Txente Rekondo, analista internacional. En Tercera Información
La ofensiva del llamado Estado Islámico (EI) en Bashur (Kurdistán del sur) y el relativo fracaso de los Peshmerga, el genocidio contra los yazidíes muestran la faceta más delicada. En contraposición también hemos asistido a importantes movimientos en torno al futuro despueblo kurdo: el congreso sobre Islam en Diyarbakir, los recientes resultados electorales en las presidenciales turcas, la propuesta de referéndum en Bashur o la participación de diferentes grupos kurdos en la batalla contra el Estado Islámico.
Agosto se ha mostrado con toda su crudeza, con las fuerzas militares kurdas de Bashur, los Peshmerga, intentando hacer frente a una sorpresiva ofensiva del EI sobre el territorio kurdo en Bashur. Ese ataque islamista ha dejado tras de sí en una delicada situación a la percepción que se tenía en el pasado de las citadas fuerzas kurdas.
Algunas voces han querido añadir también otros factores que unidos a los anteriormente citados también han podido contribuir a esa situación, y que tal vez puedan marcar el futuro desarrollo de la región. Todo parece indicar que los peshmergas pueden haberse “dormido en los laureles” o han estado viviendo de rentas de su pasado.
Las actuales fuerzas kurdas que conforman los peshmergas no son las mismas que durante las décadas de los 60s y hasta los 80s mantuvieron importantes luchas contra los ejércitos iraquíes. Las importantes transformaciones que desde entonces han tenido lugar en Bashur, también han terminado afectando a los peshmergas.
Aquellos combatientes han dado paso a un nuevo tipo de recluta, que en su mayor parte no tienen mucha experiencia en “la lucha en las montañas” y han desarrollado un trabajo de policía más que el desarrollo de un ejército en todo su sentido. Además no hay que olvidar que otro condicionante clave de esas fuerzas es su todavía importante caracterización clánica, con sus fidelidades divididas entre la PUK de Talabani y el KDP de Barzani.
Pero también se han dado importantes pasos que pueden cimentar el futuro del pueblo kurdo. El pasado mes de mayo se celebró en la ciudad de Diyarbakir, Bakur (Kurdistan norte) el “Congreso Islam Democrático”, impulsado por el movimiento kurdo en Bakur, y que obedece a un llamamiento que Abdullah Ocalan realizó en noviembre pasado.
El PKK y otras organizaciones han tomado conciencia de la utilización que el gobierno turco, determinados sectores religiosos conservadores kurdos e incluso movimientos islamistas han venido haciendo del Islam. La experiencia del pasado, cuando Turquía utilizó grupos como Hezbollah (no confundir con la organización libanesa) contra el movimiento kurdo, o la reciente situación creada por el EI, tanto en Basur como en Rojava (Kurdistán oeste), así como el auge de nuevos movimientos salafistas dentro de Turquía, han determinado que el movimiento kurdo explore una lectura en clave cultural del Islam.
La utilización de las tesis de la llamada “carta de Medina”, una especie de texto constitucional escrito por el profeta Mahoma para la coexistencia pacífica con los no-musulmanes. El hecho de que fuera redactado directamente por el propio Mahoma constituye un serio argumento para enfrentar las interpretaciones de algunos grupos salafistas.
Otro aspecto importante, y que en el futuro puede incidir en el complicado proceso de paz entre el gobierno turco y el PKK, han sido las elecciones presidenciales en Turquía. El triunfo de Erdogan no despeja las incógnitas en torno a su postura an te el citado proceso, pero los excelentes resultados del candidato Una lectura diferente presenta el tercer candidato kurdo Selahattin Demirtas, que ha logrado arrasar en el territorio kurdo, pero que ha sabido atraer también votantes de diferentes zonas de Turquía, doblando los resultados de hace unos meses en las elecciones municipales y que puede representar una esperanza para una nueva generación en Turquía y en Bakur.
Pero tal vez el mayor avance en la lucha del pueblo kurdo estos días lo hemos visto con la unión de diferentes fuerzas para hacer frente al ataque del EI. Militantes del PKK, de las YPG y del PJAK (éstos de Rojhilat o Kurdistán este) han hecho frente a los jihadistas tras el inicial fracaso de los peshmergas.
Esta situación demuestra que la experiencia de estas organizaciones en las diferentes luchas que mantienen en sus territorios ha sido clave para mostrar al mismo tiempo la incapacidad que a día de hoy muestran las fuerzas de Barzani y Talabani. Tal vez por ello, ante el nuevo rumbo que puede tomar el Kurdistán en su conjunto, algunas cancillerías occidentales e han apresurado a ofrecer armamento a los peshmergas.
Este movimiento de tenacidad y solidaridad entre las organizaciones kurdas puede ser un primer paso para superar antiguas rencillas y sobre todo para comenzar a derrumbar las barreras físicas -fronteras- que Occidente impuso en su día al Kurdistán y que a día de hoy no quiere alterar, contando además para ello con el apoyo de los diferentes gobiernos regionales.
Finalmente, habría que analizar con mayor detenimiento la propuesta lanzada por algunas figuras kurdas en Bashur para realizar un referéndum de autodeterminación en el sur de Kurdistán. Las continuas disputas entre los dirigentes kurdos y Bagdad en diferentes temas pueden haber sido el detonante de esa propuesta, pero otras fuentes apuntan a la utilización estratégica de esos líderes kurdos para obtener mayor capacidad de gestión, pero en ningún caso estarían impulsando un nuevo diseño para un Kurdistán en su conjunto.
La actual situación desencadenada por la ofensiva islamista y las respuestas de todo tipo a ésta, por parte de actores locales, regionales e internacionales, contribuirá sin duda a complicar aún más cualquier lectura pausada y profunda en torno a la citada propuesta de referéndum.
Durante mucho tiempo la gente de Kurdistán ha venido repitiendo un viejo dicho: “los kurdos no tenemos más amigos que las montañas”, todavía esa frase rige buena parte de la realidad de ese pueblo, a pesar de recientes maniobras de algunos actores de la mal llamada comunidad internacional. Y por eso también, algunas voces kurdas ante el intento de genocidio de las comunidades yazidíes, han señalado que “Shingal representa el Leningrado kurdo”.
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