miércoles, 27 de marzo de 2013

La marcha del Foro Social en Túnez evidencia las contradicciones de la Primavera Árabe


Miles de personas venidas de todo el mundo recorren las calles de la capital tunecina en la apertura del encuentro mundial contra el neoliberalismo. La manifestación ha estado encabezada por los movimientos del Magreb, en los que coinciden los islamistas y la izquierda. 

Luis Giménez San Miguel

El grito de "Shughl, hurriya, karama wataniya" ("Trabajo, libertad, dignidad nacional") ha recorrido este martes las calles de la ciudad de Túnez en la apertura del Foro Social Mundial (FSM). Una multitudinaria marcha en la que se encontraban todos los movimientos árabes, tanto los que arrancaron en la primavera de 2011 como los nacionales, el palestino o el saharaui. Detrás, miles de banderas procedentes de todo el mundo ondeaban en protesta por las desigualdades sociales y de género, la guerra, la deuda, el cambio climático, la dictadura y la falta de derechos. Más de 4.500 organizaciones y colectivos de más de 130 países de los cinco continentes han venido a Túnez para participar en este encuentro con la convicción de que "otro mundo es posible". 

Nacido en Porto Alegre en 2001, el FSM se ha trasladado este año hasta la cuna de la Primavera Árabe como muestra de apoyo a los procesos de cambio que arrancaron cuando el joven tunecino Mohamed Bouazizi se inmoló prendiéndose fuego en diciembre de 2010. Si para los movimientos europeos este encuentro hace años que había perdido la importancia que tuvo una década atrás, esta ocasión ha servido para reunir en un mismo lugar a gran parte de los actores sociales que están protagonizando las revueltas populares en los países árabes. Sin embargo, en los levantamientos que pedían una mayor igualdad social, dignidad y la caída de los regímenes dictatoriales surge ahora la disputa entre izquierda e islamismo.

Encabezando la manifestación, cientos de jóvenes tunecinos gritaban por un futuro digno y reclamando continuar con la revolución frente al Gobierno islamista de Ennahad, al que acusan de haberla secuestrado y tratar de imponer un régimen religioso y autoritario. Thameur Siond es un joven de 19 años que participó en el levantamiento que acabó con la dictadura de Ben Alí y que desde entonces, pese a su corta edad, ha sido detenido en 13 ocasiones por participar en las protestas de los estudiantes de secundaria. "Los jóvenes seguimos sin trabajo y sin dignidad. Nosotros hicimos la revolución y acabamos con la dictadura y ahora gobiernan unos hombres que entonces estaban en Europa haciendo negocios" asegura. "Hoy hay gente de todo el mundo aquí, pero normalmente la Policía nos ataca con gases, detiene y tortura a los jóvenes que salimos a la calle con demandas sociales".

Familiares de los mártires muestran retratos de los que murieron en las protestas que derrocaron a Ben Ali. -L.G
Madres, esposas, hijos y hermanos de los llamados "mártires", los muertos en el levantamiento contra Ben Alí, han caminado pidiendo justicia por sus familiares con imágenes de sus rostros en las manos. También junto a ellos marchaban varios hombres mutilados, tuertos o en sillas de ruedas, víctimas de la violencia de las fuerzas de seguridad en las movilizaciones. Delante de la marcha, pero a una distancia desde la que los manifestantes no podían verles, se amontonaban varias furgonetas policiales llenas de agentes con la cara cubierta por pasamontañas y armados con rifles y escopetas. 

La masiva manifestación ha sido una muestra de fuerza de los movimientos árabes. Sin embargo, más allá del grito pidiendo dignidad frente a los países occidentales y honor a los mártires, en la marcha se han cruzado todos los ejes que dividen a los pueblos árabes desde el comienzo de las revueltas. Entre los propios tunecinos, mayoría en la manifestación, podía escucharse La Internacional al mismo tiempo que "Lā ilaha illā-llāh wa-Muhammad rasulu-llah" ("No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta"). Banderas sirias de Al Asad a escasos metros de la que portan los rebeldes; salafistas libios y feministas egipcias; saharauis del Frente Polisario y marroquíes que gritaban por la unidad nacional frente al independentismo. 

"La de Siria es una guerra religiosa. El mundo árabe es un sólo un territorio, con la misma sharia, el mismo idioma y por eso hay gente que se va a luchar a Siria", asegura Mohamed, un manifestante tunecino que no quiere dar su apellido y que afirma que prefiere quedarse en su país para difundir el mensaje de la yihad entre su pueblo. En otro lado de la misma manifestación está Mohamed Smur, dirigente de Watad, el partido de Chukri Belaid, líder del Frente Popular que fue asesinado por los islamistas el mes pasado. Asegura que "al Foro no acuden las fuerzas progubernamentales. No participan porque no van con los principios del FSM, que lucha contra las dictaduras, las guerras y el imperialismo. Para la izquierda esta es una ocasión para aprender de otras naciones".

Una mujer cruza la calle, repleta de policías, durante la manifestación del FSM. - L.G
Pero si hay una reivindicación que unea todos los participantes es sin duda la causa Palestina. A lo largo de la manifestación cientos de banderas con los colores nacionales palestinos ondeaban y se repetían los gritos a favor de su lucha contra el Estado de Israel. El joven Siond, afín al Frente Popular de Túnez, se mostraba convencido de que la izquierda es la única ideología capaz de unir a todos los países árabes para "acabar con el sionismo". Cambiando socialismo por yihad, la misma idea que tienen los islamistas. 

La manifestación se cerró en el pabellón de la Ciudad Olímpica. Este miércoles comienza el Foro con más de 1.000 talleres, 70 conciertos, un centenar de proyecciones y 50 exposiciones. Las jornadas de debate más importantes tendrán lugar del 27 al 29 de marzo en la Universidad El Manar de la capital, mientras que el cierre del FSM se desarrollará el día 30, con  una marcha en apoyo a Palestina con ocasión del Día de la Tierra. 

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