lunes, 22 de julio de 2013

Qatar: El gas, los dólares y los EEUU

Qatar no es solo el patrocinador del Barça o los fantasmas sobre la financiación de los islamistas en las barriadas francesas. 

Yvan Lemaitre y Bertold du Ryon, en NPA. Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR.
Foto: El emir saliente de Qatar, Hamad al Jalifa y el nuevo: su hijo Tamim (K. Sahib/ M. Al-Shaikh. AFP)

La Edad Media en la hora de la mundialización financiera

Casi una isla de 11.000 km2, este micro estado feudal, tercer productor mundial de gas es una potencia financiera de 50 millardos de dólares al año...

Se encuentra bajo la dominación autocrática de un emir rentista a la cabeza de un estado rentista en el que viven menos de dos millones de personas, la gran mayoría de ellas extranjeras, trabajadores y trabajadoras inmigrantes, esclavos de los tiempos modernos. En Qatar reina un wahhabismo más liviano que en Arabia saudita y las mujeres tienen más libertad. La renta permite integrar los 200.000 qatarís en el sistema y mantener una cierta estabilidad social que hace que el emirato haya permanecido fuera de la Primavera árabe, a la vez que ha jugado en ella un papel de primer rango por medio de su cadena oficial, Al Jazeera, cadena panárabe por satélite.

La política del emirato está determinada por la contradicción de una enorme potencia financiera en manos de un emir a la cabeza de una nación que no tiene realidad pero que utiliza su fuerza de choque financiero para jugar un papel. Esta contradicción se expresa en una diplomacia financiera al servicio de un extraño juego de intermediario entre los Estados Unidos y los Hermanos Musulmanes, una diplomacia que no teme el doble lenguaje...

Instrumento de los Estados Unidos

Qatar ha conquistado esta posición en menos de veinte años bajo la férula del emir Cheikh Hamad que llegó al poder por un golpe palaciego en 1995. Entonces petromonarquía insignificante, Qatar emprendió una carrera sin freno hacia el desarrollo gracias a sus gigantescas reservas de gas que le convertirán, en 18 años, en un actor frágil pero importante en los juegos de relaciones de fuerzas regionales e internacionales, convirtiéndose en un instrumento de la política de los Estados Unidos. Es la sede de una de las principales bases militares americanas.

Dos fechas van a marcar esta evolución, el 11 de septiembre de 2001 y las revoluciones árabes. Tras el 11 de septiembre, los Estados Unidos comienzan a buscar aliados contra Al Qaeda en el mundo árabe y luego las revoluciones árabes pondrán a los Hermanos Musulmanes en el primer plano.

En junio, Hamad ha abdicado en favor de su hijo Tamim, heredero del trono, un traspaso pacífico del poder que no cambiará nada.

Las dificultades vendrán del desarrollo de las revoluciones mismas. La derrota de los Hermanos Musulmanes en Egipto y la continuación de la revolución pone la política de Qatar en grandes dificultades. Le será difícil continuar jugando un papel en el proceso de transición llamada democrática querido por unos Estados Unidos en cuyo peón se había convertido. Y no es seguro que la copa del mundo de fútbol que allí se desarrollará en 2022 sea la coronación esperada del triunfo del emirato.

La condena, el pasado noviembre, del poeta qatarí Mohammed Al-Ajami, alias Ibn-Al Dhib, a cadena perpetua por haber criticado al emir, elogiado a la Primavera árabe e incitado al derrocamiento del régimen, manifestación de la arbitrariedad autocrática, no podrá bastar para invertir el curso de las cosas...

Unas referencias cronológicas

Qatar estuvo mucho tiempo poblado de tribus nómadas en rivalidad por las tierras más lucrativas o las costas con pequeños pueblos de pescadores. Tras haber ocupado el estrecho de Ormuz, y luego Mascata y Bahrein, los portugueses ocuparon Qatar en 1517 e impusieron su control marítimo y comercial en el Golfo. En 1538, fueron expulsados de la región por los Otomanos, que dominarían Qatar durante cuatro siglos.

Los conflictos entre tribus prosiguieron hasta el comienzo del siglo XIX, cuando los británicos decidieron intervenir y se impusieron. El hombre elegido para negociar con ellos fue un empresario que residía desde hacía mucho en Doha: Muhammed Ben Thani. Se funda en 1868 la dinastía Al Thani aún hoy reinante.

