José Ignacio Acuña, licenciado en Ciencias Fiscales- Especialista en Finanzas y Gasto Público. Activista del CADTM-Capítulo Venezuela. Tomado de VIENTO SUR
Las Empresas Públicas, en más de 450, y salvo contadas excepciones, muestran signos de ineficiencia; su producción por sectores tiende a ser insuficiente para la población, son deficitarias, y no se insertan en el necesario tejido para desarrollar un sólido aparato productivo, que sustituya la producción privada, o permita reducir gradualmente los elevados niveles de importación de bienes y servicios, para satisfacer la creciente demanda de la población (principalmente en materia de alimentación, salud, tecnología, servicios, materia prima, textiles, entre otros). No es capaz de satisfacer de manera global más del 10% de la demanda nacional de consumo, debiendo recurrir a través de empresas públicas “comercializadoras” a importaciones para cubrir la cuota de demanda primaria de la población.
La producción, la baja productividad y el desabastecimiento
“El sector privado es improductivo, parásito y no se inscribe en los planes de desarrollo del país impulsados desde el Gobierno Nacional; el sector público productivo, no es planificado ni sectorizado, sin capacidad de crecimiento en la coyuntura actual… ambos son insuficientes para aportar al desarrollo del País y a la satisfacción de la demanda de bienes y servicios prioritarios de la población”
El aparato productivo Privado y el Sector Comercial Venezolano, compuesto por más de 7.000 establecimientos, demandan anualmente del Estado más de 40.000 millones de dólares, para poner bienes y servicios a disposición de la población, aún cuando no es esta cantidad suficiente para satisfacer la necesidad de los consumidores en general. Apenas logra exportar más de 3.000 millones de dólares. Es un sector altamente improductivo, ya que sus plantas operan conscientemente a menos del 30% de su capacidad instalada; no rediseñan sus estrategias de producción, no invierten en tecnología (sus equipos son mayormente obsoletos o ya agotada su vida útil), y como sectores, solo atienden a sus principios económicos de producción-ganancia, totalmente desconectados de las políticas del Estado y sus prioridades estratégicas.
Los medios de producción siguen estando en manos de la burguesía empresarial, altamente parásita, corrupta y golpista, las cuales inequívocamente reproducirán la lógica del capitalismo. El Estado no ha diseñado -en el marco de un sistema de planificación a escala-, una propuesta de industrialización, que desmonte el dominio de la producción y el comercio privado en sectores estratégicos y vitales para la población. Las experiencias de EPS siguen siendo administradas desde el aparato burocrático Estadal, sin presencia de la clase trabajadora en planes y decisiones de alto nivel y sin la posibilidad de ejercer la controlaría social desde las bases y las propias comunidades.
La actual política de importaciones, promovida desde el Estado, y que se ayuda con el sector privado –dándole millonarias cantidades de dólares desde CADIVI, SICAD, etc., para que importe, y a través de la especulación cambiaria obtenga excesivas tasas de ganancia-, no favorece la construcción del necesario Plan Industrial. Esta acción evidencia que las autoridades nacionales están conscientes de la improductividad pública y privada, denotando que no es una prioridad el desarrollo “endógeno” o el fortalecimiento del débil y no planificado tejido industrial. Por ahora, se plantea atacar las formas y no el fondo de problema, ó sea, mantener los “anaqueles” llenos de alimentos, medicinas, etc., a costa de gastar “lo que sea”, bien sea a través del desvió de la renta petrolera al sector privado importador o al endeudamiento externo a través de préstamos o convenios.
Aún así, el índice oficial de desabastecimiento y escasez para el primer cuatrimestre de 2013, superó el 21%, lo que significa que ese porcentaje de bienes necesarios, no se ubica, o se ubica poco en el mercado. Además, no es un indicador estático en cuanto a mercancías escasas, sino que se mueve por rubros de acuerdo a la improducción, acaparamiento, oportunidad de los productos importados, o compras anticipadas.
Devaluación o ajuste cambiario
“El mercado paralelo de divisas no fluctúa de acuerdo a la cantidad y precio de las divisas otorgadas por el Estado en el mercado oficial; es totalmente autónomo, invisible, y su estructura responde al interés de obtener ganancia excesiva del sector empresarial y comercial”
La postergación de la aplicación de la medida de ajuste cambiario originó una presión sobre los precios de bienes y servicios –mayormente importados-, y “migró” al empresariado nacional –no nacionalista- al mercado “especulativo”, a través de la importación a dólar controlado, y a la venta de mercancías a precio del mercado paralelo. Con una tasa de cambio oficial de 4,30 Bs/$ (bolívares por dólar) en 2012, y un dólar “paralelo” superior a los 18 Bs., obviamente al capitalista le es más lucrativo importar que producir. Con la reciente devaluación -4,30 a 6,30 Bs/$-, porcentualmente en más de un 46%, la economía recibirá más bolívares por venta de petróleo, pero se encarecerán las importaciones y el pago de la deuda pública externa, y la interna perfectamente extranjerizable (papeles comercializados en bolívares, y exigibles en doble denominación). La balanza comercial “no petrolera” es altamente deficitaria, y de acuerdo a cifras de PDVSA y Gobierno Central, menos del 15% de la renta petrolera va a inversión real reproductiva (nuevas industrias o fortalecimiento de las pocas existentes), y más del 68% de la misma, va “directamente” a manos del sector privado importador. Si por una parte no se incrementa la producción petrolera y el precio del barril en el mercado internacional se mantiene, y por la otra se expande el gasto público, el déficit fiscal en 2013, pudiera estar cercano al 20% del PIB.
