viernes, 30 de agosto de 2013

Marruecos: Mujeres que luchan por sus derechos laborales pese al miedo y el chantaje

Fattouma Nouiar tiene 60 años, cuatro hijas ya casadas y un hijo de 20 años con el que comparte casa. 

Agroseminario


Vive en una comunidad cercana a la ciudad de Tánger, es viuda y desde hace trece años trabaja en una nave del puerto pelando gambas. Aunque habla árabe y se hace necesaria la traducción de un joven que mezcla lo que sabe de castellano y francés para trasladar su mensaje, no es difícil comprender lo que esta mujer cuenta. “Es el sistema”, responde preguntada sobre su situación laboral. Un sistema que permite a las mujeres trabajar pese a no estar aseguradas porque, en un momento dado, reclamaron sus derechos a los responsables de sus ingresos. Una forma más de chantaje.

Nouiar lleva en las manos sus nóminas de los últimos días: un kilogramo de gambas peladas, 15 dirhams. Teniendo en cuenta que tanto ella como la mayoría de sus compañeras -todas mujeres, “es el sistema”, insiste- tardan “dos o tres horas para pelar un kilo”, el salario de esta madre de familia asciende a 5 dirhams la hora. Es decir, unos cincuenta céntimos de euro. ¿Por cuántas horas de trabajo diario? “No podemos irnos hasta haber pelado 6 kilos”. Lo que supone una media de 14 horas diarias de trabajo. De lo contrario, no cobran.

Consciente de la necesidad de defender los derechos de las trabajadoras, aún cuando al hacerlo las empresas -subcontratas de grandes multinacionales, en muchos casos- las amenazan con despedirlas, Ismael Alalay coordina Attawasoul(que significa comunicación), un proyecto que funciona como sindicato laboral al tiempo que trabaja por la alfabetización de la mujer. Las mujeres vienen a contar cómo viven en las fábricas y se organizan para luchar por sus derechos, explica; pero no es fácil, pues tanto en el sector de las peladoras de gambas como en el textil -“los dos peores”, según este joven marroquí- si exigen sus derechos a sus jefes, las amenazan con echarlas.

En Attawasoul no solo se ven casos de trabajadoras no aseguradas ni de intensas jornadas laborales en condiciones extremas, también tiene cabida la situación de las niñas que, pese a no superar los doce años de edad en algunos casos, trabajan junto a mujeres como Fattouma Nouiar. “Claro que existen inspecciones en las fábricas”, apunta Alalay, “pero los empresarios son avisados previamente y esa jornada las niñas tienen día libre”.

Red Chabaka

Como ONG que defiende la condición de la mujer en Tanger, Attawasoul forma parte de la Red de asociaciones del norte de Marruecos para la solidaridad y el desarrollo, conocida como Chabaka desde que en 2001 fue fundada por Aboubakr El Khamlichi, un activista de los derechos humanos en el país del Rif. Lo importante es ir haciendo cosas para que cambie todo esto, porque este mundo es terrible, subraya el también presidente de la Red sin parar ni un segundo de controlar todo lo que sucede a su alrededor en un entrar y salir de gente.

A pesar de que no siempre encuentran medios de comunicación que den voz a sus denuncias, El Khamlichi asegura que los comunicados que envían desde  Chabaka  “llegan a la sociedad a través de páginas web”. En ellos trasladan, fundamentalmente, las trabas que se topan hombres y mujeres cuando se ven obligados a emigrar. 
Estos meses han sido muy lamentables por la represión sistemática contra los emigrantes subsaharianos por parte de las autoridades marroquíes, reconoce el presidente de la Red y responsable último, también, de Attawasoul. Casos 'extremos' como la muerte de un profesor congoleño o la supuesta violación de una niña de 6 años procedente de Costa de Marfil son algunas de las historias que, preocupado, pone sobre la mesa.

Entre sus actividades, la organización de la IX Caravana en memoria de los mártires de 2005, cuando catorce emigrantes murieron a las puertas de Ceuta y Melilla y hubo “miles” de desaparecidos. La presentación de un libro en el que un senegalés cuenta “su recorrido de tres o cuatro años” hasta lograr pisar suelo europeo, la proyección de un documental, recitales de poesía e incluso representaciones teatrales son algunas de las alternativas que incluye el programa de esta singular Caravana que los próximos 5 y 6 de octubre  reivindicará en el norte de Marruecos los derechos de los emigrantes.

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