viernes, 13 de marzo de 2015

Salario mínimo en Alemania: ¡y un carajo!

La nueva ley sobre el salario mínimo fue adoptada el 3 de julio de 2014 en el Bundestag (Parlamento federal alemán) y ratificada el 11 de julio de 2014 por el Bundesrat (segunda cámara en la que están representados los Lander). Esta Ley entró en vigor el 1 de enero de 2015. En la UE, 21 de los 28 estados reconocen un salario mínimo legal; el más bajo en Bulgaria (1,01 €), el más alto en Luxemburgo (11,10 €). 

Manuel Kellner, redactor del Sozialistische Zeitung.  11/03/2015. En Viento Sur

El salario mínimo en Alemania es de 8,50 € y parece que se sitúa en la parte alta de la gama. Pero se trata de un salario insuficiente, en el que existen excepciones y que no se aplica sistemáticamente; en algunos sectores existen reglamentaciones transitorias y la experiencia de las primeras semanas muestra hasta qué punto la patronal pasa del nuevo reglamento; como lo ha hecho a menudo, por rutinario, en relación a los salarios mínimos que regían en distintos sectores desde hace muchos años.

Un salario insuficiente

Quien trabaje a tiempo completo cobrando 8,5 €/hora, al final del mes llegará a cobrar 1 500 € brutos (es decir, antes de que se le deduzcan los impuestos)... lo que es mucho para morir pero muy poco para vivir. El salario neto se queda justo por encima de las prestaciones sociales mínimas (reforma Hartz IV). Pero, sobre todo, este salario mínimo es insuficiente para poder generar una pensión digna que permita proteger de la pobreza a la gente cuando se jubila.

La reivindicación del presidente del sindicato de servicios Ver.di, Frank Bsirske, que reclamaba un salario mínimo de 10 €, exigiría disponer de un trabajo a tiempo completo durante 45 años (!) para alcanzar una pensión ligeramente superior a las prestaciones sociales mínimas. Ahora bien, cada vez hay menos gente que pueda completar una vida laboral de 45 años. Ulrich Schneider, director general del Paritätischer Wohlfahrtsverband (asociación mixta para el bienestar social), declaró que haría falta un salario superior a 13 € para no caer en la pobreza cuando la gente se jubila. Y que, incluso en ese caso, 13 € serían insuficiente si la gente no logra disponer de un empleo a tiempo completo durante décadas. Cada vez hay menos asalariados, y sobre todo asalariadas, que puedan llegar a eso/1.

El 25 % de la gente asalariada es "pobre"

Según las estadísticas oficiales, en Alemania, incluso tras la introducción del salario mínimo de 8,50 €/hora, el 25 % de la gente asalariada vive por debajo del umbral de pobreza. La explicación de este dato se encuentra en que ese porcentaje de gente gana dos tercios del salario medio. En lo que respecta al porcentaje del sector con salarios más bajos entre el conjunto de la gente asalariada, Alemania, país rico considerado a menudo como modelo por sus logros económicos, se sitúa en segundo lugar (tras Lituania) en el seno de la UE. El porcentaje de este sector salarial respecto al conjunto de la gente asalariada es menor en Bélgica, Francia, Italia y en los países escandinavos).

A esto se añade que en la ley sobre el salario mínimo de Alemania no se establece ningún vínculo por el que adaptarlo a la evolución del IPC, tampoco existe ninguna indexación compensatoria en relación a la inflación o al desarrollo de la productividad. Al contrario, debido a la exigencia de la patronal alineada con la CDU, el gobierno de coalición CDU, CSU/SPD decidió (y por lo tanto el socio minoritario del gobierno de coalición, el SPD, lo aceptó) una "evaluación" de la puesta en práctica de la ley, que se realizará el 30 de junio de 2015, con el objetivo de analizar si su aplicación no daña demasiado a la competitividad internacional de las empresas alemanas y a la economía alemana en general. Así pues, si el salario mínimo de 8,50 €/h es bien insuficiente desde el punto de vista de la gente asalariada, para las asociaciones patronales y sus representantes políticos, este salario mínimo constituye todo un instrumento de tortura socialista con el que hay que acabar lo antes posible.