En 1916, el emirato se convierte en un protectorado británico. Los británicos consideran primero Qatar y el Golfo Pérsico como una posición estratégica para sus intereses coloniales en India, pero el descubrimiento del petróleo y de hidrocarburos en 1940, su explotación a partir de 1949, cambian la situación. Pero acabado el imperio británico, siete años más tarde, los británicos anuncian que se desentienden políticamente del Golfo en un plazo de tres años.

Qatar, Bahrein y otros siete estados forman una federación, la Federación de Emiratos del Golfo Pérsico, que se convierte en los Emiratos Arabes Unidos al proclamar Qatar su independencia de la misma el 3 de septiembre de 1971. Se convierte entonces en miembro de la ONU.

En agosto de 1990, el emirato autoriza el despliegue en su suelo de la coalición internacional, dirigida por los Estados Unidos, tras la invasión de Kuwait por Irak el 2 de agosto. En junio de 1992, firma un acuerdo de defensa con los Estados Unidos.

El 27 de junio de 1995, Hamad Al-Thani, en el poder desde 1972, es derrocado por su hijo mayor, el emir Hamad bin Khalifa Al Thani, el emir de la “modernización” de Qatar, que se convierte entonces en una plaza financiera.

En 1996 es creada la cadena por satélite Al Jazeera, y en mayo de 1997 se abre la Bolsa de Doha.

En marzo-abril de 2003, Qatar acoge al mando central de las fuerzas americanas en el golfo durante la segunda guerra de Irak.

El 29 de abril de 2003, es aprobada por referéndum la primera Constitución. Entrará en vigor en 2005. El artículo 1 estipula que “Qatar es un país árabe independiente. El islam es su religión y la charia es la fuente principal de su legislación”. Sigue sin haber Asamblea legislativa elegida.

El 2 de diciembre de 2010, el emirato es elegido para organizar la copa del mundo de fútbol en 2022...

Francia-Qatar, un juego en el que ganan los dos

El rey ha dimitido, ¡viva el rey! El presidente de la República francesa ha perdido las elecciones, el nuevo proclama: ¡viva la continuidad del estado! Así podrían resumirse las relaciones oficiales entre Francia y Qatar. Y la noche misma del primer día de su visita oficial, los días 22 y 23 de junio, François Hollande cenaba con el emir y su sucesor designado, padre e hijo. Las relaciones bilaterales no deberían sufrir ninguna ruptura.

La fuerte proximidad proclamada por la monarquía petrolera con la presidencia de Sarkozy había suscitado algunas interrogantes sobre la orientación del PSF respecto a ese país. Sin embargo, en 2011, Qatar supo hacer un gesto “delicado” invirtiendo 17 millones de euros en el salvamento de la empresa Le Tanneur, que, con sus 300 asalariados, es una de las más grandes de Corrèze (la circunscripción electoral de Hollande).

Por otra parte, el 3 de febrero de 2012, el consejero de François Hollande -y futuro ministro de Asuntos Exteriores- Laurent Fabius viajaba a Doha para allanar el camino. Una vez el candidato del PS elegido presidente, la recuperación de las visitas oficiales no iba a tardar. El 7 de junio de 2012, el primer ministro qatarí, Jassim al-Thani, fue recibido en el Elíseo. Posteriormente, el emir Hamad visitó el Elíseo el 22 de agosto de 2012, oficialmente para hablar del conflicto sirio.

Inversiones cruzadas

Bajo Sarkozy, Francia se convirtió en el segundo inversor en Qatar. Hoy es el primer proveedor de sus fuerzas armadas y querría reforzar esta posición vendiéndole el avión Rafale de Dassault, que se encuentra actualmente en competencia con el avión de combate Eurofighter producido (entre otros) por el grupo británico BAE.

El gobierno y la patronal franceses esperan también grandes oportunidades de inversión -y de beneficios- de cara a la copa del mundo de fútbol. Si François Hollande estaba acompañado por cinco ministros en su viaje a Doha, lo estaba también por una cuarentena de empresarios, y su estancia se cerró con una reunión del “foro de hombres de negocios franco-qatarís” que se realizará en adelante de forma anual.

Qatar ha invertido 12 millardos de euros en el hexágono durante los cinco últimos años, y se prepararía para invertir otros 10 millardos. Es accionista de Total en un 4,8%, Vinci (7%), Lagardère (12%) o Veolia medio ambiente (5%) o de Vivendi (3%). Esto no es más que un mecanismo clásico, analizado desde los años 1970 bajo el término de “reciclaje de petrodólares”: cuando los ingresos por hidrocarburos han aportado una cierta riqueza a las élites de algunos países hasta ahora “subdesarrollados”, éstas no utilizan esos fondos para liberar a sus países del dominio de las antiguas potencias coloniales, sino que los reinyectan en la economía de los países imperialistas.

