La práctica totalidad de los artículos dedicados al fallecimiento del dictador argentino y hombre liberal, Jorge Videla, raramente se baja a los infiernos de los factores que lo llevaron y lo mantuvieron en el poder. Lo más habitual es subrayar sus horribles crímenes, pero estos no hubieran sido posibles sin ayudas y complicidades.
El golpe militar liderado por Videla no cayó del cielo. Fue una opción más de todo un plan imperialista en países como Chile, Argentina y Uruguay con dos finalidades primordiales. La primera, la misma que tuvieron Hitler o Franco: acabar con la izquierda, sobre todo con sus sectores más avanzados y combativos. La segunda, crear las bases para un nuevo experimento de gestión empresarial tal como había sido incubado por la escuela de Chicago y con el tiempo recibiría el nombre de neoliberalismo. Se trataba ante todo de que las multinacionales y los empresarios pudieran hacer negocios sin tener problemas con “experimentos” ni exigencias sociales, tal como expresó en su momento un emocionado empresario chileno a Mario Vargas Llosa que registró el significado de la declaración en una de sus tribunas establecidas desde El País.
Así pues, siendo fundamental, no es suficiente con describir la crueldad extrema de estas dictaduras, ni evocar la total inhumanidad del propio Videla que no se arrepintió más que Franco o que Serrano Suñer de sus “hazañas”, de hecho, sus última palabras fueron una llamada a otro levantamiento armado contra los que acusaba durante su juicio continúan “hundiendo a la patria en el abismo anacrónico del marxismo, (…) tomando a las instituciones como rehenes y desacreditando los principios y valores que les dieron origen y razón de ser”, palabras a las que no está de más añadir que sí nos atenemos al creo historiografía neoliberal vigente tanto en el PP como en CiU, marxismo y fascismo son las dos caras del totalitarismo, un esquema que, por cierto, fue refrendado por los padres de Pinochet, Videla y Milton Friedman, que aplaudió a uno y a otro.
Por cierto, tratar a Videla de “hijo de puta” es un insulto injusto e innecesario a estas mujeres oprimidas. Tampoco lo es describir que sus ejecutores se incubaron en la sociedad argentina, que los monstruos estaban aquí, sobre todo en los cuerpos armados de los que no se conocen problemas de conciencia, como tampoco los tuvo la jerarquía eclesiástica sin cuyo concurso y bendición, los genocidas no lo habrían tenido tan fácil. Tampoco es suficiente recordar el aplauso de las mismas clases que en estos momentos están abogando a favor de Ríos Montt en Guatemala, otro de los Auschwitz de la política exterior norteamericana. Y es que nada de esto habría sido posible sin el mandato, la gestación y soporte de la Internacional dominante, la del imperialismo mundial liderado por los Estados Unidos. De la Trilateral, que también se ocupó para que Videla recibiera apoyos y atenciones de unas democracias que trataban a Castro de “totalitario”. Hablar de Pinochet y de Videla y no hacerlo de Henry Kissinger y de David Rockefelle (al que por cierto, el alcalde Barceloa acaba de hacer una devota visita, no todo los días se tiene la oportunidad de besar la mano de un santo padre), es totalmente insuficiente.
Para quien no lo sepa, anotemos que esta Internacional que en la prensa aparece como si fuese una ONG humanitaria, fue fundada por el último Rockefeller quien en 1972 propuso su creación e una reunión del Grupo Bilderberg con el bello nombre de Comisión Internacional para la Paz y la Properidad (International Commission of Peace and Prosperity), conocida comúnmente como “Comisión Trilateral”, compuesta por gente “liberal” que nunca se manchó las manos, ni trabajando ni conspirando con la ayuda inapreciable del Pentágono.
En abril de 1979, en un pleno que la Trilateral celebra en Tokio, son admitidos en ella como miembros de pleno derecho, trece ciudadanos españoles: Antonio Garrigues, Carlos Ferrer Salat, José Antonio Segurado, Luis María Ansón, Carlos March, Claudio Boada, José Vila Marsans, Jaime Carvajal y Urquijo, Ramón Trías Fargas, Pedro Schwartz, Alfonso Osorio, Antonio Pedrol y José Luis Cerón Ayuso, todos ellosclaves en el entramado dominante de este país que conoció durante cuatro décadas una dictadura que fue una escuela para dictadores como Pinochet y Videla.
