El 14 de abril los venezolanos votan un nuevo presidente
Todas las previsiones apuntan que Maduro será el nuevo presidente de Venezuela. El heredero de Hugo Chávez se enfrenta a importantes retos políticos y sociales.
Decio Machado, Quito (Ecuador). En periódico Diagonal
Foto: Comitiva del funeral de Chávez en Caracas en el barrio 23 de enero (Gabriela Rodríguez)
Foto: Comitiva del funeral de Chávez en Caracas en el barrio 23 de enero (Gabriela Rodríguez)
El Consejo Nacional Electoral (CNE), a través de su titular, Tibisay Lucena, anunció el 10 de marzo en Caracas la celebración de elecciones presidenciales el próximo 14 de abril.
Para la mayoría de analistas de la región, dicha campaña comenzó en
realidad el 5 de marzo, fecha en la que falleció el presidente Hugo
Chávez. Quizás por ello no ha habido acto de homenaje al difundo líder
que no fuera presidido por Nicolás Maduro, lo que ha servido para
posicionarle como sucesor del fallecido mandatario.
El Ejecutivo tiene prisa por estabilizar cuanto antes la situación.
Así lo considera Olga Ulianova, académica de la Universidad de Santiago
de Chile, quien afirma que al chavismo le interesa que los comicios sean cuanto antes, con el fin de aprovechar la ola de simpatía
que se ha generado a raíz de la muerte de su líder.“Chávez, lo juro, mi
voto es pa’ Maduro!”, ha sido la consigna lanzada por el Gobierno
durante toda la semana siguiente a la muerte del mandatario.
Maduro dijo, al presentar su candidatura ante el CNE, que votar por él será hacerlo por Hugo Chávez, cuyo nombre utilizará como denominación de su comando de campaña. Pero “el candidato no es Maduro, el candidato es Chávez y eso hay que tenerlo claro. La simbología es Chávez, y se vota por Maduro por su juramento de serle fiel”, manifiesta el consultor político Edgard Gutiérrez. El Gobierno nacional aprovechó el “efecto luto”, mientras sus distintas fracciones han cerrado filas, algo que les ha permitido reinterpretar a medida la Constitución, invistiendo a Maduro como presidente “encargado” con todas las prerrogativas de un presidente electo. Parece evidente que el actual presidente en funciones ganará las próximas elecciones, pues lo elegirán los votos de Chávez, lo que a su vez le convierte en el principal foco de las tensiones que puedan estar por llegar.
¿Tiene futuro el chavismo sin Chávez? Según Juan José Gómez, analista venezolano, “es muy probable que el proceso de cambios sufra una reversión total o por lo menos una desaceleración importante que lo hará inviable con el paso del tiempo”. Gómez considera que “no existe una estructura que le permita al pueblo asumir las riendas de los espacios que supuestamente ha conquistado”, lo que le deja a merced de una burocracia que se ha sustituido a la antigua clase dirigente denominada ‘adeco copeyana’, “perfeccionando las nefastas prácticas que corrompieron a toda la estructura del Estado”.
Los cambios reales se visualizarán a medio y a largo plazo”, afirma Olga Ulianova, quien considera que los apoyos son muy diversos. Entre ellos destaca el de las Fuerzas Armadas, que se mantienen fieles al Gobierno al estar “encuadradas en el proyecto desarrollista”.
Oscar Lucién, docente de la Universidad Central de Venezuela, opina que “Maduro deberá tratar de abrirse camino primero cobijándose bajo la sombra de Chávez y luego llevándola a cuestas”, y considera que en el interior del PSUV, el delfín del régimen es catalogado como un dirigente sin talante político, carente de estrategia y carisma. Habrá problemas para mantener la unidad, afirma el sociólogo chileno Patricio Navia, pues “el chavismo se ha sostenido sobre todo en la acción del Estado más que en una organización partidaria como el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Dentro del chavismo conviven muchos grupos entre los que destacan IPC, Juan Bimba, CRV, Vanguardia Bicentenaria y muchos otros”, explica Navia.
Es un hecho para los conocedores de la política venezolana, que algunas de las fuerzas aliadas al Gobierno en la actualidad discuten sobre la posibilidad de tener su propia autonomía y defender sus tesis al margen de los alineamientos del Ejecutivo. Este el caso del Partido Comunista, quien respecto a las últimas acciones manifiesta a través de su secretario general Óscar Figuera: “Planteamos nuestra preocupación por las medidas económicas que han comenzado a aplicarse y que afectan al pueblo, no atienden los problemas del modelo económico, ni apuntan a su transformación”.
Tras su previsible triunfo electoral, Maduro deberá sortear tres grandes retos para conservar el respaldo popular y la legitimidad al interior de la alianza chavista: mantener y mejorar las condiciones de vida de los venezolanos ante una situación económica preocupante; definir el uso de los recursos petroleros para financiar sus programas sociales en el interior del país; y renegociar la deuda contraída con China. Respecto a lo último, cabe reseñar que Venezuela ha contraído créditos con el gigante asiático por un valor superior a 40.000 millones de dólares desde el 2008 hasta la fecha.