Las inversiones qatarís en Francia están muy exoneradas de impuestos, gracias a un acuerdo fiscal negociado bajo Sarkozy. Así, los residentes qatarís son exonerados del ISF (Impuesto de Solidaridad sobre la Fortuna), y las plusvalías inmobiliarias o las ganancias de capital realizadas en Francia están también exoneradas de impuestos...

Una diplomacia garante del orden

Qatar hace todo lo que puede para convertirse en un actor internacional de primer orden, gracias a una utilización calculada de sus ingresos petroleros. Los acontecimientos deportivos de alcance mundial deberían contribuir a ello en gran medida.

Así, el país organizará la copa del mundo de fútbol de 2022, lo que necesitará de gigantescas inversiones para refrigerar los estadios -dadas las temperaturas exteriores que reinan allí en junio y julio. Tras haber sido candidato desafortunado para la organización de los Juegos Olímpicos de 2016 y luego de 2020, Qatar es también candidato a la organización de los de 2024.

Apoyo a los “Hermanos”

En el contexto de las revueltas de la Primavera árabe, Qatar ha apoyado sobre todo los partidos y movimientos ligados a la internacional de los Hermanos Musulmanes: la organización del mismo nombre en Egipto, el partido Ennahdha en Túnez o el PJD en Marruecos.

En el caso egipcio, era incluso su principal apoyo. Arabia Saudita, a la que se refieren también numerosos movimientos islamistas como “modelo”, desprecia en efecto a los Hermanos: por más que ese movimiento defienda posiciones ideológicas reaccionarias, es también antimonárquico y está percibido por los wahhabitas sauditas como un rival serio para la dirección ideológica de las fuerzas islamistas en la región. Así, Arabia Saudita apoya más bien a los salafistas como competencia política de los “Hermanos”.

Qatar ha seguido siendo su apoyo, pero navega prudentemente desde el derrocamiento de Mohamed Morsi. Mientras que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos han prometido muy rápidamente varios millardos de dólares de “ayuda” financiera a Egipto, Qatar no ha prometido un nuevo apoyo financiero. No obstante, la monarquía ha declarado “continuar apoyando a Egipto”, y ha mantenido el programa financiero anunciado el 10 de abril de 2013 (compra de obligaciones del estado egipcio por valor de tres millardos más cinco millardos de asistencia financiera).

Hacer desaparecer la Primavera árabe

En otros países, en cambio, Qatar ha apoyado abiertamente fuerzas salafistas o yihadistas armadas. Era el caso del Norte de Malí, donde Qatar ha intervenido directamente bajo cobertura “humanitaria” -a través de su Creciente Rojo- apoyando a fuerzas yihadistas. Los servicios de información franceses multiplicaban en 2012 los informes alarmistas sobre el papel de Qatar en Malí. Durante una visita del ministro de defensa Jean-Yves Le Drian a Doha los días 9 y 10 de febrero de 2013, esas divergencias han sido abordadas y aparentemente dulcificadas...

Qatar apoya también a fuerzas yihadistas en Siria, donde busca contribuir a la transformación de la revuelta antidictatorial en guerra confesional (los sunitas contra la minoría alauita en el poder).

Como todas las monarquías del Golfo, Qatar intenta ante todo hacer desaparecer el impulso democrático y social nacido de las revueltas en el mundo árabe desde 2011, y reemplazarlo por una movilización con las fuerzas islamistas como eje. Al mismo tiempo, Qatar juega un papel oficial en el apoyo internacional a las oposiciones sirias, habiendo albergado por ejemplo la reunión de los once países “amigos de Siria” en Doha este 22 de junio.

Al Jazeera, una paradoja confrontada a las revoluciones

Paradójico... Qatar posee desde hace una quincena de años una carta de visita atractiva, dirigida hacia el exterior, la cadena Al Jazeera que innovó el paisaje mediático árabe por la libertad de los debates que se podían realizar en ella.
En el curso de los cambios ligados a la Primavera árabe, la mayor parte del tiempo la cadena ha acompañado a las fuerzas islamistas ligadas a los Hermanos Musulmanes. La situación cambia hoy con una pérdida considerable de la audiencia de la cadena, puesto que una parte creciente del público está en desacuerdo con lo que es visto ya como “propaganda”. Así, el partido islamista tunecino Ennahdha, que denunciaba en un comunicado virulento el 18 de abril una “campaña de denigración contra Qatar”, ha citado como modelo positivo “el papel de la cadena Al Jazeera” en Túnez.

