miércoles, 11 de marzo de 2015

Elecciones en Israel: Una lista árabe unificada puede cambiar la situación

Ha sido una auténtica cabezonada lo que ha llevado a Netanyahu a anunciar nuevas elecciones legislativas para el 17 de marzo. 

Michael Warschawskiactivista anti-sionista y fundador de Alternative Information Center. Publicado en NPATraducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR. Foto: Representantes de la Lista Común

Con una mayoría confortable, incluso tras la salida de su aliado del centro-derecha Yesh Atid, Netanyahu podía llegar tranquilamente al final de su mandato y proseguir su política extremista y suicida que le lleva incluso a provocar una crisis importante con su aliado estadounidense.

Un Likud sin oposición

Todo invita a pensar que estas elecciones van a ser algo inútil, y que tras el 17 de marzo estaremos en las mismas. Sin embargo, Netanyahu no es apreciado, es lo menos que se puede decir. Ni su política interna ni la internacional son un éxito: el crecimiento económico se agota, el nivel de pobreza ha seguido aumentando y el aislamiento de Israel en la escena internacional no tiene precedentes. Sin olvidar la agresión militar contra Gaza que, para el Estado hebreo, ha sido un fracaso.

Si todos los sondeos dan al Likud como ganador, no es tanto a causa de una eventual hazaña por parte de la coalición de derechas sino más bien a causa de la nulidad de lo que aún se llama la oposición. Reuniendo a sus fuerzas en una única formación política, los laboristas dirigidos por Ytzhak Herzog y el “Movimiento” de la antigua Ministra de Asuntos Exteriores, Tsipi Livni, pensaban obtener una mayoría en el próximo escrutinio, pero no han conseguido avanzar. El electorado es menos tonto de lo que se tiene costumbre de escribir en los meda, y comprende que la nueva coalición no es más que un Likud B, que no solo no tiene nada que oponer a Netanyahu, sino que se orienta abiertamente hacia un gobierno de unión nacional. Los electores preferirán siempre el original a una copia pálida…

Añadamos que incluso si lograra un mejor resultado que el Likud, el tándem Herzog-Livni no tiene los medios necesarios para formar una coalición mayoritaria de centro izquierda. Por tanto, no hay nada que esperar de las próximas elecciones… salvo del lado del electorado árabe. Y precisamente en este sector somos testigos de una verdadera revolución.

Dinámica unitaria alrededor de la “Lista común”

En efecto, la enmienda a la ley electoral preparada por el Ministro de Asuntos Exteriores de extrema derecha, Avigdor Lieberman, que ha aumentado el mínimo necesario para tener electos, ha obligado a todos los partidos árabes a unirse en un único bloque electoral: comunistas, nacionalistas e islamistas se han unido en la “Lista Común” y, si logran movilizar el electorado palestino de Israel, pueden obtener 14 electos, algunos sueñan con 15, convirtiéndose así en la tercera formación en el Knesset. Esta dinámica unitaria ha permitido a algunos centenares de militantes judíos de la izquierda no sionista reagruparse para apoyar una lista que es la única que se posiciona en contra del discurso dominante y consensual en la población judía.

La prioridad es hoy convencer al electorado árabe de Israel de que vaya a votar, ya que durante las dos últimas décadas la abstención ha sido de cerca del 50 %. Si se materializa una dinámica de apoyo a la “Lista Común”, se puede esperar, legítimamente, que prosiga después de las elecciones y ponga fin, de ese modo, a una quincena de años de retroceso en la movilización popular de la minoría palestina de Israel. En este sentido, la constitución de una lista árabe unificada cambia la situación, y no solo en el plano electoral.

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