Excepciones y regulaciones transitorias

El salario mínimo de 8,50 €/h no se aplicará a las personas menores de 18 años sin formación profesional y tampoco a las y los aprendices, ni durante los seis primeros meses de contrato a quienes estén en el paro de larga duración (lo que se traducirá en que serán contratados por seis meses y que después serán despedidos para poder contratar un nuevo parado o parada de larga duración), ni a los becarios o becarias que realicen prácticas de aprendizaje o universitarias, durante tres meses.

El salario mínimo tampoco sirve para los aprendices, para la gente incapacitada que trabaje en talleres especiales, ni para las y los presos comunes. De hecho tampoco para mucha gente que sea empleada por contratas. Para la gente asalariada "por temporada", como ocurre fundamentalmente en la agricultura o en la hostelería, incluso si se aplica el salario mínimo, existe la "exoneración" de 70 días del pago de las prestaciones sociales (antes "solo" eran 50 días). Es decir, casi para la totalidad del período de recolección o para la estación turística del verano. Además, los empleadores pueden deducir del salario los gastos de alquiler (organizado por ellos mismos) y el coste de las comidas (servido por sus servicios durante la jornada de trabajo) con más facilidad que antes.

En toda una sería de sectores, existen reglamentos transitorios que permiten a la patronal pagar salarios inferiores a 8,50 €/h hasta finales del año 2016. Es así, sobre todo, para la industria cárnica, donde el salario mínimo continúa siendo de 8 € hasta el 1 de octubre de 2015 para aumentar a 8,60 € hasta diciembre de 2016 y a 8,75€ a partir del año 2017. En el sector de distribución de la prensa, en 2015 no tendrán más que el 75 % del salario mínimo, es decir 6,38€/h, y 7,22€ en 2016 y no obtendrán los 8,50 € más que partir del año 2017. Para las cadenas de fast food, se espera que pagarán formalmente los 8,50 € al tiempo que suprimen una serie de primas que hasta ahora formaban parte del salario.

Existen otras ramas sometidas a regulaciones transitorias parecidas. Es el caso de la explotación forestal, la agricultura, la horticultura, la industria y el comercio textil y para las peluquerías y las lavanderías.

Mil y un trucos

El problema es que a menudo estas normas no se aplican. El sindicato DGB, ha puesto en marcha hasta finales de marzo de 2015 una línea telefónica especial (hotline salario mínimo) y cada día hay cientos de llamadas de gente que se queja del hecho de que se les paga por debajo del salario mínimo. Muchos patronos pretenden, por ejemplo, que el salario mínimo de 8,50 € no es aplicable a los "mini-empleos" inferiores a 450 euros por mes. Pero no es cierto.

Algunas empresas han dejado de parar un salario/hora; pagan por trabajo realizado (destajo). Sobre todo en el sector hostelero o en el sector de limpieza en los hoteles, que son pagados a menudo por habitación limpiada. Esto no puede ser legal más que en el caso de que el salario que obtengan de esta forma sea igual al salario mínimo/hora. Pero ¿quién lo controla? Otros patronos evitan el salario mínimo reduciendo oficialmente el tiempo de trabajo a 20 o 30 horas. En Berlín, por ejemplo, jamás se ha visto tanto obrero de la construcción a tiempo parcial como ahora. ¿Qué impedirá a la patronal que trabajen 40 o 40 horas de hecho por semana?