Cuando las tensiones políticas afloren dentro del chavismo –situación que deberá ser paliada en parte a través del reparto de poderes en el futuro Gobierno–, es fácil que se produzcan conflictos entre los diversos sectores. Será entonces cuando el Ejército buscará ubicarse según intereses internos, políticos y materiales. Quizás por eso Maduro los ha incorporado a lo que llama “la Dirección Político Militar de la Revolución Bolivariana”, condición a la que Chávez nunca se refirió. La situación no será fácil para un Gobierno que, si bien va a ganar las elecciones, no va a contar con la legitimidad y autoridad que antes ejercía el difunto presidente Hugo Chávez.
Maduro dijo, al presentar su candidatura ante el CNE, que votar por él será hacerlo por Hugo Chávez, cuyo nombre utilizará como denominación de su comando de campaña. Pero “el candidato no es Maduro, el candidato es Chávez y eso hay que tenerlo claro. La simbología es Chávez, y se vota por Maduro por su juramento de serle fiel”, manifiesta el consultor político Edgard Gutiérrez. El Gobierno nacional aprovechó el “efecto luto”, mientras sus distintas fracciones han cerrado filas, algo que les ha permitido reinterpretar a medida la Constitución, invistiendo a Maduro como presidente “encargado” con todas las prerrogativas de un presidente electo. Parece evidente que el actual presidente en funciones ganará las próximas elecciones, pues lo elegirán los votos de Chávez, lo que a su vez le convierte en el principal foco de las tensiones que puedan estar por llegar.
¿Tiene futuro el chavismo sin Chávez? Según Juan José Gómez, analista venezolano, “es muy probable que el proceso de cambios sufra una reversión total o por lo menos una desaceleración importante que lo hará inviable con el paso del tiempo”. Gómez considera que “no existe una estructura que le permita al pueblo asumir las riendas de los espacios que supuestamente ha conquistado”, lo que le deja a merced de una burocracia que se ha sustituido a la antigua clase dirigente denominada ‘adeco copeyana’, “perfeccionando las nefastas prácticas que corrompieron a toda la estructura del Estado”.
Los cambios reales se visualizarán a medio y a largo plazo”, afirma Olga Ulianova, quien considera que los apoyos son muy diversos. Entre ellos destaca el de las Fuerzas Armadas, que se mantienen fieles al Gobierno al estar “encuadradas en el proyecto desarrollista”.
Las familias políticas
De igual manera, prosigue, “hay un importante aparato estatal, que no son solamente burócratas, sino trabajadores en las funciones más diversas de las empresas estatales, que están interesados en la continuidad del Ejecutivo”. Sin embargo, si el nuevo Gobierno no es capaz de mantener la redistribución de la riqueza generada por el chavismo, “se pueden crear espacios de descontento” y “deslegitimación”.Oscar Lucién, docente de la Universidad Central de Venezuela, opina que “Maduro deberá tratar de abrirse camino primero cobijándose bajo la sombra de Chávez y luego llevándola a cuestas”, y considera que en el interior del PSUV, el delfín del régimen es catalogado como un dirigente sin talante político, carente de estrategia y carisma. Habrá problemas para mantener la unidad, afirma el sociólogo chileno Patricio Navia, pues “el chavismo se ha sostenido sobre todo en la acción del Estado más que en una organización partidaria como el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Dentro del chavismo conviven muchos grupos entre los que destacan IPC, Juan Bimba, CRV, Vanguardia Bicentenaria y muchos otros”, explica Navia.
Es un hecho para los conocedores de la política venezolana, que algunas de las fuerzas aliadas al Gobierno en la actualidad discuten sobre la posibilidad de tener su propia autonomía y defender sus tesis al margen de los alineamientos del Ejecutivo. Este el caso del Partido Comunista, quien respecto a las últimas acciones manifiesta a través de su secretario general Óscar Figuera: “Planteamos nuestra preocupación por las medidas económicas que han comenzado a aplicarse y que afectan al pueblo, no atienden los problemas del modelo económico, ni apuntan a su transformación”.
Tras su previsible triunfo electoral, Maduro deberá sortear tres grandes retos para conservar el respaldo popular y la legitimidad al interior de la alianza chavista: mantener y mejorar las condiciones de vida de los venezolanos ante una situación económica preocupante; definir el uso de los recursos petroleros para financiar sus programas sociales en el interior del país; y renegociar la deuda contraída con China. Respecto a lo último, cabe reseñar que Venezuela ha contraído créditos con el gigante asiático por un valor superior a 40.000 millones de dólares desde el 2008 hasta la fecha.
Cuando las tensiones políticas afloren dentro del chavismo –situación que deberá ser paliada en parte a través del reparto de poderes en el futuro Gobierno–, es fácil que se produzcan conflictos entre los diversos sectores. Será entonces cuando el Ejército buscará ubicarse según intereses internos, políticos y materiales. Quizás por eso Maduro los ha incorporado a lo que llama “la Dirección Político Militar de la Revolución Bolivariana”, condición a la que Chávez nunca se refirió. La situación no será fácil para un Gobierno que, si bien va a ganar las elecciones, no va a contar con la legitimidad y autoridad que antes ejercía el difunto presidente Hugo Chávez.
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