martes, 14 de mayo de 2013

¿Hay sectores del capital que tienen interés en la salida del euro?

Info. relacionada con el autor: El camino de ANTARSYA a la 2ª Conferencia ofrece a miles de militantes y a todo el espectro de la izquierda comunista, oportunidades para una frontal convergencia programática

Spyros Kontomaris, militante de ANTARSYA,
Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista

En el último período aparece un argumentario público que reconoce que la petición de salida de Grecia del euro constituye una necesidad y requisito previo para que la izquierda pueda constituir una línea unitaria y de masas para derribar las políticas de memorándum, en términos de servicio a los intereses populares y ruptura con el capitalismo. Esta afirmación se basa en la valoración de que la salida del euro no se encuentra en los planes del capital.

¿Pero es así? ¿No busca el capital salidas alternativas de respuesta a la crisis dentro o fuera del euro, con denominador común en la intensidad de la explotación laboral? La lectura de una serie de demandas políticas equivalentes, junto con la salida del euro, para deshacerse de las políticas de memorándum, ¿constituye un anquilosamiento, una excusa para negar la concentración de fuerzas, un subterfugio?


La amenaza de salida del euro en Grecia como paso a la bancarrota fue en realidad la herramienta básica de ejercicio del terrorismo ideológico, gracias al cual consiguieron que se intercambiaran en el poder los tres partidos del memorándum. Hoy este chantaje se admite como insuficiente, incluso por los mismos medios de comunicación que se ocuparon de su ejercicio. Nadie puede ignorar que las consecuencias reales de “las medidas de salvación de Grecia” en los trabajadores y la sociedad son peores que el miedo a lo “desconocido” y a la posible salida “descontrolada” del euro y de la UE.


Es verdad que el dilema “euro o caos” en Grecia o en Chipre no pierde totalmente su valor, pero seguramente se debilita. Ya sea como elección consciente, como escenario alternativo o como “accidente” que puede ocurrir, sectores del capital examinan para su supervivencia planes frente a la posibilidad de salida de uno o más países del euro, más aún, estos planes disponen ya de fundamento político y social en los pueblos de Europa. En Alemania se funda un nuevo partido con el lema “Disolución estructurada de la Eurozona”, en Italia más del 55% de los ciudadanos votó a partidos que se presentaron a las elecciones con lemas contra la “Europa alemana” y el euro, Frits Bolkestain pide la salida de Holanda del euro, en Inglaterra se anunció la realización de un referéndum por la permanencia o salida de la UE. El euroescepticismo demagógico encuentra nuevo terreno en contraste con el euro, dejando un potente espacio ideológico al capitalismo nacional.

La oposición popular a la unión monetaria europea no tiene entonces el mismo sentido fijo en el terreno de la oposición a los planes de parte de la burguesía. En Grecia la cesión del discurso político público desde los vomitivos medios de comunicación a la expresión de un discurso de oposición al euro no es casual. Se explota tanto por la agudización de las contradicciones en el interior de SYRIZA y el fortalecimiento de su tendencia a la gestión como en el intento de familiarizar a la opinión pública con la posibilidad de salida del euro.

El continuo impasse político y económico sin ninguna señal estimulante de reanudación del “desarrollo” del capitalismo marca evidencias de una crisis de orientación del capital. En el período de la “prosperidad” de la modernización, claramente tiene lugar la época de deterioro de la posición del capital griego en el “ranking internacional”.

No sólo es la prolongada contracción de los programas de inversiones públicas y la definición de la penetración en los mercados de Europa del Este (etapas en la atadura del capital griego a la unión monetaria europea), no es sólo su amenazada exclusión por la completa privatización de la riqueza pública, es en definitiva la discusión de su soberanía sobre el campo más favorable de explotación capitalista, las enormes ganancias del sector bancario.

Tiene importancia que realmente el desplome de la economía griega afecte, aparte de a las fuerzas del trabajo y el margen de rentabilidad para sectores del capital, especialmente a aquéllos que dependen del mantenimiento de algunos niveles mínimos de consumo y la continuidad del crédito con condiciones escandalosamente favorables para el sistema bancario. Es evidente que hoy las anteriores condiciones de rentabilidad se ponen en duda de hecho por la troika. No hay duda de que el compromiso del capital griego a todo coste de permanencia de Grecia en el euro y en la UE en todo el período anterior suponía dos ventajas básicas:

En primer lugar, un gigantesco apoyo a la liquidez de los bancos, durante los gobiernos Karamanlis-Papandreu-Papadimos en el período 2008-2011, que dieron en forma de recapitalizaciones, garantías estatales o depósitos de 168 mil millones de euros a los bancos, a costa de la cobertura de necesidades sociales elementales. Esta cantidad corresponde al 66% del PIB griego anual, mientras que la media de la UE de los 27 es del 37% y de Alemania el 24,8%.

En segundo lugar, una parte importante del contenido de los memorándums y de las leyes de ajuste fue dictada por el capital griego, y la imposición estatal de situación de emergencia constituyó una oportunidad histórica para alcanzar objetivos contra la clase obrera que durante muchos años no podía tener éxito. Sin embargo hoy nos encontramos en un momento político diferente desde Mayo del 2012. El aplastamiento legislativo de los derechos sociales y laborales conquistados se intensifica. La recesión, el paro, la depresión social van en aumento sin control. La troika del interior está preparada para facilitar por medio de la liquidación de los inestimables bienes públicos la conversión del precario e inmaterial beneficio bursátil en valor tangible: tierra, infraestructuras, riqueza mineral.

¿El capital griego permanecerá observador en su posición o medirá las ventajas y desventajas de una salida del euro para mantener su posición? Si el capital griego no tiene “moneda fetiche”, la oposición al euro tiene que ser parte inseparable de una red de demandas del programa de transición de la izquierda comunista. Imprescindible elemento de conexión de este plan es la lucha aquí y ahora por liberarnos de esta UE. La infravaloración del euroescepticismo y las características que toma en Grecia no ayuda a la salida anticapitalista de la crisis y constituye un retroceso político en la dirección socialdemócrata.

El camino de ANTARSYA a la 2ª Conferencia ofrece a miles de nuestros militantes, pero también a todo el espectro de la izquierda comunista, tres oportunidades para una frontal convergencia programática:
  • La salida de la UE y del euro con un horizonte socialista
  • El necesario programa de transición lucha e inmediata salida de la crisis
  • Marco organizativo democrático de participación
Las condiciones previas existen, la voluntad política se busca.

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