los derechos humanos por las fuerzas del orden permanecen sin castigo”, acusa. “Es un fracaso de la justicia”.

Una justicia muy politizada y jueces que se han convertido de nuevo, desde el derrocamiento de Morsi, en un elemento activo de la represión/8. Para responder a las críticas, el ministerio de justicia ha invocado “la separación de los poderes como en todo sistema democrático y la independencia de la justicia/9 .

Si esta condena masiva inédita ha hecho reaccionar, refleja la política realizada por el poder actual desde la destitución de Mohamed Morsi. El general Abdel Fattah Al-Sissi, que ha oficializado su candidatura a la elección presidencial, repite desde el 3 de julio haber tomado el poder “a demanda del pueblo” para combatir a “los terroristas”, que es como se designa a los Hermanos Musulmanes, particularmente en los medios de masas/10 . Sin embargo, es toda la oposición la que está concernida y amenazada.

Violencia sistémica

Cuando la policía dijo a Fadi Samir, 19 años, que estaba detenido porque era un Hermano Musulmán, el joven copto se echó a reír. Durante más de un mes, fue golpeado y agredido sexualmente/11. Toda persona acusada -con o sin razón- de tener alguna relación con los Hermanos Musulmanes es un objetivo.

Fue tras un atentado reivindicado por otro grupo opuesto a Mohamed Morsi/12 -que le trata de “no creyente”- cuando la hermandad fue clasificada como “organización terrorista”. En noviembre de 2013, Ghada Salahi, la más alta autoridad de las Hermanas Musulmanas, también detenidas y encarceladas, denunciaba una situación “peor que bajo Nasser/13.
Tras la matanza de Rabea al-Adaweya que provocó al menos 1 318 muertos en una jornada, muchos Hermanos Musulmanes han vuelto a la clandestinidad o huido. Muy rápidamente, las represalias se han extendido a los activistas y opositores.

Es difícil obtener cifras fiables. El Centro Egipcio para los Derechos Económicos y Sociales (Egyptian Center for Economic and Social Rights, ECESR) ha construido una base de datos sobre las violencias políticas desde la revolución del 25 de enero de 2011. Michele Dunne y Scott Williamson lo han analizado/14. Ellos también establecen el paralelo con las fases de purga en la época en que Gamal Abdel Nasser estaba en el poder, precisando que “la represión actual es más fuerte”.

Según las estimaciones -ciertamente por debajo de la realidad- 3 143 egipcios habrían sido asesinados entre el 3 de julio de 2013 y el 31 de enero de 2014, de ellos al menos 252 civiles en manifestaciones y enfrentamientos. Más de 17 000 habrían sido heridos entre el 3 de julio y el 28 de febrero, en las mismas circunstancias. Las ONGs como Human Rights Watch acusan a las autoridades de “hacer uso de una fuerza excesiva/15 . El pasado 18 de agosto, 37 personas, entre ellas algunas pro-Morsi, murieron asfixiadas en el camión que les conducía a la prisión de Abou Zaabal/16. Cuatro policías han sido declarados culpables: uno de ellos ha sido condenado a 10 años, los otros han quedado en libertad condicional /17.

2 590 dirigentes políticos -mayoritariamente de los Hermanos Musulmanes- han sido detenidos, 18 977 egipcios lo han sido entre el 3 de julio y el 31 de diciembre. Es decir, 21 317 personas en seis meses. En 1955, en el peor momento de la represión dirigida por Nasser, 20 000 egipcios -islamistas, opositores de izquierda, comunistas- estaban en la cárcel/18. Se habían construido campos para acogerlos; ahora están funcionando de nuevo: las cárceles están desbordadas. Y son el teatro de violencias denunciadas por las ONGs y los opositores.