Audiencia en caída

A comienzos de marzo de 2013, se supo por la página de información marroquí lakome.com que la audiencia de Al Jazeera había bajado con fuerza, pasando por ejemplo en Túnez de 950.000 espectadores y espectadoras (en enero de 2012) a 200.000 (en diciembre). Una bajada se registraba también en Libia y en Egipto y en menor medida también en Marruecos. Al lado de la orientación de la información difundida por Al Jazeera, la página marroquí citaba también como motivo de esta bajada la emergencia de nuevas cadenas locales privadas, como ON-TV en Egipto. Al disminuir la censura, estos nuevos medios locales podían mostrar ya una libertad de tono desconocida anteriormente en las cadenas locales.

Detrás del mito, la sobreexplotación

Detrás de las fachadas rutilantes, la otra parte de la decoración, las condiciones de trabajo y de vida reservadas a los y las trabajadoras inmigrantes es bastante menos presentable. De hecho ocupa un lugar mayor que la decoración oficial.
El país tiene una población global de alrededor de 1,9 millones de habitantes. Pero solo entre 200.000 y 250.000 personas son contadas como qatarís, con la nacionalidad del país. Cerca del 90% de la población activa está considerada como “extranjera”. Originarios sobre todo de Asia del Sur (Pakistán, India, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka) y Asia del Sureste (Filipinas), y en menor medida de países árabes más pobres, estos inmigrantes no tienen estrictamente ninguna posibilidad de adquirir algún día la nacionalidad qatarí.

Para trabajar en el riquísimo país del Golfo árabo-pérsico deben, por otra parte, tener un “garante” qatarí, titular de un documento nacional de identidad, y que se presenta como aval para el emigrante. Esto crea una relación de dependencia estrecha respecto a la persona del “garante” o “padrino”. A fin de estar seguro de recuperar sus eventuales gastos, o sencillamente para beneficiarse al máximo de los y las emigrantes, esos qatarís confiscan la mayor parte de las veces el pasaporte de la persona así colocada bajo su tutela, privando a esta última de toda libertad de movimientos, así como de la posibilidad de abandonar el país.

Relación de dependencia

Una investigación de la prensa local ha confirmado que, según el 88% de los y las inmigrantes interrogados, los pasaportes eran así sistemáticamente retenidos. Lo que puede crear las condiciones de una situación de cuasi esclavitud o de una especie de servidumbre, sobre todo en el sector de trabajo doméstico en donde los peligros son aún mayores. Una situación así puede acompañarse de riesgo de malos tratos a la persona colocada en situación de dependencia.

En un informe publicado el 12 de junio de 2012, la organización Human Rights Watch ha reclamado un cambio de la legislación sobre los “apadrinamientos”. Sin consecuencias hasta ahora... Un futbolista francés, Zahir Belounis, ha sido víctima de estas prácticas. Fichado por un club de Qatar, se ha encontrado retenido como un prisionero, con su pasaporte confiscado, y su patrón haciéndole chantaje: no estaba dispuesto a restituirle su pasaporte más que si retiraba una denuncia por diferencias económicas.... Si un deportista francés de nivel internacional se convierte en víctima de tales prácticas, ¿qué se puede esperar que les ocurra a los trabajadores “anónimos” de países más pobres?

Los asalariados inmigrantes trabajan en sectores bien determinados, entre ellos la construcción (506.000 según un informe de julio de 2012), la asistencia domiciliaria (132.000 empleadas de hogar femeninas), y el pequeño comercio. Y esto cuando los “nacionales” son la mayor parte de las veces contratados en el sector financiero o en estructuras públicas. La perspectiva de ver a Qatar organizar la copa del mundo de fútbol en 2022 debería conducir, según una página sindicalista alemana, al reclutamiento de un millón de trabajadores inmigrantes suplementarios.

La ley qatarí permite organizarse en un sindicato (afiliado a la General Union of Workers of Qatar) en una empresa que emplee al menos a 100 qatarís... Pero todas las personas de nacionalidad extranjera están excluidas de ese derecho.

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