martes, 12 de marzo de 2013

Ser mujer y sobrevivir en Gaza

"En Gaza no tenemos una vida normal, nos las arreglamos y nos adaptamos a nuestras vidas anormales bajo el bloqueo y la ocupación", explica Mona el-Farra, médica y activista de derechos humanos en este territorio palestino.

 Eva Bartlett (Gaza, Palestina). Tomado de Periodismo Humano / IPS
  
Es difícil vivir en este pequeño pedazo de tierra, donde las necesidades básicas como agua potable, electricidad regular, saneamiento adecuado y formas de recreación no están cubiertas”, se lamentó Farra.

“Las mujeres de Gaza sufren particularmente los continuos ataques israelíes”, puntualizó.

Un estudio de 2009 del Centro Palestino de Derechos Humanos resalta el sufrimiento de las palestinas bajo el sitio impuesto a los gazatíes hace siete años, y durante el ataque de 23 días de Israel de fines de 2008, que dejó 1.400 personas muertas, entre las que había 112 mujeres.


El informe “Through Women’s Eyes”  (“A través de los ojos de las mujeres”) señala que las gazatíes siguen luchando “para tratar de poner fin a su dolor y sus heridas con la pérdida de sus hijos, sus esposos, sus familiares, sus casas y sus sustentos”.

Para Hiba an-Nabaheen, de 24 años, quien se graduó de comunicación en la Universidad Palestina de Gaza, los mayores problemas que sufren las mujeres en este territorio son la pobreza y el desempleo causado por el bloqueo.

“¿Cómo hace una mujer cuyo marido murió o está preso para seguir cuidando a sus hijos?”, se preguntó.

“Las letales operaciones israelíes que sufrimos no se comparan con la creciente pobreza que vivimos. Tengo un título universitario y no consigo trabajo, y muchas como yo tienen el mismo problema, aun aquellas con notas excepcionalmente altas”, detalló.
 
De los 10 miembros de su familia, Nabahee es la única hija con un título universitario. “Mi padre está discapacitado y no puede trabajar, y mis hermanos son más jóvenes que yo. Incluso mi hermana, quien obtuvo un promedio de 98 puntos sobre 100 en la secundaria, no encontrará trabajo cuando termine la universidad”, deploró.

Um Oday, de 30 años, dice que le encantaría trabajar. “Tengo tres hijos pequeños que atender, pero mi esposo me apoya para que lo haga, si encuentro empleo. Además de mi título universitario, hice diferentes cursos con la esperanza de conseguir uno. Pero en Gaza no hay nada”, se lamentó.

Tagreed Jummah, directora de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas, situada en la ciudad de Gaza, coincide en que el bloqueo es el principal problema.

“El sitio nos afecta a todos, pero en especial a las mujeres”, remarcó. “En los últimos años, son cada vez más las que se vieron obligadas a convertirse en jefas de familia porque sus esposos fueron asesinados, están en cárceles israelíes o desempleados debido al bloqueo”, explicó.

“Pero la mayoría de ellas no tiene medios para ganar dinero”, denunció.

El estudio Gaza en 2020: ¿un lugar habitable?”, publicado en agosto de 2012 por la Organización de las Naciones Unidas, menciona que el desempleo es “tan elevado como a fines de los años 90″.

El informe subraya el impacto sobre las mujeres, 47 por ciento (%) de las cuales no tenía trabajo a principios de ese año.

Según Malaka Mohammad, de 22 años, licenciada en literatura inglesa de la Universidad Islámica de Gaza y quien trabaja en ese mismo centro, la educación terciaria es su gran ambición y mayor obstáculo.

“En Gaza, ya seas mujer u hombre, sufres las mismas consecuencias por el bloqueo y la ocupación. Quiero hacer una maestría, pero no hay ninguna opción aquí”, notó.

Desde hace 10 años, Israel prohíbe a los gazatíes estudiar en universidades del territorio palestino de Cisjordania.

“Estudiar en el extranjero es muy caro, por eso busco una beca, pero aun así sería una de las miles de personas que solicitan una”, observó.

Durante el régimen de Hosni Mubarak (1981-2011), Egipto fue cómplice de impedir que cientos de estudiantes palestinos solicitaran becas en universidades extranjeras, al prohibirles salir de la franja de Gaza.

Rana Baker, quien estudia administración de empresas en la Universidad Islámica y es periodista independiente, tiene un papel activo en varias cuestiones políticas que afectan al pueblo palestino.

“Para ser honesta, en lo que se refiere al impacto del sitio y la política colonial que impone Israel a la población de Gaza, y de hecho a toda Palestina, no creo que las experiencias de hombres y mujeres difieran entre sí”, opinó Baker.

Cuando Israel bombardea de forma deliberada escuelas, tanto mujeres como hombres se ven afectados. Cuando hablamos de las limitaciones que las fuerzas israelíes imponen a nuestras aspiraciones, ambos géneros cargan con el mismo sufrimiento”, ejemplificó.

“El gobierno israelí es indiferente hacia la población palestina. Las mismas políticas letales se aplican a hombres, mujeres, niños y niñas de forma indiscriminada”, añadió.

Pero las mujeres sufren problemas particulares. La pobreza causada por el bloqueo hace que 80 % de los 1,7 millones de gazatíes dependan de la asistencia alimentaria y hace que una gran proporción de ellas sufra desnutrición y anemia.

Un informe de junio de 2012, elaborado por la organización británica Ayuda Médica para los Palestinos y Save the Children, señala que la anemia afecta a 36,8 % de las mujeres embarazadas de Gaza.

Esta enfermedad causa “complicaciones en el embarazo, productividad laboral reducida en adultos”, y “contribuye a 20 % de las muertes maternas”, indica.

Según Jummah, la mujer palestina “representa la resiliencia y la resistencia palestinas, es fuerte y es un reflejo de la lucha y la constancia del pueblo palestino. Hemos perdido familias e hijos y sufrido bajo los bloqueos y ataques del ejército israelí. Cargamos con todo el sufrimiento de nuestro pueblo, pero seguimos viviendo y seguimos resistiendo”, ponderó.

En su informe sobre el sufrimiento de las gazatíes, el Centro Palestino de Derechos Humanos subraya que las perspectivas no mejorarán basta que no se levante el sitio contra Gaza y se permita la actividad económica normal.

“La terrible situación económica significa que muchas mujeres y sus familias siguen cayendo cada vez más profundo en una pobreza atroz. Han sufrido los horrores de una guerra ilegal, y ahora luchan por sobrevivir”, añadió.

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