Impedir toda protesta

Dieciséis organizaciones de derechos humanos han publicado una declaración exigiendo investigaciones rápidas sobre “alegaciones chocantes de tortura y de agresiones sexuales contra las personas detenidas en los puestos de policía” tras la ola de detenciones masivas del 25 de enero, fecha del tercer aniversario de la revolución/19. Khaled El Sayed, un militante de izquierdas de primera línea y antiguo miembro de la Coalición de la Juventud Revolucionaria, ahora disuelta, ha publicado un testimonio desde la prisión en la que está detenido. “Nos han desnudado y nos han rociado con agua fría. Todo el mundo es golpeado todos los días”. Habla de electrocución en varias partes del cuerpo, incluyendo las partes genitales. El militante de derechos humanos Amr Medhat evoca una celda “demasiado pequeña para veinte personas pero en la que están 60”.

Essam Sultan, el dirigente del partido islamista Al-Wasat, dice haber sido privado de alimentos y de agua potable durante 16 días. En el proceso de los periodistas de Al Jazira/20, uno de los acusados egipcios, Sohib Said, se ha quejado de “torturas físicas” y de “presiones psicológicas” y ha acusado a la “seguridad del estado” de su autoría. El Ministerio del Interior niega, como lo hacía en tiempos de Hosni Mubarak. Las mujeres y los menores son sometidos a los mismos tratos; algunas militantes de las Hermanas Musulmanas acusan a las fuerzas del orden de haberles hecho pasar el test de virginidad/21 (practicados cuando el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas estaba en el poder y justificados por el general Al-Sissi) y de embarazo en las detenciones.
Los militantes de los derechos humanos se quejan igualmente del hecho de que la detención provisional sea utilizada como una forma de castigo; critican duramente los procesos de civiles realizados por tribunales militares y su impunidad, ya que el artículo 54 de la Constitución votada en 2013 garantiza los derechos de las personas detenidas y encarceladas y el artículo 52 prohíbe la tortura. “Todas las formas de tortura son crímenes que no prescriben”.

Diez días después de la condena en segunda instancia a diez años de prisión para los dos policías que habían golpeado hasta la muerte a Khaled Said en una comisaría de Alejandría, cuatro personas detenidas murieron en circunstancias confusas en una comisaría/22 . Cuando Mohamed Morsi era presidente, el procurador general Talaat Abdullah había ignorado las denuncias por tortura presentadas contra la policía y los miembros de los Hermanos Musulmanes. Varios de ellos están ahora juzgados, pero no los policías acusados. El primer ministro Hicham Qandil respondió a un periodista que le preguntaba sobre las torturas diciéndole que miraba mucho la televisión. Ahora es él quien está en prisión.

Bajo anonimato, un oficial ha reconocido las irregularidades del proceso/23 . “No tenemos el tiempo necesario para verificar la identidad de cada uno de los acusados, probar su presencia y decir quienes son sus abogados” antes de prevenir de que “tras haber visto esta pena de muerte abatirse sobre la cabeza de los dirigentes, ya nadie se atreverá a pensar en atacar a una comisaría o una institución pública”.

Notas

1/ Layth Abdulamir, Orok films, 2012.
2/ Informe de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte en el mundo en 2013.
La policía francesa detuvo a opositores egipcios en el marco de una manifestación autorizada el pasado 28 de enero ante la oficina militar egipcia en París. Siete de ellos han recibido una orden de alejamiento del país (“obligación de abandonar el territorio francés”, OQTF).
5/ Égypte : 26 condamnations à mort pour « terrorisme », L’Express, 26/02/2014.
7/ Las penas de muerte juzgadas de nuevo tienen un precedente reciente: el del proceso de Port-Said, NDLR.
11/ Leila Fadel, «A View On The Torture And Terror Of Egyptian Prisons», NPR.org, 21/03/2014.
14/ Michele Dunne et Scott Williamson “Egypt’s Unprecedented Instability by the Numbers”, Carnedgieendowment.org, 24/03/2014.
16/ Patrick Kingsley, “How did 37 prisoners come to die at Cairo prison Abu Zaabal ?”, The Guardian, 22/02/2014.
17/ Patrick Kingsley, “Egypt police captain jailed for 10 years over death of 37 prisoners gassed in van”, The Guardian, 18/03/2014.
18/ Abdel Aziz Ramdan, “Le nouvel élan des frères musulmans”, Le Monde diplomatique, agosto 1977.
19/ Salma Shukrallah, “Detainees detail stories of torture in Egypt jails”, Ahram online, 12/02/2014.

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