La exportación diaria de petróleo fue de 2,54 millones de barriles. De estos, 650 mil están “amarrados” al Fondo Chino Venezolano; el ingreso real de este convenio es de apenas 40% de 400 mil barriles, ya que el resto de esta cuota se paga con “mercancías”; los 250 mil barriles restantes, amortizan el pago de los préstamos. Por otra parte, más de 200 mil barriles diarios están “amarrados” al convenio PETROCARIBE, los cuales se venden a crédito, a la tasa de 1% a 20 años; sólo ingresa una pequeña porción en dólares, mercancías o servicios. PDVSA aporta al presupuesto nacional cerca del 26% de los ingresos ordinarios.
A través del eliminado SITME, la burguesía obtuvo más del 92% de las divisas liquidadas, para importar mercancías a dólar “barato” y vender en el territorio nacional a precio de “mercado paralelo”, sin ningún tipo de control y/o sanción por parte del Estado (principalmente SENIAT, SUNDECOP e INDEPABIS). CADIVI ha liquidado en los últimos años, más de 180.000 millones de dólares a empresas, para que en su mayoría importen bienes, y los ofrezcan en el “mercado” a precio de “dólar paralelo”. Más del 78% de las divisas liquidadas por CADIVI fueron destinadas a importación de mercancías, mientras que el 22% quedó para adquisición de equipos y recepción de servicios, para mantener la operatividad de las empresas privadas. El nuevo SICAD, subastó 200 millones de $, a un precio de 12-13 Bs/$, lo que representa un indicador oficial del precio de la divisa.
Una devaluación se mide en dos momentos: En el anuncio causa un impacto y aumento de precios, dada la expectativa a los mecanismos para reponer inventarios y mantener la tecnología; y otra, que se percibe cuando se “materializa” la medida. En este primer momento, los precios en bienes y servicios se han incrementado en más del 46% (porcentaje de la devaluación), y vendrá el impacto “científico” cuando las importaciones comiencen a pagarse a 6,30 Bs/$.
La oposición y el empresariado nacional, endosaron al Estado, a través del aparato mediático privado, la totalidad de culpa por el aumento de los precios; inclusive, la alta porción especulativa en los precios, vinculada directamente a las deshonestas prácticas del sector privado, también fue imputada al Gobierno, que no respondió con contundencia, y mantiene un aparato fiscalizador y sancionador altamente ineficiente.
Al actual y desproporcionado aumento de precios, promovido y ejecutado por la burguesía empresarial y comercializadora, se le sumarán en el corto plazo, el ajuste cambiario aplicado en los costos, más el incremento del salario mínimo, también incorporado como costo fijo de producción y comercialización. Como dato, la inflación “oficial” en el primer cuatrimestre del año se ubicó en 12,5%, y pudiera alcanzar en 2013, un 29-33%, y en la realidad del “mercado”, cerca de un 48-54%, ambas referencias las más altas de América latina.
La banca privada:
“La Banca privada, enemiga del desarrollo de los pueblos, no está ni estará nunca alineada con los intereses de la Revolución… Debe ser Nacionalizada”
Es el sector que más crece en el país (más de un 33% anual, y con tasa de ganancia superior al 50%, según información oficial); como agente de intermediación financiera capta directa o indirectamente grandes flujos en divisas, a través de recompra de papeles de deuda, o de la propia acción de intermediación en el sistema cambiario. El dinero en manos del público o liquidez monetaria (LM), cicla entre la banca pública y privada. Por ejemplo: En enero 2013, la masa monetaria se encontraba proporcionalmente 60% en la banca pública y 40% en la banca privada. Dos meses después, ese mismo dinero proporcionalmente está 20% banca pública y 80% banca privada, luego de dadas operaciones de compra y venta de mercancías en el mercado controlado por el sector empresarial y comercial privado. Ese ciclo se repite mensualmente, puesto que los ”dozavos” (nominas públicas, compras públicas, servicios a contratar por el estado, obras, pensiones y jubilaciones, entre otras) son puestos casi en su totalidad en la banca pública, pero que la banca capta en el corto plazo. Van también las ganancias excesivas producto de la especulación cambiaria y la venta de mercancías importadas con dólar regulado y ofrecidas a precio del dólar paralelo. La banca privada permanentemente incumple con los aportes a sectores productivos “nacionalistas”, a través de créditos blandos, impuestos por el gobierno nacional, extranjeriza sus ganancias, financia el golpismo en Venezuela y mantiene una férrea asociación con sectores anti-patriotas internos. La banca privada, y sus mecanismos de intermediación financiera, fraudulentos en su mayoría, no están del lado del proyecto revolucionario de transición al socialismo.