En la lista actual de españoles miembros de la Comisión Trilateral figuran los siguiente nombres:
Pepe Gutiérrez-Álvarez, en Anticapitalistas
Esta es una vieja discusión, Hitler habría sido poco más que una anécdota en la historia alemana sin el apoyo del capital financiero, la complicidad de las instituciones comenzando por el ejército; esta historia tampoco habría sido la misma sin la “guerra fría” que enfrentó a socialdemócratas posibilistas y a comunistas enloquecidos por el estalinismo que pontificaba que los socialistas eran “el enemigo principal”. Tampoco está de más anotar que el calor y la simpatía que acompañó la llegada de los nazis al poder, incluyendo la de Wiston Chirchill, la de La Vanguardia de Barcelona, de la derecha norteamericana liderada por el mítico aviador Charles Lindbergh, y por supuesto, por la derecha española liderada entonces por la CEDA.
Esto de la “contextualización” tiene obviamente su lectura en relación a otro antecesor de Videla, el general Franco. Este representó la alianza de las antiguas castas de la “España eterna” (Terratenientes, Iglesia, ejército), con la clase empresarial que temía la libertad por esta permitía a los trabajadores luchar por sus derechos. Aunque fuese tapándose la nariz, la burguesía como colectivo apoyó al “Salvador” de España, en cuanto a los poderes establecidos en las grandes democracias (Gran Bretaña, Francia, EEUU), también vieron en el franquismo una salvaguarda de sus intereses amenazados por el pueblo. Más o menos abiertamente, apoyaron la sublevación militar fascista durante la guerra contra el pueblo, y lo volvieron a dar su apoyo después de la II Guerra Mundial. Los EEUU apoyaron la dictadura hasta que tras la muerte del dictador apostaron por Juan Carlos I…
Esta es una vieja discusión, Hitler habría sido poco más que una anécdota en la historia alemana sin el apoyo del capital financiero, la complicidad de las instituciones comenzando por el ejército; esta historia tampoco habría sido la misma sin la “guerra fría” que enfrentó a socialdemócratas posibilistas y a comunistas enloquecidos por el estalinismo que pontificaba que los socialistas eran “el enemigo principal”. Tampoco está de más anotar que el calor y la simpatía que acompañó la llegada de los nazis al poder, incluyendo la de Wiston Chirchill, la de La Vanguardia de Barcelona, de la derecha norteamericana liderada por el mítico aviador Charles Lindbergh, y por supuesto, por la derecha española liderada entonces por la CEDA.
Esto de la “contextualización” tiene obviamente su lectura en relación a otro antecesor de Videla, el general Franco. Este representó la alianza de las antiguas castas de la “España eterna” (Terratenientes, Iglesia, ejército), con la clase empresarial que temía la libertad por esta permitía a los trabajadores luchar por sus derechos. Aunque fuese tapándose la nariz, la burguesía como colectivo apoyó al “Salvador” de España, en cuanto a los poderes establecidos en las grandes democracias (Gran Bretaña, Francia, EEUU), también vieron en el franquismo una salvaguarda de sus intereses amenazados por el pueblo. Más o menos abiertamente, apoyaron la sublevación militar fascista durante la guerra contra el pueblo, y lo volvieron a dar su apoyo después de la II Guerra Mundial. Los EEUU apoyaron la dictadura hasta que tras la muerte del dictador apostaron por Juan Carlos I…
El golpe militar liderado por Videla no cayó del cielo. Fue una opción más de todo un plan imperialista en países como Chile, Argentina y Uruguay con dos finalidades primordiales. La primera, la misma que tuvieron Hitler o Franco: acabar con la izquierda, sobre todo con sus sectores más avanzados y combativos. La segunda, crear las bases para un nuevo experimento de gestión empresarial tal como había sido incubado por la escuela de Chicago y con el tiempo recibiría el nombre de neoliberalismo. Se trataba ante todo de que las multinacionales y los empresarios pudieran hacer negocios sin tener problemas con “experimentos” ni exigencias sociales, tal como expresó en su momento un emocionado empresario chileno a Mario Vargas Llosa que registró el significado de la declaración en una de sus tribunas establecidas desde El País.
Así pues, siendo fundamental, no es suficiente con describir la crueldad extrema de estas dictaduras, ni evocar la total inhumanidad del propio Videla que no se arrepintió más que Franco o que Serrano Suñer de sus “hazañas”, de hecho, sus última palabras fueron una llamada a otro levantamiento armado contra los que acusaba durante su juicio continúan “hundiendo a la patria en el abismo anacrónico del marxismo, (…) tomando a las instituciones como rehenes y desacreditando los principios y valores que les dieron origen y razón de ser”, palabras a las que no está de más añadir que sí nos atenemos al creo historiografía neoliberal vigente tanto en el PP como en CiU, marxismo y fascismo son las dos caras del totalitarismo, un esquema que, por cierto, fue refrendado por los padres de Pinochet, Videla y Milton Friedman, que aplaudió a uno y a otro.
