lunes, 21 de abril de 2014

Incendio en Valparaíso (Chile): ¿Más expansión de pinos y eucaliptus?

Lo ocurrido en Valparaíso es un claro ejemplo de lo que viene ocurriendo en diversos puntos del centro sur de Chile, con respecto al enorme riesgo que generan los monocultivos de plantaciones industriales de pinos y eucaliptus, como también de acacias en zonas más centrales. El puerto está rodeado de estas especies y son causa directa del incendio del que fueron víctimas miles de habitantes que perdieron todo.


A.S., Mapuexpress

“Uno de los principales factores de riesgo del sector corresponde a la gran cantidad de plantaciones forestales y quebradas colindantes, debido a que los incendios de origen forestal avanzan por las quebradas, que funcionan como verdaderas chimeneas, hasta llegar a zonas urbanas…”, se agrega: “Cada año vemos como, principalmente en las regiones centrales de Chile, cientos de incendios forestales consumen miles de hectáreas de plantaciones y bosques, y en ocasiones la vida y hogares de personas. Esta vez el foco del incendio que arrasó brutalmente los cerros de Valparaíso, se encuentra rodeado por las plantaciones forestales pertenecientes a la empresa Forestal Valparaíso S.A…”, publica de esta forma el diario electrónico el desconcierto en atención al incendio en Valparaíso.

El estado chileno junto a  empresas chilenas ligadas al negocio de la madera, son responsables de los mega incendios que han venido ocurriendo en este tiempo en Chile. Una, porque han introducido en los diversos territorios especies exóticas como el pino y el eucaliptos que secan las tierras, succionan las napas subterráneas y generan verdaderos desiertos donde sumado a las temperaturas y la resecad de sus estructuras, principalmente de los pinos, las hacen un peligro constante para focos de incendio.
No es casualidad que casi la totalidad de los siniestros surgen en medio de plantaciones forestales de pinos y eucaliptus. Monocultivos de una misma especie,  plantados a una razón de 1600 árboles aproximados por hectárea, extraen enormes cantidades de agua, secando y erosionando el suelo como consecuencia de la destrucción y desplazamiento total o parcial del bioma original de pradera, bosques y/o montes destinados a la extracción forestal, lo que a la larga se ha traducido en la disminución de las napas freáticas, –producto de las diferencias en la masa de follaje sobre la tierra, el sistema radicular, la tasa de crecimiento, el consumo de nutrientes, las relaciones e intercambios con la atmósfera y la alteración de los ciclos de nutrientes, de energía, de carbono y de agua–, dejando a su paso un rastro de problemas sociales, como el deterioro de suelos agrícolas contiguos, la emigración rural, conflictos por tierras y aguas (por lo general antiguamente utilizadas por el pueblo Mapuche en el centro sur de Chile), empleos de mala calidad, y ambientales, como la erosión y contaminación de suelos, , pérdida de biodiversidad, fragmentación de ecosistemas y deterioro del paisaje, entre otros.

El desconcierto agrega también: “Además especies como el pino contienen y segregan trementina, una sustancia inflamable que con la exposición al calor puede propagar o iniciar incendios. Se suma a esta situación, los nulos resguardos, tales como cortafuegos con dimensiones acordes a la realidad nacional, donde cerca de 2,9 millones de hectáreas de plantaciones forestales se encuentran entre la  región de Valparaíso y la Araucanía, donde un 68% corresponde a monocultivos de la especie pino (Pinus radiata) y 23% a eucalipto (Eucalyptus spp.). En Canadá, país forestal por tradición, los cortafuegos miden 1.6 kilómetros de ancho, mientras que en Chile estos se confunden con las vías de saca (caminos utilizados para sacar los troncos talados en camiones)…”
En el presente existe una ofensiva de sectores de la industria forestal y algunos sectores políticos por aumentar las plantaciones que superan las 3 millones de hectáreas y pretenden doblarlo contra todo sentido común. Cabe recordar que en la temporada estival del 2012 se desataron diversos incendios sobre miles de hectáreas entre las regiones del Bio Bio y la Araucanía, actos criminales cuyos responsables son las empresas y el estado chileno, que tuvo como consecuencia fatal la muerte de 7 brigadistas de la empresa Forestal Mininco en la zona de Carahue, cerca de 250 casas destruidas en diversas zonas, un hombre muerto por negarse a una evacuación, entre varias otras consecuencias, esto, mientras los empresarios y el gobierno de turno  intentaban culpar a móviles mapuche.
- Valparaíso rodeado de inflamables plantaciones forestales
Valparaíso está rodeado de estas plantaciones que colindan con sus cerros y poblaciones, el riesgo sigue, de hecho, Mary T. Kalin ArroyoPremio nacional de Ciencias 2010 y directora del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) Universidad de Chile publicaba recientemente en el diario La Tercera “Un aspecto poco mencionado (con respecto al incendio en el puerto) es la composición de la vegetación natural de las colinas de Valparaíso, que es el típico matorral chileno, si bien inflamable, no tanto como especies exóticas (eucaliptos, pino y acacia) que han sido sembradas en la zona. El Eucalyptus globulus es considerado una de las plantas  más pirofíticas del mundo. Las hojas contienen compuestos volátiles que localmente producenincendios explosivos. Una vez encendida, la corteza se desprende, produciendo focos adicionales.Los pinos tienen un alto contenido de resina en las hojasLa Acacia delata, que es común en Chile central, está incluida en la lista de plantas más inflamables de Tasmania, de donde es nativa…”
En otro punto sostiene: “Similares tragedias se han vivido en California (Estados Unidos), donde también se encuentra mucho eucalipto, pino y acacia. Por ejemplo, un incendio en la vecindad de Oakland en 1991 destruyó más de 3.000 casas, con 25 vidas perdidas. Hoy está en marcha un programa para remover eucaliptos, pinos y acacias de 1.000 hectáreas, con la idea de reemplazar dichas especies por especies nativas. El costo del programa es de US$ 5,6 millones, monto que evidentemente es mínimo comparado con los US$ 1,5 billones (1,5 mil millones) de daño físico causado por el incendio, sin hablar del incalculable impacto emocional… Hay que sacar lecciones”.

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