Conclusiones:
- El desabastecimiento, generado por improductividad consciente, y por las limitaciones burocráticas para importar, es un arma del sector empresarial, para presionar al Estado a otorgar más divisas a precio controlado.
- El sector privado es deprimido en sus iniciativas de producción, obtiene mayores tasas de ganancia en el mercado especulativo. El sector público es insuficiente para complementar las carencias productivas del sector privado.
- La política cambiaria tal como está concebida, genera inflación; tiende a incrementar la insaciabilidad por el dólar, debido a que éste es una mercancía más del mercado, que se obtiene a precio controlado, pero que su producto –fuera de todo control- es ofrecido a valor de mercado paralelo (violando las disposiciones contenidas en la Ley contra los Ilícitos Cambiarios), y produce ganancias exorbitantes.
- Las importaciones siguen siendo un “mal necesario”; hasta tanto no se diseñe un “plan de industrialización”, sectorizado y viable, se mantendrá, las divisas producto de la renta petrolera seguirán financiando al sector privado, improductivo, corrupto y que procura altas tasas de ganancia especulativa.
- Las políticas de Estado en materia de control de precios y sanciones son insuficientes; no se regulan las importaciones, ni se sectorizan o priorizan las necesidades.
- Se mantiene el otorgamiento de divisas a grandes corporaciones y empresas transnacionales, que no aportan a la construcción del modelo socialista.
- No existe un “plan de industrialización” a escala, que posibilite arropar el mercado ni disminuir la economía de puertos actual. Se requiere saber ¿Cuántas empresas por sectores necesitan crearse? ¿Qué producirán? ¿Cuánto producirán? ¿Qué inversión requerirán?. El Programa de la Patria 2013-2019, se mostrará inviable, hasta tanto no se definan las fuentes de financiamiento que soportarán su ejecución.
- El Estado no reacciona oportunamente frente a los ataques de la burguesía empresarial a través de brotes especulativos, de desabastecimiento, de acaparamiento, etc. Los medios de comunicación privados son agentes de desinformación y de invisibilización de las acciones del Estado.
- La clase trabajadora y el pueblo de estratos C, D y E, recibirá de manera directa el impacto de la devaluación y el desabastecimiento, si no se ajusta en lo inmediato su nivel de ingreso, para proteger su capacidad de compra.
Recomendaciones
- Reafirmar el carácter socialista y antiimperialista de la revolución bolivariana.
- Politización de la acción del Estado; erradicar el burocratismo y asumir frontalmente la lucha contra la corrupción. Asumir la acción del estado en el contexto de lucha de clases, o pugna entre modelos productivos antagónicos (Capitalismo vs Socialismo).
- El Estado debe asumir lo Estratégico, y el Sector Privado lo complementario. Vital la lucha por asumir el control de los medios de producción.
- Redefinir la política cambiaria; disminuir el otorgamiento de divisas a empresas que importen fuera de rubros necesarios, y considerados como de demanda primaria de la población.
- Diseñar el “Plan de Industrialización” a escala, que permita consolidar el tejido productivo nacionalista.
- Implementar una reforma tributaria y fiscal que abarque: disminución de la alícuota del IVA, revisión de los tratados bilaterales de inversión y tratados para evitar la doble tributación, donde se evidencie que el Estado deje de percibir ingresos fiscales; imposición de impuestos a importaciones suntuarias, a la no producción o capacidad ociosa de empresas; a los ilícitos cambiarios, a las ganancias excesivas, etc.
- Ampliar el control de precios; revisar las estructuras de costos actuales de los productos controlados o regulados. Sancionar a empresas que violen el control de precios. Expropiar empresas en sectores estratégicos y vitales para la población.
- Nacionalizar la Banca Privada, para controlar los flujos de efectivo y erradicar las prácticas fraudulentas de su acción como agentes de intermediación financiera.
- Ajustar en lo inmediato los sueldos y salarios de los trabajadores, para garantizar la protección del ingreso familiar, frente al brote especulativo actual.
- Consolidar el Poder Popular, como instancia de articulación y diseño de políticas públicas, de seguimiento de la gestión pública y de controlaría social.
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