Por cierto, tratar a Videla de “hijo de puta” es un insulto injusto e innecesario a estas mujeres oprimidas. Tampoco lo es describir que sus ejecutores se incubaron en la sociedad argentina, que los monstruos estaban aquí, sobre todo en los cuerpos armados de los que no se conocen problemas de conciencia, como tampoco los tuvo la jerarquía eclesiástica sin cuyo concurso y bendición, los genocidas no lo habrían tenido tan fácil. Tampoco es suficiente recordar el aplauso de las mismas clases que en estos momentos están abogando a favor de Ríos Montt en Guatemala, otro de los Auschwitz de la política exterior norteamericana. Y es que nada de esto habría sido posible sin el mandato, la gestación y soporte de la Internacional dominante, la del imperialismo mundial liderado por los Estados Unidos. De la Trilateral, que también se ocupó para que Videla recibiera apoyos y atenciones de unas democracias que trataban a Castro de “totalitario”. Hablar de Pinochet y de Videla y no hacerlo de Henry Kissinger y de David Rockefelle (al que por cierto, el alcalde Barceloa acaba de hacer una devota visita, no todo los días se tiene la oportunidad de besar la mano de un santo padre), es totalmente insuficiente.
Para quien no lo sepa, anotemos que esta Internacional que en la prensa aparece como si fuese una ONG humanitaria, fue fundada por el último Rockefeller quien en 1972 propuso su creación e una reunión del Grupo Bilderberg con el bello nombre de Comisión Internacional para la Paz y la Properidad (International Commission of Peace and Prosperity), conocida comúnmente como “Comisión Trilateral”, compuesta por gente “liberal” que nunca se manchó las manos, ni trabajando ni conspirando con la ayuda inapreciable del Pentágono.
En abril de 1979, en un pleno que la Trilateral celebra en Tokio, son admitidos en ella como miembros de pleno derecho, trece ciudadanos españoles: Antonio Garrigues, Carlos Ferrer Salat, José Antonio Segurado, Luis María Ansón, Carlos March, Claudio Boada, José Vila Marsans, Jaime Carvajal y Urquijo, Ramón Trías Fargas, Pedro Schwartz, Alfonso Osorio, Antonio Pedrol y José Luis Cerón Ayuso, todos ellosclaves en el entramado dominante de este país que conoció durante cuatro décadas una dictadura que fue una escuela para dictadores como Pinochet y Videla.
En la lista actual de españoles miembros de la Comisión Trilateral figuran los siguiente nombres:
- Ana Patricia Botín, Directora de Banesto y consejera del Banco Santander Central Hispano;
- Jaime Carvajal Urquijo, Director de Dresdner Kleinworth Capital y de Ford España;
- Alfonso Cortina, Director y oficial superior de Repsol-YPF;
- Pedro Miguel Etxenike, Profesor de Física en la Universidad del País Vasco y ex-consejero de educación (San Sebastián);
- Oscar Fanjul, Director de Hidroeléctrica del Cantábrico y Presidente honorario de Repsol;
- Nemesio Fernández Cuesta, Vicepresidente del grupo Correo-Prensa Española;
- Antonio Garrigues Walker, Director de Garrigues & Andersen y Vicepresidente de la Comisión Trilateral en Europa;
- Miguel Herrero de Miñon, Abogado y consultor internacional, miembro de la real academia española de ciencias políticas y morales y ex-miembro del Parlamento español;
- Trinidad Jiménez, Secretaria de la sección internacional del Partido Socialista Obrero Español (PSOE);
- Abel Matutes, Director de empresas Matutes-Ibiza, ex-miembro de la comisión europea de Bruselas y ex-ministro de asuntos exteriores;
- Antxon Sarasqueta, Presidente ejecutivo de multimedia capital, miembro del patronato de la fundación de política exterior y miembro de la junta directiva del grupo negocios de Madrid;
- Pedro Schwartz, Director ejecutivo de IDELCO y profesor de economía en la Universidad Autónoma de Madrid;
- Mario Vargas Llosa, Escritor y miembro de la Real Academia Española;
- Emilio Ibarra, Presidente del Banco de Bilbao Vizcaya;
- Pedro Solbes, miembro de la Comisión Europea-asuntos monetarios;
- Pedro Ballve, Director de Campofrio alimentación.
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