Oficialmente es el fisco el encargado de controlar la aplicación del salario mínimo. En determinadas ramas, como en la hostelería y en la construcción, resulta especialmente difícil hacerlo. La administración no dispone de suficientes inspectores para realizar un control efectivo. Se decidió contratar 1 600 inspectores más. El sindicato IG BAU (que abarca a los sectores de la construcción, la agricultura y el medioambiente) dice que, al menos, sería necesario contratar 3 000 más. Pero entre las asociaciones patronales y los políticos conservadores cristiano-demócratas se escuchan voces influyentes exigiendo justo lo contrario: una marcha atrás. Horst Ceehofer, jefe de la CSU (filial bávara de los cristiano-demócratas), se ha hecho eco de ello, exclamando: "no estoy contra el salario mínimo, sino contra esta monstruosa burocracia estatal." No lo dice para remplazar el "control burocrático" por el "control obrero", sino por eliminar todo tipo de control…/2

Los desheredados del capitalismo contemporáneo

Acaba de salir a la calle un nuevo libro de Günter Wallraf, el siempre apasionado y muy profesional amante de las revelaciones indiscretas sobre las realidades ocultas del mundo del trabajo. Cuanto mayor se hace él, más eficaz se convierte su trabajo al servicio de la gente desheredada: ahora tiene todo un equipo de periodistas que se infiltran de incógnito en las empresas y lo que desvelan -como, por ejemplo en la cadena Burger King- es ampliamente mediatizado y pasado a la TV (la RTL ha hecho toda una serie), y los directores de empresa, tras el golpe, se han visto forzados a reaccionar y, al menos, hacer como que van a cambiar las cosas.

En este libro libro, 14 autores muestran la realidad cotidiana de la gente de "abajo", de quienes trabajan duramente bajo condiciones deplorables ganando muy poco dinero. En inglés, se les llama "trabajadores pobres" (working poor): gente que es pobre a pesar de disponer de un trabajo, incluso a tiempo completo, y que vive por debajo del umbral de la pobreza.

El título del libro Die Lastenträger, es difícil de traducir, implica un juego de palabras, difícil de reproducir en otras lenguas. Lastenträger es aquella gente que curran duro, transportando cargas pesadas como los Culí(cargadores) en la antigua China, y ganan muy poco dinero. La palabra hace pensar a otro juego de palabras que opera en la ideología neoliberal para justificar las terribles desigualdades sociales en Alemania: Leistungsträger. La Leistung es el trabajo realizado, pero también la habilidad profesional. 

Los Leistungsträger (proveedores de servicios), que en la sociedad neoliberal están considerados como los verdaderos productores de riqueza, son quienes tienen la responsabilidad, quienes cumplen las funciones de dirección, especialistas, expertos, independientes muy capaces en las profesiones liberales, etc., que, para decirlo todo, ganan mucho dinero y disfrutan de una buena vida. Los Lastenträger se sitúan frente a los Leistungsträger, los hombres y mujeres que dan pena a los pretendidos hombres capaces, que, en realidad, no son los productores de la riqueza.

Los reportajes del libro hablan de los trabajadores y trabajadoras en en los sectores de la limpieza, de la venta por correspondencia (como Amazon), de la geriatría móvil, de la paquetería, de los mataderos, de la venta en los supermercados e, incluso, del transporte de dinero. Se describen realidades que retrotaen a los orígenes del modo de producción capitalista -jornada de trabajo de hasta 15 h por no más de 1 000 € al mes, o 5€ por hora, despidos por haber faltado un día al trabajo por enfermedad, despidos inmediatos por intentar resistir o protestar, etc.- El libro habla también de los obreros contratados por sub-contratas que trabajan para Mercedes en Stuttgart ganando la mitad que su colegas con contrato de trabajo normal, y de representantes sindicales (Betriebsräte) que se burlan y aceptan siempre nuevas medidas de "externalización" que generan de condiciones de trabajo y remuneración del trabajo escandalosas en sus empresas.

En realidad, la nueva ley sobre el salario mínimo no va a cambiar la situación. En el libro de Wallraff se describen toda una serie de lagunas que permiten el mantenimiento de un amplio sector de bajos salarios, incluso bastante más bajo que el salario mínimo oficial de 8,50 por hora.

NOTAS
3/ Die Lastenträger. Hrsg, Günter Wallraff und work-watch (www.worwatch.de)

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