domingo, 20 de octubre de 2013

Decenas de miles de personas protestan en Portugal e Italia contra los recortes

Roma, Oporto y Lisboa salen a la calle en contra de las medidas impuestas para rebajar el déficit público.

AFP  y otras agencias
Foto: Frente al Ministerio de Economía, en Roma, un grupo se enfrentó a los uniformados (Reuters)

Decenas de miles de manifestantes se echaron a la calle en Portugal y en Italia para protestar en contra de las nuevas políticas de austeridad anunciadas por sus gobiernos para luchar contra los déficits públicos.
En Italiauna marcha convocada por organizaciones sindicales, de desempleados, estudiantiles y de migrantes movilizó en Roma a 70.000 personas según los sindicatos, donde se desplegó un importante dispositivo policial. «Protestamos en contra de una austeridad que pone al país de rodillas», explicó Piero Bernocchi, del sindicato autónomo Cobas. Esta política «no ha conseguido su objetivo, que se suponía que era reducir la deuda, mientras que la clase política continúa disfrutando de sus privilegios», añadió.
La movilización se efectuó en momentos en que la justicia redujo de cinco a dos años la inhabilitación para ocupar cargos públicos al ex primer ministro Silvio Berlusconi, quien por ser senador cuenta con inmunidad. Por tanto, la sanción no será aplicada de inmediato.
El Parlamento italiano empezó a examinar los presupuestos para 2014, en los que se prevén importante recortes sociales. Cientos de manifestantes con el rostro cubierto se enfrentaron a la policía en los alrededores del ministerio italiano de Finanzas y el escaparate de una agencia del banco Unicredit quedó destrozado a pedradas. Unas 15 personas fueron detenidas durante la manifestación y dos policías resultaron heridos.

En Portugal, los manifestantes desfilaron sobre los puentes de las dos principales ciudades del país, en Lisboa y en Oporto, convocados por la CGTP, el principal sindicato del país, cercano al Partido Comunista. En Oporto, la capital del norte del país, eran «entre 50.000 y 60.000» según los organizadores, y 25.000 según la policía. Atravesaron a pie el puente do Infante que une las dos orillas del río Duero.
En Lisboa, los participantes cruzaron el puente 25 de Abril en 400 autobuses fletados por los organizadores que tratan de evitar así la prohibición del ministerio del Interior de marchar a pie por razones de seguridad. Los organizadores no dieron estimaciones sobre el número de participantes. «Mentirosos», «Fuera», «El pueblo está cabreado» gritaban los manifestantes que se concentraron en el barrio de Alcantara en Lisboa. «Urge cambiar de política» o «Ante las injusticias, la revolución es una obligación», gritaban las pancartas a la cabeza de los desfiles desplegadas por jubilados enfadados.
Al mismo tiempo, una columna de autobuses atravesó el puente lisboeta lentamente, en medio de un concierto de bocinas. A su llegada, fueron acogidos por los aplausos de los manifestantes. «Voy a tener que emigrar». «Mi hijo, mi nieto y mi bisnieto están desempleado. ¡Tengo motivos de estar preocupada!», lanzó Olga Costa, una mujer de 71 años que gana una jubilación de apenas 371 euros.
«Tengo que trabajar en siete lugares diferentes para llegar a fin de mes», confesó, un poco más lejos, una mujer de la limpieza que se había desplazado desde Aveiro, acompañada por su hija, estudiante, y su marido, carpintero sin empleo. «Hemos tendido que reducir todos nuestros gastos incluidos en medicinas», dijo la mujer de 51 años.
«Los presupuestos del gobierno para el año que viene se ceban de nuevo con las clases bajas y pobres. Es injusto. Nos toca de nuevo pagar por la crisis», soltó Eugenia Leal, profesora en una escuela de Lisboa. «¡No creo que las cosas vayan a mejorar en este país!», observa Marta Tavares, estudiante en comunicación, de 19 años. «¡Voy a tener que emigrar!», dijo. «Es un día histórico», celebró Armenio Carlos, secretario general de la CGTP, que anuncia una nueva manifestación para el 1 de noviembre.
En Portugal, se trataba de la primera gran movilización tras el anuncio el martes de una nueva cura de austeridad desvelada en el proyecto de presupuesto para 2014 que afectará al poder adquisitivo de funcionarios y jubilados. Entre las medidas más criticadas se encuentra la disminución de los salarios de los funcionarios de entre el 2,5% y el 12% y la reducción de casi el 10% de las jubilaciones de los antiguos funcionarios.

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